lunes, 20 de agosto de 2018

La Boca del Rio Watter de Bram Stocker

    Abraham “Bram” Stoker nació el 8 de noviembre de 1847, y murió el 20 de abril de 1912, a la edad de 64 años. Stoker fue un autor irlandés, mejor conocido hoy por su novela gótica de 1897, Drácula. Durante su vida, fue mejor conocido como el asistente personal del actor Sir Henry Irving, y gerente de negocios del Lyceum Theatre en Londres, propiedad de Irving.
Primeros Años
     Stoker nació el 8 de noviembre de 1847 en el numero15 de Marino Crescent, Clontarf, en el lado norte de Dublín, Irlanda. Sus padres fueron Abraham Stoker (1799-1876) originario de Dublín, y Charlotte Mathilda Blake Thornley (1818-1901), quien se crió en el condado de Sligo. Stoker era el tercero de siete hijos, de quien el mayor de los cuales era Sir Thornley Stoker, primer Baron. Abraham y Charlotte eran miembros de la Parroquia de Clontarf de la Iglesia de Irlanda y asistieron a la iglesia parroquial con sus hijos, que fueron bautizados allí, y Abraham era un funcionario de alto rango.
     Stoker estuvo postrado en cama con una enfermedad desconocida hasta que comenzó la escuela a la edad de siete años, cuando se recuperó por completo. De esta época, Stoker escribió: “yo era de naturaleza reflexiva, y el tiempo libre de la larga enfermedad, me dio la oportunidad para muchos pensamientos, los cuales fueron fructíferos, en función de su tipo, en años posteriores.” Fue educado en una escuela privada dirigida por el reverendo William Woods.
     Después de su recuperación, Stoker creció sin enfermedades graves adicionales, incluso sobresaliendo como atleta (fue nombrado Atleta de la Universidad, participando en múltiples deportes) en el Trinity College de Dublín, al que asistió desde 1864 hasta 1870. Se graduó con una licenciatura en 1870 , y logró su maestría en 1875. Aunque más tarde en su vida recordó haberse graduado “con honores en matemáticas,” esto parece haber sido un error. Fue auditor de la Sociedad Histórica del Colegio (The Hist) y presidente de la Sociedad Filosófica de la Universidad, donde su primer trabajo fue, “Sobre Sensacionalismo en Ficción y Sociedad.”
Carrera Temprana
     Stoker se interesó en el teatro cuando era estudiante, a través de su amigo el Dr. Maunsell. Se convirtió en el crítico teatral del Dublin Evening Mail, de quien era co-propietario Sheridan Le Fanu, un autor de cuentos góticos. Los críticos de teatro eran tenidos en baja estima, pero Stoker atrajo la atención por la calidad de sus críticas.
     En diciembre de 1876, dio una crítica favorable de Hamlet de Henry Irving en el Teatro Real de Dublín. Irving invitó a Stoker a cenar al Hotel Shelbourne donde se hospedaba, y se hicieron amigos. Stoker también escribió los cuentos, y la “Copa de Cristal” fue publicada por la London Society en 1872, seguida de “La Cadena del Destino” en cuatro partes en, “El Trebol” (The Shamrock.) En 1876, mientras era funcionario de Dublín, Stoker escribió el libro de no ficción, “Los Deberes el Secretario de Petty Sessions en Irlanda,” (publicado en 1879), la cual siguió siendo una obra modelo. Además, Stoker poseía un interés en el arte y fue fundador del Dublin Sketching Club en 1879.
Teatro Liceo
    En 1878 Stoker se casó con Florence Balcombe, hija del teniente coronel James Balcombe de 1 Marino Crescent. Ella era una belleza célebre, cuyo antiguo pretendiente había sido Oscar Wilde. Stoker conocía a Wilde en sus días de estudiante, y le propuso que fuera miembro de la Sociedad Filosófica de la universidad cuando él era presidente. Wilde estaba molesto por la decisión tomada por Florence, pero luego Stoker retomó su amistad, y después de la caída social de Wilde, Stoker lo visitó en el continente.
Los Stokers se mudaron a Londres, donde Stoker se convirtió en gerente en funciones y luego gerente de negocios del Irving's Lyceum Theatre, de Londres, cargo que ocupó durante 27 años.
     El 31 de diciembre de 1879, nació el único hijo de Bram y Florence, un hijo al que bautizaron con el nombre de Irving Noel Thornley Stoker. La colaboración con Henry Irving fue importante para Stoker y, a través de él, se involucró en la alta sociedad londinense, donde conoció a James Abbott McNeill Whistler y Sir Arthur Conan Doyle, con quien estaba emparentado lejanamente. Trabajar para Irving, el actor más famoso de su época, y dirigir uno de los teatros más exitosos de Londres, hizo de Stoker un hombre notable, pero muy ocupado. Stoker estaba dedicado a Irving, y sus memorias muestran que lo idolatraba. En Londres, Stoker también conoció al novelista británico, Hall Caine, quien se convirtió en uno de sus amigos más cercanos: le dedicó Drácula.
     En el curso de las giras de Irving, Stoker viajó por el mundo, aunque nunca visitó Europa del Este, escenario de su novela más famosa. Stoker disfrutó de los Estados Unidos, donde Irving era popular. Con Irving fue invitado dos veces a la Casa Blanca, y conoció a William McKinley y Theodore Roosevelt. Stoker montó dos de sus novelas allí, usando a estadounidenses como personajes, siendo la más notable Quincey Morris. También conoció a uno de sus ídolos literarios, Walt Whitman.
Escritos
     Stoker visitó la ciudad costera inglesa de Whitby en 1890, y se dice que esa visita, fue parte de la inspiración para su novela, Drácula. Stoker comenzó a escribir novelas mientras trabajaba como gerente de Henry Irving, y secretario y director del Lyceum Theatre de Londres, comenzando con The Snake's Passin 1890 y Dracula en 1897. Durante este período, Stoker formó parte del equipo literario de, The Daily Telegraph en Londres, y escribió otras obras de ficción, incluidas las novelas de terror, La Dama de la Sábana Santa (1909) y La Guarida del Gusano Blanco (1911).
     Stoker publicó sus “Recuerdos Personales de Henry Irving” en 1906, después de la muerte de Irving, que tuvo éxito, y dirigió producciones del mismo en el Prince of Wales Theatre.
Antes de escribir a Drácula, Stoker conoció a Ármin Vámbéry, un escritor y viajero húngaro. Drácula probablemente surgió de las oscuras historias de Vámbéry sobre las montañas de los Cárpatos. Stoker pasó varios años investigando el folklore europeo y las historias mitológicas de vampiros.
     El libro de 1972, En Busca de Drácula, de Radu Florescu y Raymond McNally, afirmaba que el conde en la novela de Stoker, estaba basado en Vlad III Dracula. A lo sumo, sin embargo, Stoker tomó prestado solo el nombre y “restos de información esparcida” sobre la historia rumana, según una experta, Elizabeth Miller. Aunque también, no hay comentarios sobre Vlad III en las notas de trabajo del autor.
     Drácula es una novela epistolar, escrita como una colección de ingresos de diario realistas, pero completamente ficticios, telegramas, cartas, registros de barcos y recortes de periódicos, todo lo cual agregó un nivel de realismo detallado a la historia, una habilidad que Stoker había desarrollado como un periodista. En el momento de su publicación, Drácula era considerada una “franca novela de terror” basada en creaciones imaginarias de la vida sobrenatural. “Dio forma a una fantasía universal ... y se convirtió en parte de la cultura popular.”
