domingo, 27 de octubre de 2024

Margaret Alice Murray

   Margaret Alice Murray, nació el 13 de julio de 1863, y murió el 13 de noviembre de 1963, a la edad de 100 años. Margaret Alice Murray fue una egiptóloga, arqueóloga, antropóloga, historiadora y folclorista angloindia.

  Fue la primera mujer nombrada profesora de arqueología en el Reino Unido. Trabajó en el, University College London (UCL) de 1898 a 1935. Fue presidenta de la, Folklore Society, de 1953 a 1955, y publicó ampliamente a lo largo de su carrera.

    Nacida en Calcuta, India británica, en el seno de una familia inglesa de clase media adinerada, Murray dividió su juventud entre India, Gran Bretaña, y Alemania, formándose como enfermera y trabajadora social.
  En 1894, se trasladó a Londres, y comenzó a estudiar egiptología en la University College London, donde entabló amistad con el director del departamento, Flinders Petrie, que la alentó a realizar sus primeras publicaciones académicas, y la nombró profesora adjunta en 1898.
   En 1902-03, Murray participó en las excavaciones de Petrie, en Abydos, Egipto, donde descubrió el templo de Osireion y, en la temporada siguiente, investigó el cementerio de Saqqara, lo que le permitió consolidar su reputación en egiptología.
   Murray complementó su salario en la University College London, dando clases y conferencias públicas en el Museo Británico, y el Museo de Manchester...
...y en 1908, dirigió en éste último museo el desenvolvimiento de Khnum-nakht, una de las momias recuperadas de la Tumba de los Dos Hermanos, la primera vez que una mujer había desenvuelto públicamente una momia.
   Reconociendo que la egiptomanía británica reflejaba la existencia de un interés público generalizado por el Antiguo Egipto, Murray escribió varios libros sobre egiptología, dirigidos a un público general.

    Murray también se involucró estrechamente en el movimiento feminista de la Primera Ola, uniéndose a la, Unión Social y Política de Mujeres, y dedicando mucho tiempo a mejorar la condición de la mujer en la University College London.
   Incapaz de regresar a Egipto debido a la Primera Guerra Mundial, Murray centró su investigación, en la, Teoria del Culto a las Brujas, la hipótesis de que los juicios por brujería de la cristiandad moderna temprana, fueron un intento de extinguir una religión pagana precristiana sobreviviente, dedicada a un dios con cuernos.
   Aunque más tarde fue desacreditada académicamente, la teoría ganó una amplia atención, y demostró tener una influencia significativa en el nuevo movimiento religioso emergente de la WICCA.
   De 1921 a 1931,  Murray realizó excavaciones en sitios prehistóricos en Malta y Menorca, y desarrolló su interés por la folclorística.
   En 1927, se le concedió un doctorado honorario, fue nombrada profesora adjunta en 1928, y se retiró de la University College London, en 1935. Ese año visitó Palestina para ayudar a Petrie, en la excavación de Tall al-Ajjul, y en 1937, dirigió una pequeña excavación en Petra, Jordania.
  Más tarde, Murray asumió la presidencia de la, Folklore Society, y dio conferencias en instituciones como la, Universidad de Cambridge, y el, City Literary Institute, y continuó publicando de manera independiente hasta su muerte.

   El trabajo de Murray en egiptología y arqueología, fue ampliamente aclamado, y le valió el apodo de, "La gran anciana de la egiptología", aunque después de su muerte muchas de sus contribuciones en el campo, se vieron eclipsadas por las de Petrie.
   Por el contrario, el trabajo de Murray en folclorística e historia de la brujería, ha sido desacreditado académicamente, y sus métodos en estas áreas, han sido duramente criticados.
   La influencia de su, Teoría del Culto a las Brujas, tanto en la religión como en la literatura, ha sido examinada por diversos estudiosos, y ella misma ha sido apodada la, "Abuela de la WICCA".

Primeros Años

Juventud 1863-1893

   Margaret Murray nació el 13 de julio de 1863 en Calcuta, la presidencia de Bengala, entonces una importante ciudad militar y capital de la India británica. Vivía en la ciudad con su familia: sus padres, James y Margaret Murray, una hermana mayor llamada Mary, y su abuela y bisabuela paternas.

  James Murray, nacido en la India de ascendencia inglesa, fue un hombre de negocios y gerente de las fábricas de papel de Serampore, que fue elegido tres veces como, Presidente de la Cámara de Comercio de Calcuta.
  Su esposa, Margaret, de soltera Carr, se había mudado a la India desde Gran Bretaña, en 1857, para trabajar como misionera, predicando el cristianismo, y educando a las mujeres hindúes. Continuó con este trabajo después de casarse con James, y dar a luz a sus dos hijas.

   Aunque la mayor parte de su vida transcurrió en la zona europea de Calcuta, que estaba amurallada de los sectores hindúes de la ciudad, Murray conoció a miembros de la sociedad hindú, a través del empleo de diez sirvientes hindúes, por parte de su familia, y durante las vacaciones de su infancia en Mussoorie.
   La historiadora, Amara Thornton, ha sugerido que la infancia hindú de Murray, continuó ejerciendo una influencia sobre ella a lo largo de su vida, expresando la opinión de que Murray podía ser vista como alguien que tenía una identidad transnacional híbrida, que era tanto británica como hindú.
   Durante su infancia, Murray nunca recibió una educación formal, y en su vida posterior expresó orgullo por el hecho de que nunca había tenido que presentarse a un examen, antes de ingresar a la universidad.

    En 1870, Margaret y su hermana Mary fueron enviadas a Gran Bretaña, y se mudaron con su tío John, un vicario, y su esposa Harriet en su casa en Lambourn, Berkshire. Aunque John les proporcionó una educación fuertemente cristiana, y una creencia en la inferioridad de las mujeres, ambas cosas que ella rechazaría, John despertó el interés de Murray por la arqueología, la llevarla a ver monumentos locales.
   En 1873, la madre de las niñas llegó a Europa, y las llevó con ella a Bonn, en Alemania, donde ambas aprendieron a hablar alemán con fluidez. En 1875 regresaron a Calcuta, donde permanecieron hasta 1877.
   Luego se mudaron con sus padres de regreso a Inglaterra, donde se establecieron en Sydenham, al sur de Londres. Allí, pasaron mucho tiempo visitando el, Crystal Palace, mientras su padre trabajaba en la oficina de su empresa en Londres.

   En 1880, regresaron a Calcuta, donde Margaret permaneció durante los siguientes siete años. Se convirtió en enfermera en el, Hospital General de Calcuta, que estaba dirigido por las Hermanas de la Hermandad Anglicana de Clower, y allí participó en los intentos del hospital de lidiar con un brote de cólera.
  En 1881, a los 18 años,
Margaret escuchó acerca de James Murray (sin relación) y su "llamamiento general a los angloparlantes de todo el mundo para que leyeran sus libros locales y le enviaran palabras y citas" para que las pudiera ingresar al, Oxford English Dictionary.
  Murray tenía la costumbre de subir un libro al tejado, para tomar el aire fresco de las primeras horas de la mañana. Margaret Murray junto con William L'Isle, comenzó con la edición del, Tratado Sajón Sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento, del autor Aelfric, del que Margareth envió 300 entradas a James Murray.
   Continuó como voluntaria hasta 1888, enviando un total de 5.000 entradas en tiras de papel de 4" x 6", como le exigía James Murray.

  En 1887, Margareth Murray regresó a Inglaterra, y se mudó a Rugby, Warwickshire, donde se había mudado su tío John, ahora viudo. Aquí empezó a trabajar como trabajadora social para tratar con personas desfavorecidas de la zona. 
   Cuando su padre se jubiló y se mudó a Inglaterra, ella se mudó a su casa en Bushey Heath, Hertfordshire, y vivió con él hasta su muerte en 1891. 
   En 1893 viajó a Madrás, Tamil Nadu, donde se había mudado su hermana con su nuevo marido.

Primeros Años en el University College de Londres: 1894-1905

   Animada por su madre y su hermana, Margareth Murray decidió matricularse en el recién inaugurado departamento de Egiptología del, University College London (UCL) en Bloomsbury, en el centro de Londres.

  El departamento, fundado con una donación de Amelia Edwards, una de las cofundadoras del, Egypt Exploration Fund (EEF), estaba dirigido por el pionero arqueólogo Sir William Flinders Petrie y tenía su sede en la Biblioteca Edwards del Claustro Sur del University College London.
   Margareth Murray comenzó sus estudios en el University College London a los 30 años en enero de 1894, como parte de una clase compuesta principalmente por otras mujeres y hombres mayores. Allí, tomó cursos de egipcio antiguo y copto, que fueron impartidos por Francis Llewellyn Griffith, y Walter Ewing Crum, respectivamente.

