Club de Pensadores Universales

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miércoles, 1 de abril de 2020

El Decamerón de Boccaccio

     Giovanni Boccaccio (16 de junio de 131321 de diciembre de 1375) fue un escritor y humanista italiano. Es uno de los padres, junto con Dante y Petrarca, de la literatura en italiano. Compuso también varias obras en latín. Es recordado sobre todo como autor del Decamerón, libro esencial para introducir en la literatura europea el género de la novela corta o relato, y que utiliza el recurso técnico de la narración enmarcada. Con él fundó una nutrida escuela de novellieri que imitaron su obra. 
Biografia 
     Giovanni Boccaccio, nació en junio de 1313, hijo ilegítimo del mercader, Boccaccio (Boccaccino) di Chellino, agente de la poderosa compañía mercantil de los Bardi. Nada se sabe con certeza acerca de la identidad de su madre. Se discute dónde nació Boccaccio: pudo haber nacido en Florencia, en Certaldo o, incluso, según algunas fuentes, en París, lugar al que su padre debía desplazarse a menudo, por razón de su trabajo. Se sabe que su infancia transcurrió en Florencia, y que fue acogido y educado por su padre, e incluso, continuó viviendo en la casa paterna después de 1319, cuando el mercader contrajo matrimonio con Margherita dei Mardoli. Boccaccio vivió en Florencia, hasta 1325 o 1327, cuando fue enviado por su padre a trabajar en la oficina que la compañía de los Bardi, que tenía en Nápoles.  
     Como Boccaccio mostraba escasa inclinación hacia los negocios, el padre decidió, en 1331, encaminarlo hacia el estudio del derecho canónico. Tras un nuevo fracaso, se dedicó por entero a las letras, bajo la tutela de destacados eruditos de la corte napolitana, como, Paolo da Perugia, y Andalò di Negro. Frecuentó el ambiente refinado de la corte de Roberto de Anjou, de quien su padre era amigo personal. Entre 1330 y 1331, el poeta stilnovista Cino da Pistoia enseñó Derecho en la Universidad de Nápoles, quien tuvo una influencia notable en el joven Boccaccio.  
     La mañana del 30 de marzo de 1331, sábado santo, cuando el autor tenía diecisiete años, conoció a una dama napolitana, de la que se enamoró apasionadamente —el encuentro se describe en su obra Filocolo—, a la que inmortalizó con el nombre de Fiammetta ("Llamita"), y a la que cortejó sin descanso con canciones y sonetos. Es posible que Fiammetta, fuese María de Aquino, hija ilegítima del rey, y esposa de un gentil hombre de la corte, aunque no se han encontrado documentos que lo confirmen. Fiammetta abrió a Boccaccio las puertas de la corte y, lo que es más importante, lo impulsó en su incipiente carrera literaria. Bajo su influencia, escribió Boccaccio sus novelas y poemas juveniles, desde el Filocolo, al Filostrato, la Teseida, el Ameto, la Amorosa Visión y la Elegía de Madonna Fiammetta. Se sabe que fue Fiammetta la que puso fin a la relación entre los dos, y que la ruptura le causó a Boccaccio, un hondo dolor.  
     En diciembre de 1340, después de al menos trece años en Nápoles, tuvo que regresar a Florencia, a causa de un grave revés financiero sufrido por su padre. Entre 1346 y 1348, vivió en Rávena, en la corte de Ostasio da Polenta, y en Forlì, como huésped de Francesco Ordelaffi; allí conoció a los poetas, Nereo Morandi, y Checco di Melletto, con los cuales mantuvo después correspondencia.  
    En 1348, regresó a Florencia, donde fue testigo de la peste que describe en el, Decamerón. En 1349 murió su padre, y Boccaccio se estableció definitivamente en Florencia, para ocuparse de lo que quedaba de los bienes de su padre. En la ciudad del Arno, llegó a ser un personaje apreciado por su cultura literaria. El, Decamerón fue compuesto durante la primera etapa de su estancia en Florencia, entre 1349 y 1351. Su éxito le valió ser designado por sus conciudadanos para el desempeño de varios cargos públicos: embajador ante los señores de Romaña, en 1350, camarlengo de la Municipalidad (1351) o embajador de Florencia, en la corte papal de Aviñón, en 1354 y en 1365.  
     En 1351 le fue confiado el encargo de desplazarse a Padua, donde vivía Petrarca, a quien había conocido el año anterior, para invitarlo a instalarse en Florencia como profesor. Aunque Petrarca no aceptó la propuesta, entre ambos escritores nació una sincera amistad que se prolongaría hasta la muerte de Petrarca, en 1374.  
La tranquila vida de estudioso que Boccaccio llevaba en Florencia, fue interrumpida bruscamente por la visita del monje sienés, Gioacchino Ciani, quien lo exhortó a abandonar la literatura, y los argumentos profanos. El monje causó tal impresión en Boccaccio, que el autor llegó a pensar en quemar sus obras, de lo que fue afortunadamente disuadido por Petrarca.  
     En 1362, se trasladó a Nápoles, invitado por amigos florentinos, esperando encontrar una ocupación que le permitiese retomar la vida activa y serena que había llevado en el pasado. Sin embargo, la ciudad de Nápoles en la época de Juana I de Anjou, era muy diferente de la ciudad próspera, culta, y serena que había conocido en su juventud. Boccaccio, decepcionado, la abandonó pronto. Tras una breve estancia en Venecia, para saludar a Petrarca, en torno al año 1370, se retiró a su casa de Certaldo, cerca de Florencia, para vivir aislado, y poder así dedicarse a la meditación religiosa, y al estudio, actividades que solo interrumpieron algunos breves viajes a Nápoles, en 1370 y 1371. En el último período de su vida, recibió del ayuntamiento de Florencia, el encargo de realizar una lectura pública de, La Divina Comedia de Dante, que no pudo concluir, a causa de la enfermedad que le causó la muerte, el 21 de diciembre de 1375. 
Obras en Italiano de Juventud 
La Caza de Diana 
     Escrita en Nápoles hacia 1334, La Caza de Diana (La Caccia di Diana), es un breve poema erótico, compuesto de dieciocho cantos escritos en tercetos. Su argumento puede resumirse como sigue: Mientras el poeta se encuentra absorto en sus penas amorosas, un espíritu gentil, enviado por la diosa Diana, convoca a las más bellas damas napolitanas, de las que se citan sus nombres, apellidos y hasta hipocorísticos, a la corte "dell'alta idea". Guiadas por la desconocida amada del poeta, las damas llegan a un valle. Allí se bañan en un río.
     Después, Diana divide a las jóvenes en cuatro escuadras, y la caza da comienzo. Cuando las presas son reunidas en un prado, Diana invita a las damas a hacer un sacrificio a Júpiter, y a consagrarse al culto de la castidad. La amada de Boccaccio, se rebela y en nombre de todas, declara que es otra su inclinación. Diana se desvanece en el cielo, y la donna gentilela amada del poeta, pronuncia una oración a Venus. La diosa aparece y transforma a los animales capturados —entre los cuales está el poeta, en forma de ciervo— en fascinantes jóvenes. El poema concluye con la imagen del poder redentor del amor, motivo constante en la obra de Boccaccio.  
     La intención del poema es loar la belleza de las más hermosas damas de la ciudad, lo cual lo aproxima a la, Vita Nuova, de Dante. Sin embargo, tiene claras influencias de la poesía alejandrina, y el argumento retoma los esquemas de las alegres galanterías de las literaturas francesa y provenzal. 
El Filocolo 
     El Filocolo es una extensa y farragosa novela, en prosa, que narra la leyenda de Florio y Biancofiore (Flores y Blancaflor), de origen francés, y muy difundida en el Medioevo, en varias versiones. Boccaccio posiblemente se inspiró en la obra toscana, Il Cantare di Fiorio e Biancifiore, basada a su vez en un poema francés del siglo XII.  
     La obra fue compuesta entre 1336 y 1338, a instancias de Fiammetta, según refiere el propio Boccaccio en el prólogo. El título es una invención del autor, y en mal griego, querría significar algo así como, "fatiga de amor".  
     Narra las desventuras de dos jóvenes enamorados, Florio, hijo del rey Felice de España, y Biancofiore, huérfana acogida en la corte por piedad, que es en realidad la hija de unos nobles romanos que fallecieron cuando peregrinaban a Santiago de Compostela. Los dos jóvenes se crían juntos, y se enamoran al llegar a la adolescencia, pero el rey, para impedir su matrimonio, vende a Biancofiore, como esclava, a unos mercaderes que la ceden más tarde al almirante de Alejandría. Florio, desesperado, toma el nombre de Filocolo, y dedica su vida a la búsqueda de su amada, pero cuando la encuentra, es descubierto y capturado, y el almirante condena a muerte a los dos jóvenes. Antes de la ejecución, sin embargo, el almirante reconoce a Florio como su sobrino, y descubre el origen noble de Biancofiore, con lo que los dos amantes, pueden regresar a Italia, y unirse en matrimonio.  
     En el prólogo de la obra, tras remontarse a los orígenes del reino de Nápoles, usando numerosas alusiones mitológicas, refiere Boccaccio cómo se enamoró de Fiammetta, a la que vio un Sábado Santo en la iglesia de un convento de monjas, y como ella le pidió que escribiese un "poema" en vulgar, es decir, una novela. El Filocolo puede encuadrarse en el género conocido como novela bizantina. 
El Filostrato 
     El Filostrato es un poema narrativo de argumento clásico escrito en octavas reales y dividido en ocho cantos. El título, formado por una palabra griega y otra latina, puede traducirse aproximadamente como, "Abatido por el amor".  
     El poema tiene un argumento mitológico: narra el amor de Troilo, hijo menor de Príamo, por Crésida, hija de Calcante, el adivino troyano que, previendo la caída de la ciudad, se ha pasado a los griegos. Troilo conquista a Crésida con la ayuda de su amigo Pándaro, primo de la joven. Sin embargo, en un intercambio posterior de prisioneros, Crésida es enviada al campamento griego. Allí, el héroe griego Diomedes se enamora de ella, y es correspondido por la joven. Troilo llega a conocer la traición de su amada cuando el troyano, Deífobo lleva a la ciudad la vestimenta que ha arrebatado en batalla a Diomedes, sobre la que hay un broche que pertenecía a Crésida. Troilo, enfurecido, se lanza a la lucha buscando enfrentarse con Diomedes, pero, aunque consigue hacer estragos entre las filas griegas, no da con él, y es abatido por Aquiles.  
     La historia no procede directamente del mito, sino del, Roman de Troie, reelaboración medieval francesa de la leyenda troyana, realizada por Benoît de Sainte-Maure, en el siglo XII, que Boccaccio conoció en la versión italiana de Guido delle Colonne. A su vez, el poema de Boccaccio inspirará a Geoffrey Chaucer su poema Troilus and Criseyde, sobre el mismo argumento.  
     El argumento del Filostrato, puede leerse como la transcripción en clave literaria de sus amores con Fiammetta. El ambiente del poema, recuerda al de la corte de Nápoles, y la psicología de los personajes, es retratada con notas sutiles. No hay acuerdo sobre la fecha de su composición: según algunos, habría sido escrito en 1335, mientras que otros consideran que data de 1340. 