     Stoker era un hombre cuya vida era profundamente privada e intima, pero su matrimonio casi sin sexo, la intensa adoración hacia Walt Whitman, Henry Irving, y Hall Caine, y además, los intereses compartidos con Oscar Wilde, así como los aspectos homoeróticos de Drácula, han llevado a la especulación académica de que Stoker era un homosexual reprimido, que utilizó su ficción como un escape para sus frustraciones sexuales.
     En 1912, Stoker exigió el encarcelamiento de todos los autores homosexuales en Gran Bretaña: se ha sugerido que esto se debió a la auto desprecio, y a un inténto por ocultar su propia vulnerabilidad. Posiblemente temeroso, e impulsado por la imagen monstruosa y la amenaza de otredad que generó la cobertura de prensa, de los juicios de su amigo Oscar Wilde, Stoker comenzó a escribir a Drácula, curiosamente solo semanas después de la condena de Wilde.
Según la Encyclopedia of World Biography, las historias de Stoker se clasifican hoy en día, en las categorías de historias de, “ficción de terror,” “Góticas románticas” y “Melodramáticas.” Sus obras se clasifican junto a “obras de ficción popular,” tales como Frankenstein,  de Mary Shelley, quien también utilizó el método de “creación de mitos” e historias para contar con múltiples narradores, contando la misma historia, desde diferentes perspectivas, según el historiador Jules Zanger. “ ‘No todos pueden estar mintiendo’, piensa el lector.”
     Se creía que el manuscrito original de 541 páginas de Drácula se había perdido, hasta que fue encontrado en un granero en el noroeste de Pennsylvania, a principios de la década de 1980. Consistía en hojas mecanografiadas con muchas enmiendas, y un titulo manuscrito cuya leyenda era, “EL NO-MUERTO.” El nombre del autor se mostraba en la parte inferior como Bram Stoker. El autor Robert Latham comentó: “Es curioso que la novela de terror más famosa que se haya publicado, sucedió que su título cambió en el último minuto.” El cofundador de Microsoft, Paul Allen, compró el manuscrito.
     Las inspiraciones de Stoker para la historia, además de Whitby, pueden haber incluido una visita al Castillo de Slains en Aberdeenshire, una visita a las criptas de la Iglesia de San Michan en Dublín, y la novela Carmilla de Sheridan Le Fanu.
Las notas de investigación originales de Stoker para la novela son conservadas por el Rosenbach Museum and Library en Filadelfia. Una edición facsímil de las notas fue creada por Elizabeth Miller y Robert Eighteen-Bisang en 1998.
Muerte
     Después de sufrir varios derrames cerebrales, Stoker murió en el número 26 de St George's Square, en Londres, el 20 de abril de 1912. Algunos biógrafos atribuyen la causa de la muerte a la sífilis terciaria, otros al exceso de trabajo. Stoker fue incinerado, y sus cenizas fueron colocadas en una urna de exhibición en Golders Green Crematorium, en el norte de Londres. Las cenizas de Irving Noel Stoker, el hijo del autor, se agregaron a la urna de su padre, después de su muerte en 1961. El plan original había sido mantener juntas las cenizas de sus padres, pero después de la muerte de Florence Stoker, sus cenizas se dispersaron en, The Gardens of Rest, (Los Jardines del Descanso.)
Filosofia y Creencias
     Stoker fue criado como protestante en la Iglesia de Irlanda. Fue un gran defensor del Partido Liberal y se interesó mucho por los asuntos irlandeses. Como un “gobernante filosófico del hogar.” apoyó el Home Rule para Irlanda provocado por medios pacíficos. Siguió siendo un ardiente monárquico que creía que Irlanda debería permanecer dentro del Imperio Británico, una entidad que él veía como una fuerza para el bien. Era un admirador del primer ministro William Ewart Gladstone, a quien conocía personalmente, y apoyaba sus planes para Irlanda.
     Stoker creía en el progreso y tenía un gran interés en la ciencia y la medicina basada en la ciencia. Algunas novelas de Stoker representan ejemplos tempranos de ciencia ficción, como, La Dama de la Sábana Santa (1909). Tenía un interés de escritor en lo oculto, especialmente en el mesmerismo, pero despreciaba el fraude y creía en la superioridad del método científico sobre la superstición. Stoker contó entre sus amigos a J. W. Brodie-Innis, miembro de la Orden Hermética de la Aurora Dorada, y contrató a la también miembro, Pamela Colman Smith, como artista para el Lyceum Theatre, pero no hay evidencia que sugiera que Stoker alguna vez se haya unido a la Orden.
Póstumo
     La colección de cuentos Dracula's Guest y Other Weird Stories fue publicada en 1914 por la viuda de Stoker, Florence Stoker, quien también fue su ejecutor literario. La primera adaptación cinematográfica de Drácula fue Nosferatu, de F. W. Murnau, estrenada en 1922, con Max Schreck como Count Orlok. Florence Stoker eventualmente demandó a los cineastas, y fue representada por los abogados de la Sociedad Británica de Autores. Su principal queja legal era que no se le había pedido permiso para la adaptación, ni había pagado ninguna regalía.
     El caso se prolongó durante algunos años, con la Sra. Stoker exigiendo la destrucción del negativo y todas las impresiones de la película. La demanda finalmente se resolvió a favor de la viuda en julio de 1925. Sin embargo, una sola impresión de la película sobrevivió y se la conoce bien. La primera versión cinematográfica autorizada de Drácula no se produjo hasta casi una década después, cuando Universal Studios lanzó Dracula de Tod Browning, protagonizada por Bela Lugosi. (Wikipedia Ingles.)

“The Watter's Mou,” es una novela de Bram Stoker, publicada por primera vez en 1895. Es la historia de una mujer que está enamorada de un hombre, cuyo trabajo es detener el contrabando de pescadores pobres como su padre de ella. (Wikipedia Ingles.)
La Boca del Rio Watter
de Bram Stocker
     En las costas de Aberdeen, Escocia, se encuentra el pequeño puerto de Port Errol. El encargado del resguardo militar del lugar era William Barrow, un joven marineo que había ganado el puesto por su reconocida integridad. Mientras terminaba su jornada, William pensó, “Todo está tranquilo. Creo que puedo tomarme un descanso, e ir a visitar a Maggie.”
     William guardó sus binoculares, y fue a la recamara de la pequeña estación de vigilancia, pensando, “Siento que cada día la ámo más. Cuando sea mi esposa, seré el hombre más feliz del mundo.” William tomó su abrigo, y pensó, “Si pudiera, me casaría con ella ahora mismo, pero con mi escaso sueldo, no me alcanzaría  para mantenerla.” William salió de la estación, pensado, “Tengo la esperanza de ser ascendido pronto, y entonces ya nada impedirá nuestra unión.”
