En
la vida diaria, cuando sentimos ansiedad o depresión, o actuamos en una forma
inadaptada, normalmente podemos confiar en nuestros propios recursos para salir
adelante. Podemos analizar la causa de nuestra angustia o nuestra conducta
inadecuada y tratar de cambiar nuestro medio ambiente, o nuestro pensamiento, o
nuestra conducta. Al hacerlo así, podemos aliviar nuestra angustia y funcionar
mejor. Ocasionalmente podemos buscar el consejo de amigos, familiares, o
conocidos, tales como un cantinero y peluquero. Sin embargo, alguna vez en su
vida usted podría estar tan abrumado que desarrolle un trastorno
psicológico que le lleve a buscar ayuda profesional. El tratamiento psicológico ha recorrido un largo camino desde sus orígenes antiguos.
Historia de la Terapia
Si usted visita el Instituto
Smithsonita en Washington D.C., encontrara una exhibición de cráneos de la edad
de piedra con cortes de hoyos en ellos. Los cortes fueron producidos por
trepanación, en donde piedras afiladas fueron utilizadas para socavar agujeros en
el cráneo. Algunas autoridades creen que esto era hecho para liberar los
demonios que, algunos antiguos creían, causaban la conducta anormal. Por
supuesto, sin registros antiguos no hay manera de saber si esto era la
verdadera razón (Maher & Maher, 1985). Sin embargo, en vez de ello, la
trepanación fue utilizada para un propósito medico desconocido. Si la
trepanación, fue de hecho realizada para desterrar demonios, es consecuencia
lógica de la presunta causa de la conducta anormal. Desde los tiempos antiguos
hasta hoy, la clase de terapia usada en el tratamiento de trastornos
psicológicos ha sido basada en las presuntas causas de esos trastornos.
El
filosofo griego Hipócrates (460-377, a.C.) rechazó las explicaciones
sobrenaturales de los trastornos psicológicos, las cuales los atribuían a
demonios y castigos de los Dioses, a favor de explicaciones más naturalistas.
Hipócrates creía que muchos trastornos psicológicos eran causados por desbalances
en fluidos que él llamaba “humores,” los
cuales incluían, sangre, flema, bilis negra, y bilis amarilla. Esto le llevó a
recomendar tratamientos dirigidos a restaurar su balance. Por ejemplo, debido a
que Hipócrates creía que un exceso de sangre causaba un estado agitado de
manía, él trataba la manía con sangría. Como se lo debe de esperar usted, la
gente debilitada por la pérdida de sangre se volvía menos agitada.
A principios de la era
cristiana, tales tratamientos naturalistas existían junto con los
sobrenaturales. Pero a finales de la Edad Media, los tratamientos involucraron
crecientemente castigos físicos, intentos para literalmente “eliminar al Diablo fuera de” la persona. Este inhumano tratamiento continuó hasta el Renacimiento,
el cual también vio el advenimiento de los manicomios.
Aunque algunas de estas instituciones eran comunidades agradables donde los
residentes recibían tratamiento humano, la mayoría no fueron mejores que
prisiones en donde los internos vivían en condiciones deplorables. El manicomio
mas humanitario estaba en el pueblo de Geel, en Bélgica, donde las personas con
trastornos mentales, viviendo en las casas de las personas del pueblo, se
trasladaban libremente y trabajaban para sostenerse ellos mismos. Geel continúa
hoy en día proveyendo cuidado humanitario para 800 personas que viven con 600
familias (Godemont, 1992).
Pocos
manicomios del Renacimiento fueron tan agradables como Geel. El más notorio fue
el de Santa María de Bethlehem en Londres, un lugar de pesadilla donde los
internos eran tratados como animales en un zoológico. En los fines de semana,
las familias irían a excursiones al manicomio, pagarían una pequeña cuota de
admisión, y serian entretenidos por las travesuras de los reclusos. Los
visitantes llamaban a los reclusos varones de Santa María, “Payasos” contribuyendo a la palabra “payasadas” (tomfollery) al lenguaje del ingles (Morrys &
Morrys, 1985). Y el manicomio llego a ser conocido como “Bedlam” (Hattori, 1995), reflejando la pronunciación del sur de
Londres de Bethlehem. La palabra bedlam vino a significar cualquier escena
estruendosa.
En
1792, las condiciones inhumanas de manicomios franceses y el modelo positivo
de Geel estimuló al médico Philippe Pinel (1745-1826) a instituir lo que él
llamó terapia moral, en el manicomio Bicetre de Paris (Weiner, 1992). La terapia
moral estaba basada en la premisa de que el tratamiento humano, trabajo
honesto, y recreación agradable promovería el bienestar mental. Pinel tenía a
los reclusos desencadenados, provistos de buena comida, y tratados con
amabilidad. Él aún instituyó la técnica revolucionaria de hablar con ellos
sobre sus problemas. El primer recluso liberado fue un hombre gigante y
poderoso, quien había sido encadenado en una celda oscura por 40 años después
de matar a un guardia de un golpe con sus esposas. Los espectadores estaban
sorprendidos (y aliviados) cuando él paseó afuera, mirando hacia el cielo, y
exclamando, “Ah, qué hermoso.”
(Bromberg, 1954).
La
terapia moral de Pinel se esparció a través de Europa. Fue introducida en los Estados Unidos por Benjamín Rush (1745-1813), el fundador de la psiquiatría
Norteamericana. Como parte de la terapia moral, Rush prescribió trabajo,
música, y viajes (Farr, 1994). También prescribió un tratamiento físico que con una comprensión retrospectiva, hoy veríamos como barbárico, pero que él
creía que tenía un valor terapéutico. Por ejemplo, debido a que Rush suponía
que la gente depresiva tenía muy poca sangre en sus venas él los giraba sobre una
silla especial para forzar la sangre de sus cuerpos hacia sus cabezas. Uno
puede imaginar que esto inducia un sentimiento temporal de júbilo, al igual que
un parque de entretenimiento lo puede hacer hoy.
En la década de los años de
1940s, Dorothea Dix (1802-1887), una maestra de Massachusetts, conmocionó al
congreso de los Estados Unidos con reportes de tratamiento brutal de reclusos
de un manicomio. Debido a sus esfuerzos, muchos hospitales mentales del estado
fueron construidos a través de los Estados Unidos, a menudo en escenarios
rurales, que proveían buena comida, actividades sociales, y trabajo en las
granjas. Dix también influyó reformas canadienses, incluyendo el establecimiento
de el primer hospital mental en Nueva Escocia (Goldman, 1990).
Desafortunadamente, con el tiempo, muchos de estos hospitales mentales llegaron
a ser almacenes humanos, proporcionando atención de custodia y poco más,
contradiciendo el tratamiento humano que Dix había previsto (Viney &
Bartsch, 1984).
A
principios del siglo XX, la preocupación pública sobre las condiciones deplorables
en hospitales mentales estatales creció, después de la publicación de “La Mente Que Se encontró a Sí Misma,” de
un graduado de la Universidad de Yale llamado Clifford Beers (Beers, 1908/1970).
El libro describía el abuso físico que sufrió durante tres años en el Hospital Estatal
de Connecticut. Beers (1876-1943) fundó el movimiento de salud mental, el cual
promueve el tratamiento humano de personas con trastornos mentales. El
movimiento de salud mental ha visto los hospitales mentales acompañados de
grupos de hogares, medicina privada, centros de asesoramiento, como sitios de
tratamientos alternativos para trastornos psicológicos.
Hoy
en día, profesionales especialmente entrenados ofrecen terapias para trastornos
psicológicos. La terapia psicológica o psicoterapia, involucra la interacción
terapeutica de un terapeuta profesional con una o más personas sufriendo de un
trastorno psicológico. Aunque hay muchos enfoques a la psicoterapia, la mayoría
de los psicoterapeutas se inclinan por una orientación ecléctica, en donde
ellos seleccionan técnicas de diferentes tipos de terapias que, ellos piensan, ayudara a un cliente en particular (Smith, 1982). Esto indica que la práctica
de la terapia es tanto un arte como una ciencia. La primera orientación hacia
la práctica de la psicoterapia fue la orientación psicoanalítica.
La Orientación Psicoanalítica: Revelación y Catarsis
Como Curación
De 1880 a 182 el médico
austriaco Joseph Breuer (1842-1925) trató a una joven mujer a quien él llamó
Anna O., quien tenía síntomas de histeria de conversión. Ella sufría de
impedimento visual, parálisis de piernas, y dificultad para engullir, sin
ninguna causa física. Breuer encontró que cuando Anna se expresaba abiertamente
sobre su condición, sus síntomas desaparecían. Ella llamó a esto “curación por la palabra” o “limpieza de chimenea.” Mientras ella
conversaba abiertamente, a menudo recordaba experiencias traumáticas de la
niñez. Al hablar de ella, obtenía alivio emocional, seguido de una reducción de
en sus síntomas físicos. Breuer llamó a este proceso de alivio emocional
catarsis. Después que se recuperó, Anna O., bajo su real nombre de Bertha
Pappenheim (1859-1936), llego a ser la fundadora de la profesión del trabajo
social (Swenson, 1994). El tratamiento de Breuer a ella marcó el inicio de la
psicoterapia moderna.