La Teseida 
     Según algunos autores, la Teseida, cuyo nombre completo es Teseida delle nozze di Emilia (‘Teseida de las bodas de Emilia’) es el primer poema épico compuesto en italiano. Utilizando, como en el Filostrato, la octava real, Boccaccio narra en esta obra las guerras que el héroe griego Teseo sostuvo contra las amazonas y contra la ciudad de Tebas. El poema se divide en doce cantos, a imitación de la Eneida de Virgilio y de la Tebaida de Estacio.  
A pesar de su componente épico, Boccaccio no deja por completo de lado el tema amoroso. La Teseida narra también el enfrentamiento de dos jóvenes tebanos, Palemón y Arcita, por el amor de Emilia, hermana de la reina de las amazonas y esposa de Teseo, Hipólita. La obra contiene también una extensa y alambicada carta a Fiammetta, y doce sonetos que resumen los doce cantos de que consta el poema. 
La Comedia de la Ninfas Florentinas (Ameto) 
La Comedia de las Ninfas Florentinas (Comedia delle Ninfe Fiorentine), conocida también como, Ninfale d'Ameto o simplemente, Ameto, del nombre de su protagonista, fue compuesta probablemente entre 1341 y 1342. Se trata de una fábula idílico-alegórica escrita en prosa, aunque se intercalan fragmentos en tercetos encadenados. Esta mezcla de prosa y verso, no es novedosa, ya que se encuentra en numerosas obras medievales, como la, Vita Nuova, de Dante, o De Nuptiis Philologiae et Mercurii, (Bodas de Mercurio y la Filología), de Marciano Capella. Una vez más, el tema de Boccaccio es el poder redentor del amor, que permite al hombre pasar de su ignorancia al conocimiento y la comprensión del misterio de Dios.  
     La obra comienza con el pastor Ameto vagando por los bosques de Etruria, donde descubre a un grupo de bellísimas ninfas que se bañan mientras escuchan el canto de Lia. Ameto, fascinado por el canto, se enamora de Lia, y se da a conocer a las ninfas. El día consagrado a Venus las ninfas se reúnen en un lugar agradable y, sentadas en torno a Ameto, relatan las historias de sus amores. Tras haber escuchado los relatos de las siete ninfas, el protagonista, por orden de la diosa Venus, recibe un baño que, al purificarlo, le permite conocer el significado alegórico de las ninfas, que representan las virtudes (tres teologales y cuatro cardinales), y de su encuentro con Lia, que implica su propia transformación de animal en hombre, con la posibilidad de llegar a conocer a Dios.  
Aunque en un tema y ambientación muy diferentes, la estructura de esta obra anuncia ya la de la obra principal de Boccaccio, el Decamerón. 
Amorosa Visión 
    La Amorosa Visión (Amorosa Visione) es un poema alegórico en tercetos encadenados, compuesto, como el Ameto, a principios de la década de 1340, cuando el autor se encontraba ya en Florencia. Se divide en cincuenta breves cantos. Siguiendo la estructura de la Visio in Somnis, ("Visión en Sueños"), se narra cómo una hermosa mujer es enviada por Cupido al poeta, y le invita a abandonar los "vanos deleites" para buscar la verdadera felicidad. La mujer guía al poeta hasta un castillo, al que se niega a entrar por la puerta estrecha, que representa la virtud, y accede por la puerta ancha, símbolo de la riqueza y el goce mundano.
     Dos salas del castillo están adornadas con frescos dignos de Giotto: los de la primera sala representan los triunfos de la Sabiduría —rodeada de alegorías de las ciencias del trivium (gramática, dialéctica y retórica) y del quadrivium (geometría, aritmética, astronomía y música)—, de la Gloria, de la Riqueza y del Amor. En la segunda sala se representa el triunfo de la Fortuna. En los frescos aparecen representados numerosos personajes históricos, bíblicos y mitológicos, así como famosos literatos. Tras contemplar estas pinturas, el poeta sale al jardín del castillo, donde encuentra a otras mujeres: la "bella Lombarda" y la "Ninfa sicula," posiblemente Fiammetta. El poema se interrumpe abruptamente poco después.  
     La Amorosa Visión, presenta muchas similitudes con, La Divina Comedia, aún tratándose de una obra muy inferior. También ha sido relacionada por la crítica con otra obra de carácter alegórico, los Triunfos de Petrarca.
Según algunos autores, el modelo de este castillo alegórico fue Castelnuovo di Napoli, cuyas salas fueron decoradas con frescos por Giotto, en la época de Roberto de Anjou. 
Elegía de Madonna Fiammetta 
    La Elegía de Madonna Fiammetta (Elegia di Madonna Fiammetta), escrita posiblemente entre 1343 y 1344, ha sido calificada por la crítica de, "novela psicológica". En prosa, se presenta como una larga carta escrita en la que la protagonista, Fiammetta, relata su amor juvenil por Pánfilo, en la ciudad de Nápoles. La relación entre ambos termina cuando Pánfilo debe partir a Florencia. Fiammetta, sintiéndose abandonada por su amante, intenta suicidarse. Al final de la obra la protagonista se siente de nuevo esperanzada cuando oye que Pánfilo ha regresado a la ciudad, pero descubre con amargura que se trata de otra persona con el mismo nombre. La obra es dedicada por el autor "a las mujeres enamoradas".  
     Aunque esta obra tiene un importante componente autobiográfico —la relación del autor con la enigmática Fiammetta, que en la realidad se desarrolló de forma bastante diferente—, su tratamiento de la pasión amorosa debe mucho a obras literarias como las, Heroidas de Ovidio, el anónimo Pamphilus de Amore, o el De Amore, de Andreas Capellanus. 
Ninfale Fiesolano 
     El Ninfale Fiesolano, escrito entre 1344 y 1346, es una fábula etiológica, destinada a explicar los nombres de dos ríos toscanos: Africo y Mensola. De ambientación pastoril —como el Ameto—, está escrito en octavas, y narra la historia de los amores entre el pastor Africo y la ninfa Mensola y el nacimiento del hijo de ambos, Proneo.  
     Según la obra, las colinas de Fiésole estaban habitadas por ninfas seguidoras de Diana y dedicadas a la caza. El pastor Africo se enamoró de una de ellas, Mensola, pero, cada vez que intenta aproximarse, las ninfas huyen despavoridas. El padre de Africo, llamado Girafone, intenta disuadirlo de su enamoramiento contándole la historia de Mugnone, que fue transformado en río por haberse atrevido a amar a una ninfa. Africo, sin embargo, persevera en su empeño, y, auxiliado por la diosa Venus, logra unirse con su amada. Mensola queda encinta y rehúye la compañía de Africo. Éste, creyéndose despreciado por Mensola, se suicida arrojándose al río que en adelante llevará su nombre. Diana descubre el parto de Mensola y la maldice, lo que ocasiona su suicidio arrojándose al río que se llamará después como ella. Su hijo, Proneo, es criado por los padres de Africo, y se convierte en uno de los primeros pobladores de la ciudad de Fiésole.  
     La obra tendrá una gran influencia sobre las obras de tema pastoril de siglos posteriores, como las, Estancias (Stanze) de Angelo Poliziano, o Nencia da Barberino, de Lorenzo el Magnífico. 
Obras de Maduréz 
El Decamerón 
      Durante la peste que asoló la ciudad de Florencia en 1348, y de la que el autor fue testigo, diez jóvenes (tres hombres y siete mujeres) se reúnen en la iglesia de Santa Isabel María Novella y toman la decisión de retirarse a una villa alejada de la ciudad para escapar de la peste.  
     En este lugar, para evitar recordar los horrores que han dejado atrás, los jóvenes se dedican a relatarse cuentos los unos a los otros. Permanecen en la villa durante catorce días, pero los viernes y los sábados no relatan cuentos, por lo que sólo se cuentan historias durante diez días, de ahí el título de la obra. Cada día uno de los jóvenes actúa como "rey" y decide el tema sobre el que versarán los cuentos, excepto los días primero y noveno, en los que los cuentos son de tema libre. En total, se cuentan 100 relatos, de desigual extensión.  
     Las fuentes de Boccaccio son variadas: van desde los clásicos grecolatinos hasta los fabliaux franceses medievales. 
El Corbacho 
     El Corbacho (Corbaccio) fue escrito entre 1354 y 1355. Es un relato cuya trama, tenue y artificiosa, no es más que un pretexto para un debate moral y satírico. Tanto por su tono como por su finalidad, la obra se inscribe en la tradición de la literatura misógina. El título hace quizá referencia al cuervo, considerado un símbolo de mal augurio y de una pasión descontrolada; según otros hace referencia al español corbacho (vergajo con que el cómitre fustigaba a los galeotes). La obra lleva el subtítulo de Laberinto de Amor (Laberinto d'Amore). La primera edición de esta obra se realizó en Florencia en 1487.  
     El tono misógino del Corbacho es probablemente consecuencia de la crisis que en Boccaccio produjo su relación con el monje sienés. Existen numerosas obras literarias en la tradición occidental de carácter misógino, desde Juvenal hasta Jerónimo de Estridón, por citar solo algunas.  
     La composición tiene su origen en un enamoramiento poco exitoso de Boccaccio. Ya cuarentón, se enamoró de una bella viuda, y le escribió cartas, requiriéndola de amores. La mujer mostró las cartas a sus allegados, burlándose de Boccaccio, por su origen plebeyo y por su edad. El libro es la venganza del autor, que no dirige solo contra la viuda, sino contra todo el sexo femenino.  
    
El autor sueña que se mueve por lugares encantadores (las lisonjas del amor), cuando de repente se encuentra en una inextricable selva, el Laberinto de Amor, llamado también la Pocilga de Venus. Allí, convertidos en animales, expían sus pecados los miserables engañados por el amor de la mujer. Aparece el espectro del difunto marido de la viuda, quien le relata minuciosamente los innumerables vicios y defectos de su esposa. Como penitencia ordena a Boccaccio que revele lo que ha visto y oído.  
     Esta obra influyó en la obra del mismo título de Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera. 
Otras Obras 
     Boccaccio fue autor también de una de las primeras biografías de Dante Alighieri, el Trattatello in Laude di Dante, así como de una paráfrasis en tercetos encadenados —la misma estrofa utilizada por Dante— de la Divina Comedia (Argomenti in terza rima alla Divina Commedia).  
Deben citarse también sus Rimas, extenso cancionero amoroso, y su traducción al italiano de las décadas III y IV de Tito Livio. 
Obras en Latín 
Genealogía Deorum Gentilium 
     La Genealogía Deorum Gentilium"Genealogía de los Dioses de los Paganos", dividida en quince libros, es una de las más completas recopilaciones de leyendas de la mitología clásica, a las que Boccaccio procura dar una interpretación alegórico-filosófica. Esta obra fue iniciada antes de 1350, a instancias de Hugo de Lusignano, rey de Jerusalén y Chipre, dedicatario de la obra, aunque Boccaccio continuó corrigiendo la obra hasta su muerte.
     Fue uno de los libros de consulta más utilizados entre escritores hasta avanzado el siglo XIX. Una vez terminada la obra, Boccaccio añadió dos volúmenes más a la Genealogía. Estos son una gran defensa de la poesía, la mejor nunca hecha y a la que recurrirán los poetas posteriores, como Luis de Góngora. 
De Casibus Virorum lllustrium 
De Casibus Virorum Illustrium (que puede traducirse tanto por, "De los Casos de Varones Ilustres," como "De las Caídas de Varones Ilustres," es una obra con la que se intenta demostrar la caducidad de los bienes mundanos, y la arbitrariedad de la fortuna, recurriendo a una serie de historias protagonizadas por personajes de todas las épocas, desde Adán, a nobles contemporáneos de Boccaccio. Los relatos se estructuran en nueve libros. La obra está dedicada a Mainardo Cavalcanti. Fue seguramente iniciada hacia 1355, aunque no se completó hasta 1373–1374. 