     Pensando en su amada, William llegó al poblado de pescadores, y se dirigió a una pequeña casa. Una hermosa señorita, salió a recibirlo, diciendo, “¡Willy, qué alegría! Hace dos días que no venias a verme.” William le dijo, “Me discúlpo, cariño. Actualmente estoy solo en la estación, a cargo de la vigilancia.” Maggie lo invitó a pasar, y a continuación, ambos se sentaron en la mesa del comedor. Entonces, Maggie le preguntó, “¿Y tu ayudante?” William le dijo, “Enfermó, y hubo que llevarlo al hospital. Pedí un suplente, pero hay escasez de personal.” Al observar su semblante, Maggie le dijo, “Te ves cansado.” William dijo, “Sí, he pasado las ultimas noche prácticamente sin dormir.”
     Ambos se sentaron a la mesa, y Maggie le dijo, “Puedes enfermar, no deberías…” William dijo, “Es mi trabajo. Tengo que estar alerta, e impedir que los contrabandistas desembarquen su mercadería en la costa. Port Errol es el lugar más adecuado para ello, por las muchas bahías y ensenadas que tiene.” Maggie le dijo, “Willy, temo por ti. Esos hombres no se detienen ante nada.” William le dijo, “Puedes estar tranquila. Siempre estoy armado mientras esté a cargo de la vigilancia, no lograrán sus propósitos.” Maggie le dijo, “De todas formas…” William dijo, “No te preocupes…¿Y tu padre y hermanos?”
     Ella dijo, “Seguro no tardan en llegar. Espero que esta vez hallan tenido suerte.” William le dijo, “Les ha ido mal esta temporada, ¿Verdad?” Ella dijo, “Sí, no han tenido buena pesca. No han logrado atrapar ni la mitad de los arenques de las otras embarcaciones.” William dijo, “Es una lástima. La estación de pesca terminará pronto.”  Maggie dijo, “¡Pobre papá! Todo le ha salido mal últimamente. Tuvo que pedir  dinero prestado para comprar redes y arreglar la barca. Ahora no podrá pagar ese préstamo, y temo que vaya a perder su embarcación.” William dijo, “Si él les explica su problema, seguro esperarán a que reúna el dinero. Tu padre tiene fama de honesto y todos lo estiman.” Ella dijo, “No creo que lo esperen. El acreedor es Salomón Mendoza.” William reaccionó con sorpresa, y dijo, “¡Ese sinvergüenza! Todos saben que es dueño de un centenar de embarcaciones, las cuales ha quitado a sus dueños de esa forma.” Maggie dijo, “Papá está muy preocupado. Hace un mes empezó a recibir una serie de cartas de ese hombre.” William dijo, “¿Cobrándole la deuda?”
     Ella dijo, “Imagíno que sí. La semana pasada le envió un telegrama, pidiéndole que fuera a verlo a Peterhead.” William dijo, “¿Y tu padre acudió?” Ella dijo, “Sí, regresó silencioso y triste. Desde entonces lo veo muy decaído y preocupado.” William dijo, “Si yo pudiera ayudarlo, pero solo tengo mi sueldo que apenas me alcanza.” Ella le dijo, “Te lo agradezco, pero la deuda ha aumentado mucho con los intereses. No podremos pagarla.” William le dijo, “¿Por qué recurrió a ese hombre sabiendo que es un pillo?” Ella dijo, “Mi padre creyó que le iría bien y nadie más tenía dinero para prestarle…¡Oh, creo que ya llegan!”
     Dos hombre robustos y jóvenes entraron a la casa. Uno de ellos dijo, “¡Oh, estas aquí, Willy!¿Qué tal?” Willy dijo, “Andrew, Neil, ¿Cómo les fue?” Neil dijo, “Mal, al parecer. La suerte nos ha abandonado definitivamente.” Andrew dijo, “En cambio, los demás hicieron una pesca tan abundante que el precio del arenque se fue al suelo.” Maggie dijo, “¿Y papá?” Andrew dijo, “Se quedó en el puerto. Está muy abatido. Dijo que tenía que hablar con alguien.”  Tras un silencio, Andrew continuó, “Es muy injusto lo que nos sucede. Trabajamos de sol a sombra, y estamos a punto de perder la barca.” Maggie dijo, “No lo digas, Andrew, papá se moriría de tristeza.” Neil dijo, “No lo voy a permitir. No importa lo que hagamos, pero la conservaremos…¿Cómo va tu trabajo, Willy?” Willy dijo, “Por el momento tranquilo, pero no me fío. Debo estar siempre alerta.”
     William y los tres hermanos estuvieron platicando un momento, y de pronto, Maggie exclamó, “¡Papá, que bueno que ya ha llegado!” Un hombre de barba y edad avanzada dijo, “¡Hola, Maggie…! Me da gusto verte, Willy.” Willy le dijo, “A mí también, Tom.” Maggie dijo, “Te estábamos esperando para merendar, está todo listo.”
     En la mesa, el pescador Tom se mantuvo callado y taciturno. Entonces Neil dijo, “Mañana se casan Alice McDonald y Thomas Keith.” Willy agregó, “Han invitado a todo Port Erroll y gente de otros lugares. ¿Ustedes irán a la fiesta , verdad?” Tom dijo, “No, mañana temprano nos haremos a la mar. Hay que aprovechar los últimos días de la temporada de pesca.” William dijo, “Qué pena porque será todo un acontecimiento.” Andrew dijo, “El viejo McDonald se gastará una fortuna. Claro, Alice es su única hija.” Neil agregó, “Para ser solo el dueño de la posada tiene demasiado dinero.” Maggie dijo, “Se dice que el coñac que sirve, llega a sus manos sin haber pasado por la aduana.” William agregó, “Y también desde que es amigo de Salomón Mendoza, no se cree que sus negocios sean limpios.” Tom dio un golpe en la mesa con su puño y dijo, “¡Basta! A nadie le constan esas habladurías.” William agregó, “Parece que son más que eso. Las autoridades observan muy de cercas a McDonald y yo no le quito los ojos de encima.” Tom, quien ya se había levantado de la mesa, dijo, “Pues haces mal. Es solo un comerciante…mejor me voy a descansar , saldremos antes del amanecer.”
     Después de cenar, Maggie levantó los platos y dijo, “Pobre padre. Sus preocupaciones le hacen actuar así. Él siempre ha sido tan tranquilo.” Andrew dijo, “¡Ese maldito dinero! Estamos llenos de deudas y no tenemos con qué pagarlas.” Neil dijo, “¡Cálmate, Andrew! Ven, vamos a hablar con papá…sabemos que podría haber una solución…” William pensó, “Ojalá así sea. Las cosas están muy feas para la familia de Maggie.” William se levantó, y dijo a Maggie, “Ya es tarde. Debo regresar al trabajo.” Maggie dijo, “¿Vendrás mañana por mí? Ya sabes que la boda no será en la posada, esta es pequeña, y no cabe toda la gente que han invitado.” William le dijo, “Sí, harán la fiesta en el local que Beogrie acaba de construir, cerca de la Boca del Rio Watter; está bastante lejos del pueblo.” Maggie le dijo, “Creo que es muy grande. Según parece, allí va a guardar el grano y las mercaderías que vende en su tienda.” William le dijo, “Ese es otro al que hay que vigilar. No sé por qué, pero esa construcción en un lugar tan apartado, me hace sospechar.”