La Naturaleza del Psicoanálisis
Después que Breuer relató el
caso de Anna O. a él, y después de observar condiciones similares en algunos de
sus propios pacientes, Sigmund Freud se cambió de la medicina al tratamiento de
trastornos psicológicos. Freud encontró que los conflictos emocionales
reprimidos de la niñez hacia la mente subconsciente instigaban el úso de
mecanismos de defensa. El excesivo o inadecuado uso de mecanismos de defensa
causa los síntomas de los trastornos psicológicos, incluyendo histeria de conversión.
El objetivo de Freud era hacer que sus clientes lograran un conocimiento sobre
sus conflictos reprimidos, de este modo induciendo a la catarsis y aliviando el
conflicto subyacente (Jackson, 1994). Esto llevó a Freud a desarrollar una
forma de terapia llamada psicoanálisis.
El
psicoanálisis freudiano tradicional toma lugar con el cliente reclinado en un
sofá y el terapeuta sentado cerca de él, justo fuera de su vista. Freud
afirmaba que éste arreglo relajaba a su cliente, y de este modo y reducía
inhibiciones sobre los tópicos emocionales discutidos. Los psicoanalistas
freudianos clásicos podrían ver a clientes de tres a cinco veces a la semana
por años. Aunque el psicoanálisis freudiano tradicional no siempre toma años, a
$ 100.00 dólares o más la sesión está más allá del alcance financiero de la
mayoría de las personas.
Las Técnicas en el Psicoanálisis
Una meta importante del
psicoanálisis es hacer a los conflictos inconscientes del cliente, que sean
conscientes. Para lograr esto, el terapeuta activamente interpreta el
significado de los que el cliente dice. El procedimiento por el cual los
clientes usan las interpretaciones de los terapeutas de lo que dicen, para
ganar revelación hacia los conflictos subconscientes que están causando sus
problemas es llamado, trabajo directo, lo que debe llevar a un mejoramiento
emocional y en la conducta (Smith, 1995). Las interpretaciones del terapeuta
están basadas en el análisis de asociaciones
libres, resistencias, sueños y transferencias.
La
técnica principal del psicoanálisis es el análisis
de las asociaciones libres, lo que tiene mucho en común con la “curación con la palabra” de Anna O. En
las asociaciones libres, el cliente es urgido a reportar cualquier pensamiento
o sentimiento que venga a su mente, no importa cuán trivial o vergonzoso
parezcan. Freud suponía, basado en el principio del determinismo psíquico, que
las asociaciones libres abriría información significativa (Busch, 1994). Esta
suposición no era nueva, porque la asociación libre era utilizada mucho tiempo
atrás, en la antigua Grecia. En la obra de teatro de Aristofanes, titulada, “Las Nubes,” Sócrates usa la asociación
libre para ayudar a un hombre a ganar autoconocimiento.
En
al análisis de resistencias, el
psicoanalista observa conductas que interfieren con el progreso terapéutico
hacia la autoconsciencia (Renik, 1995). Señales de resistencia incluyen llegar
tarde, sesiones perdidas, y hablar sobre tópicos insignificantes. El cliente se
aferra muy caro a la resistencia para bloquear la consciencia de memorias y
conflictos dolorosos. Interpretando el significado de las resistencias del
cliente, el terapeuta ayuda a los clientes a desvelar los conflictos
subconscientes que los provocan. Suponga que el cliente cambia el tópico cada
vez que el terapeuta le pregunta sobre su padre. El terapeuta interpretaría
esto como una señal de que el cliente tiene conflictos emocionales
inconscientes sobre su padre. Pero las resistencias podrían también indicar que
el cliente no confía en el enfoque del terapeuta a la terapia (Rennie, 1994).
Freud
creía que el análisis de los sueños “era el camino real hacia el inconsciente.”
Afirmaba que los sueños simbolizaban conflictos sexuales y agresivos. Freud
confiaba en sus propio sueños, así como en los de sus clientes, para ilustrar
su teoría (Mautner, 1991). Teniendo el cliente asociaciones libres sobre el
contenido de una serie de sueños permitía al psicoterapeuta interpretar el
contenido manifiesto o simbólico de los sueños de los clientes para revelar el
verdadero, o latente contenido de su significado cierto.
La
clave para una cura psicoanalítica es el análisis
de transferencia (Abned, 1993). La transferencia es la tendencia del
cliente a actuar hacia el terapeuta de la misma manera como cuando actúa con
gente importante en la vida diaria, como un patrón, una esposa, un padre, o
maestro. La transferencia puede ser negativa o positiva. En la transferencia positiva el cliente
expresa sentimientos de aprobación y afecto hacia el terapeuta. En la transferencia negativa el cliente
expresa sentimientos de desaprobación y rechazo hacia el terapeuta, tales como
la crítica hacia las habilidades del terapeuta. Al interpretar la
transferencia, el terapeuta ayuda al cliente a lograr revelación hacia los
orígenes interpersonal de sus actuales problemas emocionales. El psicoanálisis
tradicional freudiano inspiró a muchos retoños. Los estudiantes de Freud, Carl
Jung y Alfred Adler rompieron con él y desarrollaron sus propias versiones de
psicoanálisis.
Durante las décadas siguientes,
neo-freudianos tales como Karen Horney Melanie Klein, Erich Fromm, Harry Stack,
Jacques Lacan y Heinz Kohut desarrollaron sus propias versiones. Sin embargo, el psicoanálisis, en sus varias
formas, fue de ser la elección de la mayoría de los terapeutas en la década de
los 1950s, a ser la elección de cerca del 15% en la década de 1980s. (Smith,
1982). Una de las principales razones de su tendencia a la baja es que otras
terapias, menos costosas y menos duraderas, son al menos tan efectivas como el
psicoanálisis (Fisher & Greenberg, 1985). Hoy en día, pocos terapeutas son
freudianos estrictos. En vez, muchos practican lo que es llamada la terapia
psicodinamica, la cual emplea aspectos del psicoanálisis, en una terapia
semanal íntima con duración de meses en vez de años. Los terapeutas
psicodinámicos también confían más en discusiones de las relaciones sociales
pasadas y presentes, en vez de tratar de revelar conflictos emocionales
ocultos. La terapia psicodinámica ha probado ser efectiva en el tratamiento de
una variedad de trastornos psicológicos (Goldfried, & Marnar, 1990).
La Orientación Conductista: Aprendiendo un Comportamiento Mas-Adaptado
En 1952 el psicólogo británico
Hans Eysenck acuñó el término terapia conductual para referirse a tratamientos
que favorecen el cambio de comportamientos inadaptados, más que proveer revelación
sobre conflictos inconscientes. Según Eysenck, el saber simplemente el porqué estás deprimido, y el experimentar catarsis, no necesariamente te hará una persona menos
depresiva. A diferencia del psicoanálisis tradicional, los terapeutas
conductistas ignoran los conflictos inconscientes, enfatizan la conducta
presente, y suponen que la terapia puede ser completada en semanas o meses, más que en años. Para los terapeutas conductistas, tanto la conducta anormal,
como la conducta normal, es aprendida, y por lo tanto, puede ser desaprendida.
Los terapeutas
psicoanalíticos responden al desafío de esta nueva terapia, insistiendo que la
eliminación de la conducta inadaptada, sin tratar con las supuestas subyacentes
causas inconscientes, produciría una sustitución de síntomas, el reemplazamiento de
una conducta desadaptada por otra. Sin embargo, los estudios han mostrado que
el cambiar directamente conductas inaptadas no se sigue de la sustitución
de otras conductas inadaptadas (Kazdin, 1982). Los terapeutas conductistas
cambian las conductas inadaptadas aplicando los principios del
condicionamiento clásico, condicionamiento operante, y la teoría del
aprendizaje social. En la práctica, los terapeutas conductistas a menudo
combinan varias técnicas conductistas en sus prácticas (Turner et al., 1994).
Terapias de Condicionamiento Clásico
De acuerdo con el
condicionamiento clásico, un estímulo asociado a otro estímulo que produce
una respuesta, puede llegar a provocar por sí mismo esta respuesta. Las terapias
basadas en condicionamiento clásico subrayan la importancia del estímulo al
controlar la conducta. El objetivo de estas terapias es la remoción de los
estímulos que controlan las conductas inadaptadas o la promoción de respuestas
más adaptadas a esos estímulos.