De Claris Mulieribus 
     A imitación de la colección de biografías, De Viris Illustribus, de Petrarca, Boccaccio compuso, entre 1361 y 1362, una serie de biografías de mujeres ilustres. Fue dedicada, por el autor, a Andrea Acciaiuoli, condesa de Altavilla. Sirvió de argumentario a numerosos escritores, entre ellos, a Geoffrey Chaucer, autor de los Cuentos de Canterbury. 
Otras Obras en Latín 
     En la misma línea que la Genealogía deorum gentilium, Boccaccio escribió también un repertorio alfabético de los nombres geográficos que aparecen en las obras clásicas de la literatura latina, titulado, De Montibus, Silvis, Fontibus, Lacubus, Fluminibus, Stagnis Seu Paludis, et de Nominibus Maris Liber, publicado en 1360.
      Es autor además de dieciséis églogas en las que sigue como modelos a Virgilio y a Petrarca, Bucolicum Carmen, publicado en 1367; y de 24 epístolas, de dos de las cuales sólo se conserva su traducción al italiano. 
Influencia en la Literatura Castellana 
    La Elegía de Madonna Fiammetta fue el modelo de la novela sentimental española del siglo XV, con títulos tan señeros como el Siervo libre de amor, de Juan Rodríguez del Padrón; la Historia de Grisel y Mirabella, de Juan de Flores; o Cárcel de amor, de Diego de San Pedro, por citar sólo algunos ejemplos. Ciertos rasgos propios de este género pueden hallarse también en La Celestina, de Fernando de Rojas. 
     En la primera mitad del siglo XV, el Arcipreste de Talavera compuso una obra imitando el Corbacho de Boccaccio, con el mismo nombre y el mismo tono antifeminista, notable por la recreación del lenguaje popular. 
     Dos obras de Boccaccio, la Comedia de las Ninfas Florentinas, y el Ninfale Fiesolano, pueden considerarse precursoras de la novela pastoril, género, que, gracias a la repercusión de La Arcadia, de Jacopo Sannazaro, tuvo un gran desarrollo en la literatura europea del siglo XVI. En España, pueden citarse La Diana (1559), de Jorge de Montemayor; La Diana Enamorada (1564), de Gaspar Gil Polo; La Galatea (1585), de Miguel de Cervantes; y La Arcadia (1598), de Lope de Vega. 
     La obra más influyente de Boccaccio, fue sin duda el Decamerón. En España, la primera traducción de la obra es la anónima catalana de 1429, conservada en la Biblioteca de Cataluña en un manuscrito único, mientras en la biblioteca de El Escorial se conserva el manuscrito más antiguo de la obra en lengua castellana, de mediados del siglo XV, que sin embargo, incluye sólo la mitad de los cuentos del original, y elimina completamente el relato que sirve de marco a las historias en la obra de Boccaccio.
     La primera edición castellana completa de la obra data de 1496, en Sevilla; siguieron después las de Toledo (1524), Valladolid (1539), y Medina del Campo (1543). Desde entonces han sido numerosísimas las ediciones de la obra. El género del relato o novela corta —del italiano novella, que pasó al español como "novela"— tardó en cuajar en la literatura castellana. Son obras claramente deudoras del Decamerón las, Novelas Ejemplares (1613), de Cervantes, o las, Novelas a Marcia Leonarda (1621–1624), de Lope de Vega. 
     En Italia el Decamerón fue prohibido en 1559; aunque algunos religiosos como el Cardenal, Pietro Bembo, lo describían elogiosamente como el modelo perfecto para la prosa vernácula, ya que en las mismas historias, se pueden entender algunos conceptos del mismo autor, y de los miembros del grupo, marcados por intereses amorosos, o rivalidad. 
(Wikipedia en Español) 

El Decamerón


     El Decamerón (Decameron o Decamerone, en italiano), subtitulado Príncipe Galeoto (Prencipe Galeotto en italiano antiguo), es un libro constituido por cien cuentos, algunos de ellos novelas cortas, escritos por Giovanni Boccaccio entre 1351 y 1353. Desarrolla tres temas principales: el amor, la inteligencia humana, y la fortuna. Los diversos cuentos de amor en el, Decamerón, van de lo erótico, a lo trágico. Son relatos de ingenio, bromas, y lecciones vitales.  
     Para engarzar las cien historias, el libro está construido como una narración enmarcada. La obra comienza con una descripción de la peste bubónicala epidemia de peste negra que golpeó a Florencia en 1348, lo que da motivo a que un grupo de diez jóvenes, entre los cuales, siete son mujeres, y tres hombres, huyan de la plaga, y se refugien en una villa, en las afueras de Florencia. Probablemente, Boccaccio concibió el, Decamerón, después de la epidemia de 1348, y lo terminó en 1353.  
     Además de su valor literario y amplia influencia, por ejemplo en Los Cuentos de Canterbury de Chaucer,  el Decamerón, documenta la vida de la época. Escrito en el, vernáculo dialecto florentino, está considerada una obra maestra de la prosa temprana en italiano. 
Titulo 
     El título principal del libro ejemplifica el cariño de Boccaccio por la filología griega: Decamerón, combina dos palabras griegas, δέκα, déka ("diez") y ἡμέρα, hēméra ("día"), para formar un término que significa "[acontecimiento] de diez días". Diez días es el tiempo en el que los personajes de la narrativa que enmarca relatan sus cuentos.  
     El título es una referencia al Hexamerón (los "seis días" de la Creación) de San Ambrosio, una reformulación en verso del relato bíblico del Génesis. La intención de Boccaccio, es construir una analogía entre su propia obra, y la de San Ambrosio: como el santo narra la creación del mundo y de la humanidad, de la misma manera, el, Decamerón, narra la recreación de la humanidad, que se produce mediante los diez protagonistas y sus cuentos, tras la desolación que la peste ha producido en Florencia, en el año 1348.  
     El subtítulo de Boccaccio, Prencipe Galeotto (Príncipe Galeotto o Galehaut), se refiere a Galeotto, un rey ficticio retratado en el Lanzarote-Grial a quien a veces se le denomina por el título de haut prince ("alto príncipe"). Galeotto fue amigo íntimo de Lanzarote del Lago y un enemigo del rey Arturo. Cuando Galeotto supo que Lanzarote amaba a la reina Ginebra, esposa de Arturo, organizó un encuentro entre su amigo y Ginebra. En este encuentro la reina primero besa a Lanzarote, y así comienza su affair.  
     En el Canto V del Infierno, Dante compara a estos dos amantes ficticios con los enamorados de la vida real Francesca de Rímini y Paolo Malatesta, cuya relación él dramatiza. En el Infierno, Francesca y Paolo leen sobre Lanzarote y Ginebra, y la historia los apasiona hasta el punto de ponerse a hacer el amor.  
     La descripción de Dante de la munificencia de Galeotto y su benevolencia en medio de la intriga impresionó a Boccaccio. Al invocar el nombre, Prencipe Galeotto, en el título alternativo a Decamerón, Boccaccio alude a un sentimiento que expresa en el texto: su compasión por las mujeres privadas de libertad a la hora de hablar, y también social, confinadas en sus casas y, a veces, sufriendo mal de amores. Contrasta su vida con la de los hombres, que disfrutan de entretenimientos como la caza, la pesca, cabalgar y la cetrería. 
Argumento 
Narracion Enmarcada 
    El Decamerón empieza con un breve proemio, preámbulo en el que el autor habla en nombre propio. Por cuestiones de amor decide consagrar un poco de su tiempo a los placeres de un público lector principalmente femenino.  
     La primera jornada viene precedida de una descripción de la peste y del relato de cómo se produjo el encuentro fortuito de los narradores de estas historias. El Decamerón contiene así una descripción de los efectos físicos, psicológicos y sociales que la peste bubónica ejerció en esa parte de Europa.  
     ¡Cuántos valerosos hombres, cuántas hermosas mujeres, cuántos jóvenes gallardos a quienes no otros que Galeno, Hipócrates o Esculapio hubiesen juzgado sanísimos, desayunaron con sus parientes, compañeros y amigos, y llegada la tarde cenaron con sus antepasados en el otro mundo!   
     Mientras Florencia sufre la muerte, siete jóvenes (amigas, parientes o vecinas) de la alta sociedad florentina se encuentran por azar un martes por la mañana reunidas en la desierta iglesia de Santa María Novella. Después de la misa, se pusieron a charlar.  
Evocando la situación sanitaria, Pampinea lanza la idea de retirarse de Florencia y marchar a una villa abandonada en el campo de Fiesole durante dos semanas. Todas aprueban la idea, aunque Filomena advierte del peligro de dejar la sociedad sin ningún hombre que las rija. Y la joven Elisa la apoya:  
     En verdad los hombres son cabeza de la mujer y sin su dirección raras veces llega alguna de nuestras obras a un fin loable: pero ¿cómo podemos encontrar esos hombres? Todas sabemos que de los nuestros están la mayoría muertos, y los otros que viven se han quedado uno aquí otro allá en distinta compañía, sin que sepamos dónde, huyéndole a aquello de que nosotras queremos huir, y el admitir a extraños no sería conveniente; por lo que, si queremos correr tras la salud, nos conviene encontrar el modo de organizarnos de tal manera que de aquello en lo que queremos encontrar deleite y reposo no se siga disgusto y escándalo. Boccaccio 
Decamerón, Primera jornada.  
     Entraron entonces en la iglesia tres jóvenes, "que no lo eran tanto que no fuese de menos de veinticinco años la edad del más joven": Pánfilo, Filostrato y Dioneo. Introducen a los jóvenes en su proyecto. Pasado el primer instante de sorpresa, aceptan acompañarlas, como voluntarios y porque uno de ellos ama a Neifila, precisa Boccaccio. Pampinea es designada reina de la jornada y organiza la partida.  
      Al día siguiente, miércoles, abandonan Florencia y se refugian en una campiña idílica a unas dos millas. Boccaccio describe el lugar como un paraíso terrenal:  
Estaba tal lugar sobre una pequeña montaña, por todas partes alejado algo de nuestros caminos, [...]; en su cima había una villa con un grande y hermoso patio [...], con pradecillos en torno y con jardines maravillosos y con pozos de agua fresquísima.  
     La Naturaleza es omnipresente en la descripción y ocupa un lugar central para los personajes. En otros momentos del relato mencionará pájaros cantores, hierbas húmedas de rocío, una guirnalda de laurel y un delicioso jardín.  
     Para pasar las tardes, cada miembro del grupo narra una historia cada noche, excepto un día a la semana, que hay que dedicarla a hacer labores, y los días sagrados en los que no se trabaja en absoluto, lo que da lugar a diez noches de narración a lo largo de dos semanas. De esta manera, al terminar la quincena, han contado cien cuentos. Aunque, en realidad, la obra comprende un total de 101 cuentos, pues en la introducción a la cuarta jornada, Boccaccio introduce otra historia. 
Personajes 
     Boccaccio indica que los nombres que dio a estos diez personajes son de hecho seudónimos «elegidos apropiadamente de acuerdo a las cualidades de cada uno». Los nombres italianos de las siete mujeres, en el mismo orden significativo según el texto original son: Pampinea, Fiammetta, Filomena, Emilia, Laureta, Neifile y Elissa. Los nombres de los varones son: Pánfilo, Filostrato y Dioneo.  