     Maggie le dijo, “Willy, no debes dudar de todo el mundo. Sé que tu trabajo te induce a ello, pero son buenos vecinos.” William le dijo, “Querida, gracias a la estrecha vigilancia que hago, el contrabando en esta zona ha disminuido, y estoy dispuesto a acabar con él.” Maggie dijo, “Y eso me llena de terror. Estas exponiendo tu vida.” William dijo, “Olvidemos este asunto…te ves tan linda, jamás me canso de mirarte. Quisiera que fuéramos nosotros los que se casarán mañana.” Maggie dijo, “Yo también pero aún debemos esperar. ¡Qué triste es ser pobres, Willy!” William la tomó de la cintura, y le dijo, “Tenemos algo más importante que el dinero: nuestro amor.” Ella dijo, “Es cierto. Te quiero tanto que sin ti no podría vivir.” Ambos se besaron. Como todos los enamorados, soñaban con unas felicidad eterna y maravillosa.
    Momentos después, el joven salía de la casa y regresaba a su puesto de vigilancia. William pensó, “Esta soplando un fuerte viento, lo que significa presagio de mal tiempo. El barómetro ha bajado mucho entre ayer y hoy. Me temo que tendremos tempestad.” Toda la noche la costa fue azotada por fuertes ráfagas de viento. Al día siguiente, William bajó de su cabaña de vigilancia y se acercó a la costa, pensado, “No me equivoqué al suponer que tendremos tormenta. Segura se desencadenará antes de la noche. Por mi mejor. Eso mantendrá a distancia a los contrabandistas y podre asistir a la boda tranquilo. Hace mucho que Maggie y yo no bailamos juntos. Me siento feliz cuando la tengo en mis brazos. Ya es tiempo de ir al telégrafo a ver si hay algún mensaje de mis superiores.”
     Poco después, un hombre de edad madura abordaba a William, quien caminaba por el pueblo, y le decía, “¡Hey Willy, espero que no faltes a la boda de mi hija!” Willy, quien lo vio a la distancia, le contestó en voz alta, “No, McDonald. Solo si mi trabajo me lo impidiera…” El señor McDonald se acercó y le dijo, “No admito excusas. Me sentiré ofendido si no asistes.”  Sin embargo, Willy le contestó, “Créame que no me gustaría perderme una fiesta tan importante, pero mis obligaciones están primero.” McDonald le dijo, “Con el tiempo que se avecina, no es necesario que vigiles. Ninguna embarcación se atrevería a acercarse a la costa.” 
     William le dijo, “Eso es cierto, pero nunca se sabe…” McDonald lo interrumpió, y dijo, “Olvídate de todo por unas horas. Me han dicho que eres un gran bailarín. Me gustaría comprobarlo.” William le dijo, “Le demostraré que no le mintieron. Teniendo a Maggie como pareja, le asegúro que no habrá quien nos haga sombra.”  McDonald colocó su mano en el hombro de Willy y le dijo, “Entonces, hasta la noche. Espero que seas el primero en llegar y el ultimo en irte.” William le dijo, “Espero que así sea. Me despido. Lo veo pronto, señor McDonald.”
     Contento, pensando con deleite en el baile, William se dirigió al telégrafo. Una vez allí, William dijo, a la encargada, “Buenos días, Bella. ¿Hay algo para mí?” La mujer tras mostrador dijo, “Sí, acaba de llegar un telegrama.” La mujer le entregó un sobre que él se apresuró a abrir. William leyó en su mente, el mensaje, “Vigile atentamente la costa. Se espera contrabando.” William pensó, “Justo hoy. Tendré que sacrificar la diversión por el deber. Buena sorpresa se llevarán los pillos.”  Bella, la mujer del mostrador, notó el semblante de William, y le dijo, “¿Algo importante Willy?” William le dijo, “No, rutina. Adiós, Bella.” Mientras se alejaba de la estación de Telégrafos, William pensaba, “Tendré que avisarle a Maggie que no podré acompañarla a la boda. Espero que comprenda. Pobrecita. Se ilusionó tanto al saber que asistiríamos. Son tan pocas las oportunidades de diversión que hay en este lugar.”
     Cuando llegó a casa de la joven, William le dijo, “Maggie, no podré pasar a recogerte. Vete sola y si puedo me reuniré contigo después.” Ella le dijo, “Pero, ¿Porqué? Ayer quedamos en que…” William la interrumpió, y le dijo, “Ya lo sé, pero se presentó algo en lo que debo ocuparme. Quizá me desocúpe pronto y entonces…” Ella le dijo, “¿Es tan importante? No podrías…” William le dijo, “No, son cosas de trabajo, y sabes que por ningún motivo fálto a mi debe.” William la tomó, y dijo, “Vamos, no pongas esa carita. Creo que podre asistir, aunque sea tarde. Tu ve y diviértete mientras yo llégo.” Maggie le dijo, “¿Me lo prometes?” William le dijo, “Sí, aunque sea bailaremos una pieza. Ahora debo irme. Hasta la noche mi amor. ¡Te quiero!” Maggie le dijo, “Yo también, más de lo que nunca podría decir.”  
     A medida que fue transcurriendo el tiempo, el mar pareció sacudido por una creciente irritación. William, desde su cabaña de vigilancia pensó, “Sería una locura que los contrabandistas intentáran algo ésta noche. McDonald tuvo razón al decirlo. Me extraña su insistencia por que asistiera a la boda. Nunca le he simpatizado…se mostró muy amistoso…¿Tendrá él algo que ver con el contrabando de ésta noche?...Hay muchas cosas que me hacen sospechar de él. El hecho de celebrar la boda en un lugar tan apartado del pueblo, e invitar a todos sus habitantes. Además, se suponía que Alice y Thomas no se casarían hasta la primavera, y de pronto adelantan la fecha. Sí, aquí hay algo que no es normal. Como si alguien hubiera preparado las cosas para lograr un propósito.”
     Cuando llegó la noche, William pensó, “Todo está tranquilo. No se ve ninguna vela en el horizonte. Por el momento no hay peligro. Si algún barco se atreve a llegar hasta la costa, será hasta media noche…apenas son las ocho. No estaría mal que fuera a dar una vuelta al pueblo y ver cómo van las cosas allí.” Decidido, William descendió el acantilado. Al caminar por el pueblo, pensó, “Nadie. Las puertas cerradas. Las casas a oscuras. No hay duda que todos están en la fiesta. Iré un momento a ver qué ocurre allá. Así también los despistaré y no se darán cuenta de mis sospechas. Quizás me equivoqué al dudar de McDonald…pero…hay algo que me dice que lo vigíle.”
     Poco después, al llegar William a las afueras de la fiesta, vio varios carruajes estacionados y pensó, “Sí que ha venido gente de lejos. Éste es el carruaje de Markam, y ese otro de Crookem, dos tipos de Peterhead. Gente de pésima reputación. No hay duda. Esta noche se prepara algo y tiene que ver con el telegrama.” Decidido, William se dirigió al local, donde era el salón de la fiesta de la Boda, y entró. Entonces William pensó, “El ambiente está muy frio. La gente se ve cohibida y sin entusiasmo.” En ese momento, McDonald hizo su aparición, “¡Willy, qué gusto verte, amigo mío! ¿Y tu hermosa novia?”  William le dijo, “Quedamos de vernos aquí. Pensé que ya había llegado.”  McDonald le dijo, “Ven, vamos a brindar por los novios.”
