OVNIs y el Ocultísmo
En una noche calurosa, en agosto de 1952, George Hunt Williamson, y su esposa Betty, levantaron los platos de la cena que estaban disfrutado, con otra pareja, en su casa, en Winslow Arizona. A continuación, Williamson procedió a fabricar una tabla de Ouija casera, con un vaso de vidrio sirviendo como puntero de la tabla. Williamson, de veintiséis años de edad, y su amigo, Alfred Bailey, movían el vaso alrededor de la tabla, mientras Betty Williamson tomaba notas, y la esposa de Bailey, tambien llamada Betty, miraba desconcertada.
¿Los hombres trataban de ponerse en contacto con, alguna querida y fallecida tía Tilly? No. Ellos estaban tratando de comunicarse con extraterrestres, a quienes ellos llamaban, inteligencias espaciales. Una fascinación mutua por platillos voladores, habia provocado, entre George y Alfred, una correspondencia, dos meses antes. Esa curiosidad persuadió a Bailey, a hacer el viaje de dos horas desde Prescott hasta Winslow. Su esperanza en Williamson, de hacer contacto esa noche, no fue decepcionada. El tablero de Ouija convocó inteligencias espaciales, con nombres exóticos tales como Zoe de Neptuno, Zago de Marte, y Nanine. Las sesiones de contacto continuaron, durante los próximos meses, primero cambiando a transmisiones de código Morse a través de radio de onda corta, y luego Williamson actuando como Canal o Medium. En otras palabras, en vez de usar tecnología moderna, Williamson finalmente optó por un método empleado por innumerables Chamanes, Magos, Místicos, y Profetas antes que él. Escuchando las voces en su cabeza, Williamson desarrolló un notable talento para canalizar a muchos extraterrestres diferentes, de muchos planetas diferentes, en muchas voces diferentes. Williamson y Bailey escribieron un libro sobre sus experiencias, “Los Platillos Hablan,” el cual permanece como un clásico de la creencia OVNI. Pero, ¿Qué información les daban las voces? Ya regresaremos a eso. En este episodio nos vamos a sumergir en el salvaje y extraño, y muy confuso reino de los Objetos Voladores No Identificados. Alfred Bailey se desvaneció rápidamente de la escena, pero George Hunt Williamson, pasó a convertirse en una figura máxima del llamado, Movimiento Contactísta, a saber, aquellos que creen que han hecho contacto personal, ya sea físico o psíquico, con seres extraterrestres. De hecho, Williamson llegó a ser uno de los cuatro Georges de la Era Dorada de los platillos voladores, junto con, George Adamski, George King, y George Van Tassel. Lo que estos cuatro hombres tenían en común, además de su afición a los OVNIS, era su inmersión en creencias y prácticas ocultistas. En la imaginación popular, los OVNIS están generalmente asociados con extraterrestres del espacio, tecnología y ciencia avanzada. Pero, por lo general, no se les asocia con la magia, los médiums, y los demonios. Y sin embargo, parece que si están relacionados entre si. Es un buen lugar para recordar la tercera ley del científico y autor Arthur C. Clark. Cualquier tecnología suficientemente avanzada, es indistinguible de la magia. La era moderna de los OVNIS, debatiblemente, comenzó en junio de 1947, cuando el piloto, Kenneth Arnold vio nueve relucientes naves no identificadas rebotando, cerca del Monte Ranier, en Washington. Arnold era más o menos, un tipo de tuercas y tornillos, o sea, un tipo serio, pero aún sin embargo, él llegó a creer que había algo bien sobrenatural en los platillos. El tema de los OVNIs continúa abierto al debate hoy en día, aunque no hay duda de la realidad del fenómeno OVNI. Todavía el ejército de Estados Unidos, admite que después de eliminar todo el pantano de identificación errónea, y los engaños, aún queda un número inquietante de avistamientos de OVNIs, que desafían toda explicación. A investigadores como, George Hunt Williamson, los OVNIs se vuelven parte de esa inmensa realidad escondida, que solo los ocultistas pueden accesar, y revelar. Yo estaría de acuerdo que el fenómeno OVNI, y el Ocultismo, tienen