   Murray pronto conoció a Petrie, convirtiéndose en su copista e ilustradora, y produciendo los dibujos para el informe publicado sobre sus excavaciones en Qift, Koptos. A su vez, Petrie la ayudó y la alentó a escribir su primer trabajo de investigación, "El Origen de la Propiedad en los Primeros Períodos de la Historia Egipcia", que se publicó en las, Actas de la Sociedad de Arqueología Bíblica, en 1895.
   Al convertirse en la asistente de facto, aunque no oficial, de Petrie, Murray comenzó a dar algunas de las lecciones de lingüística en ausencia de Griffith. En 1898 fue designada para el puesto de profesora adjunta, responsable de enseñar los cursos de lingüística, en el departamento de egiptología; esto la convirtió en la primera profesora de arqueología en el Reino Unido.
  En esta capacidad, pasaba dos días a la semana en la University College London, dedicando los otros días, a cuidar de su madre enferma. Con el tiempo, Murray llegó a impartir cursos sobre historia, religión y lengua del Antiguo Egipto.

  Entre los estudiantes de Murray, a quienes ella llamaba, "la pandilla", había varios que luego realizaron contribuciones notables a la egiptología, entre ellos, Reginald Engelbach, Georgina Aitken, Guy Brunton, y Myrtle Broome.
   Complementó su salario en la University College London, dando clases nocturnas de egiptología en el Museo Británico.

   En ese momento, Murray no tenía experiencia en arqueología de campo, por lo que durante la temporada de campo, de 1902-03 viajó a Egipto para unirse a las excavaciones de Petrie, en, Abydos.
   Petrie y su esposa, Hilda Petrie, habían estado excavando en el sitio desde 1899, después de haber asumido la investigación arqueológica del erudito copto francés, Émile Amélineau.
  Murray se unió al principio como enfermera del sitio, pero posteriormente, Petrie le enseñó a excavar, y le dio un puesto de alto nivel.

    Esto provocó algunos problemas con algunos de los excavadores masculinos, a quienes no les gustaba la idea de recibir órdenes de una mujer. Esta experiencia, junto con las discusiones con otras excavadoras, algunas de las cuales eran activas en el movimiento feminista, llevaron a Murray a adoptar puntos de vista abiertamente feministas.
    Mientras excavaba en, Abydos, Murray descubrió el Osireion, un templo dedicado al dios Osiris que había sido construido por orden del faraón Seti I, durante el período del Imperio Nuevo.
   En 1904, Murray publicó su informe de campo titulado, The Osireion at Abydos; en él, examinó las inscripciones que se habían descubierto en el lugar, para discernir el propósito y el uso del edificio.

   Durante la temporada de campo de 1903-04, Murray regresó a Egipto y, siguiendo instrucciones de Petrie, comenzó sus investigaciones en el cementerio de Saqqara, cerca de El Cairo, que databa del período del Imperio Antiguo.
   Murray no tenía permiso legal para excavar el sitio y, en su lugar, dedicó su tiempo a transcribir las inscripciones de diez de las tumbas que habían sido excavadas, durante la década de 1860 por Auguste Mariette.
   Publicó sus hallazgos en 1905 con el título, Saqqara Mastabas I, aunque no publicaría traducciones de las inscripciones, hasta 1937 con el título, Saqqara Mastabas II. Tanto el, Osireion de Abidos, como las, Mastabas I de Saqqara, resultaron ser muy influyentes en la comunidad egiptológica, y Petrie reconoció la contribución de Murray a su propia carrera.

El Feminismo, la Primera Guerra Mundial y el Folclore: 1905-1920

Al regresar a Londres, Murray asumió un papel activo en el movimiento feminista, trabajando como voluntaria, y donando dinero a la causa, y participando en manifestaciones, protestas y marchas feministas.

    Se unió a la, Unión Social y Política de Mujeres, y estuvo presente en grandes marchas como la, Marcha del Barro, de 1907 y la, Procesión de la Coronación de las Mujeres, de junio de 1911.
Ocultó la militancia de sus acciones para conservar la imagen de respetabilidad dentro del mundo académico.
   Murray también amplió los límites profesionales para las mujeres a lo largo de su propia carrera, y fue mentora de otras mujeres en arqueología y en el mundo académico. Como las mujeres no podían usar la sala común de hombres, hizo campaña con éxito para que la, University College London, abriera una sala común para mujeres, y más tarde se aseguró de que se convirtiera una sala más grande y mejor equipada para ese propósito; más tarde se rebautizó como, Sala Margaret Murray.
   En la, University College London, Murray se hizo amiga de su colega profesora, Winifred Smith, y juntas hicieron campaña para mejorar el estatus y el reconocimiento de las mujeres en la universidad, y Murray se enojó especialmente con el personal femenino, que tenía miedo de molestar u ofender al, establishment, universitario masculino, con sus demandas.
   Creyendo que los estudiantes debían recibir almuerzos nutritivos pero asequibles, durante muchos años formó parte del, Comité del Refectorio de la University College London. Murray asumió un papel administrativo no oficial dentro del, Departamento de Egiptología, y fue en gran medida responsable de la introducción de un certificado formal en arqueología egipcia en 1910.

   Varios museos de todo el Reino Unido, invitaron a Murray a asesorarlos sobre sus colecciones egiptológicas, lo que resultó en que catalogára los artefactos egipcios propiedad del, Museo Nacional de Dublín, el, Museo Nacional de Antigüedades de Edimburgo, y la, Sociedad de Anticuarios de Escocia, siendo elegida Murray miembro de ésta última en agradecimiento.
   Petrie había establecido conexiones con el ala egiptológica del, Museo de Manchester en Manchester, y fue allí donde se habían alojado muchos de sus hallazgos. Murray viajaba a menudo al museo para catalogar estos objetos, y durante el año escolar 1906-07, daba conferencias allí regularmente.

   En 1907, Petrie excavó la, Tumba de los Dos Hermanos, un entierro del Reino Medio de dos sacerdotes egipcios, Nakht-ankh y Khnum-nakht, y se decidió que Murray llevaría a cabo el desenvolvimiento público del cuerpo momificado de este último.
   Tuvo lugar en el museo, en mayo de 1908, lo cual representó la primera vez que una mujer dirigía el desenvolvimiento público de una momia, y asistieron más de 500 espectadores, atrayendo la atención de la prensa. Murray estaba particularmente interesada en enfatizar la importancia que tendría el desenvolvimiento para la comprensión académica del Reino Medio, y sus prácticas funerarias, y arremetió contra los miembros del público, que lo vieron como inmoral;
  Ella declaró que, "cada vestigio de restos antiguos, debe ser cuidadosamente estudiado y registrado sin sentimentalismo y sin temor al clamor de los ignorantes". Posteriormente publicó un libro sobre su análisis de los dos cuerpos, La Tumba de los Dos Hermanos, que siguió siendo una publicación clave sobre las prácticas de momificación del Reino Medio hasta el siglo XXI.

   Murray se dedicó a la educación pública, con la esperanza de infundir en la egiptomanía, una sólida erudición sobre el Antiguo Egipto, y con este fin escribió una serie de libros dirigidos a un público general. En 1905, Murray publicó, Gramática Egipcia Elemental, a la que siguió en 1911, Gramática Copta (sahídica) Elemental.
   En 1913, publicó, Leyendas del antiguo Egipto, para la serie, "La Sabiduría de Oriente," de John Murray.
    Murray estaba particularmente complacida con el creciente interés público en la egiptología, que siguió al descubrimiento de Howard Carter de la tumba del faraón Tutankamón, en 1922.
  Desde al menos 1911, hasta su muerte, en 1940, Murray fue amiga íntima del antropólogo Charles Gabriel Seligman, de la, London School of Economics, y juntos fueron coautores de una variedad de artículos sobre egiptología, dirigidos a un público antropológico.
  Muchos de ellos trataban temas que las revistas egiptológicas no publicaban, como el signo "Sa" para el útero, y por ello se publicaron en la revista, Man, la revista del, Real Instituto Antropológico.
  Fue por recomendación de Seligman que la invitaron a convertirse en miembro del Instituto en 1916.

   En 1914, Petrie lanzó la revista académica, Ancient Egypt, publicada a través de su propia, Escuela Británica de Arqueología en Egipto, (BSAE), que tenía su sede en la, University College London. Dado que a menudo Murray estaba fuera de Londres excavando en Egipto, Murray tuvo que trabajar como editora de facto de la revista, la mayor parte del tiempo.
   También publicó muchos artículos de investigación en la revista, y fue autora de muchas de sus reseñas de libros, en particular, de las publicaciones en alemán, que Petrie no podía leer.

   El estallido de la, Primera Guerra Mundial, en 1914, en la que el Reino Unido entró en guerra contra Alemania y el Imperio Otomano, significó que Petrie y otros miembros del personal, no pudieron regresar a Egipto para las excavaciones.
   En cambio, Petrie y Murray pasaron gran parte del tiempo reorganizando las colecciones de artefactos que habían obtenido en las últimas décadas.
   Para ayudar al esfuerzo bélico de Gran Bretaña, Murray se inscribió como enfermera voluntaria en el Destacamento Aéreo Voluntario de la, Sociedad de la Unión de Mujeres Universitarias, y durante varias semanas estuvo destinada en Saint-Malo, en Francia.

   Después de enfermarse, Murray fue enviada a recuperarse a Glastonbury, Somerset, donde se interesó en la, Abadía de Glastonbury, y el folclore que la rodeaba, que la conectaba con la figura legendaria del Rey Arturo, y con la idea de que el Santo Grial había sido llevado allí por José de Aramea.
   Siguiendo éste interés, publicó el artículo, "Elementos Egipcios en el Romance del Grial," en la revista, Ancient Egypt, aunque pocos estuvieron de acuerdo con sus conclusiones, y fue criticada por hacer saltos sin fundamento con evidencia, por parte de personas como Jessie Weston.

