lunes, 3 de octubre de 2011

Galdos y la Idea de Arte en Tristana

       Benito María de los Dolores Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843, y murió en Madrid, el 4 de enero de 1920. Conocido como Benito Pérez Galdós, fue un novelista, dramaturgo y cronista español. Se trata del mayor representante de la novela realista del siglo XIX en España, y uno de los más importantes escritores en lengua española.
        Tristana es una novela escrita por Benito Pérez Galdós, publicada en 1892. Pertenece al grupo de las novelas españolas contemporáneas. Es una crítica de la situación opresiva que sufren las mujeres a finales del siglo XIX. Fue llevada al cine por Luis Buñuel con el nombre de Tristana.
       Al morir su madre, Tristana es confiada a don Lope, un don Juan en declive, incapaz de aceptar su caducidad como seductor. La relación entre ambos no queda clara, no se sabe si don Lope es padre o amante, por lo que Tristana quedará marcada socialmente. Tristana se enamora de Horacio, un pintor que también siente lo mismo por ella, pero este se va a pasar un tiempo fuera alejado de su relación. Tristana sufre una enfermedad repentina y tienen que amputarle una pierna, cuando vuelve Horacio, se desinteresa por ella (finalmente contrae matrimonio con otra mujer), al mismo tiempo que, ella que lo había idealizado, pierde también su interés al enfrentarse al amado real. La relación entre Tristana y don Lope, si bien antes parecía de encarcelada a carcelero, ahora mejora. Finalmente, unos familiares de don Lope le ofrecen ayuda por la situación económica mala por la que estaban pasando. La condición, para reparar la deshonra de Tristana y la inmoralidad de don Lope Garrido, es que ambos se casen. Ellos aceptarán el acuerdo y vivirán sencillamente el resto de sus vidas. (Wikipedia)
       Benito Pérez Galdós explora diferentes perspectivas sobre el concepto del arte en su novela Tristana.
     Arte, según el Diccionario Enciclopédico Salvat, es, Virtud, habilidad y destreza para hacer algo. Conjunto de preceptos para hacer bien una cosa. La palabra arte es un concepto muy general, pues también se puede hablar de bellas o malas artes.
     Montejano, autor del curso de Filosofía I, de Prepa Abierta, explica que Arte proviene del vocablo griego Areté, término que señala hacia la virtud o sentido de perfeccionamiento. Montejano cita a Werner Jaeger, quien en una cita de su libro Paideia, comenta que un tema esencial en la historia de la educación griega es el concepto de Areté.
     Según Jaeger, no existe un vocablo moderno exactamente equivalente a dicha palabra. Para Jaeger algún término que se le parece es Virtud, pero no atenuada por su sentido moral, sino como expresión de un alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta y el heroísmo guerrero, expresaría acaso el sentido de la palabra griega. Tanto Aristóteles como Homero, sostiene Jaeger, ven en la dignidad de la Areté, la base del reconocimiento de la grandeza del alma, como la más alta expresión de la personalidad espiritual y ética.
      Según Enciclopedia Salvat, Aristóteles definía el arte como la capacidad orientada por la razón de producir cualquier objeto. (lo que hoy llamaríamos Técnica). También, según Salvat, para los griegos arte significaba Saber hacer tanto en su dimensión teórica como práctica. El arte puede ser visto también como una imitación de la naturaleza.
     Bressler en el glosario de su Literary Criticism, define la teoría mimética de Aristóteles, Término usado en la crítica literaria para referirse al arte como imitación o copia de los varios elementos del universo. La idea de arte dentro de la tradición judeocristiana tiene gran relevancia dentro de los estudios literarios de occidente.
     Contrario a la tradición helénica, el judeocristianísmo vió con malos ojos el desarróllo del arte.
      En Tristana, Benito Pérez Galdos, explora el concepto de arte desde una perspectiva judeocristriana, en donde la actividad artística es vista como un imán que posterga o inhibe la estabilidad matrimonial, una actividad que se opone a la religión, y una actividad que es detonada a través del despertar sexual.  
 
