domingo, 14 de febrero de 2016

Literatura Inglesa La Restauración

     La Restauración de Carlos II, después del gobierno severamente idealista de Cromwel, trae consigo, a la vez, alivio y desilusión. El sentido común, aliado a cierto cinismo y al convencimiento de que podían perfeccionarse las formas, pero no la naturaleza humana, es rasgo característico de esta época. El ejemplo de Francia, donde había residido la corte exiliada, estimula el deseo de imponer mas orden y disciplina en las formas literarias.
     El poeta laureado, John Dryden (1631-1700) es la figura principal y el árbitro literario de sus días. Sus obras maestras son las sátiras en verso: Absalón y, Achitopel, devastadora exposición de las intrigas políticas de la época, y MacFlecnoe, ataque a sus enemigos literarios, en las que la claridad, el vigor y la rapidez del estilo se muestran en su mayor esplendor. Dramaturgo prolífico, mas por necesidad que por vocación, pone de moda el dístico heroico. Buena parte de su obra en prosa es crítica literaria. Ensayo Sobre la Poesía Dramática y los prefacios de las comedias exponen principios derivados de los antiguos. Su estilo fácil, conciso, y convencional, es precursor de la mejor prosa moderna.
     El gusto satírico de la época recibe con beneplácito el poema burlesco de Samuel Butler (1612-1680): Huidibrdas, burlas de los esfuerzos puritanos para suprimir todos los placeres inocentes. Bajo el reinado de Carlos II, cuando se reabren los teatros, el arte dramático había cambiado considerablemente; el dístico heroico ocupaba el lugar del verso blanco, y las unidades eran generalmente aceptadas. Si la tragedia durante la Restauración, había sido pomposa, espectacular, y heroica, la comedia es satírica y, a menudo, licenciosa, pero siempre bien construida. William Wycherly (1640-1715) La Esposa Campesina, El Pequeño Comerciante. William Congreve (1670-1729) Amor Por Amor, El Camino del Mundo.
     Los diarios comienzan a ponerse en boga. El Diario, de Samuel Pepys (1633-1703), en particular, es curioso, por haber sido escrito sin pensar en la propia personalidad del autor de los acontecimientos públicos de que es testigo.  
  Tomado de : Enciclopedia Autodidacta Quillet, Tomo I. Editorial Cumbre S.A. México 1977. Grolier. Pags 469 al 470.

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