La
técnica del acondicionamiento clásico de contracondicionamiento
remplaza respuestas a estímulos
emocionales desagradables por placenteros, o viceversa. El procedimiento está
basado en el supuesto que no podemos simultáneamente experimentar sentimientos
desagradables, tales como la ansiedad, y sentimientos agradables, tales como la
relajación. El contracondimionamiento fue usado en el siguiente estudio
clásico:
Anatomía de un Caso de Estudio Clínico
¿Pueden las Fobias ser eliminadas por el contracondicionamiento?
|
Base Lógica
|
El contracondicionamiento terapéutico fue introducido por la estudiante de John B. Watson, Mary Cover Jones (1896-1987). Watson había
condicionado a un niño, a quien él llamó el pequeño Alberto, para que temiera a una rata blanca, vinculando a la rata con un sonido fuerte. Watson propuso que
el miedo podría ser eliminado vinculando en el niño a la rata con un estímulo agradable,
tal como un agradable acariciar (Watson & Rayner, 1920).
|
Método
|
Mientras que trabajaba en la Universidad de Columbia, Jones (1924)
tomó la sugerencia de Watson y bajo su consejo, trató de librar a un niño de
tres años, llamado Peter, de su fobia a los conejos que él había desarrollado.
Jones usó lo que él había llamado “condicionamiento directo,” lo que es hoy
conocido como contracondicionamiento. Jones presentó un caramelo a Peter y
luego trajo a un conejo enjaulado más y más cercas a él. Esto fue hecho dos
veces al día dos meses.
|
Resultados y Discusión
|
Al principio Peter lloró cuando el conejo estaba dentro de los 20 pies
de él. En el transcurso del experiménto, él se volvió menos y menos temeroso del conejo. En el último día, Peter pidió el conejo, lo acarició, trató de recogerlo,
finalmente jugó con él en una ventana. Evidentemente los sentimientos
placenteros que Peter experimentó, en respuesta los caramelos, llegaron a estar asociados gradualmente con el conejo. Esto redujo su temor al conejo.
Jones advirtió, sin embargo, que éste fue un proceso delicado. Si se
realizaba demasiado rápido, podría haber producido los efectos contrarios: miedo a
los caramelos. Más recientemente, el contracondicionamiento ha sido usado para
reducir el estrés en niños experimentando procedimientos médicos dolorosos,
tales como punciones lumbares (Slifer, Babbit, & Cataldo, 1995).
|
Desensibilización Sistemática: Superando Fobias
Mediante la Relajación y las Imágenes Mentales
Hoy en día, la forma más
ampliamente usada de contracondicionamiento es la desensibilización sistemática, desarrollada por Joseph Wolpe (1958)
para el tratamiento de fobias. La desensibilización sistemática involucra tres
pasos. El primer paso es para que el cliente practique relajación progresiva, una técnica desarrollada en la década de los
años de 1930s, por Edmund Jacobson para reducir la ansiedad. Para aprender
relajación progresiva, el cliente se sienta en una silla confortable y practica
sucesivamente tensión y relajación de cada uno de los principales grupos
musculares, incluyendo los de la cabeza, los brazos, el cuerpo y las piernas,
hasta que obtienen la habilidad de relajar su cuerpo entero.
El segundo paso es la
construcción de una jerarquía de ansiedad, consistente en una serie de escenas
inducidas de ansiedad relacionadas con la fobia de la persona.
Rango Inicial de Estrés
|
Escena que induce al miedo.
|
0
|
Inscribirse en los cursos del próximo semestre.
|
5
|
Repasar el esquema del curso en clase.
|
20
|
Oír al instructor que anuncia que el examen, de mitad del período, se
llevará a cabo en tres semanas.
|
30
|
Discutir la dificultad del exámen con compañeros estudiantes.
|
45
|
Revisar tus apuntes una semana antes del exámen.
|
50
|
Asistir a una sesión de repáso, tres días antes del exámen.
|
60
|
Escuchar al profesor explicar qué espera del examen un día antes del
exámen.
|
65
|
Estudiar estando solo, un día antes del examen.
|
70
|
Estudiar con un grupo de estudiantes, una noche antes del exámen.
|
75
|
Escuchar a los estudiantes más avanzados expresar sus propias dudas
sobre el exámen.
|
80
|
Darse cuenta que usted se está quedando sin tiempo para estudiar a la
1:00 A.M. la noche antes del exámen.
|
90
|
Entrar al exámen y escuchar al profesor recordarle que un tercio de su
calificación final depende del exámen.
|
95
|
Leer las preguntas del exámen y descubrir que usted no reconoce un
gran número de ellas.
|
100
|
Contestar las preguntas del exámen mientras escucha a otros
estudiantes hiperventilar y murmurar
|
El
cliente enlista de 10 a 20 escenas raqueándolas sobre una escala de 100, del
menor al mayor inductor de ansiedad. Un rango de cero significará que la escena
no induce ansiedad alguna. Un rango de 100 significará que la escena induce un
terror abyecto. Suponga que usted tiene aracnofobia, miedo a las arañas. Usted
podría ranquear la foto de una araña en 5, una araña en su brazo 60, y una
araña en su cara 85.
La
desensibilización sistemática ha sido exitosa en el tratamiento de una amplia
variedad de fobias. Esto incluye miedo a la sangre (Elmore, Wildman, &
Westefeld, 1980), dentistas, (Klepac, 1986), agujas hipodérmicas (Rainwater et
al., 1988), hablar en público (Rossi & Seiler, 1989-1990), y cámaras de
resonancia magnética (Klonoff, Janata, & Kaufman, 1986). ¿Qué explica la
efectividad de la desensibilización sistemática?
Anatomía de un Estudio de Investigación Contemporáneo
¿Median las Endorfinas el Efecto de la Desensibilización Sistemática
en Fobias?
|
Razón Fundamental
|
¿Podría la desensibililización sistemática ejercer sus efectos a
través de las endorfinas? Quizás sentimientos placenteros inducidos por
endorfinas pueden contrarrestar la ansiedad fóbica. Esta fue la razón
fundamental detrás del presente estudio (Egan et al., 1988).
|
Método
|
Los individuos todos sufrían de simples fobias, tales como miedo a las
alturas, perros, o elevadores. Los individuos fueron asignados de manera
aleatoria a dos grupos. Previo a las sesiones de la desensibilización
sistemática, seis individuos, el grupo experimental, recibió infusión intravenosa de
naloxona, una droga que bloquea los efectos de las endorfinas, y cinco
individuos, el grupo de control, recibió infusiones intravenosas de un
placebo, una solución salina sin efectos específicos. Debido a que el estudio
usó procedimiento de doble ciego, ni los individuos ni los experimentadores sabían
cuales individuos recibieron naloxona y cuales recibieron el placebo. Esto
controló a cada individuo de los prejuicios del experimentador. Los
individuos recibieron ocho sesiones durante un período de ocho semanas.
|
Resultados y Discusión
|
Los resultados indicaron que los individuos que recibieron el placebo
experimentaron una disminución significativa en la severidad de sus fobias,
mientras que aquellos que recibieron naloxona no. Debido a que la naloxona
bloquea los efectos de las endorfinas, los resultados apoyan el posible papel
de las endorfinas en el efecto de la desensibilización sistemática. Los
sentimientos placenteros producidos por las endorfinas podrían llegar a ser
condicionados a los anteriores estímulos inductores de miedo.
|
Por
supuesto, la última prueba de la desensibilización sistemática es la habilidad
para enfrentar la fuente real de la fobia. Una forma de garantizar tal éxito es
usar desensibilización en vivo, la cual expone físicamente al cliente gradualmente a situaciones sucesivas de ansiedad del cliente. La desensibilización en
vivo ha sido exitosa en el tratamiento de la claustrofobia (Edinger &
Radtke, 1993), fobia a volar (McCarthy & Craig, 1995), y muchas otras
clases de fobias. En un caso, una mujer que tenía pesadillas crónicas sobre
serpientes fue liberada de ellas a través de un procedimiento en vivo que la
tuvo avanzando más y más cerca de una inofensiva serpiente en vivo (Eccles,
Wilde, & Marshall, 1988).
Terapia de Aversión: Haciendo Conductas Atractivas
Poco Atractivas
En cierto sentido, la terapia de aversión, una forma de
contracondicionamiento, es lo opuesto a la desensibilización sistemática. El
objetivo de la terapia de aversión es hacer de lo que anteriormente era placentero, pero
inadaptado, una conducta desagradable. En la terapia de aversión, un estimulo
que normalmente produce una respuesta inadaptada se asocia con un estímulo
desagradable, llevando esto a una reducción en la respuesta inadaptada. La terapia
de aversión fue introducida en la década de los años 1930s para tratar el
alcoholismo, administrando dolorosos choques eléctricos a pacientes alcohólicos
en presencia de imágenes, olores, y sabores de alcohol. Hoy en día, la terapia
de aversión para el alcoholismo utiliza drogas que hacen a los individuos
sentirse mortalmente enfermos después de beber alcohol. La droga interfiere con
el metabolismo del alcohol, llevando a la construcción de un químico toxico que
induce náuseas y mareos.