mucho en común, y son dos lados del mismo platillo, si usted lo prefiere decir asi. Por lo tanto, enfocaremos nuestra atención en la Era Dorada de los Platillos Voladores, aproximadamente una década después del avistamiento inicial de Arnold, un periodo en el que un culto a los OVNIs surgió en todo su esplendor. George Hunt Williamson tenía una vida vívida, de fantasía. Esa es otra manera de decir, que era un mentiroso habitual. Aún así, Williamson pudo presentar algunas de esas fantasías, con una apariencia de realidad. Por ejemplo, en repetidas ocasiones Williamson afirmó tener un doctorado académico, de hecho, nunca completó una licenciatura, pero a través de lo que el ocultista, Aleister Crowley, podría llamar una voluntad activa, más una actuación decente, pudo convencer a la mayoría de las personas, de que lo hizo. Williamson se sintió atraído por el ocultismo. Al principio recordó experiencias psíquicas cuando era niño, y un episodio fuera del cuerpo en la universidad. También incursionó en el espiritismo, cuando se encontró por primera vez con las tablas Ouija, y la canalización. Williamson también encontró inspiración en el libro, Oahspe, una nueva Biblia. Este es un trabajo de la década de 1880, canalizado por un dentista espiritista, llamado, John Ballou Newbrough, quien le dio un nuevo giro a la escritura automática, usando una máquina de escribir. A través de éstas revelaciones, Newbrough se enteró de que los embajadores angélicos que tripulaban naves estelares, vinieron a la Tierra hace ochenta mil años, para iniciar la evolución física y espiritual de los humanos. Otra influencia de Williamson fue el movimiento, Yo Soy, fundado por el californiano, Guy Ballard. El movimiento, Yo Soy fue básicamente un refrito estadounidense del siglo XX, de la, Sociedad Teosófica, de Helena Blavasky, en la década de 1930, que obtuvo más de un millón de seguidores. Ballard afirmó haber sido llevado en un círculo en llamas, para encontrarse con maestros ascendidos de Venus, en las montañas Shasta, en California. Estos mismos venusianos supuestamente canalizaron sabiduría eterna a Ballard, para compartir con sus seguidores, al igual que las inteligencias espaciales harían más tarde con Williamson. Y las aventuras psíquicas de George Hunt Williamson, conducen directamente a nuestro próximo George, George Adamski, posiblemente el más famoso de los contactados. La carrera de Adamski, nacido en Polonia, pero naturalizado norteamericano, incluyó períodos como soldado de caballería, y pintor de casas, pero sobre todo se ganó la vida como proveedor de misticismo. En la década de 1930, fundó la Real Orden del Tíbet, ¿en qué otro lugar? sino en el sur de California. Prometió impartir las enseñanzas de la Magia Universal, canalizadas por el mismo Adamski, de lamas sobrehumanos en algún lugar del Himalaya. Así que también lo vemos como otra estafa de la teosofía. Pero cuando la ola de la sabiduría tibetana se secó, Adamski recurrió a la nueva moda de los platillos voladores. El 20 de noviembre de 1952, Williamson, Bailey, y sus esposas, se unieron a Adamski, en una expedición de caza de platillos voladores, en el desierto de Mojave, en California. Esto supuestamente condujo al famoso encuentro, cara a cara, de Adamski con una rubia andrógina venusiana perogrullada, que vociferaba, llamada Orthon. ¿Y qué tenían que decir Orthon, Zoe, Zago, y el resto de las inteligencias espaciales? Bueno, no ofrecieron ningún consejo práctico para viajes espaciales, o una cura para el cáncer, sino que dieron una conferencia sobre la necesidad desesperada de iluminación espiritual de la Humanidad, y los peligros catastróficos de la energía nuclear. Por lo visto, el resto de la galaxia parece estar muy preocupada por nosotros, pues otros estaban recibiendo el mismo mensaje, del mismo hecho. En mayo de 1954, el taxista londinense, George King, dijo que estaba conduciendo cuando una voz apareció en su cabeza, proclamando, “¡Prepárate, pues te convertirás en la voz del