Vida Posterior

El Culto a las Brujas, Malta y Menorca: 1921-1935

   El interés de Murray por el folclore, la llevó a interesarse por los juicios de brujas de la Europa Moderna Temprana.

   En 1917, publicó un artículo en, Folklore, la revista de la, Folklore Society, en el que articuló por primera vez su versión de la teoría del culto a las brujas, argumentando que las brujas perseguidas en la historia europea...
...eran en realidad seguidoras de, "una religión definida con creencias, rituales, y organización tan altamente desarrollados, como los de cualquier culto en última instancia". A esto le siguieron artículos sobre el tema en las revistas, Man y, Scottish Historical Review.
   Articuló estos puntos de vista con más detalle, en su libro de 1921, The Witch-Cult in Western Europe, publicado por, Oxford University Press, después de recibir una revisión positiva de colega, de Henry Balfour, y que recibió tanto críticas como apoyo en el momento de su publicación.
   Muchas revisiones en revistas académicas fueron críticas, y los historiadores afirmaron que Murray había distorsionado y malinterpretado los registros contemporáneos que estaba utilizando, pero el libro, no obstante, fue influyente.

   Cuando de repente me di cuenta de que el llamado, Diablo, era simplemente un hombre disfrazado, me sobresalté, casi me alarmé, por la forma en que los hechos registrados encajaban y demostraban que las brujas, eran miembros de una forma de religión antigua y primitiva, y que los archivos habían sido realizados por miembros de una forma nueva y perseguidora.

Margaret Murray, 1963

   Como resultado de su trabajo en este campo, Murray fue invitada a proporcionar la entrada sobre, "brujería," para la decimocuarta edición de la, Encyclopædia Britannica, en 1929. Murray aprovechó la oportunidad para propagar su propia teoría del culto a las brujas, sin mencionar las teorías alternativas propuestas por otros académicos.
   Su entrada se incluiría en la enciclopedia hasta 1969, volviéndose fácilmente accesible al público, y fue por esta razón que sus ideas sobre el tema, tuvieron un impacto tan significativo. Murray recibió una recepción particularmente entusiasta, por parte de ocultistas como
Dion Fortune,
Lewis Spence,
Ralph Shirley, y
J. W. Brodie Innes, quizás porque sus afirmaciones sobre una antigua sociedad secreta, coincidían con afirmaciones similares comunes entre varios grupos ocultistas. Murray se unió a la, Folklore Society, en febrero de 1927, y fue elegida para el consejo de la sociedad un mes después, aunque se retiró en 1929. 
   Murray reiteró su teoría del culto a las brujas en su libro de 1933, El Dios de las Brujas, que estaba dirigido a un público más amplio y no académico. En este libro, eliminó o suavizó lo que consideraba los aspectos más desagradables del culto a las brujas, como el sacrificio de animales y niños, y comenzó a describir la religión en términos más positivos como, "la vieja religión".

    En la University College London, Murray fue ascendida a profesora en 1921, y a profesora titular, en 1922. De 1921 a 1927, Murray dirigió excavaciones arqueológicas en Malta, asistida por Edith Guest, y Gertrude Caton Thompson.
  Excavó los monumentos megalíticos de la Edad de Bronce de, Santa Sofía, Santa Maria tal-Bakkari, Għar Dalam y, Borġ in-Nadur, todos ellos amenazados por la construcción de un nuevo aeródromo.
   En esto, Murray recibió financiación del, Fondo Conmemorativo Percy Sladen. El informe de excavación en tres volúmenes que Murray escribió, llegó a ser considerado una publicación importante en el campo de la arqueología maltesa.
   Durante las excavaciones, Murray se interesó por el folclore de la isla, lo que dio como resultado la publicación, en 1932, de su libro, Maltese Folktales, gran parte del cual era una traducción de historias anteriores recopiladas por Manuel Magri, y su amiga Liza Galea.
   En 1932, Murray regresó a Malta para ayudar en la catalogación de la colección de cerámica de la Edad de Bronce que se conservaba en el, Museo de Malta, lo que dio como resultado otra publicación, Corpus of the Bronze Age Pottery of Malta.

    A raíz de su trabajo en Malta, Louis Clarke, conservador del, Museo de Etnología y Antropología de Cambridge, la invitó a dirigir excavaciones en la isla de Menorca, entre 1930 y 1931.
  Con la ayuda de Edith Guest, Murray excavó los yacimientos talayóticos de, Trepucó, y, Sa Torreta de Tramuntana, lo que dio lugar a la publicación de, Cambridge Excavations in Minorca.
   Murray también siguió publicando obras sobre egiptología para un público general, como, Egyptian Sculpture (1930) y Egyptian Temples (1931), que recibieron críticas en gran medida positivas.
   En el verano de 1925, Murray dirigió un equipo de voluntarios para excavar, Homestead Moat, en Whomerle Wood, cerca de Stevenage, Hertfordshire; Murray no publicó un informe de excavación, y no mencionó el evento en su autobiografía, por lo que sus motivos para llevar a cabo la excavación, siguen sin estar claros.

   En 1924, la University College London promovió a Murray al puesto de profesora asistente, y, en 1927, se le otorgó un doctorado honorario por su carrera en egiptología. Ese año, Murray recibió la tarea de guiar a, María de Teck, la reina consorte britanica, por el departamento de egiptología durante la visita de esta última a la University College London.
    Las presiones de la actividad académica de enseñanza de Murray, se habían aliviado en este punto, lo que le permitió a Murray, pasar más tiempo viajando internacionalmente; en 1920 regresó a Egipto, y en 1929 visitó Sudáfrica, donde asistió a la reunión de la, Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, cuyo tema era la prehistoria del sur de África.
  A principios de la década de 1930, Murray viajó a la Unión Soviética, donde visitó museos en Leningrado, Moscú, Járkov y Kiev, y luego, a fines de 1935, Murray emprendió una gira de conferencias por Noruega, Suecia, Finlandia y Estonia.

   Aunque había alcanzado la edad legal de jubilación, en 1927, y, por lo tanto, no se le podía ofrecer otro contrato de cinco años, Murray fue nombrada nuevamente anualmente hasta 1935. En este punto, se retiró, expresando la opinión de que estaba contenta de dejar la University College London, por razones que no aclaró.
  En 1933, Petrie se había retirado de la, University College London y se había mudado a Jerusalén en el Mandato Británico de Palestina con su esposa; por lo tanto, Murray asumió el cargo de editor de la revista Ancient Egypt, rebautizándola, Ancient Egypt and the East para reflejar su creciente interés en la investigación de las sociedades antiguas que rodeaban e interactuaban con Egipto.
  La revista cerró en 1935, tal vez debido a la jubilación de Murray.
   Luego, Murray pasó algún tiempo en Jerusalén, donde ayudó a los Petrie en su excavación en, Tall al-Ajjul, un montículo de la Edad de Bronce al sur de Gaza.

Petra, Cambridge y Londres: 1935-1953

  Durante el viaje de Murray a Palestina, en 1935, aprovechó la oportunidad para visitar Petra, en la vecina Jordania. Intrigada por el lugar, en marzo y abril de 1937, Murray regresó para realizar una pequeña excavación en varias cuevas del lugar, y posteriormente escribió un informe de excavación, y una guía sobre Petra.

   De regreso en Inglaterra, de 1934 a 1940, Murray colaboró ​​en la catalogación de antigüedades egipcias en el, Girton College, Cambridge, y también dio conferencias sobre egiptología en la universidad, hasta 1942.
   Su interés por el folclore en general continuó, y escribió la introducción a, Lincolshire Folklore, de Ethel Rudkin, en la que analizaba la superioridad de las mujeres como folcloristas respecto de los hombres.

   Durante la Segunda Guerra Mundial, Murray evadió el bombardeo de Londres, mudándose a Cambridge, donde se presentó como voluntaria para un grupo, probablemente el, Army Bureau of Current Affairs o, The British Way and Purpose, que educaba al personal militar para prepararlos para la vida de posguerra.
   Con base en la ciudad, Murray se embarcó en una investigación sobre la historia moderna temprana de la ciudad, examinando documentos almacenados en las iglesias parroquiales locales, Downing College y la Catedral de Ely; nunca publicó sus hallazgos. En 1945, Murray se involucró brevemente en el caso de asesinato, "¿Quién puso a Bella en Wych Elm?".

   Después de que terminó la guerra, Murray regresó a Londres, y se instaló en una habitación en, Endsleigh Street, que estaba cerca del University College London, y el Institute of Archaeology (entonces una institución independiente, ahora parte del UCL); Murray continuó su participación en el primero, e hizo uso de la biblioteca del segundo.
   La mayoría de los días, Murray visitaba el, Museo Británico para consultar su biblioteca, y dos veces por semana, impartía clases de educación para adultos sobre la historia y la religión del Antiguo Egipto en el, City Literary Institute; tras jubilarse de este puesto, nombró a su antigua alumna, Veronica Seton-Williams, para reemplazarla.

