Club de Pensadores Universales

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lunes, 12 de diciembre de 2011

El Ladrón Devoto de Gonzalo de Bereceo

   Gonzalo de Berceo nació en el año de 1197 y murió probablemente antes de 1264. Berceo fue un escritor español de la corriente llamada, “Mester de Clerecía.”
    Nacido en La Rioja, Gonzalo de Berceo se educó en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, aunque en San Millán de Suso, fue criado cuando niño. Berceo llegó a ser un clérigo secular que trabajó primero como diácono (1221) y luego como preste o presbítero (1237), maestro de los novicios.
   Según Brian Dutton, Berceo fue notario del abad Juan Sánchez en el citado Monasterio de San Millán de la Cogolla. Berceo tuvo un hermano que, como él, era también clérigo. Además, Berceo recibió una educación muy esmerada, pues se formó entre 1222 y 1227 en los recientemente creados estudios generales, un antecedente medieval de las modernas universidades, de Palencia. Ellos fueron los primeros que hubo en España y fueron fundados por el obispo don Tello Téllez de Meneses que Berceo nombra en sus obras.
    Allí había cuatro cátedras: Teología, Derecho Canónico, Lógica y Artes (Gramática), por lo que el futuro poeta recibió una formación novedosa y muy superior a la de los otros eclesiásticos de su mismo nivel. Sin embargo, a principios del siglo XIII, el Monasterio de San Millán atravesaba un periodo de decadencia de su antiguo esplendor, que el poeta intentó combatir con sus escritos. Berceo debió fallecer ya a mediados el siglo XIII, antes de 1264.
    Berceo fue el más importante representante del Mester de Clerecía. Depuró el idioma castellano, en su variedad dialectal riojana, para lo cual trasvasó numeroso vocabulario desde el latín (cultismos) y recurrió a fórmulas de la literatura oral tradicional y del mester de juglaría. En su trabajo como notario eclesiástico, y con la intención de paliar la decadencia del monasterio, llegó incluso a falsificar documentos para conseguir que los reacios campesinos pagaran sus contribuciones al mismo.
     Sus obras narrativas y didácticas en verso tratan siempre sobre el tema religioso, y están constituidas fundamentalmente por hagiografías, esto es, biografías de los santos, en especial de aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con los que estuvo vinculado: la Estoria de Sennor San Millán, la Vida de Sancta Oria, virgen y La vida del glorioso confesor Santo Domingo de Silos, por ejemplo.
      Su obra maestra es, sin embargo, los Milagros de Nuestra Señora. Otras obras suyas son El duelo que fizo la Virgen María el día de la Pasión de su fijo Jesu Cristo, Del Sacrificio de la Misa, De los Signos que Aparecerán Ante del Juicio, el Martiryo de Sant Laurencio, los Loores de Nuestra Señora y tres Himnos, dedicados a Jesús, el Espíritu Santo y la Virgen.
    Berceo no se muestra como un narrador original, ya que traduce ampliando obras escritas anteriormente en latín. Su originalidad y carácter artístico debe apreciarse en el tratamiento de los temas, en el estilo, en los detalles costumbristas y adaptaciones a la mentalidad medieval y campesina que Berceo añade a dichos relatos.
   El ámbito de creación de su obra es culto, aunque se reviste de una apariencia popular y utiliza elementos tradicionales. La estrofa que emplea para la versificación es la cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo: cuatro versos alejandrinos o de catorce sílabas separados cada uno en dos mitades de siete sílabas por una cesura que coincide con final de palabra y grupo fónico, impidiendo toda sinalefa, y con una única rima consonante en todos sus versos.
Sus obras se pueden dividir en tres grupos:

1.     Obras sobre la Virgen María: Loores de Nuestra Señora, Duelo que fizo la Virgen y Milagros de Nuestra Señora.
2.     Vidas de santos: Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos, Poema de Santa Oria y Martirio de San Lorenzo.
3.     Obras doctrinales: De los Signos que Aparecen Antes del Juicio Final y Del Sacrificio de la Misa.
     Milagros de Nuestra Señora es la obra capital de Gonzalo de Berceo, clérigo secular del Monasterio de San Millán. Se trata de una compilación de exempla que relatan veinticinco milagros de la Virgen María, escritos hacia 1260 en un dialecto riojano del castellano en una etapa tardía de su vida, usando como fuente colecciones de milagros marianos en latín que circulaban en el siglo XIII. Se utiliza en estos cuentos versificados la estrofa de cuaderna vía, propia del Mester de Clerecía.