parlamento interplanetario!” King formó, en su debido tiempo, la Sociedad Etérea, que todavía está vigente. Los miembros realizan rituales para elevar la energía de oración psíquica, o la intención mágica, en baterías radiónicas. A mediados de la década de 1950, el psíquico de California, Ernest, y Ruth Norman, también comenzaron a canalizar a seres de luz interplanetarios, y pronto se expandieron hasta convertirse en un culto de platillos de pleno derecho, llamado, La Academia de Ciencias de Urano. Hicieron hincapié en la reencarnación, y elaboraron rituales disfrazados, de limpieza de karma, que llamaron, psicodramas. Mientras que los hermanos del espacio generalmente presentaban una fachada benévola, aunque condescendiente, a menudo existía la amenaza, directa o implícita, de que si los humanos no podían actuar juntos, sería necesaria una intervención externa. Ahora, si crees que esto suena directamente a la película de 1951, El Día Que la Tierra se Detuvo, tienes razón. La pregunta es, si la película influyó en los cultos de los platillos voladores, o si los platillos voladores la influenciaron. Desde un punto de vista ocultista, quizás lo más significativo es que, al igual que los ángeles de antaño, los hombres del platillo volador, siempre seleccionan cuidadosamente a aquellos a quienes imparten sabiduría celestial. Curiosamente, estos casi nunca han sido científicos, líderes religiosos, o políticos. Tal vez los extraterrestres sabían mejor que nadie, que no debían confiar en alguien que ya la ha jodido tanto. En el ocultismo, uno debe ser digno de la Iluminación, lo que nos lleva a otro George: George Van Tassel, quien renunció a su trabajo como inspector de aviones, de la compañía, Lockheed Martin, en el fatídico año de 1947, y se mudó con su familia a un lugar aislado en el desierto de Mojave, alrededor de 50 millas al norte de Palm Springs, llamado, Giant Rock. El lugar se jactaba de tener una enorme roca de granito de siete pisos de altura, además de un pequeño aeródromo y cafetería, que Van Tassel administraba como un rancho para turistas, los fines de semana, para los pilotos aviadores. George Van Tassel parecía un tipo bastante normal, hasta 1952, cuando empezó a recibir mensajes telepáticos de los seres del espacio. El más notable fue, Ashtar, más tarde uno de los favorito de otros ocultistas contactados. Algunos han notado que Ashtar se parece mucho a Ashtarothor, u Osteroth, un poderoso demonio, o ángel caído, mencionado en viejos grimorios. Se decía que Ashtarothor proyectaba una apariencia justa, y que era conocedor de todas las ciencias. Independientemente de con quién, o con qué se comunicaba, Van Tassel, realizaba sus sesiones de canalización en una especie de cripta excavada debajo de la roca gigante. Una sesión típica comenzaría con Van Tassel sintonizando sus guías alienígenas y soltando algo como, “Yo soy Knute, te traigo amor”. Van Tassel produjo un libro sobre sus experiencias, titulado, “Yo Tripulé Un Platillo Volador,” pero la mayor contribución al campo emergente de la ufología, fue haber organizado la, Primera Convención de Naves Espaciales Interplanetarias, en 1953. Esta convención llegó a ser un evento anual, una especie de Festival de Hombre en Llamas, para cabezas de platillos, atrayendo a miles durante casi un cuarto de siglo. Adamsky y Williamson fueron asistentes habituales a la convencion. Van Tassel también fundó el Colegio de la Sabiduría Universal para promover la filosofía benigna de la gente del espacio. Bajo su supuesta guía, Van Tassel comenzó a construir una gran estructura con aspecto de observatorio denominada, Integratron. Al enfocar las intenciones y las energías cósmicas, y usar la resonancia armoniosa, se suponía que el, Integratron, manifestaría todo tipo de milagros. Y aún más importante, el Integraton extendería la vida humana para que pudiéramos alcanzar la Iluminación, sin todas esas molestas reencarnaciones. El Integratron quedó inacabado, cuando falleció Van Tassel, en 1978, pero