     El interés de Murray por popularizar la egiptología entre el público en general continuó; en 1949 publicó, Ancient Egyptian Religious Poetry, su segundo trabajo para la serie, "The Wisdom of the East" de John Murray. Ese año también publicó, The Splendour That Was Egypt, en el que recopiló muchas de sus conferencias en la University College London.
    El libro adoptó una perspectiva difusionista, que argumentaba que Egipto, influyó en la sociedad grecorromana y, por lo tanto, en la sociedad occidental moderna.
   Esto fue visto como un compromiso entre la creencia de Petrie de que otras sociedades influyeron en el surgimiento de la civilización egipcia, y la visión altamente hiperdifusionista, poco ortodoxa, y muy criticada de, Grafton Elliot Smith, de que Egipto era la fuente de toda la civilización global. El libro recibió una recepción mixta de la comunidad arqueológica.

Últimos Años: 1953-1963

   En 1953, Murray fue designada presidenta de la, Folklore Society, tras la dimisión del expresidente Allan Gomme. La Sociedad había contactado inicialmente con John Mavrogordato, para el puesto, pero él había declinado, y Murray aceptó la nominación varios meses después. Murray permaneció como presidenta durante dos mandatos, hasta 1955.

   En su discurso presidencial de 1954, "Inglaterra como Campo para la Investigación del Folclore", Murray lamentó lo que veía como el desinterés del pueblo inglés en su propio folclore, en favor del de otras naciones. Para el número de otoño de 1961 de, Folklore, la sociedad publicó un homenaje a Murray para conmemorar su 98 cumpleaños.
    El número contenía contribuciones de varios académicos que le rindieron homenaje, con artículos que trataban sobre arqueología, hadas, símbolos religiosos del Cercano Oriente, canciones populares griegas, pero notablemente no sobre brujería, posiblemente porque ningún otro folclorista, estaba dispuesto a defender su teoría del culto a las brujas.

   En mayo de 1957, Murray había defendido las polémicas afirmaciones del arqueólogo, T. C. Lethbridge, de que había descubierto tres figuras de tiza precristianas en,
   Wandlebury Hill, en las colinas de Gog Magog, Cambridgeshire. En privado, expresó su preocupación por la realidad de las figuras. Posteriormente, Lethbridge escribió un libro,  en el que defendía la teoría de Murray del culto a las brujas, en el que buscaba los orígenes del culto, en la cultura precristiana. En 1960, Murray donó su colección de documentos, que incluía correspondencia con una amplia gama de personas de todo el país, al Archivo de la Sociedad de Folklore, donde ahora se la conoce como, "la Colección Murray".

    Fuí a la fiesta de su centenario, donde se sentó en el trono, no hay otra palabra para describirlo, rodeada de familiares y amigos. Una prima lejana, lo que nosotros llamaríamos una señora mayor de ochenta años, traía saludos de parientes aún más lejanos de Australia y de repente olvidó, como le sucede a mucha gente que tiene la mitad de su edad y un tercio de la de Ma Murray, un nombre.
"Qué estúpida soy, prima Margaret", dijo, "qué estúpida, es ese nombre que se me ha ido de la cabeza". Ma Murray fijó sus ojos en esta anciana, veinte años menor que ella, ojos fríos en los que el sentimiento parecía extinguirse en la neutralidad de la eternida, y dijo con gentileza y amabilidad: "No es estupidez, querida. No es estupidez: sólo pereza mental".

Glyn Daniel, 1964

    Murray, que padecía artritis, se había mudado a una casa en North Finchley, al norte de Londres, donde la cuidaba una pareja de jubilados que eran enfermeras capacitadas; desde allí, ocasionalmente tomaba taxis hasta el centro de Londres, para visitar la biblioteca de la University College London. En medio de su mala salud, en 1962 Murray se mudó al Queen Victoria Memorial Hospital, Welwyn, Hertfordshire, donde podía recibir atención las 24 horas; vivió aquí durante los últimos 18 meses de su vida.
   Para celebrar su centenario, el 13 de julio de 1963, un grupo de sus amigos, antiguos alumnos, y médicos, se reunieron para una fiesta en la cercana Ayot St. Lawrence. Dos días después, su médico la llevó a la University College London para una segunda fiesta de cumpleaños, a la que asistieron nuevamente muchos de sus amigos, colegas, y antiguos alumnos; fue la última vez que visitó la universidad.
   En Man, la revista del, Royal Anthropological Institute, se señaló que Murray era, "la única miembro del Instituto que [llegó a su centenario] en memoria viva, si no en toda su historia".
   Ese año  Murray publicó dos libros; uno fue, The Genesis of Religion, en el que argumentó que las primeras deidades de la humanidad, habían sido diosas, en lugar de dioses masculinos.
   El segundo fue su autobiografía, My First Hundred Years, que recibió críticas predominantemente positivas. Murray murió el 13 de noviembre de 1963, y su cuerpo fue incinerado.

La Hipótesis de Murray Sobre el Culto a las Brujas

   Las folcloristas posteriores, Caroline Oates, y Juliette Wood, han sugerido que Murray era más conocida por su teoría del culto a las brujas, y la biógrafa Margaret S. Drower, expresó la opinión de que fue su trabajo sobre este tema, el que, "quizás más que cualquier otro, la hizo conocida al público en general".

   Se ha afirmado que el de Murray, fue el, "primer estudio feminista de los juicios de brujas", además de ser el primero en haber, "empoderado a las brujas," al darles a las acusadas, en su mayoría mujeres, tanto libre albedrío como una voz distinta a la de sus interrogadores.
  La teoría era errónea, en parte porque toda su formación académica era en egiptología, sin conocimientos previos de historia europea, pero también porque exhibió una, "tendencia a generalizar descontroladamente sobre la base de evidencia muy endeble".

   Sin embargo, Oates y Wood, notaron que las interpretaciones de Murray de la evidencia, encajaban dentro de perspectivas más amplias sobre el pasado que existían en ese momento, afirmando que, "Murray no estaba aislada en su método de leer los orígenes rituales antiguos en mitos posteriores."
  En particular, su enfoque estuvo influenciado por el trabajo del antropólogo, James Frazer, quien había defendido la existencia de un mito omnipresente de un dios que muere y resucita, y también estuvo influenciada por los enfoques interpretativos de E. O. James, Karl Pearson, Herbert Fleure y Harold Peake.

Argumento

   En, The Witch-Cult in Western Europe, Murray afirmó que había restringido su investigación a Gran Bretaña, aunque recurrió a fuentes de Francia, Flandes y Nueva Inglaterra. Trazó una división entre lo que denominó, "Brujería Operativa", que se refería a la realización de hechizos y encantamientos con cualquier propósito, y "Brujería Ritual", con la que se refería a, "la antigua religión de Europa occidental", una fe basada en la fertilidad que también denominó, "el culto diánico".

   Murray afirmó que el culto, "muy probablemente," alguna vez había estado dedicado a la adoración de una deidad masculina, y una "Diosa Madre", pero que, "en el momento en que se registra el culto, la adoración de la deidad masculina parece haber reemplazado a la de la femenina".
   En su argumento, Murray afirmó que la figura a la que se hace referencia como el Diablo, en los relatos de los juicios, era el dios de las brujas, "manifestado y encarnado", a quien las brujas ofrecían sus oraciones. Murray afirmó que en las reuniones de brujas, el dios era personificado, generalmente por un hombre o, a veces, por una mujer o un animal; cuando un humano personificaba a esta entidad, Murray afirmó que generalmente iban vestidos de manera sencilla, aunque aparecían con el traje completo para los aquelarres de las brujas.

    Los miembros se unían al culto ya sea como niños o adultos a través de lo que Murray llamó, "ceremonias de admisión"; Murray afirmó que los solicitantes tenían que aceptar unirse por su propia voluntad, y comprometerse a dedicarse al servicio de su deidad.
   También afirmó que en algunos casos, estos individuos tenían que firmar un pacto, o eran bautizados en la fe. Al mismo tiempo, afirmó que la religión se transmitía en gran medida de forma hereditaria. Murray describió la religión como dividida en aquelarres que contenían trece miembros, liderados por un oficial del aquelarre que a menudo era llamado el, "Diablo" en los relatos de los juicios, pero que era responsable ante un, "Gran Maestro".
  Según Murray, los registros del aquelarre se guardaban en un libro secreto, y el aquelarre también disciplinaba a sus miembros, hasta el punto de ejecutar a aquellos considerados traidores.

   Describiendo este culto de brujas como, "una religión alegre", afirmó que los dos festivales principales que celebraba eran la víspera de mayo y la víspera de noviembre, aunque otras fechas de observación religiosa eran, el 1 de febrero, y el 1 de agosto, los solsticios de invierno y verano, y la Pascua.
   Afirmó que la, "Reunión General de todos los miembros de la religión," se conocía como Sabbaths, mientras que las reuniones rituales más privadas se conocían como, Esbats. Los Esbats, afirmó Murray, eran ritos nocturnos que comenzaban a medianoche, y eran, "principalmente para negocios, mientras que el Sabbath era puramente religioso".
  En el primero, se realizaban ritos mágicos con fines tanto malévolos como benévolos. Afirmó que las ceremonias del Sabbat implicaban que las brujas rindieran homenaje a la deidad, renovando sus, "votos de fidelidad y obediencia," hacia él, y proporcionándole relatos de todas las acciones mágicas que habían llevado a cabo desde el Sabbat anterior.
  Una vez concluido este asunto, se realizaban las admisiones al culto o los matrimonios, se llevaban a cabo ceremonias y ritos de fertilidad, y luego el Sabbat finalizaba con banquetes y bailes.