... les daré un nombre apropiado, en todo o en parte, a su carácter y a sus cualidades.  
Sus nombres son:  
  • Pampinea ("la exuberante"), reina de la primera jornada. Es la mayor de la brigada, con veintisiete años. Toma siempre la iniciativa. 
  • Filomena ("amante del canto" o quizá "aquella que es amada"), reina de la segunda jornada, es optimista y vital. 
  • Neifile ("nueva amante"), reina de la tercera jornada. Destaca por su belleza. 
  • Filostrato ("vencido por el amor"), rey en la cuarta jornada. Es un joven profundamente melancólico. 
  • Fiammetta, la dama amada por Boccaccio, reina de la quinta jornada. Hay quien ve en ella el retrato de una mujer real,
    María de Aquino. Inteligente, bella y decidida, según algunos estudiosos, es una figura que se repite en Boccaccio y que equivaldría a la Beatriz de Dante o la Laura de Petrarca. 
  • Elisa, otro nombre de Dido, reina de Cartago en la Eneida de Virgilio, reina en la jornada sexta. Docta y prudente, de una dignidad no exenta de aristocracia, considera que la mujer necesita estar bajo el mando de un hombre para obrar correctamente. 
  • Dioneo ("lujurioso", de Dione, madre de Venus, spurcissimus dyoneus se definía Boccaccio a sí mismo en una carta juvenil), rey de la jornada séptima. Muchos autores han argüido que Dioneo expresa las opiniones del propio Boccaccio. Resulta ser un personaje muy transgresor. No se adapta al tema de cada jornada, sino que explica una historia libremente, sin relación con los relatos de los otros. 
  • Lauretta, reina de la jornada octava. Es paradigma de la justicia y la sumisión femenina al hombre. 
  • Emilia, reina la novena jornada, es muy narcisista. Da señales de un cierto egocentrismo y tiene una peculiar relación con Dioneo, tan solo insinuada por el autor. 
  • Pánfilo, el último rey. Su nombre en griego significa, "el que lo ama todo," y efectivamente, da señales de un gran, "amor por el amor", de un cierto apasionamiento. Sus historias acostumbran a tener un marcado mensaje y se prestan a múltiples interpretaciones. 
     Siguiendo una interpretación alegórica influida por la numerología medieval, las siete jóvenes representarían las cuatro Virtudes cardinales y las tres Virtudes teológicas: Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza; Fe, Esperanza y Caridad. Los tres jóvenes representarían la división tripartita griega tradicional del alma: Razón, Apetito Irascible y Apetito Concupiscible.  
     Los personajes principales se caracterizan normalmente a través de sus diálogos y las acciones que ejecutan, de manera que para cuando la historia termina parecen verdaderos, y sus acciones lógicas dado el contexto. 
Temas de las Jornadas 
Cada uno de los diez personajes es nombrado Rey o Reina del día. Este cargo implica elegir el tema de las historias de ese día, y todos los días salvo dos tienen un tema:  
  • Jornada primera: Cada cual habla de lo que más le agrada. 
  • Jornada segunda: Se habla de aquellas personas que, abrumadas por diversos infortunios, consiguen llegar a dichoso término. 
  • Jornada tercera: dedicada a quienes con gracia e inteligencia lograron alguna cosa largamente deseada, o recobraron lo que habían perdido. 
  • Jornada cuarta: historias de amor con final desgraciado. 
  • Jornada quinta: historias de amor con final feliz. 
  • Jornada sexta: sobre aquellos que se defendieron con alguna respuesta aguda, evitaron daños y afrentas e hicieron callar a los necios. 
  • Jornada séptima: burlas que por amor o por miedo, hacen las mujeres a sus maridos, con o sin el conocimiento de ellos. 
  • Jornada octava: burlas que con frecuencia se hacen hombres y mujeres entre sí. 
  • Jornada novena: tema libre. 
  • Jornada décima: grandes hazañas. 
    Sólo Dioneo, que normalmente cuenta el último cuento cada día, tiene el derecho a relatar una historia sobre cualquier tema que quiera, debido a su ingenio.  
Cada día incluye también una corta introducción y una conclusión que continúa el marco de los cuentos describiendo otras actividades diarias además del contar cuentos. Estos interludios a menudo incluyen transcripciones de canciones folclóricas italianas. Las interacciones entre cuentos en un día, o a lo largo de los días, como Boccaccio desarrolla variaciones e inversiones de material precedente, forma un todo y no sólo una colección de historias. Argumentos básicos de las historias incluyen burlas a la lujuria y la avaricia de los clérigos; tensiones en la sociedad italiana entre la nueva y rica clase comercial y las familias nobles; los peligros y las aventuras de los mercaderes al viajar. 
Estructura Gotica 
Salto de página 
     El especialista en literatura medieval Vittore Branca, en su obra Boccaccio y su época, considera que el Decamerón tiene una estructura gótica. Según ésta, los cuentos se emplazan bajo una dinámica ascendente donde San Chiappelletto (Jornada I) condensa los vicios y Griselda (Jornada X), la máxima pureza. Se pondría en evidencia, al estilo arquitectónico gótico, una imagen de depuración a medida que avanza la obra. También Branca se refiere al carácter bifronte del Decamerón destacando lo cómico versus lo trágico, lo vulgar en oposición a lo cortés y lo vicioso-heroico del texto. También esta especie de dualidad es evidente en los personajes citados (Ciappelletto-Griselda), los cuales podrían interpretarse bajo la antítesis Judas-María. 
Temas y Caracteristicas 
     Los temas son casi siempre eróticos, a tono con la mentalidad burguesa que empezaba a fraguarse en Florencia: la inteligencia humana, la fortuna y el amor. Cada día también incluye una breve introducción y una conclusión, que describen otras actividades diarias del grupo, además del relato de historias. Estos interludios del cuento incluyen con frecuencia las transcripciones de canciones populares italianas en verso.  
     Se puede considerar el Decamerón como obra precursora del Renacimiento, por la concepción profana del hombre, la ausencia de rasgos fantásticos o míticos, y la burla de los ideales medievales, lo que dota a la obra de un carácter claramente antropocéntrico y humanista. Los jóvenes que llevan adelante las diez jornadas instauran la idea del, carpe diem, en contraposición al tópico literario del, ubi sunt. Puede apreciarse una paulatina desmitificación de la idea de la tierra, como simple tránsito hacia la vida eterna. 
     Cada historia pone en escena personajes tomados de la realidad contemporánea: comerciantes, notarios, banqueros, artesanos, gentes del pueblo, campesinos instalados en la ciudad, etc., pero también encontramos reyes, caballeros, personajes históricos, en medio de registros variados: cómico, patético, trágico, heroico, grotesco, picaresco...). Boccaccio se concentra en el ser humano, su comportamiento y sus capacidades, las que le permiten adaptarse a la variable fortuna de la vida y superar los obstáculos. La mayor parte de los personajes hacen poco caso de los valores morales de la Iglesia, prefiriendo su buen sentido y la iniciativa personal para salir de situaciones difíciles.
     Son seres comunes, defectuosos y desprovistos de cualquier valor noble, caballeresco o cortés, propio de una sociedad feudal; por el contrario, destacan los ladrones, embusteros y adúlteros, y se enaltece su astucia, que les permite salir airosos de las situaciones descritas, a diferencia de la antigua concepción medieval, donde el protagonista o héroe de la historia poseía facultades inherentes a su ser, como la belleza o la fuerza, y asociadas siempre a la nobleza y la divinidad. Finalmente, el fuerte sentido anticlerical de las historias de Boccaccio le aleja de la concepción teocéntrica medieval. Con ello reflejaba la nueva sociedad burguesa de la época, donde los valores prácticos se imponían por encima del orden antiguo, caballeresco y aristocrático.
     El comportamiento de los diez cuentacuentos, con elegancia y cortesía fundadas en la dignidad, el buen gusto y el respeto, da ocasión al autor para trazar un esquema ideal de vida.  
Se puede considerar que en estos relatos, considerados como las primeras novelas de la literatura europea, se asiste al surgimiento de una nueva clase social: una burguesía comerciante e ilustrada. 
En esta obra el dios del amor, Eros, rige el mundo. Los cuentos tratan principalmente del tema del amor, tanto cortés como vulgar. Los dos sexos, tanto el varón como la mujer, son criaturas destinadas al amor, que se entiende de una manera definidamente sensual y que, por consiguiente, debe ser experimentado corporalmente. 
     El Decamerón se escribió cuando la Edad Media llegaba a su fin. Así, mientras la peste arrasaba provocando estragos alrededor, en este jardín florece todo un mundo de historias vitales y de sobrecargada sensualidad. 
Todas las historias eróticas de Boccaccio se corresponden con la imagen medieval de la mujer, proclive a caer en las tentaciones de la carne. Se la considera como a una hija de la seductora Eva, muy difícil de saciar. Se repite la idea de que si el marido no satisface a la mujer, ésta se procurará el placer por otros caminos.  
     La mayor parte del tiempo, Boccaccio aprovecha para asumir la defensa de la mujer. Muestra que su mejor defensa es la palabra, que ellas saben explotar correctamente. Aquí, la cuestión de su lugar es crucial. En efecto, la mayor parte de los relatos presentan en escena el mundo femenino. Sin embargo, Boccaccio puede mostrar una visión despectiva; algunos cuentos son verdaderamente críticos con su actitud. Por ejemplo, el séptimo cuento de la octava jornada narra la venganza de un escolar en una viuda que le ha jugado una mala pasada. El colegial aprovecha para hacer una larga revisión del comportamiento de ciertas mujeres.  
El Decamerón pasa de modo decidido de la nouvelle al libro extenso escrito en lengua italiana. De hecho es la primera obra en prosa escrita en este idioma romance. 
Censura 
La Iglesia Católica, a través de la Inquisición, incluyó este libro entre los prohibidos. El Índice de libros prohibidos fue instituido por el papa Paulo IV Carafa en el año 1559. El, Decamerón apareció en el Índice bajo la letra B, aludiendo a sus, "errores intolerables."  
En el año 1573 la Inquisición encargó a expertos florentinos, los Deputati, la tarea de revisar el texto florentino. No se sabe seguro quiénes fueron los censores, ni su número, si fueron tres o cuatro. Entre los miembros del grupo destacaría Vincenzo Borghini, reconocido como el verdadero promotor de la censura del Decamerón.  
     El 2 de mayo de 1572 volvió a Florencia la copia oficial autorizada por los inquisidores de Roma para poder imprimirse, pero sólo el 17 de agosto de 1573 fue impreso el texto. Al año siguiente, el texto de la obra reducida fue acompañado por unos comentarios, Le Annotazioni di discorsi sopra alcuni luoghi del Decameron, con consideraciones lingüísticas y filológicas que buscaban justificar los cambios. El Decamerón de los Deputati se encontró poco después prohibido por la misma Inquisición y sólo tuvo una edición.  
El Decamerón conoció en 1582 otra edición a cargo de Leonardo Salviati. Parece que fue el mismo Salviati quien, a través de su protector Jacopo Buoncompagni, empujó a la curia romana a pedir una nueva censura del Decamerón.  
En realidad el Decamerón de Salviati, más que una verdadera y propia edición fundada en los resultados de las investigaciones originales, parece una corrección de la edición precedente. Mientras que los Deputati de Borghini se limitaron a cortar, Salviati modificó, o dicho con más precisión, que mientras los primeros intervinieron en el texto, el segundo censuró también la lectura, recurriendo a glosas marginales para desarrollar abiertamente una función de mediación entre el texto y el lector, para dar una interpretación unívoca. 