       Hablando de la relación que existe entre la estabilidad matrimonial y la tarea artística de un individuo, en el caso de Horacio, Galdós deja claro el porqué el abuelo de Horacio está en contra de su vocación de pintor, Quería que Horacio fuera droguista, que cobrase afición al genero, a la contabilidad escrupulosa, a la rectitud comercial, al manejo de la tienda; deseaba hacer de él un hombre y enriquecerle; se encargaría de casarle oportunamente, esto es, de encontrarle una madre para los hijos que debía tener (Galdós, 28).
   También Pirandello había abordado este problema. Según una reseña biográfica de Pirandello en Doce Mil Grandes, En la extensa obra pirandelliana se repiten varias preocupaciones, entre las que cabe mencionar […] la oposición entre el proceso vital y la tarea artística…
    Una de las razones de ésta incompatibilidad entre arte y familia, es lo azaroso y poco rentable económicamente que resulta ser la actividad artística, en la mayoría de los casos. La estabilidad económica es algo necesario dentro del matrimonio, de ahí la preocupación del abuelo de Horacio.
      El mismo Galdós, según Ramón Gómez en el prólogo de la edición Porrúa, conoció las penurias económicas de la actividad artística, lo cual le hizo tocar nuevos temas en sus novelas,  Galdós sabía de los artistas y de su éxito ambicionable-del arte y sus tormentosos escrúpulos sabía menos- y el deseo de lograr ese éxito de los artistas le hizo hipotecarse y quedó convertido en el hipotecado, y gravitaron ya sobre él el capital y el trabajo, los terratenientes y los sindicatos.
    Además confirmando ésta misma idea, Baudelaire, el poeta francés, reclamaba que, el hombre de letras es un enemigo del mundo y el poeta Mallarmé se dolía de la soledad del artista creador, quien sufre en ésta sociedad que no lo dejará vivir.
         En la novela de Galdós, don Lope sí logra casarse con Tristana. Galdós establece una clara rivalidad entre Horacio y Don Lope Garrido.
      Mientras que Don Lope es un hombre práctico y experimentado en el amor, Horacio es un artista soñador. German Gullon quien es un critico literario, establece tal como se muestra en la novela, que es don Lope quien gana la batalla ante los ojos de Tristana, ese ‘Señó’ Juan, con que se designa a Horacio, es obviamente despectivo, y quiere decir que el artista o pseudoartista no puede compararse con el tenoriesco don Juan que es el viejo don Lope.
      Además, parece que esa batalla ya estaba ganada desde el principio, cuando Galdós describe el primer encuentro entre Tristana y Horacio, Asombrábase ella del engaño de sus ojos en las primeras apreciaciones de la persona del desconocido. Cuando se fijo en él, la tarde aquella de los sordomudos, túvole por un señor, sí, como de treinta o más años. ¡Qué tonta! ¡Si era un muchacho! (25).
      Pareciéra como que Galdós quisiéra dejar claro que la inexperiencia y juventud del artista no es suficiente para sustituir la experiencia conyugal de Tristana con don Lope, un hombre más experimentado cuyos esfuerzos hacia ella fueron enfocados más al establecimiento de una vida conyugal. Tristana advierte en una de sus cartas que hay un conflicto entre el matrimonio y su interés artístico, La verdad es que si pinto como tu o descubro otra profesión en que pueda lucir y trabajar con fe, ¿Cómo nos vamos a arreglar, hijo de mi vida? Es cosa que espanta (46). Después de iniciarse en su vida conyugal, don Lope reconoce un cambio en ella (ha encontrado a Horacio) y Tristana comienza a emancipar su Yo, Hay algo fuera de casa que te inspira aborrecimiento de lo de dentro, y al mismo tiempo te sugiere ideas de libertad, de emancipación (39).
       Tristana comparte con Horacio sus ideas sobre el matrimonio, Aspíro a no depender de nadie ni del hombre que adoro. […] No veo la felicidad en el matrimonio (56). En otra carta le comenta, Te advierto que soy una calamidad como mujer casera (51). Cuando Tristana, ya convaleciente, le entrega a don Lope una de sus cartas para Horacio, don Lope lee la carta, y se da cuenta de esa lucha que Tristana tiene entre su proceso vital y la tarea artística. Tristana escribe, Dios me alienta, me dice que saldré bien del lance, y que después tendré salud y felicidad, y podré quererte todo lo que se me antoje, y ser pintora, o mujer sabia, y filósofa por todo lo alto… (76).
       Don Lope se da cuenta que las cartas son solo ejercicios artísticos de ficción que no están fundados sobre la base de sentimientos reales, La perdiste, la perdiste para siempre, pues esas bobadas del amor eterno, del amor ideal, sin piernas ni brazos, no son mas que un hervor insano de la imaginación (76). Don Lope canta su victoria sobre ella y se dice a sí mísmo, Ya me pertenece en absoluto hasta que mis días acaben ¡Pobre muñeca con alas! (76).
       Sin embargo, Tristana en una de sus cartas anteriores a Horacio, deja en claro su actitud respecto del arte, y por extensión del matrimonio, Trabajaremos juntos, porque ya no podré ser actriz; voy viendo que es imposible…;¡Pero lo que es pintora…! No hay quien me lo quite de la cabeza (71). Además, en otra carta le dice, Te quiero con más alma que nunca, porque respetas mi libertad, porque no me amarrarás a la pata de una silla ni a la pata de una mesa con el cordel del matrimonio (70). Don Lope ha enfrentado a los enamorados artistas (Tristana y Horacio) al hecho de que la única realidad es la vida conyugal y no las quimeras del amor idealizado, algo que se pone a prueba cuando Tristana pierde su pierna.