Un
estudio de seguimiento de más de 400 pacientes alcohólicos, que experimentaron
programas de tratamiento que incluía terapia de aversión, encontró que el 60%
eran abstemios un año después (Smith & Frawley, 1993). En el tratamiento
del alcoholismo, la terapia de aversión con drogas es superior a la terapia de
aversión con choques eléctricos (Cannon & Baker, 1981). Esto apoya el
concepto de preparación conductual. Parece
que tenemos una tendencia innata a asociar dolor de estómago con sabores tales
como el alcohol más bien que con fuentes externas de dolor tales como los
choques eléctricos. La terapia de aversión también ha sido usada para tratar
juna variedad de otros problema de conducta, incluyendo fumar, orinarse en la
cama, comer en exceso, y abuso sexual de infantes.
Terapias Operantes Condicionadas
Tratamientos en base a
condicionamientos operantes cambian la conducta inadaptada mediante el control
de sus consecuencias. Esto es conocido como modificación de la conducta y está basado en los trabajos del
teórico del aprendizaje B.F.Skinner. Una forma popular de la modificación de la
conducta depende de las contingencias conductuales del reforzamiento positivo,
castigo, y extinción.
Reforzamiento Positivo: Promoviendo la Conducta
Adaptada Reforzándola Positivamente
Uno de los más importantes
usos del reforzamiento positivo ha sido en el tratamiento de pacientes en
hospitales mentales. Los huéspedes de los hospitales mentales han confiado
tradicionalmente en el personal que toma cuidado de todas sus necesidades. Esto
a menudo lleva a la pasividad, un decrecimiento del cuidado propio, y un
decline general en la conducta digna. Sin embargo, las “psicoterapias,” tales como la terapia psicoanalítica, han sido
inefectivas en el mejoramiento de la conducta de los pacientes hospitalizados
que sufren de esquizofrenia.
El desarrollo de la “economía de fichas” (Ayllon &
Azrin, 1968) proveyó una forma de superar este problema. La economía de fichas
provee fichas (a menudo fichas de plástico de póker) como reforzamiento
positivo para conductas deseables (Morisse et al, 1996), tales como tender la
cama, bañarse, o llevar ropa apropiada. Los pacientes usan las fichas para
comprar artículos tales como libros o dulces y privilegios tales como televisión
o pases para dejar los terrenos del hospital. El uso de la economía de fichas
ha probado ser exitoso, por ejemplo, en reducir la agresividad de los pacientes
de los hospitales mentales (Dickerson et al, 1994). Las economías de fichas
también son empleadas en clases de escuelas primarias y en programas para los retrasados
mentalmente. En un estudio, la economía de fichas motivó a participantes con
retardo mental, a integrarse a un programa de ejercicios (Croce, 1990).
Castigo: Reduciendo la Conducta Inadaptada a través
del Castigo
Aunque es menos deseable que
el reforzamiento positivo, el castigo también puede ser efectivo en cambiar
conductas inadaptadas. De hecho, algunas veces es la única forma de prevenir
conductas inadaptadas, o incluso peligrosas. Al usar el castigo, el terapista
proporciona consecuencias aversivas para la conducta inadaptada. Una aplicación
controversial del castigo ha sido el uso de leves choques eléctricos para
reducir el auto-morderse, el golpearse la cabeza, y otras conductas
autodestructivas en niños con autismo, quienes no responden a psicoterapias. El
autismo es un trastorno caracterizado por el retraimiento social y dificultades
de lenguaje. Antes de usar castigos tales como leves choques eléctricos, los
terapeutas deben presentar primero su razón fundamental y obtener la aprobación
de los padres y colegas profesionales. Una vez que la conducta autodestructiva
se ha detenido, el terapeuta usa reforzamiento positivo para promover una
conducta más apropiada. La combinación de castigo y refuerzo positivo ha sido
efectiva en mejorar la conducta de niños autistas (Lovass, 1987).
Extinción: La Reducción del Comportamiento Desadaptado
Mediante la Eliminación de Refuerzo Positivo
Si una persona no es
reforzada para una conducta, ya sea que tal conducta sea adaptada a la sociedad
o inadaptada, se llegara a extinguir. La técnica de inundación toma ventaja de esto en la eliminación de miedos y
fobias intensas. Mientras que la desensibilización sistemática entrena al
cliente para relajarse y experimentar una serie graduada de situaciones de
ansiedad inducida, el inundación
expone al cliente a situaciones que evocan ansiedad intensa. En la inundación marginal, se le pide al
cliente que mantenga una imagen en su mente de una situación temida; en el inundación en vivo, el cliente es
colocado en una situación temida real. Mientras los clientes experimentan la
situación realmente o mentalmente, su ansiedad disminuye porque están
impedidos de escapar, y por lo tanto, reforzar negativamente su comportamiento de
huida, a través de la reducción del miedo. Por supuesto, se debe tener cuidado
de proteger al cliente de ser abrumado por el miedo. Un estudio que usó la inundación con 20 clientes, victimas de fobias sociales, demostró una significativa
disminución en sus niveles de ansiedad y ritmos cardíacos, indicando la
extinción de sus fobias (Turner et al., 1992). La inundación también ha ayudado
a superar en los clientes trastornos de ansiedad tales como la agorafobia (Janson & Ost, 1982), fobia al ruido
((Houlihan et al., 1993), y trastorno de pánico (Fava et al, 1991).
Debe
tener en cuenta que en un tercio de los casos aproximadamente en donde la
inundación es la única técnica utilizada para alterar la conducta, la
eliminación del refuerzo positivo, induce a un brote paradójico de la conducta
en cuestión (Lerman & Iwata, 1995). Esta irrupción es usualmente temporal y
no necesariamente significa que el intento de alterar la conducta ha fallado.
Por ejemplo si tu tratas de extinguir los berrinches de un niño ignorándolos,
es muy probable que los berrinches incrementen al principio. Si tu puedes soportar la angustia emocional que los berrinches te inducen, los berrinches
eventualmente se detendrán.
Terapias de Aprendizaje Social
Durante el tratamiento de Peter a la fobia
a los conejos , Mary Cover Jones (1924) dejá a Peter algunas veces
observar a niños jugar con conejos. Al hacerlo así, Jones hizo uso del aprendizaje
social. Los terapeutas que usan el aprendizaje social hacen que sus clientes
observen cómo otras personas modelan conductas adaptadas, ya sea en video o en
persona. Los clientes aprenden a adquirir habilidades sociales o a superar
fobias realizando la conducta que ha sido modelada. Los terapeutas podrían también
usar modelado participante, en donde
el terapeuta modela la conducta deseada mientras el cliente observa. El cliente
entonces trata de realizar la conducta. El modelado participante ha sido efectivo
en ayudar a individuos a superar sus miedos, incluyendo miedo a cirugías (Faust,
Olson, & Rodríguez, 1991), serpientes inofensivas (Hughes, 1990) perros y
gatos (Ladouceur, 1983), y realizar gimnasia (McAuley, 1985). Incluso se ha
utilizado exitosamente para superar un temor común entre los estudiantes de psicología:
manejar ratas de laboratorio. Estos temores tienden a disminuir cuando los
estudiantes observan a otros estudiantes manejar ratas sin consecuencias
negativas (Barber, 1994).
La Orientación Cognitiva: Cambiando el Pensamiento
Irracional
El filosofo estoico griego
Epicteto (60-120 d.C.) notó que las personas irracionales tendían a convertirse
en trastornados emocionalmente. Esto indica el parentesco entre la filosofia
estoica y la orientación cognitiva en la psicoterapia (Montgomery, 1993). Los
terapeutas cognitivos creen que los cambios en el pensamiento pueden producir
cambios en las emociones o conductas inadecuadas. Debido que las terapias
conductivas pueden incluir aspectos de terapias conductistas, son comúnmente
llamadas terapias cognitivo-conductuales.
Las mismas han sido efectivas en tratar muchas clases de trastornos, incluyendo
a fobia social (Marks, 1995), y el trastorno de pánico (Pollack et al., 1994).
Una
versión de la terapia cognitivo-conductual llamada entrenamiento de la inoculación de estrés, introducido por Donald
Meichenbaum (1985), ayudan a los clientes a cambian su pensamiento pesimista en
un pensamiento optimista cuando están en situaciones estresantes. En un
estudio, individuos fueron asignados a una de tres condiciones. La primera
condición combinaba entrenamiento de inoculación de estrés con instrucciones
escritas; la segunda condición combinaba instrucciones escritas con atención
interpersonal; y la tercera condición, el grupo de control, involucraba ningún
tratamiento. Los individuos en los primeros dos grupos reportaron reducción de
los niveles de ansiedad, que eran mayores que los reportados por individuos en
el grupo de control, pero solo la combinación entrenamiento de inoculación de
estrés con instrucciones escritas mejoraron su calidad de escritura, y de
manera significativa, la mayoría de ese grupo fueron capaces de aprobar el
examen de Ingles en el primer año de universidad (Salovery & Haar, 1990).