     En ese momento pasó Thomas, y McDonald dijo, “¡Eh, Thomas, acompáñanos!” Sin embargo, William dijo, “Deberíamos esperar hasta después de la ceremonia.” Pero McDonald le dio un vaso con licor, y dijo, “Nada, toma. Bebe sin dejar una gota. ¡Salud!” Mientras llevaba el vaso a la boca, William observó a McDonald y pensó, “No está bebiendo. Ha derramado el licor en su barba.”
     Entonces, McDonald levantó el vaso vacio y dijo, “Vamos, otra. Éste es un día feliz para mí, y hay que celebrarlo.”  William pensó, “Su juego es quitarme de en medio a como dé lugar. Mi instinto no me engañó.” En ese momento, un personaje hizo acto de presencia: “¡Buenas Noches!” McDonald dijo, “¡Señor Mendoza, que gusto que haya podido venir!” El señor Mendoza dijo, “Como me iba a perder la boda de mi mejor amigo. Antes que nada, daré los regalos a los novios.”
     Mendoza se acercó a los novios, y les dijo, entregando los presentes, “Thomas, este cheque es para ti, y para la hermosa novia, un collar de brillantes.” McDonald dijo, “Señor Mendoza, es usted muy esplendido.” Mendoza le dijo, “¡Nada de eso! Solo correspondo a las atenciones que usted ha tenido conmigo.” William pensó, “¿Atenciones?¿Qué atenciones puede haber tenido McDonald con ese sinvergüenza que no sea…” Mendoza agregó, “Espero no haber llegado tarde a la ceremonia.” McDonald dijo, interrumpiéndolo, “¡Oh, no! Ahora mismo pediremos al reverendo que la inície.” Enseguida, William pensó, “Y también es el momento de que me márche.” Sin embargo, cuando McDonald notó que William se escabullía, le dijo, “¡Eh, Willy, no te irás a marchar!” William le dijo, “Voy por Maggie. No tardaré. Me preocupa que no haya llegado.”

     Antes de que pudieran detenerlo, William salió del local, pensando, “Sus intenciones eran emborracharme. McDonald y Mendoza son socios en lo del contrabando. Ya no tengo dudas.” Cuando llegó a su cabaña de vigilancia, William pensó, “Enviaré tres cohetes pidiendo ayuda. Nadie los verá, puesto que todos están en la ceremonia.” Momentos después, se escuchaba el chiflido y el tronar de los cohetes. Apenas los cohetes habían desaparecido del horizonte, cuando William gritó, “¿Quién anda ahí?”
     Una voz femenina se oyó desde la penumbra, “Soy yo, Willy.” William le dijo, “¡Maggie, qué haces aquí!¿Porqué no estás en la boda?” Ella le dijo, “Necesito hablarte.” William le tomó del brazo y le dijo, “Ven, entremos. No debiste venir. Quedamos que yo me reuniría contigo, si podía.” Maggie le dijo, “Sabía que no lo harías. Me encontré con Bella en el pueblo, y me dijo que te había llegado un telegrama.” William le dijo, “¿Y eso qué tiene que ver?” Ella le dijo, “Que después de recibirlo, pasáste a verme y cambiaste de planes.” William le dijo, “Bueno, así es. Ahora debes irte. Puede que tenga mucho trabajo esta noche.” Ella le dijo, “Me lo temía…¡Oh Willy!”
     El joven se sintió conmovido al ver la angustia de su novia. William la tomó de los hombros y le dijo, “No te preocupes, no hay peligro. Ya te he dicho que estoy armado.” Ella le dijo, “No puedo creer que seas capaz de disparar en contra de otro hombre.” William le dijo, “Aunque no me agrade, es mi deber y tú lo sabes.” Maggie le dijo, “Sí…claro…supongo que el telegrama diría que alguien va a tratar de pasar contrabando ésta noche.” William le dijo, “No puedo decirte nada. Son secretos que no puedo comentar con nadie.” Maggie le dijo, “Willy, tu eres un hombre bueno y no serias capaz de perjudicar  a los que te quieren, ¿verdad?”
     William pensó, “¿Qué trata de decirme Maggie?¿Acaso ella tiene algo que ver con todo esto? No, no puede ser.” De inmediato, William se avergonzó de sus dudas. Enseguida, William dijo, “Querida, te veo muy nerviosa ésta noche. ¿Qué te ocurre?” Ella le dijo, “Es que me siento muy preocupada y no tengo con quien desahogarme.” William le dijo, “Cuéntamelo a mí. Sabes que te quiero y te comprenderé.” Ella le dijo, “¡Oh, no, no puedo!” Maggie se lanzó a sus brazos llorando. William le dijo, “¡Vamos, cariño, no llores! Dime lo que sea y quizá pueda ayudarte. ¿Qué te sucede?” Maggie le dijo, “No es por mí que estoy angustiada…”
     William le dijo, “¿Por quién?” Ella le dijo, “Por mi padre y mis hermanos…sabes que están desesperados...que les ha ido muy mal ésta temporada…Mi padre no tiene con qué pagar el dinero que ha pedido prestado. Mendoza no le dará prórroga. Le ha estado cobrando y temo que lo haya obligado a hacer algo indebido. Eso me parte el corazón.” William le dijo, “Pero…no estás seguirá de que así sea.” Maggie continuó, “No…pero…si no me equivóco, sería terrible…mi padre perderá todo y ya está viejo y cansado. Le han prometido nombrarle capitán del puerto, pues el viejo Forgie está enfermo y ya no puede trabajar. Se lo dirán en cualquier momento. Le darán una casa y un sueldo, y ya no tendrá problemas económicos.” William le preguntó, “¿Entonces por qué piensas que puede hacer cosas malas inducido por Mendoza?”
     Maggie explicó, “Escuché decir a uno de mis hermanos que Mendoza quiere que le ayúde porque piensa que nadie sospecharía de él. Cree que mi novio nunca sería capaz de perjudicar a mi padre. Willy, si una barca se acerca ésta noche a la costa…” William le dijo, “¡Eso no es posible! Las olas son cada vez más altas y el viento arrécia. Sería una locura intentarlo.” Maggie le dijo, “Tal vez no, pues hay tantos lugares por aquí.” William dijo, “Maggie, cualquiera que lo intentára, quedaría despedazado en los arrecifes.” Maggie dijo, “¿Entonces no vigilarás en los alrededores?” William le dio la espalda y dijo, “No, solo me ocuparé de Port Erroll. No me moveré de aquí.”
     Maggie le dijo, “¿Y la Boca del Rio Watter? No está muy lejos del puerto y por allí…” Pero William le dijo, “Con éste tiempo, un marino tendría que echar mano a todo lo que sabe, para salir y no digamos para entrar allí. Intentar cruzarla con este viento sería buscar una muerte segura.” Entonces, Maggie dijo, “Si la barca de mi padre entrára, esta noche en el puerto…¿Tu no podrías…? Cuando la veas venir, ir a otro lugar…de manera que llegáras un poquito, solo un poquito tarde para hacer la inspección…” William se quedó sobresaltado y dijo, “¡Maggie, qué estás diciendo!” Maggie le imploró, “Solo te suplico…” William dijo, “¡Que me transforme en un traidor, un cómplice de contrabandistas! ¡No puedo creer que tú me pidas esto!”