         El arte como forma de ficción es algo emparentado con el amor idealizado. Galdós nos muestra que esa clase de amor, al igual que la importancia del arte que ellos sienten, se ven desvanecidos ante la fuerza de la realidad. En una de las escenas más interesantes de la novela, cuando Horacio visita a Tristana convaleciente, don Lope le dice, Pues yo creí que usted al venir aquí, traía el propósito de casarse con ella (88).
      Galdós nos describe la reacción de Horacio, ¡Casarme!...¡Oh!...No-dijo Horacio, desconcertado por el repentino golpe, pero rehaciéndose al momento-. Tristana es enemiga irreconciliable del matrimonio. ¿No lo sabia usted? (89).
       Hablando del arte y la religión, don Lope es un hombre que no cree en las religiónes ni en el matrimonio. Galdós nos dice que don Lope, Respecto a la Iglesia, teníala como una broma pesada, que los pasados siglos vienen dando a los presentes, y que éstos aguantan por timidez y cortedad de genio (10).  Don Lope no es un hombre que crea en el matrimonio ni en la ley de Moisés. A pesar de que al final don Lope se casa con Tristana, Galdós nos dice que don Lope:
 Sostenía que en las relaciones de hombre y mujer no hay mas ley que la anarquía […] que el soberano amor no debe sujetarse mas que a su propio canon intrínseco […] Decía que los artículos del Decálogo […] fueron un pegote añadido por Moisés a la obra de Dios, obedeciendo a razones  puramente políticas… (15).
       Cuando vemos el gran legado artístico que se exhibe en el Vaticano, en la Basílica de San Pedro, pensamos en la gran aportación que el arte ha hecho a la religión. Sin embargo arte y judaísmo cristiano están en oposición. La relación del judaísmo y el arte se establece a través de los diez mandamientos de la ley judáica.
     Uno de los mandamientos judíos más controversiales y poco comprendidos en el mundo láico es el segundo, el cual dice, “No te harás imagen, ni ninguna semejanza, de lo que este arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas, debajo de la tierra.” (Éxodo 20:4). Para algunos filósofos que formaron parte del llamado Idealísmo Alemán, el siglo de oro de la filosofía alemana entre 1780 y 1880, ésta idea judía del arte era contradictoria, y para algunos otros no.
    Por ejemplo, Nietzsche reconocía la influencia que el segundo mandamiento judío había tenido en el desarrollo de la cultura de Occidente, según Nietzsche,  El arte alza la cabeza, cuando la religión relaja su opresión.
     Por otro lado, Schelling sostenía que el arte era una actividad perfectamente lícita, en el ser humano, según una frase que aparece en el libro Historia de la Filosofía, de Magee, El hombre forma parte de la naturaleza, por lo que la creatividad humana es una parte de la productividad de la naturaleza. Con el hombre, la naturaleza ha alcanzado la autoconciencia.
   Según Bryan Magee, un académico británico investigador de la London Univerity, Schelling sostiene que la consciencia es el único objeto de conocimiento inmediato, y que tan solo a través del arte puede la mente ser perfectamente consciente de ella misma, [tal] idea […] ejerció una gran influencia en el movimiento romántico.   
     Esto es algo muy parecido a la teoría sicoanalísta de Freud, quien sostenía que el subconsciente, una de las partes ocultas de nuestro psique, se manifestaba a través de los sueños personales y de la actividad artística personal. En consonancia con el punto de vista judeocristiano, Galdós retoma ésta idea del arte, como una actividad ilógica y vanidosa, en voz del abuelo de Horacio, quien está en contra del desarróllo artístico de su nieto:
¡Vaya una tontería! ¡Querer reproducir la naturaleza cuando tenemos ahí la Naturaleza misma delante de los ojos! ¿A quien se le ocurre tal disparate? ¿Qué es un cuadro? Una mentira, como las comedias, una función muda, y por muy bien pintado que el cielo esté, nunca se puede comparar con el cielo mísmo. Los artistas eran, según él, unos majaderos, locos y falsificadores de las cosas, y su única utilidad consistía en el gásto que hacían en las tiendas comprando los enséres del oficio. Eran, además, viles usurpadores de la facultad divina, e insultaban a Dios queriendo remedarle, creando fantasmas o figuraciones de cosas, que solo la acción divina puede y sabe crear, y por tal crimen, el lugar mas calientito de los infiernos debía ser para ellos (28-29).
     Por otro lado y contrario a esta idea, Schopenhauer, el llamado filósofo del pesimísmo, reconocía en el arte una forma legítima (aunque momentánea) de escapar de las miserias de la vida, segun Magee.
       Hablando de la actividad sexual como detonador de la actividad artística, cuando Tristana tuvo relaciones sexuales con don Lope, vivía en una especie de castillo de fantasía, pudiendo tolerar su nueva vida conyugal. Sin embargo, Galdós nos narra que ella despertó a una cruda realidad con el tiempo, Y a medida que se cambiaba en sangre y médula de mujer, la estopa de la muñeca, iba cobrando aborrecimiento y repugnancia a la miserable vida que llevaba bajo el poder de don Lópe Garrido (17).
       Cuando Tristana tuvo relaciones sexuales, despertó a la vida, y despertó a la realidad. Para que una mujer madúre, y páse de ser una niña a ser una mujer, tiene que haber una crisis. Esa crisis puede ser la traumática experiencia de tener relaciones sexuales por primera vez, algo que es desconocido para la persona que se inícia, especialmente si no áma a su pareja. Galdós describe ese proceso en Tristana,  Este despertar de Tristana, no era más que una fase de la crisis profunda que hubo de sufrir a los ocho meses, aproximadamente, de su deshonra, y cuando cumplía los veintidós años (16).