El entrenamiento de inoculación de estrés ha sido también exitoso en el
tratamiento del trastorno de ansiedad (Saunders el al., 1996) y en ayudar a
atletas durante su rehabilitación de lesiones (Ross & Berger, 1996). El
entrenamiento de inoculación de estrés promete llegar a ser tan influyente como
las más importantes formas de terapia cognitivo-conductual: la terapia racional-emotiva y la terapia cognitiva.
Terapia Conductual Raciona Emotiva: Desafiando a las Creencias
Irracionales
Albert Ellis (1962), quien
había sido un psicoterapeuta psicoanalítico, desarrolló la primer terapia
cognitiva, la cual él llamó, Terapia
Racional Emotiva ( R-E-T). Recientemente rebautizada como Terapia Conductual racional Conductiva
(R-E-B-T) para enfatizar que es dirigida no solo para cambiar el
pensamiento inadaptado sino también, finalmente, el comportamiento inadaptado
(Corsini, 1995). Una encuesta a terapeutas encontró que en la recientes décadas
Ellis había sido el solo el segundo después de Carl Rogers en su influencia en
el campo de la psicoterapia (Smith, 1982). La terapia de Ellis está basada en
su teoría A-B-C de la emoción, en
donde A es un evento activante, B es una creencia irracional, y C es una
consecuencia emocional. Ellis señala que la mayoría de nosotros creemos que A
causa B, cuando de hecho, B causa C. Imagine que usted falla en un examen (A) y
experimenta depresión (C). Ellis atribuiría su depresión no a su falla en el
examen, sino a la creencia irracional que usted mantiene, como a la creencia
(B) de que usted debe ser perfecto. Así, su creencia irracional, no su falla en
el examen, causa su depresión, y la conducta que produce. La siguiente tabla
enlista creencias irracionales comunes que guían a muchas de nuestras vidas.
1
|
Es una necesidad extrema para un adulto, ser amado o aprobado por
virtualmente cada otra persona importante en su comunidad.
|
2
|
Uno debe ser completamente competente, apto, y satisfecho en todos los
aspectos posibles, si uno va a considerarse a uno mismo que vale la pena.
|
3
|
Ciertas personas son malas, malvadas, o villanas y deberían ser
severamente culpadas o castigadas por sus fechorías.
|
4
|
Es horrible y catastrófico cuando las cosas no son como a uno le
gustaría mucho que fueran.
|
5
|
La infelicidad humana es causada externamente causada y la gente tiene
poco o ningún habilidad para controlar sus dolores y trastornos.
|
6
|
Si algo es o puede ser peligroso o temible, uno debería estar
terriblemente preocupado sobre aquello y mantener una imagen en la
posibilidad de que ocurra.
|
7
|
Es más fácil evitar que enfrentar ciertas dificultades en la vida y
auto responsabilidades.
|
8
|
Uno debería depender de otros y necesitar a alguien más fuerte que uno
mismo en quien confiar.
|
9
|
La historia pasada de uno es una muy importante determinante en la
conducta presente de uno, y porque una vez algo afecto fuertemente nuestra
vida, indefinitivamente debería tener un efecto similar.
|
10
|
Uno debería estar bastante molesto sobre los problemas y trastornos de
otras personas.
|
11
|
Existe de manera invariable una solución correcta, precisa, y perfecta
a los problemas humanos y es catastrófico si esa solución no se encuentra.
|
Aunque los terapeutas que usan R-B-E-T
deberían desarrollar relaciones cálidas y empáticas con sus clientes, Ellis
mismo está más interesado en demoler, a veces con rudeza, las ideas
irracionales de sus clientes, después de identificar en ellos una creencia
irracional. Después de identificar las creencias irracionales de un cliente,
Ellis desafía que proporcione evidencia que las sustente. Ellis entonces
contradice cualquier evidencia irracional, casi exigiendo que el cliente este
de acuerdo con él. La siguiente tabla presenta una transcripción textual,
ilustrando el uso de R-E-B-T.
Esta transcripción ilustra como el terapeuta racional-emotivo (T)
desafía al cliente (C) a cambiar sus creencias irracionales. El cliente es
una joven de 23 años de edad, quien experimenta intensos sentimientos de
culpabilidad por no vivir los estrictos estándares de vida de sus padres.
|
|
C:
|
Bien, esta es la manera en que era en la escuela, si no lo hacía bien
en cualquier aspecto particular, o aún en un examen particular, y pequeñas
crisis que surgieron, si yo no lo hice tan bien como lo hubiera querido
hacer.
|
T:
|
Correcto. Te golpeas a ti misma sobre tu cabeza.
|
C:
|
Si.
|
T:
|
Pero, ¿Por qué? ¿Cuál es el punto? ¿Se supone que debes ser perfecto? ¿Por
qué demonios los seres humanos no deberían cometer errores, ser imperfectos?
|
C:
|
Tal vez tu siempre esperas ser perfecto tu mismo.
|
T:
|
Sí, pero ¿es sano eso?
|
C:
|
No.
|
T:
|
¿Por qué hacerlo? ¿Por qué no rendirse a una expectación tan poco
realista?
|
C:
|
Pero tú dices, “Es vergonzoso cometer errores.” ¿Por qué es
vergonzoso? Porque no puedes ir con alguien cuando cometes un error y decir, “Sí,
cometí un error.” ¿Por qué es eso tan horrible?...
|
T:
|
Todo podría volver, como usted dice, a la necesidad de aprobación. Si
no cometo errores, entonces las personas me van a ver. Si lo hago todo
perfectamente.
|
C:
|
Cierto, eso es parte de ello. Esa, es la creencia errónea; de que si
usted nunca comete errores todos lo van a amar, y es necesario que ellos lo
hagan. Correcto. Eso es gran parte de ello. Pero, ¿No es cierto,
incidentalmente? Suponga que usted nunca comete errores, ¿La gente lo amará?
A veces odiarían sus entrañas, ¿no?
|
Un
meta-análisis de estudios de investigación encontró que R-E-B-T es más efectivo
que el tratamiento con placebos y tan efectivo como otras terapias (Engels, Garnefski,
& Diekstra, 1993). Ha ayudado apersonas a superar la fobia social (Mersch,
Emmelkamp, & Lips, 1991), trastorno obsesivo-compulsivo (Emmelkamp &
Beens, 1991) y una serie de otros trastornos.
Terapia Cognitiva: Aprendiendo a Pensar Más Lógicamente
El psiquiatra Aarón Beck
supone que la depresión es causada por creencias negativas sobre uno mismo, el
mundo, y el futuro (Beck et al., 1979). Así, la gente deprimida tiene a culparse
a ellos mismos más bien que a sus
circunstancias de desgracia, poniendo más atención a eventos negativos que a
eventos positivos, y teniendo una visión pesimista del futuro. La gente
depresiva también sobre generaliza sobre eventos negativos raros o menores en
sus vidas. La meta de la terapia
cognitiva de Beck, es cambiar tales creencias exageradas en el tratamiento
de trastornos psicológicos, más en particular la depresión.
Beck es menos directivo en su enfoque de lo
que Ellis lo es. Beck emplea una técnica socrática, en donde hace preguntas a sus
clientes, preguntas que les llevan a reconocer sus creencias negativas. Ellos
hacen que sus clientes mantengan un registro diario de sus pensamientos, y los
insta a advertir sus creencias negativas, y a reemplazarlas por creencias
positivas. Un cliente que afirma, “Soy un
estudiante horrible, y nunca ascenderé a nada,” debe ser alentado a pensar, “Lo estoy haciendo mal en la escuela, porque
no estudio lo suficiente. Si cambio mis hábitos de estudio, me voy a graduar, y podre perseguir una carrera deseable.” Para promover experiencias positivas,
Beck podría empezar dando a sus clientes asignaciones de tareas que garanticen el éxito,
tales como hacer que un cliente, quien se siente socialmente incompetente, le hable a un amigo cercano por telefono.
La terapia cognitiva ha sido especialmente exitosa al tratar la depresión, lo
cual fue su primer propósito (Gaffan, Tsaousis, & Kemp-Wheeler, 1995). Sin
embargo, es también efectiva en el tratamiento de otros trastornos, tales como
el trastorno de ansiedad generalizada (Sanderson, Beck, & McGinn, 1994).
La Orientación Humanística: Promoviendo la
Auto-Realización
Casi el 10% de los terapeutas
practican alguna forma de terapia humanística, haciéndola uno de los enfoques
más populares para terapia (Smith, 1982). A diferencia de la orientación
psicoanalítica, la orientación humanística enfatiza el presente más bien que el
pasado, y la experiencia consciente más bien que la inconsciente. A diferencia
de la orientación conductista, la orientación humanística enfatiza la
importancia de la experiencia mental subjetiva, más bien que la circunstancia
ambiental objetiva. Y a diferencia de la orientación cognitiva, la orientación
humanística alienta la expresión de la emoción, más bien que su control.