sigue en pie, como ésta roca gigante. Algunos argumentan que todo el fenómeno OVNI, tiene su origen en un trabajo de ocultismo, llevado a cabo en el Mojave, a principios de 1946. En el centro de todo, estaría uno de los seguidores del mago inglés, Aleister Crowley: el científico espacial, John Whiteside Parsons. Además de ser un pionero, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de Caltech, y del, Programa Espacial de los Estados Unidos, Jack Parsons era un ávido ocultista. A Parsons le gustaba invocar a Pan en las pruebas espaciales, incluso se proclamó a sí mismo, el Anticristo. Pero se obsesionó más con la idea de encarnar a la diosa Babilonia, la mujer escarlata del Apocalipsis. Su objetivo era adquirir un alma gemela mágica. Para lograrlo, Parsons reclutó a otro aspirante a ocultista, el ex oficial de la marina, y futuro fundador de la Cienciologia, L. Ronald Hubbard. Poco después, Parsons conoció al amor de su vida, una pelirroja ardiente llamada, Marjorie Cameron. Pero la teoría dice que, sin darse cuenta, logró algo más. Parsons abrió la puerta, y algo escapó volando. Ese algo eran platillos voladores, y entidades demoníacas que los controlaban. Esta noción se convirtió en la fijación de otro grupo sombrío que apareció en 1952, el llamado, La Elite Collins. Ostensiblemente formado por militares y funcionarios de inteligencia de los Estados Unidos, la Elite Collins, concluyó que las inteligencias detrás de los OVNIs, eran nada menos que entidades demoníacas de otra dimensión, empeñados en consumir almas humanas. Jack Parsons murió en una misteriosa explosión, en junio de 1952. Poco después, gran parte del país, incluido Washington DC, estaba plagado de avistamientos de OVNIs. Su pareja, Marjoire Cameron, interpretó esto como un reconocimiento cósmico de la muerte de Parsons. Marjoire Cameron pasó a experimentar extraños encuentros con ovnis por el resto de su vida, incluso convirtiéndose en amiga de George Van Tassel. También fue alrededor de la época de la abrazadora muerte de Parsons, que Williamson, Adamski, Van Tassel, y otros, comenzaron a canalizar a sus hombres del espacio. ¿Parsons abrió algún tipo de portal, o había algo más en el aire o en el agua? ¿Y qué hay de Aliester Crowley? ¿Tuvo él conexiones extraterrestres? Bueno, quizás. La muerte de Crowley en 1947, y la aparición de ovnis ese mismo año, parece más que una coincidencia, según el ocultista moderno, Alan Greenfield. Algunos otros también olfatean una conexión OVNI, en los informes de encuentros de Crowley, con entidades no humanas, tales como Aiwass y Lam. Aiwass fue la entidad que dictó el llamado, Libro de la Ley, a Crowley, en 1904. Lam fue otra entidad que Crowley convocó mágicamente, en 1918, y 1919. El retrato que hizo Crowley del Lam, muestra una cabeza bulbosa con rasgos pequeños, en los que muchos ven la cara familiar de un extraterrestre gris moderno. Aunque para ser honesto, yo no. Los OVNIs, y los seres extraños, que están relacionados con ellos, no aparecieron repentinamente en 1947. El investigador de OVNIs, Jacques Vallee, presenta un excelente argumento, en donde opina que los encuentros extraterrestres modernos, incluidas las supuestas abducciones, se parecen mucho a los antiguos cuentos de hadas, duendes, y demonios. Esto plantea la posibilidad inquietante, de que podríamos estar tratando con seres capaces de asumir muchas caras diferentes, en la búsqueda de algo oculto que es una agenda de culto. Con eso en mente, echemos un vistazo a un incidente OVNI anterior a 1947, que es una especie de Ciencia Ficción de la Revolución Industrial, que se encuentra con los archivos X, que tuvo lugar en Utah, durante la Primera Guerra Mundial. En la primavera de 1917, los periódicos de Salt Lake City, publicaron informes de luces misteriosas y extrañas aeronaves. Los testigos eran en su mayoría gente respetable, incluido un alguacil del condado. Algunos hombres locales, se presentaron afirmando que ellos eran constructores y operadores de las