     Su fuente es una colección de veintiocho relatos en latín: el Manuscrito de Thott, nº 128, actualmente hoy en la Biblioteca de Copenhague.
    En esta colección de relatos se narran milagros atribuidos a María, de los cuales Berceo reelabora solo 25. Las colecciones de milagros marianos aparecen a lo largo del siglo XI. Hay de dos tipos: las de los milagros locales, vinculadas a los grandes centros de peregrinación, y las generales. Gonzalo de Berceo aprovechará una de estas colecciones, la de milagros generales, para componer la suya en un periodo de divulgación de las lenguas románicas y de difusión de las tradiciones marianas.
      De hecho, la devoción a María se expande en el siglo XIII por toda la geografía europea y peninsular, pues ofrecía una imagen maternal más amable y cercana del cristianismo. Esta visión es la que franciscanos y dominicos propagaron en sus sermones. Tales sermones eran adornados con estas historias marianas.
   La originalidad de Berceo consiste en dar vida y popularizar el registro eclesiástico que tenía el texto latino. Para lograrlo,  Berceo se ayuda de recursos propios de los juglares, tales como hacer un uso abundante del estilo directo, dar ciertas pinceladas humorísticas a lo narrado, o hacer referencias o comparaciones con el mundo rural o la naturaleza.
    La obra comienza con una introducción alegórica en la que el autor se presenta a sí mismo en una naturaleza idealizada, descanso del hombre, que simboliza las virtudes y perfecciones de la Virgen. A continuación, se suceden veinticinco milagros realizados por la Virgen a favor de personas que sienten una gran devoción por ella. Al final de cada relato aparece una moraleja o enseñanza para hacer comprender al oyente las ventajas que reporta ser un devoto de la Virgen, al modo como se trataban los exempla en el sermón popular (divisio extra). Se pueden distinguir tres grupos de milagros:
  • En los que María premia o castiga a los hombres, como, "La Casulla de San Ildefonso."
  • En los que la Virgen perdona y logra salvar de la condenación a sus devotos, como, "El sacristán Impúdico."
  • En los que los personajes sufren una crisis espiritual y María les ayuda a solucionar el conflicto, como, "La Abadesa Encinta." (Wikipedia)
    Se llama Mester de Clerecía a la literatura medieval compuesta por "clérigos," es decir, hombres instruidos y no necesariamente sacerdotes. Lo importante es que poseyeran conocimientos superiores a los del trivium o triviales, la enseñanza elemental de la época. Estos clérigos habían cursado los altos estudios de entonces: la educación superior derivada del cuadrivium . Esta expresión proviene de la cuaderna vía, que sirvió para denominar la estrofa característica que uso el mester de clerecía: el tetrástrofo monorrimo. “Clerigos” del Mester de Clerecía también podían ser nobles, tales como Pedro López de Ayala, o judíos, tales como Sem Tob, o musulmanes, como el autor anónimo del Poema de Yusuf.
Los Tres Mesteres
   Mester viene del latín Ministerium, (oficio). La Edad Media, rigurosamente jerarquizada en tres estamentos o estados: la plebe, el clero y la nobleza, se vio representada en el ámbito literario por tres mesteres que emanaban de esos sectores de la sociedad: laboratores o trabajadores siervos y vasallos del señor, oratores o clérigos y defensores o militares.
     El Mester de Juglaría, era el más popular. Su popularidad, no significaba que sus autores no hubieran recibido una formación bastante superior a la normal. La verdadera literatura tradicional del pueblo iletrado y analfabeto, era entonces oral, y principalmente lírica. Por lo tanto, los juglares divulgaban poemas narrativos de tema guerrero, compuestos por gente letrada. Estos compositores, eran verdaderos autores de, cantares de gesta, y destinaban sus canciones a un público muy variado y poco escogido, en las plazas de los pueblos o de los castillos. Usaban un estilo de verso irregular, y aniso silábico de rima asonante, en largas tiradas monorrimas, con habitual esticomitía, y una retórica sencilla, de forma semirrepresentada.
     El Mester de Clerecía se engendró, por el contrario, en ámbitos eclesiásticos y religiosos más cultos, como en aquellos donde se tenían estudios generales, o en las escuelas catedralicias, o monacales. El "clérigo" utilizaba un vocabulario ámplio, preñado de cultismos y colores retóricos, estrofismos y no tiradas. Además, usaba el verso regular e isosilábico, con una rima más exigente: la rima consonante. Los temas que tocaban los, "clérigos," no eran temas guerreros, sino religiosos y morales. Los “clérigos,” poseían una conciencia clara de querer hacer, “otra cosa,” que los juglares. A menudo, los, “clérigos” tomaron algunos procedimientos estilísticos de los juglares, quienes ya habían configurado una cierta tradición literaria. De hecho, los juglares contribuyeron enriqueciendo y civilizando la lengua vulgar.
     El Mester de Cortesía, el cual es menos articulado que los otros, nació, por el contrario, en el seno de la Corte, en las chancillerías regias, y utilizó siempre la forma de la prosa para ámbitos legales y cortesanos. El mester de cortesía, tenia la intención educativa de formar nobles y políticos, que pudiesen prosperar en las difíciles condiciones de la revuelta Edad Media española. A esta intención, responden las numerosas compilaciones de cuentos, las obras históricas, y los diversos escritos de Don Juan Manuel, y otros escritores en castellano y latín.
    