   Las reacciones extremadamente positivas y negativas a el libro, The Witch-Cult in Western Europe, así como su legado en la religión y la literatura, se registran como respuestas a su forma y contenido fantásticos y, especialmente, a su implicación de una historia alternativa, centrada en la mujer, de la religión occidental. Al menos una reseña contemporánea, le devuelve la sugerencia de Murray de una continuidad entre las brujas premodernas y las mujeres contemporáneas en un ataque ad hominem.

Mimi Winick, 2015

   Considerando que la brujería ritual era, "un culto a la fertilidad", afirmó que muchos de sus ritos estaban diseñados para asegurar la fertilidad y la lluvia.
  Murray afirmó que había cuatro tipos de sacrificios realizados por las brujas: el sacrificio de sangre, en el que el neófito escribe su nombre con sangre; el sacrificio de animales; el sacrificio de un niño no cristiano, para obtener poderes mágicos; y el sacrificio del dios de las brujas mediante el fuego, para asegurar la fertilidad.
  Interpretó los relatos de brujas que cambiaban de forma a varios animales, como representativos de un rito en el que las brujas se vestían como animales específicos que consideraban sagrados.
  Afirmó que los relatos de familiares se basaban en el uso de animales por parte de las brujas, que dividió en, "familiares adivinatorios" utilizados en la adivinación y, "familiares domésticos" utilizados en otros ritos mágicos.

   Murray afirmó que una religión precristiana basada en la fertilidad, había sobrevivido al proceso de cristianización en Gran Bretaña, aunque llegó a ser, "practicada solo en ciertos lugares, y entre ciertas clases de la comunidad".

  Ella creía que las historias folclóricas de hadas en Gran Bretaña, se basaban en una raza superviviente de enanos, que continuaron viviendo en la isla hasta el período moderno temprano.
  Afirmó que esta raza seguía la misma religión pagana que las brujas, lo que explica la conexión folclórica entre las dos.
   En los apéndices del libro, también afirmó que Juana de Arco y Gilles de Rais eran miembros del culto de las brujas y fueron ejecutados por ello, una afirmación que ha sido refutada por los historiadores, especialmente en el caso de Juana de Arco.

   El historiador posterior, Ronald Hutton, comentó que, The Witch-Cult in Western Europe, “se basaba en una pequeña cantidad de investigación de archivo, con un uso extensivo de registros de juicios impresos en ediciones del siglo XIX, además de panfletos y obras de demonología, de principios de la era moderna".
    También señaló que el tono del libro era en general, "seco y clínico, y cada afirmación estaba meticulosamente anotada a pie de página con una fuente, con abundantes citas". No fue un éxito de ventas; en sus primeros treinta años, solo se vendieron 2020 copias.
   Sin embargo, llevó a muchas personas a tratar a Murray como una autoridad en el tema; en 1929, fue invitada a proporcionar la entrada sobre, "Brujería" para la Encyclopædia Britannica, y la utilizó para presentar su interpretación del tema como si fuera universalmente aceptada en la erudición.
   Permaneció en la enciclopedia hasta que fue reemplazada en 1969.

   Murray siguió a, The Witch-Cult in Western Europe, con, The God of the Witches, publicado por la editorial popular, Sampson Low en 1931; aunque similar en contenido, a diferencia de su volumen anterior, estaba dirigido a un público de mercado masivo.
   El tono del libro, también difería fuertemente de su predecesor, conteniendo, "lenguaje emocionalmente inflado y coloreado con fraseología religiosa," y refiriéndose repetidamente al culto de las brujas, como, "la vieja religión".
  En este libro, Murray también, "recortó o suavizó," muchas de las afirmaciones hechas en su volumen anterior, que habrían pintado al culto, bajo una mala luz, como aquellas que discutían sobre sexo, y el sacrificio de animales y niños.

  En este libro, Murray comenzó a referirse a la deidad de las brujas como el Dios Cornudo, y afirmó que era una entidad que había sido adorada en Europa, desde el Paleolítico. Murray afirmó además, que en la Edad del Bronce, el culto a la deidad se podía encontrar en toda Europa, Asia y partes de África, y afirmó que la representación de varias figuras con cuernos de estas sociedades, lo demostraba.
    Entre las pruebas citadas se encontraban las figuras con cuernos encontradas en, Mohenjo-Daro, que a menudo se interpretan como representaciones de Pashupati, así como las deidades, Osiris y Amón, en Egipto, y el Minotauro de la Creta minoica.
   Dentro de la Europa continental, Murray afirmó que el Dios con cuernos, estaba representado por Pan, en Grecia, Cernunnos en la Galia, y en varias tallas rupestres escandinavas. Afirmando que esta divinidad había sido declarada el Diablo por las autoridades cristianas, Murray afirmó sin embargo, que su culto fue testificado en sociedades oficialmente cristianas hasta el período moderno, citando prácticas folclóricas como el, Dorset Ooser, y la, Feria de Puck, como evidencia de su veneración.

  En 1954, Murray publicó, The Divine King in England, en el que amplió en gran medida la teoría, tomando influencia de, The Golden Bough, de Frazer, un libro antropológico que afirmaba que las sociedades de todo el mundo, sacrificaban a sus reyes a las deidades de la naturaleza.
   En su libro, Murray afirmó que ésta práctica había continuado en la Inglaterra medieval y que, por ejemplo, la muerte de Guillermo II, fue en realidad un sacrificio ritual. Ningún académico tomó en serio el libro, y fue ignorado por muchos de sus partidarios.

Recepción Académica

Apoyo Temprano

   Tras su publicación inicial, la tesis de Murray obtuvo una recepción favorable por parte de muchos lectores, incluidos algunos académicos importantes, aunque ninguno de ellos era experto en los juicios de brujas.

   Los historiadores de la Gran Bretaña moderna temprana, como George Norman Clark, y Christopher Hill, incorporaron sus teorías en su trabajo, aunque este último posteriormente se distanció de la teoría.

   Para la reimpresión de 1961 de, The Witch-Cult in Western Europe, el historiador medieval, Steven Runciman, proporcionó un prólogo en el que aceptaba que algunos de los, "detalles menores," de Murray, pueden estar abiertos a la crítica, pero en el que, por lo demás, apoyaba su tesis.
   Las teorías de Murray, fueron recapituladas por Arno Runeberg, en su libro de 1947, Witches, Demons and Fertility Magic, así como por Pennethorne Hughes, en su libro de 1952, Witches.
  Como resultado, el historiador canadiense Elliot Rose, escribiendo en 1962, afirmó que las interpretaciones de Murray sobre los juicios de brujas, "parecen tener, en el momento de escribir, una influencia casi indiscutible en los niveles intelectuales más altos", siendo ampliamente aceptadas entre, "la gente educada".

   Rose sugirió que la razón por la que la teoría de Murray obtuvo tanto apoyo, fue en parte debido a sus, "imponentes credenciales" como miembro del personal de la, University College London, una posición que le dio a su teoría una mayor legitimidad a los ojos de muchos lectores.
  Rose sugirió además que la visión de
Murray, era atractiva para muchos, ya que confirmaba, "la imagen general de la Europa precristiana con la que estaría familiarizado un lector de Frazer o [Robert] Graves".
   De manera similar, Hutton sugirió que la causa de la popularidad de la teoría de
Murray, era que, "apelaba a muchos de los impulsos emocionales de la época", incluyendo, "la noción de la campiña inglesa, como un lugar atemporal lleno de secretos antiguos", la popularidad literaria de Pan, la creencia generalizada de que la mayoría de los británicos habían seguido siendo paganos mucho después del proceso de cristianización, y la idea de que las costumbres populares representaban supervivencias paganas.
  Al mismo tiempo, sugirió Hutton, parecía más plausible para muchos, la idea racionalista previamente dominante de que los juicios de brujas, eran el resultado de un engaño, o delirio masivo.

   En relación con esto, la folclorista, Jacqueline Simpson, sugirió que parte del atractivo de la teoría de Murray, era que parecía dar un, "enfoque sensato, desmitificador y liberador a un argumento de larga data, pero estéril," entre los racionalistas que negaban que hubiera habido brujas...
   ...y aquellos, como Montague Summers, que insistían en que había habido una conspiración satánica real, contra la cristiandad en el período moderno temprano, repleto de brujas con poderes sobrenaturales.
  "Qué refrescante", señaló la historiadora Hilda Ellis Davidson, "y emocionante fue su primer libro en ese período. Un enfoque nuevo y sorprendente".

Críticas Tempranas

   Las teorías de Murray nunca recibieron el apoyo de los expertos en los juicios de brujería de la Edad Moderna, y desde sus primeras publicaciones en adelante, muchas de sus ideas fueron cuestionadas por aquellos que destacaron sus, "errores fácticos, y fallas metodológicas".