naves. Estados Unidos acababa de entrar en la Primera Guerra Mundial, por lo que existía la preocupación de que estas travesuras nocturnas, pudieran ser parte de algún complot villano alemán. Leon Bone, el agente local de la Oficina Federal de Investigaciones, decidió llegar al fondo de las cosas. Se entrevistó con los hombres, y los encontró más que dispuestos a hablar. Su líder era un masón local, llamado, John Van Valkenburg, quien procedió a contarle al agente Bone, una historia increíble, que comenzó en el desierto de Nevada, donde Van Valkenburg afirmó que se había encontrado con un ser llamado, el Adepto, el Manantial, la Superpotencia, el Anciano, o el de Arriba. Según Van Valkenburg, el Adepto vivía en un aerodeslizador gigante en órbita estacionaria, muy por encima de la Tierra. El ser le dio un pequeño dispositivo de disco giratorio, no más grande que un puño humano, que Van Valkenburg y sus amigos, usaron para impulsar la nave que usaron para llegar a la nave nodriza, y moverse por la noche. Van Valkenburg afirmó fantásticamente que la nave podía viajar a mil millas por hora, a cualquier altitud, era inmune al clima y, lo que es más sorprendente, no consumía combustible. El dispositivo del disco, simplemente negaba la gravedad. Van Valkenburg mencionó que visitó San Francisco, Washington DC, y también una maravillosa tierra habitada por una raza pacífica, tecnológicamente avanzada, que se parece mucho a las descripciones posteriores de contactados de otro planeta. En una nota más ocultista, Van Valkenburg afirmó que el Adepto se comunicaba con él telepáticamente, y que podía asumir la forma de amigos y familiares, vivos o muertos. El Adepto también tenía una agenda, al igual que los futuros Hermanos del Espacio, que había venido a curar a la Humanidad de sus malos caminos, y acompañar a la Hermandad Universal. Van Valkenburg fue elegido para reclutar a otros, para mantener la pelota rodando. Pero no todo era amor paz y felicidad, esas luces no eran solo para iluminar. Según Van Valkenburg, las luces podían transformarse en un rayo de la muerte, capaz de derretir montañas y destruir ejércitos enteros. Tal tecnología, según advirtió el Adepto, se había mantenido fuera del alcance de los, Indignos, especialmente de gobiernos bélicos. El agente Bone, encontró que la historia de Van Valkenburg era absolutamente increíble, pero también se quedó intrigado como muchos contactados posteriores. Van Valkenburg parecía inquebrantable en su convicción, sin importar cuán tonta sonara su historia. Bone decidió unirse al culto con la esperanza de averiguar lo que realmente estaba pasando. Fue sometido a una iniciación de estilo masónico, y pruebas espirituales supuestamente exigidas por el Adepto. Bone descubrió que todo el asunto estaba mezclado, de algún modo, con los márgenes esotéricos del mormonismo. Entre otras cosas, el Adepto prometió revelar la ubicación de los restos perdidos del profeta mormón José Smith. La historia también resonó con creencias mormonas semiapócrifas en los muchos mundos de Dios y el supuesto hogar del Padre Celestial, en una estrella o planeta llamado Kolob. Desafortunadamente, Bone nunca resolvió el misterio. Y surgieron preocupaciones de que se había acercado demasiado al culto, y había perdido la objetividad. A principios de 1918, otro investigador del FBI, Robert Whitson, se hizo cargo del caso, y procesó a Van Valkenburg y sus camaradas, como presuntos espías. Cuando eso no funcionó, Whitson hizo que Van Valkenburg y su teniente clave, fueran declarados selectivamente locos, y enviados al manicomio estatal en Provo. No se quedaron allí mucho tiempo, gracias a que, o se retractaron de su improbable historia, o simplemente aceptaron callarse, el asunto se quedó como otra incógnita. Creo que lo que hace que la historia sea importante es que, aparte de las diferencias en la terminología, suena casi exactamente como algo que podría haber salido de la boca de un contactado, 40 años después. También argumenta que