    El Mester de clerecía, sin embargo, es una denominación que posee dos sentidos, uno restringido y más homogéneo, y otro amplio más heterogéneo. En sentido restringido, señala sólo a un grupo de obras de características muy definidas, que siguen la estela del, Libro de Aleixandre: el Libro de Apolonio, y las hagiografías de Gonzalo de Berceo, solamente. En sentido más lato, tiene que ver con todas las derivaciones ulteriores, que adaptaron éste modelo a otras condiciones sociales y mentalidades: el, Libro de Buen Amor, el Rimado de Palacio, el, Poema de Fernán González, los, Proverbios morales, el, Poema de Yusuf, etcétera. Esta segunda agrupación, es más extensa y heterogénea.
   El Mester de Clerecía es propio de los siglos XIII y XIV, aunque en el siglo XV, todavía aparecen obras epigonales inspiradas en esta escuela. Las primeras producciones de este movimiento fueron el Libro de Apolonio y el Libro de Alexandre, en cuya segunda estrofa se explicita el manifiesto de esta nueva escuela poética:
Mester traigo fermoso non es de juglaría
mester es sin pecado, ca es de clerecía,
fablar curso rimado por la cuaderna vía
a sílabas cunctadas, ca es grant maestría.
Libro de Alexandre, segunda estrofa
     Gonzalo de Berceo, principal autor de esta escuela, el mester de clerecía,siguió principalmente el modelo propuesto por la obra maestra del género, el Libro de Aleixandre. Es probable que el, Libro de Aleixandre, pudo haber sido compuesto por el mismo Berceo, o un tal Juan Lorenzo de Astorga. Berceo se educó en los estudios generales (antecedente de las modernas universidades) de Palencia, donde adquirió una sólida cultura. No fue fraile, como se suele creer, sino clérigo y notario eclesiástico de los monasterios de Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla, y compuso sus poemas hagiográficos con la intención, más práctica que piadosa, de fomentar las peregrinaciones a las reliquias que se veneraban en ambos lugares.
   Los autores de la cuaderna vía (quadrivium) quisieron desmarcarse de la métrica irregular del mester de juglaría, pero recurrieron a veces a sus recursos de estilo para poder ser entendidos, ya que la elevada materia que trataban les exigía civilizar el lenguaje e introducir numerosos cultismos enrareciendo la lengua popular. El mester de Clerecía es, pues, una de las tres grandes escuelas literarias de entre los siglos XIII y XIV, además del Mester de Juglaría y el Mester de Cortesía.
   Una evolución ulterior del mester de clerecía en el siglo XIV procuró renovar algo la monótona estrofa de la cuaderna vía con ocasionales versos de quince o dieciséis sílabas, en los que aparecen hemistiquios de ocho, o incluso estrofas enteras de dieciséis sílabas. Por otra parte, se intercalan composiciones en zéjel, o se recurre, siempre con la intención de aliviar la monotonía métrica, a las rimas internas en los hemistiquios, lo que fue una contribución de Sem Tob.
   Por otro lado, se renovaron también los temas añadiéndose los temas profanos a los temas religiosos y morales. También se alcanzó una mayor individualidad artística recurriéndose, al contrario que en el siglo anterior, a algunas fuentes propias y a la experiencia del autor, que empieza a ser artista en vez de artesano. Las fuentes originales de los textos se manejan con mayor libertad y ya no se traducen y amplifican servilmente. Inclusive, se añadió cierta crítica social consecuente con las tensiones que estaban disolviendo la Edad Media y que provenían, en última instancia, del desarrollo de la burguesía. Así se deja ver en las sátiras contra el poder igualador del dinero, que permiten quebrar las barreras entre estamentos que hace Juan Ruiz en su Libro de buen amor, o la invectiva contra los mercaderes que engañan para enriquecerse, lo que se expresa en el Rimado de Palacio del canciller Pedro López de Ayala.
     En el siglo XV se generaliza la cuaderna vía de versos de dieciséis sílabas. Se abandonan las innovaciones métricas y se vuelve a los temas morales y religiosos de la primera época.