   De hecho, la mayoría de las revisiones académicas de su trabajo, producidas durante las décadas de 1920, y 1930, fueron en gran parte críticas. George L. Burr revisó sus dos libros iniciales sobre el culto a las brujas, para la, American Historical Review.
   Burr afirmó que ella no estaba familiarizada con las, "historias generales cuidadosas de los académicos modernos," y la criticó por asumir que los relatos de los juicios de brujeria, reflejaban con precisión las experiencias genuinas de brujería de las brujas acusadas, independientemente de si esas confesiones, habían sido obtenidas mediante tortura y coerción.
   También la acusó de usar selectivamente la evidencia para servir a su interpretación, por ejemplo, omitiendo cualquier evento sobrenatural o milagroso, que aparecía en los relatos de los juicios. W. R. Halliday, fue muy crítico en su reseña de, Folklore, al igual que E. M. Loeb, en su reseña de, American Anthropologist.

  Sin duda, es prematuro hablar de algo que, según se reconoce, es tan inmaduro. Cuando la señorita Murray haya ampliado su estudio a todos los países en los que pueda encontrar el "culto"; cuando haya tratado con documentos más dignos del nombre de registros que los libros de bolsillo y los reportes sin forma, que nos tienen que servir para los juicios británicos;
   cuando haya rastreado el aquelarre y el interrogatorio a través de los siglos de caza de brujas y herejes, que precedieron a los británicos; cuando haya confiado en sí misma para estudiar el trabajo de otros estudiantes, y sopesar de manera justa sus conclusiones frente a las suyas, a la luz de las pruebas adicionales que puedan aportar: entonces tal vez haya modificado sus puntos de vista. Ya sea que los cambie o los confirme, entonces se habrá ganado el derecho a ser escuchada.

George L. Burr, 1922

   Poco después, una de las principales especialistas en las actas de los juicios, Cecile L'Estrange Ewen, publicó una serie de libros que rechazaban la interpretación de Murray. Rose sugirió que los libros de Murray, sobre el culto a las brujas, "contienen una increíble cantidad de pequeños errores, de hecho, o de cálculo, y varias inconsistencias de razonamiento".
   Rose aceptó que su caso, "quizás, todavía podría ser probado por alguien más, aunque lo dudo mucho". Destacando que hay una brecha de alrededor de mil años entre la cristianización de Gran Bretaña y el comienzo de los juicios de brujas allí, Rose argumenta que no hay evidencia de la existencia del culto a las brujas en ningún lugar en el período intermedio.
   Además, Rose critica a Murray por tratar a la Gran Bretaña precristiana, como una entidad social y culturalmente monolítica, cuando en realidad, contenía una variedad diversa de sociedades y creencias religiosas. También Rose cuestiona la afirmación de Murray, de que la mayoría de los británicos en la Edad Media, seguían siendo paganos, como, "una visión basada únicamente en la ignorancia".

   Murray no respondió directamente a las críticas a su trabajo, sino que reaccionó a sus críticos de manera hostil; en su vida posterior, afirmó que finalmente dejó de leer reseñas de su trabajo, y creía que sus críticos, simplemente actuaban por sus propios prejuicios cristianos, hacia la religión no cristiana.
   Jacqueline Simpson señaló que a pesar de estas revisiones críticas, dentro del campo de la folclorística británica, se permitió que las teorías de Murray, "pasaran sin aprobación pero sin cuestionamiento, ya sea por cortesía o porque nadie estaba realmente interesado lo suficiente como para investigar el tema".
   Como prueba, señaló que no se publicaron artículos de investigación sustanciales sobre el tema de la brujería, en, Folklore, entre el de Murray, en 1917, y el de Rossell Hope Robbins, en 1963.
   Jacqueline Simpson destacó que cuando se publicaron estudios regionales del folclore británico en este período, por folcloristas como, Theo Brown, Ruth Tongue, o Enid Porter, ninguno adoptó el marco murrayita para interpretar las creencias sobre la brujería, lo que evidencía su afirmación de que, las teorías de Murray fueron ampliamente ignoradas por los estudiosos de la folclorística.

Recházo Académico

  El trabajo de Murray fue cada vez más criticado después de su muerte en 1963, y el recházo académico definitivo de la Teoría del Culto a las Brujas de Murray, ocurrió durante la década de 1970.

   Durante estas décadas, una variedad de académicos en Europa y América del Norte, como Alan Macfarlane, Erik Midelfort, William Monter, Robert Muchembled, Gerhard Schormann, Bente Alver y Bengt Ankarloo, publicaron estudios en profundidad de los registros de archivo de los juicios de brujas, sin dejar ninguna duda de que las mujeres juzgadas por brujería, no eran practicantes de una religión precristiana sobreviviente.
   En 1971, el historiador inglés, Keith Thomas, declaró que sobre la base de esta investigación, había, "muy poca evidencia que sugiriera que las brujas acusadas fueran adoradoras del diablo, o miembros de un culto pagano de la fertilidad". Afirmó que las conclusiones de Murray, eran, "casi totalmente infundadas," porque ignoró el estudio sistemático de los relatos del juicio proporcionados por Ewen y, en cambio, utilizó fuentes de manera muy selectiva para argumentar su punto de vista.

   En 1975, el historiador Norman Cohn, comentó que el, "conocimiento de Murray de la historia europea, incluso de la historia inglesa, era superficial y su comprensión del método histórico, era inexistente", añadiendo que sus ideas estaban, "firmemente establecidas en una versión exagerada y distorsionada del molde frazeriano". Ese mismo año, el historiador de la religión,
  Mircea Eliade, describió el trabajo de Murray como, "irremediablemente inadecuado", que contenía, "errores innumerables y espantosos". En 1996, la historiadora feminista,
   Diane Purkiss afirmó que, aunque la tesis de Murray era, "intrínsecamente improbable," y contaba con, "poca o ninguna lealtad dentro de la academia moderna", sentía que los académicos masculinos como, Thomas, Cohn, y Macfarlane, habían adoptado injustamente un enfoque androcéntrico, mediante el cual, contrastaban su propia interpretación, masculina y metodológicamente sólida, con la "creencia feminizada" de Murray, sobre el culto a las brujas.

  Por supuesto, es posible que esta, "vieja religión," haya persistido en secreto, sin dejar ninguna prueba, como también es posible que, bajo la superficie de la Luna, se encuentren grandes depósitos de queso Stilton. Todo es posible, pero, es absurdo afirmar la existencia de algo de lo que no hay pruebas. Los partidarios de Murray, nos piden que nos traguemos un sándwich muy peculiar: un gran trozo de la prueba falsa entre dos rebanadas gruesas de ninguna prueba en absoluto.

Jeffrey B. Russell y Brooks Alexander, 2007

   Hutton afirmó que Murray había tratado su material de origen con, "abandono imprudente", en el sentido de que había tomado, "detalles vívidos de supuestas prácticas de brujería," de, "fuentes dispersas en una gran extensión de espacio y tiempo," y luego, declaró que eran normativas del culto en su conjunto.
   Jacqueline Simpson describió cómo Murray había seleccionado su uso de la evidencia de manera muy específica, particularmente al ignorar y/o racionalizar cualquier relato de eventos sobrenaturales o milagrosos en los registros de los juicios, distorsionando así los eventos que estaba describiendo.
    Así, señaló Simpson, Murray racionalizó las afirmaciones de que el Diablo de pezuña hendida, se apareció en el aquelarre de las brujas, al afirmar que era un hombre con un tipo especial de zapato, y afirmó de manera similar, que las afirmaciones de las brujas, de haber volado por el aire en escobas, en realidad se basaban en su práctica de saltar sobre escobas, o untarse ungüentos alucinógenos.
   El historiador, Jeffrey Burton Russell, que escribe con el autor independiente, Brooks Alexander, coincidió con ésta valoración, y afirmó que, “el uso que Murray hace de las fuentes, en general, es espantoso”. Ambos continuaron afirmando que, “hoy en día, los académicos están de acuerdo en que Murray no solo estaba equivocada: estaba completamente y vergonzosamente equivocada en casi todas sus premisas básicas”.

   Se ha citado al historiador italiano, Carlo Ginzburg, como alguien dispuesto a dar, “un ligero apoyo” a la teoría de Murray. Ginzburg afirmó que, aunque su tesis había sido, “formulada de una manera totalmente acrítica”, y contenía, “serios defectos”, sí contenía, “un núcleo de verdad”.
   Ginzburg afirmó que en su opinión, ella tenía razón al afirmar que la brujería europea tenía, "raíces en un antiguo culto a la fertilidad", algo que, según él, estaba justificado por su trabajo de investigación de los benandanti, una tradición visionaria agraria registrada en el distrito de Friuli, en el noreste de Italia, durante los siglos XVI y XVII.
   Varios historiadores y folcloristas han señalado que los argumentos de Ginzburg, son muy diferentes a los de Murray: mientras que Murray argumentó a favor de la existencia de un culto de brujas precristiano, cuyos miembros se reunían físicamente durante los Sabbats de las brujas, Ginzburg argumentó que algunas de las tradiciones visionarias europeas que se fusionaron con la brujería, en el período moderno temprano, tenían sus orígenes en religiones de fertilidad precristianas.
   Además, otros historiadores han expresado críticas a la interpretación de Ginzburg de los benandanti; Cohn afirmó que no había, "nada en absoluto," en el material original que justificara la idea de que los benandanti eran la, "supervivencia de un culto a la fertilidad milenario".
   Haciéndose eco de estas opiniones, Hutton comentó que la afirmación de Ginzburg, de que las tradiciones visionarias de los benandanti eran una supervivencia de las prácticas precristianas, era una idea que se basaba en, "fundamentos materiales y conceptuales imperfectos".
   Añadió que la, "suposición" de Ginzburg de que, "lo que se estaba soñando en el siglo XVI, había sido de hecho representado en ceremonias religiosas," que databan de, "tiempos paganos", era enteramente, "una inferencia propia," y no una respaldada por la evidencia documental.