Fuentes Literarias 
     Los argumentos básicos de las historias no son generalmente invención de Boccaccio; de hecho, se basan en fuentes italianas más antiguas, o en algunas ocasiones en fuentes francesas o latinas. Lo mismo hicieron autores posteriores, copiándole a él. Aunque sólo consultó fuentes francesas, italianas y latinas, algunos de sus cuentos tienen su origen en tierras tan lejanas como la India, Persia, España y otros lugares. Algunos relatos tenían siglos de antigüedad. Por ejemplo, parte del cuento de Andreuccio de Perugia (II, 5) procede de Éfeso del siglo II, en el Cuento de Éfeso.
     La estructura del marco narrativo (aunque no los personajes o la trama) procede del Panchatantra, que fue escrito en sánscrito antes del año 500 y que le llegó a Boccaccio a través de una cadena de traducciones que incluye idiomas como el persa antiguo, árabe, hebreo y latín. Incluso la descripción del acontecimiento central, esto es, la peste negra, de la que Boccaccio fue con toda seguridad testigo, no es original, sino que se basa en la, Historia Gentis Langobardorum de Pablo el Diácono, que vivió en el siglo VIII.  
     Algunos eruditos han sugerido que algunos de los cuentos de los que no se conoce fuente anterior, puede que no fueran inventados por Boccaccio, sino que circulasen en la tradición oral local, siendo Boccaccio simplemente la primera persona que los ha documentado. El propio Boccaccio dice que oyó algunos de los cuentos oralmente. En VII, 1, por ejemplo, afirma que escuchó la historia a una anciana que lo conoció de niño.  
     El hecho de que Boccaccio cogiera los argumentos que forman la mayor parte del, Decamerón, no significa que los reprodujera mecánicamente. La mayor parte de las historias, se ambientan en el siglo XIV, y fueron suficientemente modernizadas por el autor, de manera que el lector podía no saber que habían sido escritos siglos antes, o en una cultura extranjera. También Boccaccio a menudo combinaba dos o más cuentos sin relación en uno solo, como hace en II, 2 y VII, 7.  
     Más aún, muchos de los personajes realmente existieron, como Giotto di Bondone, Guido Cavalcanti, Saladino y el rey Guillermo II de Sicilia. Los eruditos incluso han sido capaces de verificar la existencia de personajes menos famosos, como los bromistas, Bruno y Buffalmacco, y su víctima Calandrino.
     Otros personajes ficticios se basan en personas reales, como la señora Fiordaliso del cuento II, 5, que deriva de la señora Flora, que vivió en el barrio de las prostitutas, en Nápoles. A menudo Boccaccio confunde intencionadamente datos históricos, (II, 3) y geográficos, (V, 2) con propósitos narrativos.  
     Otra de las técnicas frecuentes de Boccaccio, fue compilar cuentos ya existentes. Un claro ejemplo de esto es el cuento, IX, 6, que también usó Chaucer, en su, "Cuento del Administrador," tercero de sus, Cuentos de Canterbury, que sigue más de cerca la fuente francesa original, de lo que hace la versión de Boccaccio.
     En la versión italiana, la esposa del huésped, además de los dos visitantes masculinos, ocupan tres camas, y ella también crea una explicación de los acontecimientos de la tarde. Ambos elementos son invención de Boccaccio, y supone una versión más compleja que la de Chaucer o la fuente francesa, un fabliau de Jean de Boves. 
Legado 
En Literatura 
     La importancia del Decamerón estriba en gran parte en su muy cuidada y elegante prosa, que estableció un modelo a imitar para los futuros escritores del Renacimiento. También constituyó el molde genérico de la futura novela cortesana, tanto en Italia —-a través de los llamados novellieri (Franco Sachetti, Mateo Bandello, Giraldi Cinthio, etc.)—-, como en el resto de Europa (El Patrañuelo de Juan de Timoneda, las Novelas Ejemplares de Cervantes, etc.).  
     La novela era un género literario inédito en la época del autor. Procedente del latín novellus la palabra misma deriva de novus (nuevo), el término mismo de «novela» se hace eco del carácter innovador del género y reenvía hoy en día a una estructura compleja en la que los relatos del Decamerón constituyen un modelo.  
     Debe resaltarse que las primeras novelas escritas no son ni maravillosas ni fantásticas, sino realistas. Sin embargo, las características del género evolucionaron considerablemente en el curso de los siglos debido a que numerosos autores se inspiraron en Boccaccio. El Heptamerón de Margarita de Navarra es la elaboración más precisa en la literatura francesa. Cristina de Pizan a menudo reutiliza los cuentos de Decamerón en su obra La ciudad de las damas.  
     Cabe mencionar que algunas de las historias que contiene el Decamerón aparecen más adelante en los Cuentos de Canterbury (1380) de Chaucer. Otro ejemplo posterior serían los Cent nouvelles nouvelles (1461).  
 
     Moderata Fonte en, Il Merito delle Donne (1600) retoma también elementos del Decamerón, pero los adapta: las siete mujeres están presentes, pero se excluye a los tres hombres y el lugar de la discusión, un jardín veneciano, se inspira en los lugares de la campiña donde se desarrolla la acción del Decamerón.  
El Decamerón lanza una moda europea en el dominio literario, que conocerá su apogeo durante el Renacimiento así como en el siglo XIX. Les Cent Contes drolatiques de Honoré de Balzac (1832-1837) son una reminiscencia que el autor reivindica, y con la cual numerosos estudiosos han hecho la conexión. 
En Música 
     El Decamerón ha sido musicado por varios autores, sobre todo florentinos. Entre ellos, se distinguieron Ser Gherardello, muerto en 1362 o 1364, Lorenzo Massii, llamado también Massini, muerto en 1397, organista ciego de San Lorenzo. Practicaron esencialmente la Ballate monódica relevante del Ars Nova, surgido de la canzone popular. Hacia finales del siglo XIV, la ballate se hizo polifónica, pero más a menudo a dos voces, con la tradicional canción amorosa a la donna del poeta, o, de una manera más realista, una historia como Io son un pellegrin, toda ella reveladora de lo que se llama poesia per musica. 
 
     Esther Lamandier ha grabado las ballates monódicas extraídas del Decamerón musicadas, acompañada de órgano portátil, arpa, laúd y viola. La grabación fue publicada por la casa Astrée con el número E 57706 AD O45. Está acompañada por una introducción explicativa firmada por Nanie Bridgman. 
En el Cine 
En Pintura 
     Sandro Botticelli ilustró el Decamerón con cuatro tablas dedicadas a la historia de Nastagio degli Onesti. Tres de ellas se exponen en el Museo del Prado (Madrid), la cuarta está en el Palacio Pucci de Florencia. (Wikipedia en Español)
El  Decamerón 
de Boccaccio 
     Cien cuentos forman la obra central de Boccaccio, y de ellos, hemos elegido tres, que nos parecen representativos de la gracia y la belleza sensual que el escritor italiano imprimió en todos sus escritos. Boccaccio se llamaba, en realidad, Giovanni de Certaldo. Nació en 1313, probablemente en Florencia. Se le considera el creador de la prosa italiana moderna y se dice que vivió enamorado de la reina Juana de Nápoles y que ella aparece alegorizada en sus cuentos y poemas. Murió en 1375, un año después que su amigo íntimo, el poeta Petrarca. Alrededor de 1353, escribió su más famosa colección de relatos cortos. 
    El fatídico año de 1348, la peste asoló a los habitantes de Florencia Italia. Muchos florentinos decidieron abandonar la ciudad. Entre ellos, un grupo de nobles jóvenes, uno de los cuales, Pánfilo, decía, “No te aflijas, querida Fiammetta. Pronto estaremos a salvo. En mi casa de campo podremos refugiarnos, hasta que pase el peligro de la epidemia." Ya estando en la casa de campo, una de las jóvenes dijo, “¿Qué haremos para distraernos? Yo no quisiera pasar el tiempo recordando a nuestros infortunados parientes y amigos muertos.” Otro de los jóvenes dijo, “Propongo que cada uno cuente una historia.” Todos aplaudieron aquella propuesta. Una de las jóvenes dijo al anfitrión, "Ya que ha sido idea tuya, comienza a narrarnos un cuento tu mismo, Pánfilo." Pánfilo dijo, “Está bien, está bien.”
     Pánfilo empezó, “Hablaré de algo que ocurrió en Chipre hace algunos años, y que titularé, 
El Prodigio Operado por el Amor. 

     Había en ese puerto un hombre muy rico llamado Aristipo. Su casa era la mejor de la ciudad, y su trato el más distinguido. Mientras era visitado por una distinguida vecina, en su jardín, Aristipo decía, “Quiero que me dé su opinión sobre mis begonias, señora Licuria.” La señora dijo, “¡Oh, caballero Aristipo, son las más hermosas flores que he visto!” De pronto, Aristipo exclamó, “¿Qué hace ese marrano entre mis begonias?” Enseguida, un joven alto y fuerte, pero muy sucio y con aire de completa estupidez, respondió, “Lo siento, padre. Saqué a pasear al cerdito y se me escapó.”
     Varias de las mujeres presentes hablaron entre sí, y una de ellas murmuró, “¿Padre?¡Así que este es el famoso primogénito del caballero Aristipo! Es tan tonto y tan feo como nos habían contado.” Las mujeres rieron. El joven continuó diciendo, mientras abrazaba a puerquito, “No te preocupes, papá. Devolveré al pequeño a la porqueriza. Solo se comió algunas flores.” Aristipo dijo, “Será mejor que volvamos a la casa señoras, señores.” La única desgracia en la vida del poderoso Aristipo, era aquel joven. Aristipo le decía, "¿Nunca vas a aprender a comportarte, Cimone?¡Me pones en vergüenza con tus torpezas y esa facha!" Aristipo decidió ponerlo en manos de los mejores maestros de Chipre, diciendo, "Si lo convierten en un caballero, les daré la mitad de mi fortuna."
     Pasaron algunos meses, pero Cimone no mostraba progresos. Su preceptor de música se desesperaba, y decía, "¡No. no. no!¡Esto no es posible!" Hasta que ambos preceptores, se presentaron ante Aristipo, diciendo uno, "¡Me doy por vencido, señor Aristipo!¡Su hijo esta incapacitado para la música!" Y el otro, "¡Y también para la oratoria, para el Latín, para el Teatro y la poesía!" Enseguida, Aristipo preparó un carruaje, y dijo a Cimone, "¡Te enviaré al campo, Cimone! Allí podrás vivir a tu gusto, sin ser más que el idiota que eres. Al menos no tendré el disgusto de verte." Cimone partió a la campiña, mientras los dos fracasados mentores volvieron al centro de la ciudad.
     Lejos de la civilización, y en contacto con la naturaleza, Cimone se sentía a sus anchas. La compañía de los campesinos, le era mil veces más agradable, que la de las damas y caballeros que frecuentaban la casa de su padre. Cimone solía dar paseos por el bosque, y en una ocasión sorprendió a una bella jovencita dormida. Una juguetona ráfaga de viento se llevó el pañuelo que le tapaba el cuello. La delicada prenda fue a dar a los pies de Cimone,quien al recogerla, y olerla, pensó, "¡Qué perfume tan delicado!" "¡Que criatura más linda!" Aquel muchacho, rudo y torpe, se aproximó a la bella, y estuvo largo rato contemplándola. Cimone pensó, "Su cabello es como seda...su piel como alabastro." Estuvo a punto de despertarla, para satisfacer su deseo, pero...Cimone pensó, "¿Y si fuera una Diosa? Un ser divino como ella solo puede ser contemplado en silencio respetuosa y cuidadosamente."