las experiencias de Adamski, Van Tassel, y otros, no pueden descartarse por completo, como confabulaciones basadas en películas de ciencia ficción y paranoia de la Guerra Fría. Tal vez el elemento más espeluznante del mito OVNI, emerge con un siniestro Hombres de Negro o MIB. Una versión muy limpia de MIB luego protagonizaría una serie de películas populares. Pero la realidad comenzó con el extraño caso de Albert Bender, de Connecticut. Bender causó un gran revuelo en la escena OVNI, en 1952, cuando fundó la, Oficina Internacional de Platillos Voladores, un grupo de investigación que contaba con 1500 miembros. Al año siguiente, anunció sensacionalmente que había resuelto el misterio de los platillos, y pronto revelaría todo. En vez de eso, el investigador de OVNIs de 32 años, afirmaría aún más sensacionalmente, que sus revelaciones habían sido anuladas por orden de una fuente superior. Ello cerró su operación de investigación, y le alejó de los platillos voladores. Bender explicó que se le habían acercado tres hombres vestidos de negro que le dijeron que, aunque tenía razón sobre la naturaleza de los OVNIs, no podía decir nada o más. Algunos sospecharon que conjuró la historia para salir del pantano de ovnis. Pero había más de Albert Bender. Además de los OVNIs, Bender estaba fascinado por…lo adivinaste, el ocultismo. Bender mantuvo una sala de imágenes y artefactos espeluznantes, que denominó, su cámara de los horrores. El ocultista Alan Greenfield dice que su cámara incluía un altar para practicar rituales mágicos. La historia de los MIB de Bender, despegó cuando un editor emprendedor, aunque algo inescrupuloso, llamado Gray Barker, se apoderó de la historia, y la convirtió en un libro de superventas, Sabían Demasiado Sobre Platillos Voladores. A partir de ese momento, los Hombres de Negro, se convirtieron en elementos fijos de la creencia OVNI. George Adamski los llamó, Los Silenciadores. Para George Williamson, eran, Los Intrusos, o, Las Inteligencias Espaciales Negativas. Los peores de ellos, afirmó, provenían de los mundos moribundos en el sistema estelar de Orión, con la mira en los recursos naturales de la Tierra, y tal vez de nuestras deliciosas almas. Además de los trajes negros estilo FBI, que no le quedaban bien, los MIB comúnmente exhibían otras características que los hacían especialmente inquietantes. Por lo general, sorprendían a los testigos con un aspecto extraño o incluso no del todo humano. Una subvariedad denominada, cadáverica, se asemeja a cadáveres demacrados reanimados, otros parecen robóticos. Aquí nuevamente tenemos un indício mitológico del arquetipo del ser que cambia de forma. En el mundo del ocultismo, el hombre negro era una figura bien establecida, casi siempre un avatar del Diablo o uno de sus lugartenientes demoníacos. Volviendo a George Hunt Williamson, su visión de las inteligencias espaciales, adquirieron elementos más metafísicos y más amenazantes con el tiempo. En 1954, Williamson se conectó con el grupo de platillos voladores del Medio Oeste llamado, Los Buscadores. Era dirigido por una mujer de 50 años, llamada Dorothy Martin, con experiencia en teosofía, y el movimiento, Yo Soy. Ella canalizó seres espaciales llamados, Guardianes. Estos Guardianes advirtieron que las catástrofes naturales destruirían Chicago y otras ciudades. Pero sus, Buscadores, se salvarían al ser llevados a bordo de platillos voladores. Eso tiene un cierto tono familiar, ¿no es así? La fecha de la fatalidad fue el 21 de diciembre, que vino y se fue, sin que sucediéra nada calamitoso. Los Buscadores quedaron sumidos en una confusión total. Más tarde, Williamson reorganizó sus remanentes de adeptos, en un nuevo orden místico, la Hermandad de los Siete Rayos, basada en mensajes canalizados adicionales de maestros ascendidos, o seres del espacio. Williamson condújo a su grupo, a las tierras altas de Perú, donde esperaba hacer contacto con los maestros y los tripulantes de platillos, quienes fueron parte de algún gran misterio