     El despertar sexual debería producir en la pareja, en condiciones normales, un sentimiento de estabilidad emocional y un deseo de permanencia conyugal dentro de la familia. Sin embargo, en el caso de Tristana, esto no sucede y por el contrario, Tristana le dice a Saturna que el matrimonio no es un compromiso hacia el cual, ella se sienta muy afecta. Es probable que Tristana vea ahora el sexo como una forma de exploración y búsqueda artístico-estética. Pareciera que Tristana ahora está consciente que ha descubierto el erotismo sexual con un hombre mayor y no muy atractivo físicamente y que nada la detendrá para explorar nuevos hombres más atractivos y jóvenes.
      Tristana le dice a Saturna, no todo lo que éste hombre perverso nos enseña es disparatado (17). Y más adelante le comenta, Yo…,te lo confieso, aunque me riñas, creo como él que eso de encadenarse a otra persona por toda la vida es invención del diablo ¿No lo crees tú? (17).
       Esta nueva actitud podría ser entendida como una nueva percepción artística de la vida, la cual está en perfecta oposición a la mujer sumisa y cristiana, y se extiende hacia otras actividades artísticas, que han sido detonadas de una manera muy intensa e incontrolable dentro de Tristana, algo que se aprecia cuando le dice a Saturna:
Puedes creerme que éstas noches últimas, desvelada y no sabiendo cómo entretener el tiempo, he inventado no sé cuántos dramas de los que hacen llorar, y piezas de las que hace reír, y novelas de muchísimo enredo, y pasiones tremendas,  y qué sé yo. Lo malo es que no sé escribir…quiero decir con buena letra; cométo la mar de faltas de gramática, y hasta de ortografía. Pero ideas, lo que llamamos ideas, cree que no me faltan (18).
       Galdós sugiere que Tristana ha detonado y activado en ella, debido a su despertar sexual, su deseo por el arte, o la creación artística, que en este caso es literaria. Cuando don Lope ve que Tristana está muy mal físicamente, quiere consolarla y distraerla a través de actividades artísticas, diciéndole, ¿Quieres más libros para distraerte? ¿Quieres dibujar? Pide por esa boca ¿Tráigote comedias para que vayas estudiando tus papeles? (66). Todo esto lo hace don Lope para adularla y estimular su soñadora fantasía. Sin embargo, esto podría tambien entenderse como un ejemplo de lo infructífera y ociosa que es la actividad artística en comparación con la verdadera vida conyugal. Don Lope le dice, No te privo que escribas tus cartitas, Me voy para no estorbarte (66). Las cartas serían entendidas como un desahógo artístico, o una evasión de la realidad a través del arte literario. Don Lope dice, ¡Dios mío, las tonterías que se dirán! (67).
      Horacio también fué iniciado dentro de la sexualidad, lo cual puede considerarse como una causa de su gran interés artístico. Horacio dice, Llegué a creer que si no extremaba el libertinaje, no era bastante hombre (30).  Auque aquí Galdos nos dice que en su caso, el arte lo curó de esa manía, En Florencia y Roma, el arte me curo de aquel afán diabólico, y como mis pruebas estaban hechas, ya no me atormentaba la idea de doctorarme de hombre… (30).
          El sexo pudo muy bien haber despertado en él un interés por el arte de Florencia y Roma. Por otro lado, la idea de doctorarse de hombre siguiere una incompatibilidad natural por parte de Horacio hacia la estabilidad matrimonial. Los verdaderos “Hombres” serán los mas proclives al matrimonio.
      La serie de cartas que se escriben Horacio y Tristana parecen ejercicios competitivos de habilidad literaria, e imaginación cómica. Inclusive, parece que Galdós intenta mostrar en ellas un ingenioso doble sentido con connotación sexual (59), algo que tambien deberíamos atribuir al despertar sexual de ambos. En la lucha tácita que se establece entre don Lope y Horacio, es claro que don Lope es quien posee menos tendencia tiene hacia la actividad artística. En el triangulo pasional, Tristana y Horacio parecen ser los mas afectos a la actividad artística.
          Finalmente, Benito Pérez Galdós exploró en Tristana las relaciones que existen en la actividad artística de las bellas artes y la interrelación conyugal de pareja, así como sus conexiones con la religión. Mientras que el Idealismo Alemán, concretamente Schelling,  Schopenhauer y Nietzsche, promueven una glorificación del concepto de arte, al igual que el pensamiento filosófico griego, la visión judeocristiana del mismo concepto, es un poco más escéptica y pesimista.
      Galdós, coincidiendo con la misma teoría que sostiene Pirandello, nos da algunas pistas del porqué de ésta dicotomía estabilidad matrimonial-tarea artística.  El arte como forma de ficción imitativa pudiera muy bien distraer al ser humano de su compromiso social y moral en la formación estable de una vida conyugal. Esta es la importancia del presente análisis.
       En el caso de Tristana, el despertar sexual detonó en ella un interés artístico y un desinterés matrimonial. Finalmente cuando don Lope la convence (estando ya Tristana convaleciente) de que su destino no es el matrimonio, Tristana le dice, Te diré…, si…, Yo creo que no sirvo para lo domestico; vamos, que no puedo entender… Pero, no sé, no sé si las cosas que sueño se realizarán… (68).