Vida Personal

   En una investigación de la historia del Departamento de Egiptología de la University College London, la historiadora, Rosalind M. Janssen, afirmó que, Murray era, "recordada con gratitud, e inmenso afecto por todos sus antiguos alumnos. Una profesora sabia, e ingeniosa, dos generaciones de egiptólogos han estado en deuda con ella para siempre".

  Además de enseñarles, Murray era conocida por socializar con sus alumnos de la, University College London, fuera del horario de clase.

    El arqueólogo, Ralph Merrifield, que conocía a Murray a través de la, Folklore Society, la describió como una, "erudita diminuta y amable, que irradiaba inteligencia y fuerza de carácter, hasta una edad muy avanzada".
    Davidson, que también conocía a Murray a través de la Sociedad, señaló que en sus reuniones, "ella se sentaba cerca del frente, una anciana encorvada, y aparentemente inocente, que dormitaba pacíficamente, y luego, en medio de una discusión, intervenía de repente con un comentario relevante y penetrante que demostraba que no se había perdido ni una palabra del argumento".
  La folclorista, Juliette Wood, señaló que muchos miembros de la,
Folklore Society, "la recuerdan con cariño", y agregó que Murray había estado, "especialmente interesada en alentar a los investigadores más jóvenes, incluso a aquellos que no estaban de acuerdo con sus ideas".

   Uno de los amigos de Murray en la Sociedad, E. O. James, la describió como, "una mina de información, y una inspiración perpetua, siempre dispuesta a impartir sus vastos y variados acervos de conocimiento especializado sin reservas, o, dicho sea de paso, con mucho o ningún respeto por las opiniones y conclusiones generalmente, aceptadas de los expertos". 
  Hilda Elis 
Davidson la describió como, "nada asertiva [...] [ella] nunca impuso sus ideas a nadie. [En relación con su Teoría del Culto a las Brujas], de hecho se comportó más bien como alguien que fuera un miembro completamente convencido de alguna secta religiosa inusual, o tal vez, de los masones, pero que nunca, bajo ningún concepto, se metió en discusiones sobre ello en público". 
   El arqueólogo, Glyn Daniel, observó que Murray permaneció mentalmente alerta, hasta su vejez, comentando que, "su vigor, franqueza y energía despiadada, nunca la abandonaron".

    Murray nunca se casó, sino que dedicó su vida a su trabajo, y por esta razón, Hutton la comparó con otras dos destacadas académicas británicas de la época, Jane Harrison, y Jessie Weston.
   La biógrafa de Murray, Kathleen L. Sheppard, afirmó que estaba profundamente comprometida con la divulgación pública, en particular en lo que se refería a la egiptología, y que como tal, "quería cambiar los medios por los cuales el público obtenía conocimiento sobre la historia de Egipto: deseaba abrir las puertas del laboratorio científico e invitar al público a entrar". Consideraba que viajar era una de sus actividades favoritas, aunque, debido a las restricciones de su tiempo y sus finanzas, no podía hacerlo regularmente; su salario seguía siendo pequeño, y los ingresos por sus libros, eran escasos.

    Criada como cristiana devota, por su madre, Murray se había convertido inicialmente en maestra de escuela dominical para predicar la fe, pero después de entrar en la profesión académica, rechazó la religión, ganándose una reputación entre otros miembros de la, Folklore Society, como una notable escéptica y racionalista.  
   Murray era abiertamente crítica de la religión organizada, aunque continuó manteniendo una creencia personal en un Dios de algún tipo, contando en su autobiografía que creía en, "un poder invisible que gobierna", "al que la ciencia llama Naturaleza, y la religión llama Dios".
  Murray también era creyente y practicante de magia, realizando maldiciones contra aquellos que sentía que lo merecían; en un caso, maldijo a un compañero académico, Jaroslav Černý, cuando sintió que su ascenso al puesto de profesor de Egiptología, en lugar de su amigo, Walter Bryan Emery, era indigno.
     Su maldición implicaba mezclar ingredientes en una sartén, y se llevó a cabo en presencia de dos colegas. En otro caso, se dijo que había creado una imagen de cera del Kaiser Guillermo II, y luego la había fundido durante la Primera Guerra Mundial.
    Ruth Whitehouse sostiene que, dada la falta de mención de Murray de tales incidentes en su autobiografía, y su enfoque generalmente racional, un, "espíritu de travesura," en oposición a, "una creencia real en la eficacia de los hechizos," puede haber motivado su práctica de magia.

Legado

En la Academia

    Hutton señaló que Murray fue una de las primeras mujeres en, "tener un impacto serio en el mundo de la erudición profesional", y el arqueólogo, Niall Finneran, la describió como, "uno de los personajes más grandes de la arqueología británica de posguerra".

   Tras su muerte, Daniel se refirió a ella como, "la gran anciana de la egiptología", y Hutton señaló que la egiptología representaba, "el núcleo de su carrera académica". En 2014, Thornton se refirió a ella como, "una de las egiptólogas más famosas de Gran Bretaña".

    Sin embargo, según la arqueóloga, Ruth Whitehouse, las contribuciones de Murray a la arqueología y la egiptología a menudo se pasaban por alto, ya que su trabajo se veía eclipsado por el de Petrie, hasta el punto de que a menudo, se la consideraba principalmente como una de las asistentes de Petrie, en lugar de una académica por derecho propio.
   Cuando se retiró, Murray había llegado a ser muy valorada dentro de la disciplina, aunque, según Whitehouse, la reputación de Murray decayó después de su muerte, algo que Whitehouse atribuyó al recházo de su, Teoría del Culto a las Brujas, y al borrado general de las mujeres arqueólogas de la historia, dominada por los hombres de la disciplina.

   En su obituario para Murray en, Folklore, James señaló que su muerte fue, "un evento de interés e importancia inusuales en los anales de la Folk-Lore Society, en particular, así como en la esfera más amplia en la que su influencia se sintió en tantas direcciones y disciplinas". Sin embargo, folcloristas académicos posteriores, como Simpson y Wood, han citado a Murray, y su Teoría del Culto a las Brujas, como una vergüenza para su campo, y para la, Folklore Society, específicamente.
Jacqueline Simpson sugirió que la posición de Murray, como presidente de la Sociedad, fue un factor causal en la actitud desconfiada que muchos historiadores mantuvieron hacia la folklorística, como disciplina académica, ya que erróneamente llegaron a creer que todos los folcloristas respaldaban las ideas de Murray.
   De manera similar, Catherine Noble, afirmó que, "Murray causó un daño considerable al estudio de la brujería".

   En 1935, la University College London, introdujo el, Premio Margaret Murray, otorgado al estudiante que se considera que ha producido la mejor disertación en egiptología; continuó presentándose anualmente hasta el siglo XXI. En 1969, la University College London, nombró una de sus salas comunes en su honor, pero se convirtió en una oficina, en 1989.

  Ningún folclorista británico puede recordar a la Dra. Margaret Murray sin sentirse avergonzado, y con una sensación de paradoja. Murray es una de las pocas folcloristas, cuyo nombre llegó a ser ampliamente conocido por el público, pero entre los académicos, su reputación es merecidamente baja; su teoría de que las brujas eran miembros de una enorme sociedad secreta, que preservaba un culto prehistórico a la fertilidad a través de los siglos, se considera ahora basada en métodos profundamente defectuosos y argumentos ilógicos.
El hecho de que, en su vejez y después de tres libros cada vez más excéntricos, fuera nombrada presidenta de la, Folkloristic Society, sin duda debe haber dañado la reputación de la Sociedad, y posiblemente el estatus de la folklorística en este país; ayuda a explicar la desconfianza que algunos historiadores aún sienten, hacia nuestra disciplina.

Jacqueline Simpson, 1994

    En junio de 1983, la reina Isabel, la Reina Madre, visitó la sala y recibió como regalo una copia de, Mis primeros Cien Años, de Murray. La, University College London, también posee dos bustos de Murray, uno guardado en el Museo Petrie, y el otro en la biblioteca del Instituto de Arqueología de la University College London.
   Esta escultura fue encargada por una de sus estudiantes, Violet MacDermot, y producida por el artista, Stephen Rickard. La, University College London, también posee una pintura de acuarela de Murray, de Winifred Brunton; anteriormente exhibida en la Galería Petrie, luego fue colocada en los almacenes de la Colección de Arte.
   En 2013, en el 150 aniversario del nacimiento de Murray y el 50 de su muerte, Ruth Whitehouse del Instituto de Arqueología de la, University College London,  describió a Murray como, "una mujer notable," cuya vida, "bien valía la pena celebrar, tanto en el mundo arqueológico en general como especialmente en la University College London".