     Y allí estuvo, inmóvil, hasta que la criatura abrió los ojos, diciendo, "¿Eh?" Cimone dijo, "¡Lo imaginé! Son azules como el cielo. ¡No podían ser de otro color!" La mujer se reincorporó, y dijo, "¡Pero si es Cimone, el tonto!¿Qué haces aquí?¿Porque me miras?" Cimone dijo, "¡Sabes mi nombre!¡Claro, las Diosas lo saben todo!" Temerosa, la mujer se incorporó de un salto, diciendo, "¡Aléjate¡¿Entiendes?¡Vete!" Pero Cimone dijo, "Yo solo...qui-quiero devolverte tu pañuelo." La mujer dijo, "¡Gracias!¡Ahora quédate ahí, o vuelve a tu casa!"
     Era una noche, cuando la joven que se llamaba, Efigenia, llegó a su finca. Confirmó, con temor, que Cimone la seguía, garrote en mano. Cuando la mujer llegó a su casa, su madre le dijo, "¡Hija!¿Qué te ocurre?¡Estas muy pálida!" Efigenia dijo, "¡Es el hijo tonto del caballero Aristipo!¡Me ha seguido desde el bosque!" Cimone, continuó ahí, detrás de un árbol, varias horas, ante las ventanas iluminadas de la casa. Cimone pensaba, "¡Esa joven tiene que ser mía!"
     Algunos días después, Aristipo recibió la visita de un joven a caballo. Aristipo exclamó, lleno de sorpresa, "¡Cimone!¿Qué haces aquí?" Cimone le dijo, "!Quiero ser un caballero, padre! Esta vez no te defraudaré." Aunque escéptico respecto a las capacidades de su hijo, Aristipo volvió a contratar a los maestros. Mientras Cimone tocaba el laúd, su maestro de música le decía, "¡Esa, esa, es la melodía, muchacho! Vas bien." La voz templada de Cimone comenzó a modularse, mientras practicaba, "Reee, reee, miii, miii..." Su maestro decía, "¡Ahora agitato!¡Presto!" Por fin, El Latín, el Griego, La Historia, y la Geografía, pudieron entrarle en la cabeza. Aprendió también urbanidad, maneras, y galanterías propias de cortesano. Mientras Cimone caminaba con un libro en la cabeza, su maestro le decía, "¡No bajes los ojos!¡Mantenga la espalda recta!¡Camine con gracia!" Cuatro años después, era, efectivamente un caballero. Aristipo dijo, "¡Si no lo viera,no podría creerlo!" 
     Ambos salieron a caminar, y Aristipo le preguntó, "Y dime hijo, ¿Qué fué lo que te transformó, de aquel bruto, en el joven refinado y culto que ahora eres?" Cimone le dijo, "Fué el amor, Padre ¡El amor que profeso a la más bella y delicada de las mujeres, a la incomparable Efigenia!" Su padre le preguntó, "¿Te refieres a Efigenia, la hija de Cipseo?¡Nunca lo hubiera imaginado!" Cimone le dijo, "¡Habla con su padre!¡Pide su mano para mí, y seré el hombre mas feliz del mundo!"
     Aristipo, luego de dar algunas largas al asunto, se decidió a hablar con Cipseo. Mientras tanto, Cimone pensaba, "!Ella me ha convertido en otro hombre, es mi dueña, mi razón de vivir!¡Nada ni nadie impedirá que sea mi esposa!" Pero, tras hablar con Cipseo, Aristipo dio la terrible noticia, "Lo siento, hijo mio. Cipseo ya había concedido la mano de Efigenia a Pasimunda, un gentilhombre de Rodas." Cimone explotó, diciendo, "¡Nunca se celebrará ésta boda!¡Efigenia será mía!¿Lo oyen?¡No permitiré que ningún otro hombre la toque!"Su padre exclamó, "¡Cimone!"
     Lleno de desesperación y rabia, Cimone recorrió el puerto de Chipre, sin hallar solución a su conflicto. Sus ojos se fijaban en cada uno de los barcos que entraban y salían de los muelles. Hasta que un día sucedió, y Cimone pensó, "¡Allí viene le viejo Cipseo!" Observó cómo el padre recibía, de manera obsequiosa a los tripulantes de un barco recién llegado. Enseguida se acercó, y decidió interrogar a uno de los criados de Cipseo, diciendo, "¿Quiénes son esas gentes?" El criado le dijo, "Se llevarán a Efigenia a Rodas, para su casamiento."
     Una tarde, poco tiempo después, el barco dejó Chipre, llevándose efectivamente a la hija de Cipseo. Al anochecer, ya se habían alejado del puerto, y surcaban el mar en dirección de Rodas. Entonces, en una de las cabinas del barco, el capitán se acercó a Efigenia, y dijo, "¿Está usted bien atendida?" Efigenia dijo, "Sí, capitán. ¿A qué hora llegaremos?" El capitán le dijo, "Al amanecer, si el viento no amaina, podremos ver la silueta del coloso." El coloso era la famosa estatua gigantesca, situada en la bahía de Rodas. De pronto, un marinero gritó, "¡ALERTAAA!¡BARCO PIRATA A ESTRIBOOOR!" Una fragata salía en ese instante al encuentro de la de Rodas y no llevaba estandarte.
     Resonó enseguida el primer cañonazo. ¡BROUM! El capitán salió a cubierta y dijo, "¡Esto es insólito!¡Todos a las armas!" Al poco tiempo, uno de los marineros dijo, "No podemos resistir el ataque, señor. Somos pocos los que tenemos sables , pues pensamos que iba a ser un viaje pacifico y sin peligros." Los atacantes arrojaron un arpón. Pronto, la embarcación Roda quedó a merced de sus atacantes, quienes gritaban, "¡AL ABORDAJEEE!" Enseguida, la voz energética de Cimone amenazó, "¡Capitán, entrégame a Efigenia!¡La amo y he jurado que sera mía!¡Impediré a sangre y fuego que contraiga nupcias con ese extranjero!" La respuesta no se hizo esperar, y el capitán le gritó, "¡Ven por ella truhan!" Cimone empuñó su espada y dijo, "¡Muerte a los que intentan separar de mi a la bella Efigenia!¡AL SAQUEO!" La lucha fue cruenta, y los hombres de Cimone, se impusieron desde el principio. El capitán bajó a la cabina y dijo a Efigenia, "¡Enciérrse usted, señora! ¡Moriré defendiendo su honor!" En ese momento llegó Cimone, y dijo, en tono desafiante, "¡Quítese de esa puerta, Capitán, o hará compañía a sus hombres en el reino de la muerte!"
     Pero el capitán empuñó su espada y dijo, "¡Defenderé el honor de mi señora Efigenia!" La dulce y resignada voz de la doncella interrumpió el duelo, "¡No quiero que se derráme más sangre! Me iré contigo, Cimone. ¡Déja en paz a esa gente!"
Pronto, el barco de Rodas, quedó atrás. Solo el capitán y un pequeño grupo de marineros habían sobrevivido a la masacre. Cimone y Efigenia lo veían desde cubierta. Entonces Cimone dijo, "¡Al fin estas junto a mi, Efigenia!" Efigenia se incomodó cuando Cimone la tomó de los hombros, y dijo, "¡Déjame bárbaro!¿Crees que puedo permitir que me toques después de haberte visto matar?" Cimone le dijo, "Dejé de ser un tonto por tí, Efigenia; y también por ti me convertí en un loco, en un raptor, en una fiera."
     La joven escuchaba asombrada a Cimone, quien continuó, "¡Tu amor lo transformó todo, bella ninfa! Sin ti hubiera continuado siendo un ser agreste y hostil. Ahora puedo disfrutar de la naturaleza y la civilización." Efigenia dijo, "¡Realmente has cambiado!" Cimone dijo, "Solo deja abierto tu corazón. Al aspirar el aroma de mi autentico amor...no podrás más que amarme, Efigenia." Uno de los marineros dijo a otro, ""¡Cimone se ha vuelto un seductor!¡Eh?" Muy pronto, el enamorado pudo besar por fin a la bella, que se abandonó dócilmente a sus caricias. 
     Pero en ese instante: ¡BRROOOUUMM! Al primer relámpago sucedieron otros muchos. El mar se agitó y el cielo se pobló de nubarrones. Un marinero bajó al camarote y dijo, "¡Señor Cimone, es un ciclón!¡Vamos a la deriva!" Las maniobras de los oficiales eran inútiles y la goleta fue arrastrada al litoral. Un marinero gritó, "¡Tierra a la visitaaa!" Sin control, la nave encalló. Cimone subió a cubierta y dijo a sus marineros, "¡Mantengamos la calma! Estamos cercas de la costa, y el barco se mantendrá a flote unas horas. Esperemos a que amanezca para ganar la orilla. Entretanto la tormenta se calmará."
     Enseguida, Cimone dijo a Efigenia, "No te preocupes, querida. Pediremos ayuda al puerto mas cercano. Conseguiré otra nave, o haré reparar ésta y podremos alejarnos a donde nadie nos conozca, para vivir nuestro amor." Pero con los primeros rayos del sol, llegó una terrible sorpresa. ¡Estaban justo frente a la costa de Rodas! No tenia escapatoria. Los tripulantes del barco al que habían asaltado, reconocieron enseguida la goleta. Pasimunda fue enterado por el capitán, quien dijo, "¡Ahí está!¡Es el raptor de vuestra prometida, señor Pasimunda!" Pasimunda dijo, "¡Haré que lo ahorquen!" La guardia de Rodas encadenó a Cimone y lo condujo a la Plaza.
     Mientras tanto, en el jardín de una Quinta, se celebraba un banquete de bienvenida para un jurisconsulto, que acababa de llegar de Chipre. un caballero decía, "Señor magistrado Lisímaco, ésta joven es Casandra, hija de nuestro anfitrión." El magistrado dijo, "¡Encantado!" La atracción entre el joven magistrado y Casandra surgió espontáneamente. El magistrado le dijo, "Usted es la joya más hermosa de Rodas." Enseguida llegaba Cimone siendo arrestado. Pasimunda habló y dijo, "Señor jurisconsulto, hemos apresado a un asesino, pirata y secuestrador de doncellas. Debe usted juzgarlo pronto, pues la población de Rodas clama contra él." Enseguida, el magistrado dictó a su secretario, "Anote que se acusa a éste hombre de raptar a Efigenia, prometida de Pasimunda, saquear un barco, y matar a varios de sus tripulantes. La pena será cárcel por veinte años." Al escuchar la sentencia,
     Pasimunda dijo, "Habéis sido indulgente, magistrado. Otros han sido sentenciados a muerte por el mismo delito." Lisímaco suspiró, y dijo, "¡No podría sentenciar a muerte a nadie el día de hoy, que es el más feliz de mi vida, pues he conocido a la mujer de mis sueños." Pasimunda se retiró, junto con su hermano, diciendo, "Disculpe que lo abandone, magistrado, pero debo de ir a tratar un asunto muy urgente. Con su permiso, señor." Lisímaco lo acompañó, y dijo, "Pase, pase." Poco después, Ormisda, quien era su hermano, dijo a Pasimunda, "¿Hablaste con el padre de Casandra?" Pasimunda dijo, "Lo hice, querido Ormisda, y me concedió la mano de esa joven para ti. ¡Así que ambos podremos desposarnos el mismo día!" 