Obras Citadas.

Bressler, Charles E. Literary Criticism, An introduction to theory and practice. Fourth Ed. Pearson Education Inc. New Jersey, 2007. (p.349-350).

Enciclopedia SALVAT Diccionario, Tomo 2. Arte Salvat Editores. Barcelona. 1976. (p.295).

          Gómez de la Serna, Ramón. Prologo. Tristana.-Nazarín, de Benito Pérez Galdós. Ed. Porrua. México, 1994. (p.X).

Gullon, Germain. “Tristana: literaturizacion y estructura novelesca.” Hispanic Review. 45. 1977. (p.13-27). 

La Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento. Thomas Nelson, Publishers. Sociedades Bíblicas de América Latina. 1960.

Los Doce Mil Grandes, Literatura. Pirdanello. Enciclopedia Biográfica Universal, Vol. 5, Ed. Promexa, México DF. 1982, (p.147).

Magee, Bryan Historia de la Filosofia. Ed. Planeta, Mexico, 1999.

Montejano Uranga, Jesús. Textos Filosóficos I.  Modulo 7. Importancia de la Filosofía Griega. SEP. Preparatoria Abierta. México, 1983. (p.109-118).

Nietzsche. Historia de la Filosofia de Bryan Magee, Ed. Planeta, Mexico,1999. (p.172-179).

Pérez Galdós, Benito. Tristana.-Nazarín. Tercera Edición. Editorial Porrúa. México. 1994. (p.7-96).

Schelling. Historia de la Filosofia de Bryan Magee, Ed. Planeta, Mexico, 1999.(p.156-157).

Schopenhauer. Historia de la Filosofía de Bryan Magee, Ed. Planeta, México, 1999. (p.138-145).
       Ensayo presentado para la materia de Spanish Literature 18-20 Century, (SPAN 604), en SDSU, Primavera de 2009. Curso impartido por la Dr. Ewald.

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