   La historiadora de arqueología, Rosalind M. Janssen, tituló su estudio de egiptología en la University College London,  Los Primeros Cien Años, "como un tributo," a Murray. La amiga de Murray, Margaret Stefana Drower, escribió una breve biografía de ella, que se incluyó como capítulo, en el volumen editado en 2004 sobre, Breaking Ground: Pioneering Women Archaeologists.
   En 2013, Lexington Books, publicó, La Vida de Margaret Alice Murray: El Trabajo de una Mujer en Arqueología, una biografía de Murray escrita por Kathleen L. Sheppard, entonces profesora adjunta en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri; el libro se basó en la tesis doctoral de Sheppard, producida en la, Universidad de Oklahoma.
   Aunque lo caracteriza como, "escrito de manera clara y atractiva", un crítico señaló que el libro de Sheppard se centra en Murray como, "científica" y, como tal, no analiza la participación de Murray en las prácticas mágicas y su relación con la WICCA.

En WICCA

   Las teorías de Murray sobre el culto a las brujas, proporcionaron el modelo para la religión pagana contemporánea de WICCA, y se hace referencia a Murray como la, "Abuela de WICCA". El erudito en estudios paganos, Ethan Doyle White, afirmó que fue la teoría que, "formó la narrativa histórica alrededor de la cual se construyó WICCA ", ya que en su surgimiento en Inglaterra durante los años 1940 y 1950, WICCA afirmó ser la supervivencia de este culto a las brujas.

   La estructura teológica de WICCA, que gira en torno a un Dios con cuernos, y una Diosa Madre, fue adoptada de las ideas de Murray sobre el antiguo culto a las brujas, y los grupos wiccanos se denominaron aquelarres y sus reuniones se denominaron esbats, ambas palabras que Murray había popularizado.
  Al igual que con el culto de las brujas de Murray, los practicantes de WICCA ingresaban a través de una ceremonia de iniciación; Las afirmaciones de Murray de que las brujas escribían sus hechizos en un libro, pueden haber sido una influencia en el, Libro de las Sombras, de WICCA.
  El sistema temprano de festividades estacionales de WICCA también se basaba en el marco de Murray.

   Al señalar que no hay evidencia de que WICCA existiera antes de la publicación de los libros de Murray, Merrifield comentó que para aquellos en la Gran Bretaña del siglo XX, que deseaban formar sus propios aquelarres de brujas, "Murray puede haber parecido la hada madrina ideal, y su teoría se convirtió en el carruaje de calabaza que podría transportarlos al reino de la fantasía que anhelaban".

   El historiador, Philip Heselton, sugirió que el, aquelarre de New Forest, el supuesto grupo wiccano más antiguo, fue fundado alrededor de 1935, por esoteristas conscientes de la teoría de Murray, y que pueden haber creído que eran miembros reencarnados del culto de las brujas.
   Fue Gerald Gardner, quien afirmó ser un iniciado del, aquelarre de New Forest, quien estableció la tradición de la WICCA gardneriana, y popularizó la religión; según Simpson, Gardner fue el único miembro de la, Folklore Society, que aceptó, "de todo corazón," la hipótesis del culto a las brujas de Murray.
   El dúo se conocía, y Murray escribió el prólogo del libro de Gardner, de 1954, Witchcraft Today, aunque en ese prólogo, no especificó explícitamente si creía en la afirmación de Gardner, de que había descubierto una supervivencia de su culto a las brujas. En 2005, Noble sugirió que, "el nombre de Murray podría estar casi olvidado hoy si no fuera por Gerald Gardner".

  A medida que la religión [de Wicca] emergía, muchos practicantes veían a quienes habían sufrido en los [juicios de brujas de la Edad Moderna] como sus antepasados, adoptando así la hipótesis del culto a las brujas de Murray, que proporcionaba a la WICCA una historia que se remontaba a los confines del pasado antiguo. Cuando los historiadores desafiaron y demolieron esta teoría en los años 1960 y 1970, muchos wiccanos se sorprendieron.
  Algunos aceptaron que la teoría no era realmente legítima, y ​​en cambio retrataron la historia de Murray, como una historia mítica de la tradición, y trataron de enfatizar otros antecedentes históricos de la religión. Sin embargo, otros practicantes defendieron vehementemente la hipótesis de Murray contra la crítica académica, considerándola un importante artículo de fe.

Ethan Doyle White, 2016

   Las teorías de Murray sobre el culto a las brujas, probablemente también fueron una influencia central en las tradiciones wiccanas, no gardnerianas, que se establecieron en Gran Bretaña y Australia, entre 1930 y 1970, por personas como Bob Clay-Egerton, Robert Cochrane, Charles Cardell y Rosaleen Norton.
  La prominente wiccana, Doreen Valiente, buscó con avidez lo que creía que eran otros restos supervivientes del culto a las brujas de Murray, en Gran Bretaña. Doreen Valiente, siguió comprometida con la creencia en el culto a las brujas de Murray después de su rechazo académico, y describió a Murray como, "una mujer notable".

   En San Francisco, a finales de la década de 1960, los escritos de Murray estuvieron entre las fuentes utilizadas por, Aidan A. Kelly, en la creación de su tradición wiccana, la Nueva Orden Ortodoxa Reformada del Amanecer Dorado.
   En Los Ángeles, a principios de los años 1970, Zsuzsanna Budapest las utilizó cuando estaba estableciendo su tradición de orientación feminista de la WICCA Diánica.
  La teoría del culto a las brujas de Murray, también proporcionó la base para las ideas expuestas en, Witchcraft and the Gay Counterculture, un libro de 1978, escrito por el activista de liberación gay estadounidense, Arthur Evans.

   Los miembros de la comunidad wiccana, gradualmente se dieron cuenta del rechazo de la academia, a la teoría del culto a las brujas. En consecuencia, la creencia en su verdad literal, disminuyó durante los años 1980 y 1990, y muchos wiccanos comenzaron a verla como un mito, que transmitía verdades metafóricas o simbólicas.
  Otros insistieron en que los orígenes históricos de la religión, no importaban y que, en cambio, la WICCA estaba legitimada por las experiencias espirituales que brindaba a sus participantes.
   En respuesta, Hutton escribió, The Triumph of the Moon, un estudio histórico que explora el desarrollo temprano de la WICCA;
  En su publicación en 1999, el libro ejerció un fuerte impacto en la comunidad pagana británica, erosionando aún más la creencia en la teoría de Murray entre los wiccanos. Por el contrario, otros practicantes se aferraron a la teoría, tratándola como un importante artículo de fe, y rechazando la erudición, post-murrayita, sobre la brujería europea.
  Varios practicantes destacados, continuaron insistiendo en que la WICCA era una religión con orígenes que se remontaban al Paleolítico, pero otros rechazaron la validez de la erudición histórica, y enfatizaron la intuición y la emoción como árbitro de la verdad.
Algunos wiccanos, "contrarrevisionistas," entre ellos Donald H. Frew, Jani Farrell-Roberts y Ben Whitmore, publicaron críticas en las que atacaban la erudición, post-murrayita, en cuestiones de detalle, pero ninguno defendió completamente la hipótesis original de Murray.

En Literatura.

 Simpson señaló que la publicación de la tesis de Murray en la, Encyclopædia Britannica, la hizo accesible a, "periodistas, cineastas, novelistas populares, y escritores de suspenso", quienes la adoptaron, "con entusiasmo". Influyó en la obra de Aldous Huxley y Robert Graves.

   Las ideas de Murray dieron forma a la representación del paganismo en la obra de la novelista histórica, Rosemary Sutcliff.
  Las ideas de Murray sobre la religión, también se pueden discernir en las ficciones de otro novelista histórico británico, Henry Treece.
   También fue una influencia para el autor de terror estadounidense, H. P. Lovecraft, quien citó, El Culto de las Brujas en Europa Occidental, en sus escritos sobre el, culto ficticio de Cthulhu.

   La autora, Sylvia Townsend Warner, citó el trabajo de Murray sobre el culto a las brujas como una influencia en su novela de 1926, Lolly Willowes, y envió una copia de su libro a Murray, en agradecimiento, y las dos se reunieron para almorzar poco después.
   Sin embargo, hubo alguna diferencia en sus descripciones del culto a las brujas; mientras que Murray había representado un culto organizado precristiano, Warner describió una vaga tradición familiar que era explícitamente satánica. En 1927, Warner dio una conferencia sobre el tema de la brujería, exhibiendo una fuerte influencia del trabajo de Murray.
   Al analizar la relación entre Murray y Warner, la erudita en literatura inglesa, Mimi Winick caracterizó a ambas como, "comprometidas en imaginar nuevas posibilidades para las mujeres en la modernidad".

  La novela de fantasía, Lammas Night, se basa en la misma idea del papel de la familia real.
(Wikipedia en Ingles)