     Días después, Lisímaco recibía la terrible noticia del mismo padre de Casandra, "No puedo concederos la mano de mi hija, señor jurisconsulto, porque ella se casará con Ormisda, hermano de Pasimunda." Lisímaco se retiró, pensado, "¡Maldito Pasimunda!¡Por eso tenia tanta prisa! Si llégo a saberlo, no condéno al raptor de su prometida...¿Qué estoy diciendo? ¡Por todos los demonios!¡Ese hombre puede ser la solución!" Lisímaco fue directo a la cárcel, diciendo, "¡Guardias!¡Traigan enseguida a Cimone ante mi!" Los guardias trajeron a Cimone, y antes de desamarrarlo, uno de los guardias dijo, "Tenga cuidado, señor jurisconsúlto, porque está hecho una fiera, desde que se enteró que dentro de tres días se casa Efigenia con el noble Pasimunda." 
     La mañana de las bodas, Efigenia y Casandra llegaron a la iglesia, en medio del jubilo de la multitud, y elegantemente vestidas. Pasimunda y Ormisda no cabían en su orgullo. Pasimunda tomó a Efigenia, y dijo, "¡Vamos! Estoy ansioso por recibir la bendición nupcial." Pero, cuando el cortejo se aproximaba al altar, se escuchó un voz, gritar, "¡DETENEOS!" Pasimunda dijo, "¡Es el truhán que raptó a Efigenia!" Y Ormisda dijo, "¡Y el magistrado que debía mantenerlo encarcelado!" Tanto Cimone como Lisímaco empuñaban, sus espadas. Lisímaco dijo, "¡Lo solté para que libre de ti, Pasimunda, a la joven que ama!¡Y yo haré lo mismo con mi adorada Casandra!" Pasimunda dijo, "¡Dádme una espada!¡Defenderé mi honor!" Cimone le dijo, "¡Morirás en el inténto!"
   Por su parte, Lisímaco dijo, "¡Ven conmigo, bella Casandra!" Pero, Ormisda, empuñando su espada, dijo, "¡Sobre mi cadáver!" El duelo era a muerte. Los hombres de Lisímaco, contuvieron a los invitados, para que no intervinieran, diciendo, "¡Al que se mueva, lo máto!" Cimone hirió de muerte a Pasimunda. Lisímaco, sin embargo, perdía terreno, hasta que Cimone gritó, "¡Apártese, magistrado!" Cimone tomó su lugar, y encontró, en el hermano de Pasimunda, a un espadachín fuerte y diestro, sin embargo...¡AGHHH! Cimone lo hirió de muerte. Muertos los dos hermanos, Lisímaco y Cimone raptaron a las jóvenes novias. Uno de los hombres de Lisímaco gritó, "¡Atrás!" Había una goleta aparejada en el muelle, aguardándolos, para partir de Rodas.
Una semana después, en Candia, se celebraba una doble boda. Lisímaco decía, "¡Te amaré siempre Casandra!" Y Cimone decía a su amada Efigenia, "Serás feliz conmigo, Efigenia. Viviré para darte toda clase de alegrías." Aquellos sucesos trajeron muchos problemas entre Chipre y Rodas. Pero eso no obstó, para que Lisímaco y Cimone regresáran a su tierra natal, con sus respectivas esposas, fueran recibidos como héroes, y su historia fuera comentada por generaciones, hasta nuestros días.
A continuación, fue Fiammetta otra de las jóvenes florentinas, quien tomó la palabra. "Ahora me toca a mi narrar un cuento, y conozco una historia conmovedora, sucedida en Sicilia, en tiempos del rey Manfredo. Como sabemos, Carlos I, tomó a sangre y fuego Sicilia, matando a Manfredo y sus seguidores. Y es de las desdichas de la familia de uno de estos seguidores de quien trata el relato que titularé...! 
Los Niños Pedidos y Hallados de Nuevo

     Solo muerte y saqueo llevaron a Sicilia los soldados de Carlos I. El gobernador de la ciudad, un gentilhombre honrado y digno, llamado Enrique de Capeccio, no tuvo tiempo de huir, y fue apresado por los invasores. La mujer del gobernador Capeccio, que se llamaba Beritola. Logró huir con su hijo Giusfredi y la Nodriza de éste. Un día, Beritola dijo, "Pronto daré a luz a otro pequeño, que nacerá lejos de su padre." Y en efecto, en Lipardi nació un hermoso niño. Beritola dijo, cuando el niño nació, "Se llamará Fugitivo." 
     Beritola, la nodriza, y los pequeños, se embarcaron para Nápoles. Pero, cuando pasaban cerca de la isla de Ponzo, una tormenta azotó la galera, y un marinero gritó, "¡Tempestad a baboor!" El capitán decidió que los pasajeros permanecerían en la isla, hasta que pasara la tempestad. Un día, Beritola dijo, "Cuida a mis hijos, nodriza. Daré un paseo por la playa." Al poco tiempo comenzó a llover, y Beritola se refugió en una cueva. ya a solas derramó sus lágrimas, y dio rienda suelta a su dolor, pensando, "¿Qué habrá sido de ti, esposo mio?¡Cómo desearía tenerte a mi lado!" Fatigada de tanto llorar, se quedó dormida, entre tanto cesó la tempestad.
     Al poco tiempo, un barco pirata se aproximaba se aproximaba a la isla. Pasajeros y tripulantes, quedaron a merced de aquella gente sin ley. Tras desembarcar, el capitán dio la orden, "¡Atrápenlos a todos vivos, y tráiganlos a la nave!" Cuando el pirata encontró a la nodriza y a los niños, dijo, "¡Vaya!¡Aquí hay carne para el cepo!" La nodriza le dijo, "¡Ten caridad de estos dos inocentes!" Pero los bucaneros no tenían piedad. Los bucaneros formaron a los prisioneros en la playa diciendo, "¡Camina mujer, o te haré conocer el látigo!" hundieron el barco de pasajeros, y se alejaron de la isla con el grupo de hombres, mujeres, y niños secuestrados.
     Anochecía cuando Beritola volvió al lugar donde había dejado a la nodriza al cuidado de los niños. Solo vio los cadáveres del capitán y los marineros, y la silueta del barco pirata alejándose, gimiendo, "¡Oh, Dios no!¡Se han llevado a mis hijos!" La isla deshabitada sería el único refugio para su mortal dolor, y decía, "¿Por qué? ¿Por qué me castigas así, Dios Mío?¡No puedo más!" Exháusta, en la madrugada se dejó caer cerca de una cueva. Cuando volvió en sí, vió una cabra y dos cabritos que pasaban mansamente cerca de ella. ¡BEEEEEE! Sobreponiéndose a su desgracia, sobrevivió comiendo frutos y bayas, acompañada tan solo por aquellos pacíficos animalitos.
     Meses después, el marqués de Malespín y su esposa desembarcaban en otra parte de la isla de Ponzo. Mientas iban en una lancha, un grupo de personas, rumbo a la playa, la mujer dijo, "¡Tú y tu manía de explorar, Conrado!" Ya en tierra, Conrado dijo a su esposa, "El viaje a Lunigiana el largo, querida, mientras arreglan la avería de nuestro barco, podemos conocer esta misteriosa isla." Al escuchar voces, Beritola creyó que se trataba de piratas, y salió de su cueva con un palo, diciendo, "¿Quién anda ahí?"
     La marquesa la tranquilizó, y logró convencerla de partir. Mientras iban en el bote, de regréso, ella le dijo, "Con nosotros estará segura y tranquila."  Ya en el castillo, Beritola les contó su triste aventura: "...y fue así como perdí a mis hijos, que eran lo único que me quedaba en el mundo." la marquesa abrazó a Beritola, quien lloraba, y le dijo, "¡Pobrecilla!¡Cuánto has sufrido! Te quedarás como nuestra ama de llaves, y vivirás tranquila aquí!" Conrado le dijo, "Tal vez algún día encuentre de nuevo a sus hijos, Beritola." 
     Veamos entretanto lo que había sucedido con los hijos de Capeccio y su nodriza. Los bucaneros los habían vendido como esclavos a un noble genovés llamado, Gasparíno de Oria. La nodriza dijo a uno de los niños, "Es mejor que nadie sepa quien eres, Giusfredi. Así que he dicho a todos que soy tu madre, y que te llamas Giannotto. A tu hermano le dejaremos el nombre de Fugitivo." El trato que recibieron en casa de Gasparino fue duro. Giannotto creció comiendo y durmiendo poco, y trabajando mucho. Por su parte, el pequeño Fugitivo, iba siempre sucio y hambriento, detrás de la mujer que creía su madre. Cuando Giannotto cumplió 16 años decidió escapar. Tomo un saco con pertenencias y dijo a su nodriza, "Buscaré a mi padre, nodriza. Tal vez aún viva. Algún día volveré por ti y por mi hermano."
     Se enroló en una galera, y en ella recorrió los mares. Tenía veinte años cuando, en una taberna siciliana, Giannotto escuchó a uno de los presentes decir, "...y se dice que Enrique Capeccio vive aún en los calabozos del palacio real, esperando que su suerte cambie." Giannotto decidió quedarse en Sicilia, y partió en un barco hacia Lunigiana, pensando, "Dejaré de viajar y averiguaré más sobre mi padre." Pidió trabajo en el castillo del marques de Malespini. Conrado le dijo, "Me gusta tu porte, muchacho. te quedarás como criado en mi casa. ve con nuestra ama de llaves para que te dé ropa adecuada." Sin saberlo, Giannotto había encontrado a su madre, quien le decía, "Debes mantenerte limpio y hacer lo que se te mánde." Giannotto decía, "Sí, mi señora." 
     La marquesa tenía un hija llamada Spina, que había quedado viuda recientemente, y debido a ello, decía a su madre,. "No soportaba mas la soledad de mi casa, madre. Me quedaré a vivir con ustedes." Fascinado por la belleza de la joven viuda, Giannotto se esforzaba por servirla. A ella parecía agradarle la compañía del muchacho. La cercanía llevó a la familiaridad y al agrado mutuo. Hasta que la pasión se desencadenó. Giannotto y Spina disfrutaron por varios meses de sus amores secretos. Spina decía, "Que tengas buenas noches, Giannotto." Nadie pareció darse cuenta de la creciente amistad que los unía. Pero una mañana, la marquesa los sorprendió bajo un árbol. y pensó, "¡Mi hija besándose con un criado!" Al enterase el marques quiso matar a ambos, pero las suplicas de su esposa ablandaron su corazón. El marques solo los encarceló, y dijo, "Se quedarán recluídos en las mazmorras hasta que purguen su culpa."
     Un año después, Pedro de Aragón vencía al ejercito del rey Carlos, y se apoderaba de Sicilia. El nuevo rey liberó a Enrique Capeccio, a quien profesaba gran afecto, diciendo, "Se te devolverán tus bienes y tus blasones. Ademas, daré una fiesta en tu honor." Días después, en las mazmorras del castillo de Malespini, un criado que le llevó la comida a Giannotto le dijo, "¿Sabias que los partidarios del finado Rey Manfredo ya están en libertad, Giannotto?" Mientras comía, el preso escuchó la buena nueva. El criado continuó, "...y el gobernador Enrique Capeccio fue homenajeado por la corte. Está aventajado, pero bien de salud. Y, según oí, va a dedicarse a buscar a su familia." Giannotto dijo, "¡Qué mala suerte la mía! Tantos años esperando volver a ver a mi padre, y ahora que él está libre, yo soy el preso." El criado dijo, "¿Tu padre dices?"