     En ese momento la verdad se hizo presente, y Maggie comprendió lo que pretendía hacer del hombre que amaba.  Maggie se arrodilló y dijo, “¡Willy, perdóname! Debo estar loca. No me odies, no podría soportarlo, por favor…¿Cómo pude pensar que te traicionarías a ti mismo? No merezco tu amor, no te merezco. ¡Perdóname! No puedo soportar tu desprecio.” William la tomó de los brazos y dijo, “¡Levántate Maggie! Sabes que te amo y nunca podría despreciarte. Por ese amor que te tengo, no puedo ni debo faltar a mi deber. No sería digno de ti si lo hiciera. Soy pobre y solo puedo ofrecer mi honor de hombre honrado.” Maggie lo abrazó, y le dijo, “Lo sé, mi amor. Tu deber no depende solo de ti, y debes cumplirlo. Yo también tengo un deber y como tú, lo cumpliré.”
    William la tomó de los hombros y dijo, “¿Cuál es?¡Dímelo!” Maggie le dijo, “No, es mejor que no lo sepas. Bésame, amor, te quiero tanto. Nunca sabrás hasta que punto yo…” Sus palabras se perdieron en el apasionado beso en que se fundieron como si fueran un solo ser. Luego cuando Willy menos lo esperaba, Maggie se apartó. William gritó, “¡Maggie, Maggie!¿A dónde vas?” La única respuesta que William escuchó, fue el rumor del mar, que golpeaba con furia contra el acantilado. Cuando William salió de su cabaña, el aire frio de la tormenta golpeó su rostro, y pensó, “¡Pobrecita, esta tan desesperada! Es mejor que regrese a su casa. Mañana la iré a ver, hoy no puedo moverme de aquí.”

      Mientras tanto, Maggie avanzaba en la penumbra de la noche, entre la tormenta, pensando, “Adiós mi amor adorado, tú me enseñaste que el deber está ante todo.” Mientras Maggie pensaba y avanzaba, sus ojos derramaban lagrimas. Entonces, Maggie pensó, “Debo advertir a mi padre. Decirle lo que le espera apenas toque tierra. Tengo que hacerlo, no importa el peligro que corra. Tengo que salvar a mi padre y a mis hermanos.”  Desesperada, pero dispuesta a afrontar lo que fuera, Maggie llegó a la Boca del Rio Watter.
     Entonces, Maggie pensó, “En la parte norte del ‘Islote de algas,’ deja mi hermano una embarcación. Es la que necesito.” Maggie avanzó unos pasos, y pensó, “Aquí está, solo tengo que izar la vela y poner lo remos.” Cuando Maggie lo hizo, pensó, “Es más pesada de lo que creía, pero debo lograrlo.” Con el corazón animoso, casi anhelante, saltó al bote y cogiendo los remos, inició su arriesgada empresa. Al llegar a Boca del Rio, vio que la fuerza de las olas iba en aumento, pero no se arredró. En un momento dado, Maggie gritó, “¡Dios mío, ayúdame, tu sabes porque hago esto!” En seguida, una inmensa ola apareció.
     Maggie gritó, “¡Oh, nooo!” Al ver la inmensa ola, Maggie sintió el frío de la muerte, pero en ese pavoroso momento, sacó a relucir la bravura de su naturaleza. La embarcación se elevó sobre la ola. Maggie exclamó, “¡Ahhh!” Gracias a la furia de los elementos, la pequeña embarcación había saltado como un ser vivo, fuera del canal. Maggie pensó, “Lo he logrado. Pude sortear lo más difícil. Ahora sé que mi empresa no fracasará.” Sin hacer caso al agotamiento que la iba invadiendo, remó hora tras hora en medio de la negrura de la mar tormentosa.
     De pronto, Maggie pensó, “Esa luz…solo puede ser del ‘Sea Gull,’ la barca de mi padre.” Llena de esperanzas, remó con más fuerza. De pronto, desde el ‘Sea Gull’ se escuchó la voz de Neil gritar, “¡Una embarcación a babor!” Andrew gritó, “¡Detengámonos, padre! Puede ser alguien que necesite ayuda.” De inmediato, el pesquero se detuvo. Maggie gritó desde su bote, “¡Soy yo, Maggie!¡Láncenme una cuerda!” Su padre gritó, desde el “Sea Gull,” “¡Por todos los santos, mi hija!” Con el instinto marinero de acción rápida, el pescador lanzó el cabo. Maggie gritó, “Voy a amarrar el bote. Luego lanza otro para mí.”
     Cuando la joven estuvo a bordo, se dio cuenta de que su padre y sus hermanos no se encontraban solos. Su padre le dijo, “Maggie, ¿Por qué te has arriesgado a venir aquí?” Ella le dijo, “Padre, tengo que hablarle. No hay tiempo que perder.” Su padre le dijo, “Di lo que sea.” Pero ella le contestó, “No delante de esos hombres.” Su padre le dijo, “Ven conmigo” Uno de los hombres de abordo dijo, “Esperen, ¿Por qué nosotros no podemos escuchar lo que tengan que hablar? ¡Háganlo aquí!” A pesar de las protestas, se apartaron y Maggie explicó a su padre, el porqué de su presencia allí: “La vigilancia de toda la costa ha sido advertida. Tenía que venir a avisarles.” Su padre le dijo, “Yo no soy dueño de mi en este momento, Maggie. Mendoza me tiene en sus garras y son sus hombres los que mandan.”
Maggie le dijo, “Pero la barca es suya, es su responsabilidad. Si lo descubren, irá a la cárcel.” Su padre le dijo, “Seguramente pero no puedo hacer nada.” Maggie le dijo, “Padre, no se exponga. ¿Qué importa si pierde el pesquero? Que Mendoza se quede con él. Usted será capitán del puerto.” Su padre le dijo, “Eso no es seguro aun, Maggie. ¿De qué viviremos si nombran a otro? No me preocupo por mí, sino por ustedes.” Maggie le dijo, “Padre, usted es un hombre honrado, respetado por todos. No cometa un delito. El guardacostas ya debe estar en el puerto esperándolo.” Su padre le dijo, “Hablare con los demás y les explicaré lo que sucede. La mercancía es de Mendoza y sus hombres deben opinar.”
     El viejo llamó a los hombres y los puso al tanto de lo que sucedía. Entonces les dijo, “¿Qué hacemos? Ustedes dirán.” Uno de los hombres dijo, “No hay por qué preocuparse. ¿Acaso no es el novio de esta muchacha el vigilante de la costa?” Otro de los hombres dijo, “En este negocio las mujeres también deben ayudar. Ella puede pedirle a su novio…” Neil lo interrumpió y dijo, “Maggie no se meterá en esto.” Otro de los hombres dijo, “Pues aquí intervienen todos. Cuando Mendoza compró a Tom, también compró a su familia.”  Maggie le dijo, “Yo no tengo parte alguna en este horrible asunto. Ni por mi gusto, ni  con mi ayuda se metió mi padre en esto.” Otro de los hombres le pregunto a Maggie, “¿Entonces que vino usted a hacer aquí?” Maggie le dijo, “Vine porque mi padre y mis hermanos están en peligro por culpa de ustedes, y de ese malvado de Mendoza.” Enseguida, uno de los marineros le cuestionó, “¿Cómo te enteraste de este asunto?” Ella dijo, “No, yo, los escuche hablar a ustedes anoche. Hoy Willy recibió un telegrama y no fue a la boda por quedarse vigilando. Entonces comprendí el peligro que corrían. Willy no sabe que he venido. Nadie debe enterarse.”