Características del Mester de Clerecía

  • Son obras elaboradas por hombres instruidos y clérigos que utilizan colores de la retórica y un vocabulario con frecuentes cultismos (palabras extraídas directamente del latín sin cambio).
  • Tratan temas religiosos e historiográficos con fin moralizador, tomados de otras fuentes (obras latino-medievales casi siempre).
  • Se crean para entretener (delectare) y enseñar (docere) a la gente (ver estrofa 3 del Libro de Alexandre) e impulsarla (movere) a la virtud y a la piedad.
  • Están escritas en verso regular, preferentemente alejandrino o de catorce sílabas dividido en dos hemistiquios isométricos de siete sílabas cada uno y separados por una pausa fuerte o cesura, al contrario que el mester de juglaría, que utiliza versos irregulares y anisosilábicos y hemistiquios heterométricos.
  • Utilizan la rima más difícil y exigente, la consonante, frente al mester de juglaría, que utiliza la rima asonante, y el mester de cortesía, que utiliza preferentemente la prosa.
  • Usan como esquema métrico preferente el tetrástrofo monorrimo, y ya en el siglo XIV otros metros para dar variedad a la monotonía estrófica, principalmente zéjeles o variantes de la cuaderna vía, como Sem Tob.
  • Ausencia de asuntos heroicos. A diferencia del mester de juglaría, los autores de este tratan asuntos religiosos, ascéticos. Únicamente una obra en esta corriente desarrolla un tema épico. (Wikipedia)
Milagros de la Virgen
     Componen ésta obra, relatos que muestran la intervención sobrenatural de la Virgen, a favor de sus devotos. Es la obra más extensa e interesante de Gonzalo de Berceo, a quien puede considerársele, el primer poeta de nombre conocido de lengua castellana. Casi todos los milagros, pertenecen al grupo de las Leyendas Marianas, muy difundidas por Europa, en la Edad Media, de las que hicieron numerosas versiones, los escritos de todos los países, especialmente los franceses.
     Berceo comienza sus narraciones con una Introducción, de fuente y graciosos sabor primitivo, en la que compára a la Virgen María, con un prado fértil, apacible y encantador.
     Continúa luego, con la serie de los milagros entre los que destacan algunos que han sido reproducidos muchas veces, y sirvieron no pocas de inspiración, a escritores y artistas de tiempos posteriores. La Virgen acude siempre en auxilio de sus protegidos, mostrándose muy sensible a las oraciones que se le dirigen, y a la fe que en ella ponen sus fieles.
     En el episodio de, El Clérigo Ignorante, vemos a un pobre cura que no sabe otra misa que la de la Virgen, por lo que, comprobada su falta absoluta de conocimientos eclesiásticos, el obispo le retira las licencias. El cura, angustiado, ruega a María que no le abandóne, y ésta se le aparece al obispo, le regaña, y le obliga a que autoríce, “al clérigo a que cánte como solía cantar.” Muere el puro e ingenuo cantor, y va al cielo. Otro de los relatos. La Casulla, se basa en una leyenda toledana, según la cual, Sal Idelfonso, después de defender en un fervoroso escrito la virginidad de María, vio a ésta resplandeciente, llevando en sus manos una magnifica casulla, que le regala como premio a su fiel devoción. Mas tarde, dicha prenda sacerdotal, ocasiona un hecho de intenso patetismo a un sucesor del santo. En, La Iglesia Robada, vemos como un judío y un clérigo, que han pasado de León a Castilla, entran en un templo para robar. El religioso intenta quitarle el manto a la Virgen, pero sus manos quedan adheridas a la tela, y sin poder soltarla, anda por la iglesia, hasta que es detenido en unión con su compañero. El sacerdote, arrepentido, confiesa su delito, y es perdonado. Basta el amor a la Virgen María para que ésta sálve a sus devotos, de los mas apurados trances.
     Así nos presenta Berceo diversos “Exemplos” : el fraile lujurioso, que, muerto en pecado, obtiene la resurrección para que pueda arrepentirse, a pesar de que ya los demonios habían puesto en él sus garras; el crucifijo que actúa de testigo, cuando un cristiano es acusado por un judío; la conversión de Teófilo, que había firmado un pacto con el demonio; el bandido que, puesto ya en la horca, se libra de la muerte porque María le sostiene con sus manos, etc.
     En todos estos milagros, prevalece, como nota característica, la ingenuidad. Es una ingenuidad fresca y primitiva, en la que el tono con que se tratan los temas, y la figura de María, adquiere una familiaridad vulgar y realista que, paradójicamente, se trueca en valor poético. (Mil Libros Españoles e Hispanoamericanosde Luis Nueda y Antonio Espino, Tomo I, A-L, Ed. Aguilar, México D.F. 1985. págs. 190, 191.) 