Terapia Centrada en la Persona: La Promoción de la Autorrealización
La más popular clase de
terapia humanística es la terapia
centrada en la persona, originalmente llamada terapia centrada en el cliente. Fue desarrollada en la década de
los 1950s por Carl Rogers (1902-1987), un ex psicoterapeuta psicoanalítico,
como una de las primeras alternativas del psicoanálisis. Como se señaló
anteriormente, una encuesta de los terapistas encontró que Rogers ha sido el
más influyente de todos los psicoterapeutas (Smith, 1982). Mientras que el
terapeuta emotivo racional es directivo
en desafiar las creencias irracionales de los clientes, el terapeuta centrado
en la persona es no directivo y permite a los clientes encontrar sus propias
respuestas a sus problemas y por lo tanto proceder hacia la autorrealización
(Bozarth & Brodley, 1991). Esto está en consonancia con el concepto
humanístico de autorrealización (Rogers, 1951) y recuerda al método socrático
de autodescubrimiento.
Si
el terapeuta centrado en la persona no
da consejo, ¿Cómo ellos ayudan a sus clientes? Su objetivo es facilitar la
persecución de la autorrealización, no ofreciendo habilidades sino proveyendo
un clima social en donde los clientes se sientan confortables siendo ellos
mismos (Bozarth & Brodley, 1991). Lo hacen promoviendo la auto aceptación.
Los psicólogos humanistas suponen que los trastornos psicológicos surgen de una incongruencia entre el yo publico de la persona y el yo actual. Esto hace que
la persona distorsione la realidad o niegue sentimientos, tratando de evitar la
ansiedad causada por no actuar de acuerdo con esos sentimientos. El objetivo de
la terapia centrada en la persona es ayudar a los individuos a reducir esta
incongruencia expresando y aceptando sus verdaderos sentimientos. Tal vez
experiencias catárticas generadas en el psicoánalisis trabajan, no porque
liberen emociones reprimidas, sino porque, como insisten los terapeutas
humanísticos, ponen a las personas en contacto con sus verdaderos sentimientos
(Nichols & Efran, 1985).
El
terapeuta centrado en la persona promueve la autorrealización a través de la
reflexión de los sentimientos, la autenticidad, empatía precisa, y atención
positiva incondicional (Rogers, 1957). Observe que un amigo cercano o un
familiar quien usted considere un “buen
oidor” y un valioso consejero probablemente presenta estas características,
también. Reflexión de sentimientos es
la técnica principal de la terapia centrada en la persona. El terapeuta es un
escucha activo quien sirve como terapeuta espejo, atendiendo al contenido
emocional de lo que el cliente dice, y volviéndoselo a exponer al cliente. Esto
ayuda a los clientes a conocer sus propios sentimientos. Siendo autentico, el terapeuta actúa en una
forma preocupada, abierta y sincera, más bien que de una manera desapegada,
cerrada, y falsa. Esto hace a los clientes más dispuestos a abrir sus
verdaderos sentimientos. Durante su carrera, Rogers subrayó la importancia de
la autenticidad (Bozarth, 1990) como lo han hecho otros (Quinn, 1993).
El
cliente también llega a estar más dispuesto a compartir sentimientos cuando el
terapeuta muestra empatía precisa, lo que significa que las palabras y las
acciones del terapeuta indican un verdadero entendimiento de cómo el cliente se
siente (Meissner, 1996). Debido a que la empatía precisa es importante aun en
el consejo informal de cada día, los psicólogos han tratado de entrenar
personas para que sean más empáticas. En un estudio, estudiantes universitarios
fueron asignados a grupos de entrenamientos especiales de empatía o a un grupo
de control sin formación. El programa duro cuatro semanas. Los individuos eran
entonces observados en videocintas mientras discutían problemas comunes de
estudiantes con sus compañeros. Los estudiantes que recibieron el entrenamiento
fueron más empáticos en sus respuestas que los estudiantes que no recibieron el
entrenamiento. Estos resultados se mantuvieron incluso cuando los participantes
se evaluaron de nuevo un año más tarde (Kremer & Dietzen, 1991).
Tal
vez la tarea más difícil para el terapeuta centrado en la persona es el
mantenimiento de la atención positiva
incondicional, actuando en una forma personalmente cálida y consentida. El
terapeuta debe mantenerse sin prejuicios, no importa cuán desagradable, él o ella, encuentre los pensamientos, sentimientos y acciones del cliente. Esto
anima a los clientes, a libremente expresarse, y hacerle frente aun a los más
desagradables aspectos de ellos mismos. No significa, sin embargo, que el
terapeuta apruebe el comportamiento del cliente, sino que solo significa que el terapeuta debe
aceptar la experiencia personal del cliente. Así, si el cliente dice, “¡Odio a mis hijos!” el terapeuta lo anima
a hacerle frente a sus propios sentimientos, y no regaña al cliente, por albergar deseos
enfermos hacia sus vástagos.
La
calidez personal transmitida por la atención positiva incondicional es el
aspecto clave de la terapia. Un estudio de los clientes en un centro de
asesoramiento universitario encontró que la calidez personal del terapista fue
uno de los factores más importantes en su voluntad de permanecer en la terapia (Hynan,
1990). Una investigación de más de 500 terapeutas encontró que aún ellos consideraron que
la calidez personal es uno de los más importantes factores al seleccionar sus
propias terapias (Norcross, Strausser, & Faltus, 1988).
Aunque
Roger instó al terapeuta a ser no directivo, incluso él no pudo lograr ese
ideal. Un estudio de grabaciones de películas y audio de sesiones de terapia
involucrando a Rogers mostro que él era no directivo mientras el cliente
expresara profundidad en sus problemas. Se convirtió en menos no directivo
cuando el cliente falló en expresar profundidad. En ocasiones, Roger incluso se
convirtió en directivo (Truax, 1966), lo que es más característico de la forma
de terapia humanística llamada terapia
Gestalt.
Terapia Gestalt: Alentando a las Personas a Llegar a Ser “Reales”
Imagine una terapia que
combina los aspectos del psicoanálisis, R-E-B-T, y una terapia centrada en el
cliente, y es posible concebir la terapia Gestalt. De acuerdo con Fritz Perls
(1893-1970), un ex terapeuta psicoanalítico y fundador de la terapia Gestalt, “La idea de la terapia Gestalt es cambiar a
la gente de papel en gente real.” (Perls, 1973). Para Perls la “gente de papel” esta fuera de contacto
con sus propios sentimientos y por lo tanto viviendo “vidas inauténticas.” Al igual que el psicoanálisis, la terapia
Gestalt busca traer los sentimientos subconscientes a la conciencia consciente
(Cole, 1994). Al igual que la terapia centrada en la persona, la terapia
Gestalt intenta incrementar la expresividad emocional del cliente. Y al igual
que la terapia conductista racional-emotiva, la terapia Gestalt debe ser
confrontacional al forzar a los clientes a cambiar formas inadaptadas de actuar
y pensar.
A pesar de su nombre, la terapia Gestalt no se deriva de la psicología
Gestalt (Henle, 1978), con excepción de subrayar la necesidad de lograr
integridad en la personalidad, lo que significa que las emociones, el lenguaje,
y las acciones de uno, deben de ser congruentes entre ellas (Polster &
Polster, 1993). Los terapeutas Gestalt insisten que los clientes tomen la
responsabilidad de su propia conducta, en vez de culpar a otras personas y
eventos por sus problemas, y que los clientes vivan el aquí y el ahora, en vez
que estén preocupados por eventos que ocurrieron en otros lugares y tiempos.
Los terapeutas Gestalt también suponen que las personas que son conscientes de
sus sentimientos pueden ejercer un mayor control sobre sus reacciones frente a
los eventos. El terapeuta Gestalt nota cualquier señal de que los clientes no
están siendo brutalmente honestos sobre sus sentimientos, en ocasiones
observando la comunicación no verbal de sus clientes, posturas, gestos,
expresiones faciales, y el tono de voz. Por ejemplo, un cliente que niega sus
sentimientos de ansiedad, mientras aprieta firmemente los puños, seria acusado
de mentir sobre sus emociones.
Una
de las formas en que los terapeutas Gestalt ayudan a sus clientes a desarrollar
consciencia emocional es a través de una variedad de ejercicios psicológicos.
En el ejercicio de las dos sillas, el
cliente alternadamente se sienta en una silla y después en la otra, donde cada
silla representa un aspecto de él o ella misma, tales como el autocritico “superhéroe” y el yo real “patito feo” (Douglas, 1993). El cliente
continua un dialogo entre los dos aspectos. El ejercicio de las dos sillas ha
probado ser efectivo en liberar estrés emocional (Greenberg & Dompierre,
1981) y en lograr importantes decisiones (Clarke & Greenberg, 1986).
Sin embargo, Perls ha sido criticado por promover el egocentrismo y la
insensibilidad emocional, en su “oración
Gestalt” (Perls, 1972):
“Yo hago mis cosas tú haces tus cosas. No estoy en
este mundo para vivir de acuerdo con tus expectativas. Y tú no estás en este
mundo para vivir de acuerdo con las mías. Tú eres tú, yo soy yo. Y si por
casualidad nos encontramos, es maravilloso. Si no, entonces no puedes ser
ayudado.”