     Uno de los hombres que era parte de los contrabandistas dijo, “Bueno muchacha, vete o quédate, me da lo mismo. Nosotros vamos a cumplir las órdenes de Mendoza.”
A continuación, Maggie se dirigió a su padre y le dijo, “Padre, arróje por la borda la mercancía. Vuelva a casa como lo que siempre ha sido, un hombre honrado.” Otro de los que eran parte del grupo de los contrabandistas dijo, al escuchar eso, “¡Está Loca! La mercancía pertenece a Mendoza. Si la tocan les confiscará la embarcación y será la ruina de ustedes.” Maggie vio vacilar a su padre y temió que prevalecieran las palabras  del hombre. Entonces dijo, “Padre, ¿Qué importa si os arruinamos? Podemos tratar de ser felices. Saldremos adelante con la frente en alto.” Uno de los hombres de Mendoza dijo, “Oiga, ya estamos retrasados. No le haga caso.” Tom reaccionó, y dijo, “Tienes razón, hija. Neil, Andrew, saquen los barriles y las cajas y láncelas al mar.” Los aliados de Mendoza exclamaron, “¿QUEEE?”
     A pesar de las protestas de los hombres de Mendoza, Maggie había logrado su objetivo. Mientras las cajas se arrojaban al agua, el aliado de Mendoza decía, “¿Saben lo que vale esto?¡No lo tiren!” Maggie pensó, “Debo volver a casa. Tengo que estar allí cuando ellos lleguen al puerto, para que nadie sospeche que los puse sobre aviso.”  Sigilosamente, Maggie bajó al bote y se alejó en medio de la negra oscuridad. Mientras tanto, en cubierta, uno de los hombres de Mendoza empujó a Tom, diciendo, “¡Viejo Loco!¡Basta ya!”
     Neil, el hijo de Tom, se abalanzó sobre el hombre, en defensa de su padre. Cuando el otro aliado de Mendoza, quiso entrar en la pelea, Andrew lo recibió también a golpes. Entonces Tom gritó, “¡Neil, Basta, Déjalo!” Pero Andrew, quien estaba ya al lado de su padre dijo, “¡Déjalo padre! Se lo merece.” Así, Neil se hizo cargo de los dos, uno de los cuales amenazó, diciendo, “Mendoza se encargará de ustedes.” Cuando se terminó la pelea, Tom dijo, tomando mas cajas, “Vamos, hay que terminar con esto.”
     Cuando todo el contrabando desapareció en el mar, Tom dijo, “¿Y Maggie?¿Dónde está?” Andrew dijo alarmado, “Se fue…el bote no está…¡No debió hacerlo!” Tom dijo alarmado también, “Mi hija…por nosotros se expúso al peligro. ¡Dios ayúdala!”
Entre tanto, el capitán almirante de la guardia costera se presentó ante William Barrow, y le dijo, “Vimos su pedido de ayuda, Barrow, y espéro que podamos detener a los contrabandistas.” William le dijo, “Estoy seguro que algo grande se prepára ésta noche.” Luego de ponerlo al tanto de sus sospechas, el almirante le dijo, “Creo que no está equivocado. Esperaremos. Ninguna embarcación ni su tripulación dejará de ser revisada.”
     Transcurrieron las horas, y cuando amaneció, uno de los marineros dijo, “Allá viene el pesquero.” El Almirante dijo, “¿Qué viene a hacer ésta gente aquí a ésta hora? Manténganlos a raya. Que se alejen.” Cuando los compradores de pescado llegaron al muelle, el almirante les dijo, “¡Atrás!¡Retírense de aquí!” Uno de los compradores dijo, “Estamos esperando el pescado. No tiene derecho a demorar el desembarque.” El almirante les dijo, “Creo que lo que esperan es otra cosa, vamos, retrocedan o serán detenidos.”
     Uno de los compradores dijo, “¡Esto es un abuso! A ustedes les gusta crearle problemas a la gente honrada.” Los compradores no tuvieron otra alternativa que obedecer, y poco después, cuando Tom y su tripulación intentaron desembarcar, el almirante los detuvo, diciendo, “Nadie puede bajar sin haber sido revisado.” Tom dijo, “Adelante almirante, no tenemos nada que esconder.” Enseguida, Neil dijo a uno de los marineros,“Regístreme. Quiero bajar inmediátamente.” El almirante dió la orden y dijo, “Háganlo y dejen que se vaya. Si hay algo en las bodegas ya se les irá a buscar.” En cuanto se les permitió, Neil saltó a tierra y echó a correr hasta su casa. Mientras tanto, el almirante decía, “Están limpios. Que se vayan.” Andrew dijo,¡Ya era hora!” De inmediato, los hombres de Mendoza se dirigieron hacia donde estaba su jefe, quien los escuchó pálido de ira. Sin embargo, después de la revisión del pesquero, uno de los marineros dijo al almirante, “No hay nada, almirante; ni pesca ni contrabando.”  El almirante dijo, “Me parece muy extraño. Bajemos a tierra.”                          
     Mientras tanto, en ese momento, Neil discutía con William, “¿Dónde está mi hermana?” William dijo, “No lo sé. ¿Acaso no se encuentra en la casa?” Neil dijo, “Bien sabes que no. ¿Por qué la mandaste a que saliera al mar?” William se extrañó, y dijo, “¿Yo? Te aseguro que…” Neil le dijo, “¡Si le ha sucedido algo malo, te pesará!” Entonces William comprendió, y dijo, “¡Maggie, Oh, No!¿Cómo no supuse que iría a avisarles?” En ese momento se acercaron Tom y Andrew. Neil les dijo, “¡Maggie no está en la casa, no ha regresado!” Tom bajó la cabeza, y dijo, “Mi pequeña…mi niña…” Neil dijo, “Padre, hay que buscarla…” Pero enseguida, surgió otra discusión. Uno de los hombres de Mendoza los interrumpió y les dijo, “¡Ustedes fuera de aquí! Ésta embarcación es de Mendoza.” Pero Andrew dijo, “Tenemos que sacar nuestras cosas.” El hombre de Mendoza dijo, “Nada. Todo pertenece a Mendoza y ni así pagan la deuda. Él no descansará hasta verlos en la miseria.” Neil quiso golpearlo, y dijo, “Te voy a…” Pero Tom lo interrumpió, y dijo, “Vámonos, hijos. ¿Qué importa la barca? Es en Maggie en quien debemos pensar.”
     Cuando el viejo y sus hijos estuvieron en tierra, William les dijo, “Yo no sabía lo que iba a hacer Maggie, se los juro. Si me lo hubiera dicho, se lo habría impedido.” Tom le dijo, “Lo sé, Willy, la culpa es mía, aunque a ti también te tocará cargar tu parte de dolor.” En el pueblo, rápidamente se corrió la noticia de la desaparición de Maggie. Entonces, el almirante preguntó a uno de los compradores, “¿Qué ocurre con la hija de Tom?” El comprador dijo, “Salió anoche a la mar y aún no ha regresado.”  