El Ladrón Devoto
de Gonzalo de Berceo
El Ladrón Devoto
El Ladrón Devoto
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142
142
Era un ladrón malo
Era un ladrón malo
que más querié furtar
Que más quería hurtar
que ir a la eglesia
Que ir a la iglesia
  nin a puentes alzar;
Ni puentes erigir;
sabié de mal porcalzo
Sabia de mal modo
su casa gobernar,
Su casa gobernar,
uso malo que priso,
Costumbre mala que tomo,
no lo podié dejar.
No la podía dejar.


143
143
Si facié otros males,
Si hizo otros males,
esto no lo leemos,
Esto no lo leemos,
serié mal condempnarlo
Seria mal condenarlo
por lo que non sabemos,
Por lo que no sabemos,
mas abóndenos esto
bástenos
que dicho vos a vemos,
lo que hemos dicho 
si ál fizo, perdóneli
Si algo más hizo, perdónelo
Cristus en qui creemos.
Cristo en quien creemos.


144
144
Entre las otras malas,
Entre las obras malas,
habié una bondat
Había una bondad
que li valió en cabo
Que le valió en suma
e dioli salvedat;
Y le dio salvación;
credié en la Gloriosa
Creía en la Gloriosa
de toda voluntat,
De toda voluntad
saludábala siempre
La saludaba siempre
contra la su magestat.
Contra su majestad.


145
145
Dicía  "Ave María"
Decía  "Ave María"
e más de escriptura
Y el resto de la oración
siempre se inclinaba
Siempre inclinaba su cabeza
contra la su figura,
Ante su imagen,
dicía "Ave María"
Decía "Ave María"
e más de escritura,
Y el resto de la oración
tenía su voluntat
Hallabase
con esto más segura.
Con eso más seguro.


146
146
Como qui en mal anda
Y como quien mal anda
en mal ha a caer,
Mal ha de acabar,
hobiéronlo con furto  
Lo hallaron con  hurto
est ladrón a prender;
Prendiéndolo por ladrón;
non hobo nul consejo
No hubo ningún consejo
con qué se defender,
Con que se pudiera defender
judgaron que lo fuesen
Juzgaron que lo iban
en la forca poner.
En la horca poner.


147
147
Levólo la justicia
Lo llevo la justicia
pora la crucejada,
Por la encrucijada
do estaba la forca
Donde estaba la horca
por concejo alzada;
Por el consejo levantada
prisiéronli los ojos
Le amarraron los ojos
con toca bien atada,
Con pañuelo bien atado,
alzáronlo de tierra
Lo alzaron de la tierra
con soga bien tirada.
Con la soga bien estirada.


148
148
Alzáronlo de tierra
Lo levantaron de tierra
cuanto alzar quisieron,
Cuanto levantarlo pdieron,
cuantos cerca estaban
Los que cerca estaban
por muerto lo tovieron;
Por muerto lo tuvieron;
si ante lo sopiesen
Si hubieran sabido
lo que después sopieron,
Lo que después supieron,
no li hobieran fecho
No le hubieran hecho
eso que li ficieron.
Eso que le hicieron.


149
149
La Madre glorïosa
La Madre Gloriosa
duecha de acorrer,
Acostumbrada a socorrer,
que suele a sus siervos
Que suele a sus siervos
ennas cuitas valer,
En las penas acudir,
a esti condempnado
A este condenado
quísoli pro tener,
Lo quiso juzgar
membróli el servicio
Le recordó el servicio
que li solié fer.
Que le solía hacer.