     El criado escuchó las confidencias de Giannotto, y enseguida fue a comunicar a su amo lo que había descubierto, diciendo, "Sí, mi señor. El afirma que es uno de los hijos perdidos de Capeccio y Beritola." Conrado Malespini hizo que el muchacho le repitiéra, punto por punto, la historia de la isla, y el rápto de los piratas. Conrado dijo, "¡Hasta el nombre del hermano pequeño y la nodriza coinciden!¡Entonces...es cierto!" La marquesa estaba en ese momento, preparando a Beritola para en reencuentro con su esposo. Beritola decía, "¡Volveré a ver a Enrique!" Conrado llegó, y dijo, "¡Hay alguien más a quien volveréis a ver, amiga mía!" Conrado presentó a Giannotto, diciendo, "Este joven a quien llamamos Giannotto, es en realidad, Giusfredi, vuestro hijo." Ambos se abrazaron llorando. Beritola decía, "¿Cómo pude tenerte tan cerca, y no adivinar quien eras?" Y Giusfredi decía, "Yo tampoco te reconocí, madre." Entonces la marquesa dijo, "Y ahora, esposo mio, ¿Qué pasará con nuestra pobre hija?" Conrado dijo, "Está en su recámara. La he perdonado. Pronto ella y Giusfredi Capeccio, podrán casarse."
     Poco después, en el castillo de Oria. Un criado llamaba a la nodriza, diciendo, "Mujer, mi señor desea que re reúnas con él en el salón. Trae a tu hijo." La nodriza pensó, "¡Santo Dios!¿Querrá vender a Fugitivo?" Una vez presente, Gasparino de Oria le dijo, "¡Hiciste mal en mentirme y no revelar que este jovencito era hijo de Enrique Capeccio! Yo lo hubiera criado como el noble que es. Ahora mis criados os darán buenos vestidos y partiréis conmigo a Lunigiana, donde le aguardan su madre y su hermano." Por fin doña Beritola pudo abrazar de nuevo a aquel niño al que había perdido poco después de su nacimiento. Enseguida, Conrado abrió un pergamino, y después de leerlo, dijo, "¡Vaya!Gasparino de Oria ha comprometido a su hija menor con el pequeño fugitivo, y ofrece a ésta una dote consistente en un tercio de sus bienes."
     La boda de Giusfredi y Spina se celebró en Palermo, con la asistencia del rey Pedro, de la nodriza, Fugitivo, Gasparino de Oria y, por supuesto, la ahora feliz Beritola, que había recuperado a su marido, el buen Enrique Capeccio.
Todos aplaudieron la dulce historia que había narrado Fiammetta, y otro de los jóvenes tomó la palabra, y dijo, "Yo, por mi parte, les contaré una historia de amor. ¡La más hermosa de todas! se llamará..."
El Halcón
     Todo comenzó una noche, cuando se celebró en Florencia la entrada de la Primavera con un baile de corte. Dos jóvenes platicaban, y uno de ellos, Federico Alberghi, dijo al otro, "¿Quién era esa mujer?" Su compañero contestó, "No la mires así, es Juana Rosselli, viene con su marido." Federico Alberghi era uno de los jóvenes mas ricos de la ciudad, y desde aquel momento solo viviría para Juana, a quien le dijo, besando su mano, "¿Me concede éste baile?" La dama dijo, "Si mi esposo lo permite..."
     Federico aprovechaba todas las oportunidades para contemplarla, aunque fuera de lejos. Mientras la observaba paseando a su hijo, entre arboles, Federico pensó, "¡Tengo que conseguir su amor!" Federico comenzó a dar fastuosos banquetes para halagarla. Mientras comía con Juana y su esposo, Federico dijo, levantando su copa, "¡Brindemos por la belleza de Juana Rosselli!¡La dama mas discreta y distinguida de Florencia!" La colmaba de regalos. Le componía canciones, cantando, "Y tu, purísima ave del alba/amante del sueño/eres mi sueño, mi amooor."
     Pero todo era inútil, y ella solo le decía, "Soy fiel a mi marido, no puedo corresponderle a usted." Su obsesión por conquistar a Juana fue creciendo, a tal grado, dijo un día a su secretario, "Pon a la venta mi palacio de Florencia. Compraré un lote de joyas a la marquesa de Vieira, para obsequiárselas a la señora Rosselli." Pero su secretario le dijo, "Con todo respeto, señor Alberghi, ya ha vendido usted el palacio de Palermo y le de Niza. A ese paso, muy pronto se quedará en la calle." Pero Alberghi le dijo, "¿Para qué quiero palacio que ella nunca habitará, ni riquezas que mi amada se niega a compartir conmigo?" A los Rosselli les agradaban los torneos, y Federico Alberghi organizó algunos para atraer a la dama.
     Un día, por fin, Antonio Rosselli se cansó, y dijo a su esposa, mostrando una carta que le habían mandado, "¡En éste anónimo se burlan de mi, Juana!¡Te acúsan de ser amante de Federico Alberghi!¡Y me llaman cornudo!" Juana le dijo, "¡Tu sabes que no es verdad! Siempre estoy a tu lado, y soy una mujer honesta." Antonio le dijo, "No dúdo de tu integridad, esposa mía. Pero, desde ahora te prohíbo que recibas mas regalos de ese joven, y que hables con él. Las apariencias lo requieren."
     Algunas semanas después, Federico Alberghi se despedía de su secretario y amigo, estando a punto de abordar un carruaje, y diciendo, "Ya solo me queda la alquería en el viejo camino a Padua. Me iré a vivir allí." Su amigo le dijo, "Ha sido una lastima dilapidar una fortuna por una mujer que ni siquiera corresponde a vuestros desvelos, amigo mío." Pero Federico le dijo, "No me arrepiento, y aún creo que algún día me amará." En su último reducto, Federico solo contó con con la compañía de un hermoso halcón. Y mientras Federico lo entrenaba, decía, "¡Vamos! Prueba la carne. Mañana saldremos tú y yo de caza." Federico entrenó al ave cuidadosamente. El halcón capturaba a otras aves, en el aire. Cazaba ágilmente cualquier presa en pleno vuelo, y luego la arrojaba a los pies de su amo. 
Federico y el Halcón se volvieron inseparables. Un día, mientras Federico disfrutaba de sus alimentos, con el halcón posado en su hombro, dijo, "¿Qué más puedo pedirle a la vida? Tengo una casa modesta, pero cómoda, todo el bosque a mi disposición y a ti, para que me consigas el alimento y me hagas compañía." Federico agregó, "La cercanía de Juana Rosselli es lo único que añoro de mi antigua vida." Mientras tanto, en Florencia, la casa de los Rosselli exhibía un festón de luto. Antonio, el marido de Juana, había muerto, repentinamente, legando su inmensa fortuna, a la viuda y al hijo.
    Mientras tanto, un mujer abrazaba a Juana, diciendo, "¡Te acompáño en tu sentimiento, Juana!" Después de los funerales, y del obligatorio periodo de luto, Juana y el pequeño Felipe decidieron irse a vivir al campo. Cuando iban llegando en su carruaje, a la gran casa de campo, el pequeño Felipe dijo, "¿Puedo recorre el bosque, mamá?" Su madre le dijo, "Sí, pero que te acompáñe un montero." Un día, el pequeño Felipe fue a recorrer el bosque con ayuda de un montero, y al ver un halcón volar cercas dijo, "¡Oh!¿Qué fue eso?" El montero le dijo, "Es el halcón del signore Federico." Felipe contempló cómo aquel cazador volátil se introducía a gran velocidad entre la bandada de patos. El pequeño Felipe observó la cacería, y dijo, "¡Mató a uno!¿A dónde lo lleva?"
    El montero dijo, "A la alquería de sus amo. Es el halcón quien caza lo que come Federico." Cuando el niño llegó a casa, dijo con entusiasmo, "¡Madre, madre!¡Quiero ese halcón!¡Es el mas hermoso y fuerte del mundo!¡Vuela mas veloz y bellamente que ninguno!¡Cómpraselo a Federico Alberghi!" Pero Juana le dijo, "Tu padre me había prohibido hablar con ese hombre, Felipe. Olvida ese halcón, pues no debo hacer ningún trato con él." Pero lejos de olvidarlo, el niño contemplaba el ave siempre que podía , y deseaba cada vez mas que fuera suya. Hasta que una tarde, una de las mujeres de Juana le dijo, "Señora, el niño está enfermo. Sus ojos brillan y transpira mucho." El chiquillo cayó en cama con una fiebre muy alta. Entonces, el niño dijo, "Madre, ¿no te enojas si te cuento una cosa?" Su madre le dijo, "Claro que no, bien mio." El niño dijo, "¡Lo vi!¡Lo vi de nuevo!¡Oh, cómo vuela, con qué majestuosidad!¡Es el rey de las aves!¡No hay ni habrá nada como ese halcón!"
     Al pasar los días, lejos de mejorar, Felipe empeoró. La mujer dijo a Juana, "Lo siento...está muy débil. Lo he intentado todo, pero prepárese para lo peor." Juana dijo, "¡Mi pobre niño!¿Qué podría hacer por ti?" El niño deliraba, diciendo, "¡Así, así!¡Extiende tus alas! ¡IIIIIA!¡IIIIA! ¡Ven aquí halcón!¡Ahora yo seré tu ámo!" Juana dijo, "Su último deseo, su último sueño es tener esa ave. ¡Iré a pedírsela a Federico!"                                
     Cuando Federico la vio entrar en su modesta alquería, Federico no podía creerlo, y dijo, "¡Juana!" Y enseguida besó su mano. Juana dijo, "¡Quiero pedirle algo muy importante para mí, Federico. Pero invíteme a comer y luego hablaremos." Cuando Juana entró y se sentó, Federico pensó, "¡Dios mio!Amo tanto a esa mujer que le entregaría cualquier cosa que tuviera!¡Desea que la invite a comer, y no tengo nada que ofrecerle, tan pobre estoy!" Enseguida, Federico tomó al halcón y pensó, "Buen amigo, tú eres lo único que poseo."
     Poco después, de comer, Juana dijo, "¡Qué carne mas rica, amigo mio!¿Qué era?¿Codorniz?¡Tenía un gusto algo raro!" Federico dijo, "Me complace que le agradara." Entonces Juana dijo, "Lo que vengo a pedirle es su halcón. ¡Mi hijo está muy grave, morirá pronto. Y yo le daría a usted cualquier cosa a cambio de verle sonreír otra vez! Mi hijo Felipe se ha enamorado de su ave, Federico." Entonces Federico se llevó la mano a la frente y dijo, "¡Oh, no! ¡Oh, desgracia!¡Viene a pedirme la imposible! ¡Yo mismo acabo de matarlo, para darle un manjar digno de usted!¡Perdí la oportunidad de complacerla!" Juana le dijo, "Aunque no soy digna de tanto amor, deseo casarme con usted, tratare de corresponder a su generosidad, y le seré tan fiel como lo fui con mi difunto esposo."
     El joven narrador terminó la historia, diciendo, "El pequeño Felipe murió poco después, pero Federico y Juana pasaron juntos y felices el resto de sus días, recordando al hermoso halcón que en su muerte los unió."                         
Tomado de, Novelas Inmortales, Año X, no. 516, octubre 17 de 1987. 

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