     Por su parte, Tom se acercó a una multitud que estaba reunida en las calles del pueblo y les dijo, “¿Alguien ha visto a mi hija Maggie? Iba en el bote que mi hijo Andrew deja en la Boca del Rio Watter.” Uno de los hombres del pueblo dijo, “Quizá la embarcación ya esté allí. Hay que ir a ver.” Uno de los pescadores dijo, “No, yo vengo de allá y no la vi.” Tom dijo, “¡Dios mío, eso significa que…! Mi pobre hija por salvarme expuso su vida.” William dijo, “¡No, ella no puede estar muerta! Mi adorada Maggie.” Otro de los pescadores dijo, “Salgamos a buscarla, quizá la encontraremos a la deriva.” El almirante comprendió todo, y el sacrificio que la mujer había hecho, entonces dijo, “Exploraremos todas las ensenadas de la costa. ¡A los remos!” Enseguida dijo al pescador, “Vaya usted también con un grupo de hombres. Yo voy a encargarme de Mendoza y su gente.”
     La búsqueda de la joven extraviada comenzó febrilmente, a pesar del mal tiempo. Durante todo el día, las embarcaciones recorrieron la costa con los esfuerzos siempre frustrados. A las ultimas horas de la tarde, regresaron cansados y llenos de desaliento. Uno de los pescadores dijo a William, “Los siento Willy, hemos hecho lo posible por encontrarla.” William dijo, “Lo sé y se los agradezco.” Cuando todos se habían marchado y Willy permanecía mirando a inmensidad del mar. Entonces llegó Neil y le dijo, “Willy, sé lo que estas sufriendo. Quiero que me perdones. Si Maggie ha muerto, no es por tu culpa.”
    William le dijo, “Neil, Maggie es lo que más amo en este mundo. Jamás hubiera permitido que se expusiera así.” Neil le dijo, “Lo sé. Si Dios quisiera devolvérnosla,  pero temo que ya no la volveremos a ver.” William dijo, “No podré soportarlo. Para mí la vida no tiene sentido sin ella.”  Neil lo tomó de los hombros y le dijo, “No digas eso. A Maggie no le gustaría verte así. Ella te amaba mucho.” William flaqueó, y bajó la mirada, diciendo, “Mi valiente y adorada Maggie…” Neil lo tomó, y le dijo, “Ven, vamos a casa. Necesitas descansar y comer algo.” William le dijo, “No, gracias, yo…quiero estar solo.” Como si los años hubieran caído de pronto sobre sus hombros, el joven se alejó lentamente.
Al día siguiente, el almirante comía en casa del Tom, en compañía de Neil y Andrew. El almirante dijo, “Gracias a sus declaraciones, hemos detenido a Mendoza y su gente. Era la prueba que necesitábamos para hacerlo.” Enseguida, el almirante se dirigió a Tom, “Usted estuvo a punto de cometer un delito a causa de las amenazas de este sujeto, pero recapacitó a tiempo.” Tom dijo, “Mi hija me salvó. Ella y los que la amamos hemos pagado un precio muy alto.” El almirante dijo, “Pero su sacrificio no será en vano. Desde hoy usted es el nuevo capitán del puerto.” Tom dijo triste, “Almirante, no creo merecerlo…yo…” El almirante le dijo, “Siempre ha tenido una reputación intachable. No hay nadie en Port Erroll que no esté de acuerdo. Por lo tanto se ha decidido confiar en usted. Esperamos que demuestre que no nos hemos equivocado.” Tom dijo, “¿Qué puedo decir…? Solo que…esto se lo debo a mi hija.”
     Al atardecer nuevamente hubo visos de tormenta. En lo alto de un peñasco, William observaba el mar picado, pensando, “Maggie, ¿Dónde estarás? Si yo hubiera sacrificado mi vida, aún estarías viva. Pero entonces no habría sido digno de ti. Tu así lo comprendiste y preferiste exponer tu vida.” En ese momento, William escuchó una voz que gritaba proveniente del mar, “¡WILLYYY!¡WILLYYY!” William dijo, “¡Maggie! ¡Es su voz!¡Es su voz!” ¿Fue el viento?¿El rumor del mar?¿O sus nervios deshechos, los que le hicieron creer que ella lo llamaba? William fue bajando poco a poco, hacia el mar, pensando, “Maggie, algo me dice que estas muy cercas. Tengo que encontrarte.”
     Casi corriendo bajó el acantilado, y fue tras la voz que quería escuchar. “¡WILLYYY!¡WILLYYY!” Cuando llegó a la Boca del Río, William pensó, “Siento tu presencia en el aire, cariño.” Por un instante, la vivencia del último beso volvió a él, no como un recuerdo sino como algo presente. Enseguida, la imagen de Maggie se desvaneció, y William gritó, “¡Maggie no me dejes!¡Regresa a mí!” Enseguida William vio a Maggie flotar sobre las fuertes olas. William gritó, “¡Mi amor…mi amor…!” William se lanzó al mar, gritando, “¡MAGGIE!¡Mi amor, yo te salvaré!”
     Mientras tanto, en el pueblo, unos hombres desayunaban en un Café, y conversaban sobre la tragedia ocurrida. Uno de los hombres dijo, “¡Que tragedia tan grande! El pobre de Tom está inconsolable.” Otro de los hombres dijo, “Mendoza y sus secuaces pagarán sus fechorías. Él es el culpable de lo sucedido.” El primero comentó, “McDonald también estaba metido en el contrabando; con razón de un día a otro se hizo rico.” Otro de los hombres dijo, “Port Erroll siempre fue un lugar de gente honrada, y ellos lo convirtieron en una cueva de malhechores.”
     El primero agregó, “Ahora volverá la tranquilidad, y podremos trabajar sin problemas.” El segundo agregó, “Es una lástima que nadie pueda devolver la vida a Maggie, porque no hay duda de que está muerta.” En ese momento, iba entrando Tom, quien les dijo, “¿Alguien ha visto a Willy?” El primero de los hombres ahí reunidos dijo, “No ha estado en el pueblo hoy. Pobre, el dolor lo tiene medio trastornado.” Tom dijo, “Fui a la caseta de vigilancia y no lo encontré. Estoy preocupado por él.” El primero de los hombres dijo, “Deberíamos de ir a buscarlo. Es capaz de cometer una locura.”
     De inmediato el grupo se puso en movimiento, con lámparas en mano, gritaban por el acantilado y la playa, “¡WILLYYY!¡WILLYYY!” Toda la noche estuvieron buscándole sin resultado, y al amanecer, Andrew dijo a Neil, “No está en ninguna parte.” Neil le dijo, “No debimos dejarlo solo. El pobre Willy estaba desesperado. ¿Dónde estará ahora?” Cuando en ese momento, uno de los hombres llegó gritando, “¡Vengan…Vengan…!” El grupo acudió precipitadamente y, desde arriba del acantilado observaron a dos cuerpos flotando juntos en el mar. Uno de los hombres grito desde arriba del acantilado, “¡Dios santo!” Otro de los hombres gritó, “¡Son ellos, Maggie y Willy!”
El réquiem por los dos, fue el rugir de las rompientes, y los gritos de los pájaros, que volaban sobre la Boca del Rio Watter.
Tomado de Novelas Inmortales. Año XIII, No. 627, Noviembre 22 de 1989. Guión: Herwigd Comte. Adaptación: R. Bastien. Segunda Adaptación: José Escobar.