150
150
Metióli so los piedes  
Puso bajo los pies
do estaba colgado
Donde estaba colgado
las sus manos preciosas,
Sus preciosas manos,
tóvolo alleviado:
Lo tuvo aliviado:
non se sintió de cosa
No sintió cosa alguna
ninguna embargado,
Ninguna molestia,
non sovo plus vicioso
Nunca estuvo  mas  vigoroso
nunca nin más pagado.
Ni nunca mas contento.


151
151
Ende al día tercero
Por tanto al tercer día
vinieron los parientes,
Vinieron los parientes,
vinieron los amigos
Vinieron los amigos,
e los sus conocientes
Y sus conocidos
vinién por descolgallo
Allí a descolgarlo
rascados e dolientes,
Cansados y dolientes,
sedié mejor la cosa

Pero las cosas estaban mejor
que metién ellos mientes.
De lo que ellos se imaginaban.


152
152
Trobáronlo con alma
Lo encontraron con alma
alegre e sin daño,
Alegre y sin daño,
non serié tan vicioso
No sería tan vigoroso
si yoguiese en vano;
Si estubiese en un baño
dicié que so los piedes
Dijo que bajo sus pies
tenié un tal escaño,
Tenían tal asiento
non sintrié mal ninguno
Que no sentiria mal ninguno
si colgase un año.
Si colgase un año.


153
153
Cuando lo entendieron
Cuando lo entendieron
los que lo enforcaron,
Quienes lo ahorcaban,
tovieron que el lazo
creyendo que en el lazo
falso gelo dejaron;
Un flojo amarre dejaron;
fueron mal rependidos  
Mal se arrepintieron
que no lo degollaron,
Que no lo degollaron,
tanto gozarién d'eso
Tanto gozarían de eso
cuanto después gozaron.
Cuanto después gozaron.


154
154
Fueron en un acuerdo
Acordaron
toda esa mesnada,
Toda esa muchedumbre,
que fueron engañados
Que fueron engañados
enna mala lazada,
Con una mala atadura,
mas que lo degollasen
Y que debia ser degollado
con foz o con espada;
Con hoz o con espada;
por un ladrón non fuese
Para que por un ladrón no fuese
tal villa afontada.
Tal pueblo deshonrado.


155
155
Fueron por degollarlo  
Se acercaron a degollarlo
mancebos más livianos,
Los jovenes más ligeros,
con buenos seraniles
Con buenos cuchillos
grandes e adïanos;
Grandes y afilados;
metió Sancta María
Metió Santa María
entre medio las manos,
Entre medio las manos,
fincaron los gorgueros
Se fijaron los degolladores
de la golliella sanos.
Que la garganta estaba sana.


156
156
Cuando esto vidieron
Cuando esto vieron
que no'l podién nocir,
Que no lo podían dañar
que la Madre gloriosa
Que la Madre Gloriosa
lo querié encobrir,
Lo quería proteger,
hobiéronse con tanto
Se hubieron por tanto
del pleito a partir,
Del pleito apartar,
hasta que Dios quisiese
Hasta que Dios quisiese
dejáronlo vevir.
Lo dejaron vivir.


157
157
Dejáronlo en paz
Lo dejaron en paz
que se fuese su vía,
Que se fuera en su camino,
ca ellos non querién ir
Porque ellos no querían ir
contra Sancta María,
En contra de Santa María,
mejoró en su vida,
Mejoró su vida,
partióse de folía:
Se apartó de la maldad:
cuando cumplió so corso
Cuando cumplió su curso
murióse de su día.
Se murió en su día


158
158
Madre tan pïadosa,
Madre tan piadosa
de tal benignidat,
De tal benignidad,
que en buenos e en malos
Que en bueno y malos
face su pïadad,
Realizas tu piedad,
debemos bendicirla  
Debemos bendecirla
de toda voluntat;
De toda voluntad;
los que la bendisieron
Los que asi hicieren
ganaron grand rictat.
Ganaran grande riquezas..


159
159
Las mañas de la Madre
Las costumbres de la Madre
con las d'El que parió
Con las del que ella parió
semejan bien calañas
Son modelos que se asemejan
qui bien las conoció;
Este ejemplo lo demuestra;
Él por bonos e malos,
Él por buenos y malos
por todos descendió,
Por todos descendió,
Ella, si la rogaron,
Ella, si la buscaron,
a todos acorrió.
A todos socorrió.

Traduccion: Jose Escobar.