cósmico que tampoco sucedió. Sin embargo, en el camino ocurrió un incidente muy curioso. En 1956, dos de los seguidores de Williamson, se encontraron con otro estadounidense, el Dr. Andrija Puharich, en México. Accidentalmente o no, Puharich era un especialista en entrenamiento cerebral en el ejército, que se interesó profundamente en la percepción extrasensorial, y en la telepatía. Probablemente estuvo vinculado a la CIA, pero esa es otra historia. En 1952, nuevamente ese año, Puharich realizó experimentos de canalización con un psíquico hindú, conocido como D. G. Vinod. Vinod se puso en contacto con entidades que se hacían llamar, los Nueve, y finalmente afirmaron ser extraterrestres. Los Nueve arrojaron fragmentos crípticos de información, incluida la primera mitad de una complicada fórmula matemática. Puharich se asombró al descubrir que Williamson, había canalizado la segunda mitad de la fórmula. Puharich concluyó que él y Williamson estaban en contacto con lo mismo, fuera lo que fuera. Esto le confirmó a Puharich, que algo muy, muy extraño estaba pasando, y de una forma u otra, probablemente así era. Tal vez nadie personifique mejor la conexión entre el ocutismo y los OVNIs que un hombre que mencioné anteriormente, Alan H. Greenfield, un ocultista durante más de 60 años, experto en gnosticismo, neopitagorismo y magia ritual, miembro de la Iglesia Alquimista Cabalística, y ex miembro. de la, Ordo Templi Orientis, y miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica. Greenfield también fue miembro veterano del comité nacional de investigaciones sobre fenómenos aéreos, o nycap. A principios de la década de 1990, escribió un libro titulado El Cifrado Secreto de los Ovninautas, que nos lleva de nuevo a Aliester Crowley. La premisa básica del libro, es que los ovnis son manifestaciones de poderosas entidades no humanas llamadas Ovninautas, que pueden aparecer como dioses, ángeles, diablos o jefes secretos. Si estos seres son extraterrestres o de alguna dimensión alternativa, nos es desconocido, y realmente no importa. Los Ovninautas están aquí, y siempre lo han estado. A lo largo de los milenios, según Greenfield, estos Ovninautas mantienen contacto con un grupo de humanos selectos, que colectivamente constituyen un Illuminati informal. Los Illuminati humanos, se comunican con los Ovninautas, y entre ellos a través de sociedades secretas de alquimia y, lo que es más importante, un cifrado, algoritmo, o criptografia. Aleister Crowley, según cuenta la historia, recibió el cifrado en 1904, cuando el Ovninauta, Aiwass, lo incrustó, en, El Libro de la Ley. Crowley, sin embargo, no lo reconoció en ese momento. El cifrado solo se elaboró por completo, en las décadas de 1970 y 1980, con la ayuda de computadoras. Al igual que la cábala, el cifrado asigna valores numéricos a las letras y las palabras que forman. Dicho de manera sobre simplificada, lo que significa que diferentes palabras con el mismo valor tienen una conexión o correspondencia de culto. Por ejemplo, el nombre del venusiano del desierto, de George Adamski, Orthon, decodifica un 68, que es exactamente lo mismo que Jesús, pero ¿Eso significa que Orthon es Jesús, o que es igual a Jesús, o incluso, de alguna manera es lo opuesto de Jesús? Bueno, ahí es donde intervienen la interpretación, y la intuición. Pero para aquellos que usan el Cifrado secreto para desbloquear conexiones invisibles, cosas como los orígenes y la lógica realmente no importan. Todo lo que importa es que funciona, y muchos juran que funciona. Los ejemplos de OVNIs en el ocultismo que ofrezco aquí, no son exhaustivos, pero espero que hayan sido suficientes para mostrar que los dos, están inextricablemente ligados entre sí, y siempre lo han estado. La magia suele aparecer, en los lugares más improbables.Tomado de, UFO and The Occult 2023, Stories of Those Who Have Made Contact. Youtube. Noviembre 20, 2022. Autor. Richard B. Spencer. Traducción. Jose Escobar.
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