Este
punto de vista ha sido acusado de poner en peligro el tejido social promoviendo
el distanciamiento social, el egocentrismo, y la indiferencia por el bienestar
de otros (Cadwallader, 1984). Además, ha habido pocos estudios experimentales
sobre la efectividad de la terapia Gestalt. En uno de los pocos, prisioneros
que participaron en ello, mejoraron su sentido de responsabilidad personal más
que los prisioneros que no tomaron parte en ello (Serok & Levi, 1993).
Terapia Existencial: Abordando las Cuestiones
Principales de la Vida
Otra clase de terapia
humanística, la terapia existencial,
toma un enfoque más filosófico, ya sea en el tipo de terapia centrada en la persona, o en el tipo de terapia Gestalt. Los terapeutas existenciales suponen que los problemas
emocionales y de conducta son síntomas de la inhabilidad de familiarizarse con
las cuestiones fundamentales de la vida (Halling & Nill, 1995). Irvin Yalom
(1980), un terapeuta existencial líder, apunta a cuatro aspectos que cada uno
de nosotros debe enfrentar: la inevitabilidad de la muerte, la responsabilidad
de nuestras propias decisiones, la
soledad de cada persona de los demás, y la necesidad de encontrarle significado a la existencia. Por
ejemplo, una persona que no ha desarrollado una filosofia adecuada sobre la
muerte debe anestesiarse a sí mismo en contra de enfrentar este aspecto, a
través del excesivo uso de drogas, una conducta sexual promiscua, o trabajando
implacablemente sin tomar un día de descanso. La terapia existencial ha sido
usada para ayudar para que las víctimas de SIDA encuentren significado en sus
vidas (Milton, 1994).
Una forma de terapia existencial llamada logoterapia esta especialmente interesada en ayudar a clientes a
encontrar significado en sus vidas. Victor Frankl, el psiquiatra que creó la
logoterapia, la usó exitosamente durante la Segunda Guerra Mundial en una de
las situaciones más imaginablemente estresantes, los campos de concentración.
Frankl evito que muchos de sus compañeros colapsaran emocionalmente,
ayudándoles a encontrar un significado a su sufrimiento, tal como vivir para
ser testigos y ganar justicia (Gerwood,
1994). También convenció a sus compañeros que se puede encontrar significado al
mantener su dignidad humana sin importar lo que les hagan a ellos (Frankl,
1961).
Hoy en día, los
logoterapéutas continúan creyendo que uno de los más importantes objetivos de
su práctica es ayudar a sus clientes a encontrar significado a su vida. Por
ejemplo, suponga que una mujer que solo encuentra significado a su vida por
medio del trabajo pierde su trabajo. Se volverá particularmente vulnerable a la
ansiedad o depresión. En un caso así, el logoterapéuta tratara de ayudarla
encontrándole un nuevo significado a su vida aparte de la clase de trabajo que
ella hace (Greenlee, 1990). La logoterapia ha sido usada para ayudar a los
padres a hacer frente a la muerte de un hijo (Berti & Berti, 1994).
Desafortunadamente, la mayoría de la investigación de la logoterapia viene de
casos de estudios clínicos haciendo el papel de la logoterapia en los informes
de mejoría de clientes imposible de determinar.
La Orientación de Relaciones Sociales: Tratando de
Mejorar las Relaciones Interpersonales
La orientación terapéutica
que había sido discutida hasta ahora involucra a un terapista y un cliente. En
contraste, la orientación de relaciones sociales supone que, debido a que muchos
de los problemas psicológicos involucran relaciones interpersonales, personas
adicionales deben ser llevadas hacia el proceso de terapia.
Terapia Grupal: Terapia que Involucra a Mas de Un
Cliente
En 1905 Joseph Pratt, un
medico de Boston, encontró que sus pacientes de tuberculosis lograban alivio de
estrés emocional a través de reuniones en grupo para discutir sus sentimientos.
Esto marcó el inicio de la terapia grupal (Allen, 1990). Pero la terapia grupal
no llegó a ser una importante forma de terapia hasta la Segunda Guerra Mundial,
cuando un limitado número de terapistas se encontraron a sí mismos enfrentados
a un mayor número de personas en necesidad de terapia de lo que podían ver
individualmente (Hersen, Kazdin, & Bellack, 1983). Debido a que la terapia
grupal permite a los terapeutas ver a más personas (típicamente de seis a doce
en un grupo) en menos tiempo, más gente puede recibir ayuda a un menor costo
por persona. La terapia grupal provee a los participantes con una amplia gama
de modelos de conducta, alentando a otros con problemas similares, retroalimentando
sobre su propio comportamiento, asegurándose que sus problemas no son únicos, y
la oportunidad de probar nuevas conductas. La terapia grupal ha sido usada para
mejorar el bienestar emocional de personas tratando con cosas tan variadas como
alcoholismo (Solomon, 1982), cáncer (Harman, 1991), y duelo (Zimpfer, 1991).
Terapia Grupal Psicoanalítica
La terapia grupal derivo del
énfasis en la visión psicoanalítica y en la catarsis emocional. En 1910 Jacob
Moreno (1892-1974), un psiquiatra rumano, introdujo la terapia grupal
psicoanalítica llamada psicodrama, y en 1931 acuñó el término terapia grupal.
El psicodrama tiene por objeto lograr una visión y la catarsis a través de
actuar la situaciones de la vida real, lo que puede llevar a cambios en
pensamiento, emociones y conducta. El terapeuta funciona como un director,
haciendo observaciones y ofreciendo sugerencias. Una técnica de psicodrama es
el cambio de roles, en donde un participante juega el papel de un miembro de la
familia u otra persona importante. Esto provee visión en la motivación de la
otra persona y empatía por los sentimientos de esa persona. El psicodrama ha
sido usado para mejorar el ajuste emocional de los compañero de prisión
(Stallone, 1993) y adolescentes (Ozbay et al., 1993). El psicodrama es casi tan
efectivo como otras terapias grupales (Garfield, 1983).
Una forma más reciente de
terapia grupal inspirada por el psicoanálisis es el análisis transaccional (TA), popularizada en la década de los 1960s
por el psiquiatra Eric Berne (1910-1970) en su libro más vendido Los Juegos que las Personas Juegan
(1964). Berne afirmaba que nosotros actuamos de acuerdo a uno de estos tres
roles: niño, padre o adulto. Estos se parecen a las estructuras freudianas de
la personalidad: id, superego, y ego, respectivamente. El niño, al igual que el id, actúa impulsivamente y demanda inmediata
gratificación. El padre, al igual que
el superego, es autoritario y guía la conducta moral. Y el adulto, al igual que el ego, promueve la conducta racional y
responsable. Cada papel es adaptativo en ciertas ocasiones y es desadaptado en
otras. Por ejemplo, actuar infantil es apropiado en fiestas pero no en
entrevistas de trabajo. De acuerdo con Berne, nuestras relaciones involucran
transacciones, interacciones sociales entre estos papeles. Las transacciones
complementarias, en donde ambos individuos actúan de acuerdo con el mismo
papel, suelen ser mejores. Las transacciones cruzadas, como cuando una persona
actúa como niño y la otra actúa como adulto, son desadaptados. El objetivo del
análisis transaccional es analizar transacciones ente los miembros del grupo.
Estos son los “juegos” que la gente juega, lo cual refleja nuestros guiones de
vida, los temas generalizados que seguimos en nuestras relaciones sociales. Por
ejemplo, una persona podría tener un guión de vida que apoya sus sentimientos
de inutilidad y continuamente juega juegos que provocan respuestas de otros que
apoyan ese guion. TA ha sido utilizado para mejorar la autoestima (Wissink,
1994), ayuda a mujeres maltratadas (Gard, 1993), y trata el trastorno de
personalidad limite (Sterrenberg & Thunnissen, 1995).
Terapia Grupal Conductista
Los psicólogos que favorecen
la terapia grupal conductista suponen que los cambios en la conducta manifiesta
llevarán alivio al estrés emocional. Una forma popular de terapia, también
usada en terapia individual, es el entrenamiento
de habilidades sociales (Greca, 1993). Su objetivo es mejorar las
relaciones sociales, mejorando las habilidades sociales, tales como el cultivar
la amistad o mantener conversaciones. Los participantes son alentados a ensayar
nuevos comportamientos en el conjunto del grupo. Los miembros del grupo pueden
modelar conductas más efectivas. Y la conformación puede ser usada para
desarrollar gradualmente conductas más efectivas.
El
entrenamiento de habilidades sociales ha ayudado a personas con retardo mental, mejorando su competencia social (Margalit, 1995), a personas alcohólicas, quienes se enfrentan mejor con el estrés (Monti, Gulliver, & Myers, 1994), y a las
personas esquizofrénicas, quienes mejoran su funcionamiento en su vida diaria (Smith,
Bellack, & Liberman, 1996). Una importante reseña de investigación sobre el
uso del entrenamiento de las habilidades sociales con niños retraidos socialmente, encontró que mejora significativamente sus relaciones sociales
(Erwin, 1994).
Una
forma de entrenamiento de habilidades sociales es llamada entrenamiento asertivo (Salter, 1949), la cual ayuda a las personas
a expresar sus sentimientos constructivamente en situaciones sociales. Muchas
personas experimentan relaciones sociales pobres porque son inasertivas. No son
capaces de pedir favores, decir no a solicitudes, o quejarse por malos
servicios. Aprendiendo a expresar sus sentimientos, las personas que eras
inasertivas liberan su ansiedad y tienen relacione sociales más gratificantes.
Miembros
del grupo de entrenamiento para lograr la asertividad, prueban conductas asertivas en
situaciones de grupo. El terapeuta típicamente modela conductas asertivas, conductas
agresivas, y conductas pasivas, para permitir a los miembros del grupo, distinguir entre ellas. Las personas asertivas, expresan sus sentimientos
directa y constructivamente. Las personas agresivas, expresan sus sentimientos de manera directa, pero con un corte hostil. Y las
personas pasivas, expresan sus
sentimientos indirectamente, como en pucheros.
Una
técnica de entrenamiento asertivo es el disco
rayado, en donde aquellos que tienen problema para decir “no” practican
repitiendo breves declaraciones que rechazan peticiones. El terapeuta y los
miembros del grupo critican los intentos de comportamiento asertivo de cada
participante. El entrenamiento asertivo ha mejorado las habilidades de
comunicación y autoestima de personas tan diversas como enfermeras en Taiwán
(Lee & Crockett, 1994) y adultos con discapacidades físicas (Glueckauf
& Quittenr, 1992).
Terapias Grupales Humanísticas
Las terapias grupales
humanísticas alientan la conciencia y aceptación de experiencias emocionales. A
finales de la década de 1940s, estudios de grupos pequeños llevados a cabo en
los Laboratorios de Entrenamiento Nacional, en Bethel, Maine, llevaron al
desarrollo de grupos de entrenamiento sensitivo. Los primeros grupos sensitivos,
llamados grupos de entrenamiento (o Grupos T), ayudaron a la gente de
negocios a mejorar sus relaciones con trabajadores y colegas. Hoy en día los
grupos sensitivos son también populares con el clero, la policía, los
educadores, y otros profesionales.
Los
grupos sensitivos típicamente tienen de doce a veinte miembros. Los
participantes exploran sus propios sentimientos y llegan a estar conscientes de
cómo sus acciones afectan los sentimientos de otros. Aprenden a confiar en la
razón y cooperación en vez de la coerción y la manipulación. Pero, un estudio de
la efectividad de los grupos sensitivos, encontró que el entrenamiento de las habilidades sociales era superior al entrenamiento sensitivo, en mejorar las
habilidades sociales y reducir la ansiedad social (Monti et al., 1980). Una
reseña de investigación sobre el entrenamiento sensitivo encontró que los
grupos más largos con reuniones más frecuentes estaban asociados con una mayor
efectividad (Faith, Wong, & Carpenter, 1995).
Un
pariente del entrenamiento sensitivo es el grupo
de encuentro, una rama del movimiento de potencial humano que surgió en la
década de los 1950s y declino a finales de la década de los 1970s (Finkelstein,
Wenegrat, & Yalom, 1982). Los grupos de encuentro pueden involucrar gente
que ha tenido poco o ningún contacto entre uno y otro. El grupo se reúne por
horas o días. Comparado con los grupos sensitivos, los grupos de encuentro
están más preocupados con la expresión abierta de las emociones que en mejorar
las relaciones sociales. Los grupos de encuentro promueven el llorar, maldecir,
y el abuso verbal. Podrían también alentar el contacto físico como un medio
para superar el aislamiento social. Los grupos de encuentro han sido usados
para resolver conflictos entre profesores universitarios (Herrick, Kvale, &
Goodykoontz, 1991) y para reducir la ansiedad entre estudiantes norteamericanos
con programas de estudios en el extranjero en Austria (Rabinowitz, 1994).
Sin embargo, los estudios sobre los grupos de encuentro, indican que sus ligeros efectos
benéficos pueden ser temporales (Kilmann & Sotile, 1976), y que podrían
atraer gente poco adecuada para confrontaciones emocionales fuertes. Algunos
participantes están aún dañados emocionalmente por sus experiencias (Hartley,
Roback, & Abramowitz, 1976). Esto es especialmente cierto en grupos de
encuentro en donde el líder trata de romper yos individuales, esperando causar
que los participantes se sujeten al grupo, similar a las iniciaciones a los cultos
(Cushman, 1989). El peligro potencial de la participación en grupos de
encuentro, se hizo mayor por el hecho de que las personas que se unían a los
grupos, tendía a estar más angustiadas que sus compañeros que no lo hacían (Klat
et al., 1990).
El
movimiento de los grupos de encuentro llevo a la emergencia de los típicamente
menos confrontacionales grupos de
autoayuda para los abusadores de drogas, victimas de fobias, y otros con
problemas específicos. Los grupos son conducidos por gente que ha experimentado
esos problemas. Por ejemplo, los grupos de autoayuda para personas divorciadas
podrían ser dirigidos por personas divorciadas (Byrne, 1990).
Terapia Familiar: Mejorando la Interacción Social
Dentro de la Familia
La terapia grupal usualmente
reúne a gente sin parentesco; la terapia familiar reúne a miembros de la misma
familia. La suposición básica de la terapia familiar es que un miembro de una
familia, con problemas relacionados con su vida familiar, no puede ser tratado
aparte de su familia. El objetivo principal de una terapia familiar es la construcción
expresiva de sentimientos, y el establecimiento de reglas que los miembros de la
familia están dispuestos a seguir. En la terapia familiar, uno de los miembros
de la familia, conocido como el paciente
identificado, en general se supone que soporta el peso de los problemas de
la familia. Típicamente, la familia se reúne para la terapia familiar después de
que esa persona ha entrado en psicoterapia individual. La terapia familiar
intenta mejorar las relaciones y la comunicación entre los miembros de la
familia, quienes aprenden a proveer retroalimentación y a aceptar retroalimentación
unos de otros. El terapista ayuda a los miembros de la familia a establecer una
atmosfera en la cual ningún individuo es culpado por los problemas de toda la
familia.
Terapeutas familiares, tales como
la fallecida Virginia Satir, quien favoreció un enfoque sistémico, pueden tener
miembros de la familia dibujando diagramas de sus relaciones y discutiendo como
ciertas de las relaciones son inadaptadas (Satir, Bitter, & Kerstensen,
1988). Tal vez la familia es demasiado orientada a los niños, o tal vez el
padre y el niño están aliados en contra de la madre. El objetivo del terapeuta
es que la familia reemplazca esas relaciones inadaptadas por unas más
efectivas.
Una
forma popular de terapia familiar es la terapia familiar estructural,
desarrollada por Salvatore Minuchin (1974). Minuchin enfatiza los “límites” entre los miembros de la
familia. Los límites que son demasiado rígidos crean un contacto emocional inadecuado
entre los miembros de la familia, y los límites que son muy difusos crean
familiaridad intrusiva entre los miembros de la familia. Lo que es necesario
establecer es una familia flexible que puede cambiar los limites cuando las
circunstancias lo requieran (Yaccarino, 1993). La terapia familiar que
involucra a padres y adolescentes, en particular, tiene por objeto conseguir un
balance entre el apego y la desapego entre padres y niños (Peros & Perosa,
1993).
La terapia familiar es casi
tan efectiva como la terapia individual. Una reseña sobre estudios de terapia
familiar encontró que las personas que han estado en terapias familiares, están
mejor que el 76% de aquellos que no ha recibido tratamiento, o un tratamiento alternativo
que no sea terapia individual (Markus, Lange, & Pettigrew, 1990).
Uno de los principales vástagos
de la terapia familiar es la terapia
marital, la cual trata de mejorar las relaciones entre las personas
casadas. Debido a que muchas parejas comprometidas no están casadas, la terapia
marital se ha unido a la terapia de pareja. Aunque hay varios enfoques para
esta clase de terapia, reseñas en la literatura de investigación encontró que
los principales enfoques son igualmente efectivos en ambas terapias tanto maritales
(Dunn & Schwebel, 1995) como de pareja (Boddington, & Lavender, 1995).
La Orientación Biospsicologia: Alterando la Actividad Cerebral
Para Tratar Trastornos Psicológicos
Aunque Sigmund Freud practico
el psicoanálisis, predijo que, al progresar la ciencia, las terapias para
trastornos psicológicos serian mas y mas biológicas (Trotter, 1981). Durante
las últimas décadas, la orientación
biopsicologica ha, en verdad, sido un importante enfoque para la terapia.
Se basa en la suposición de que los trastornos psicológicos están asociados a
disfunciones cerebrales y consecuentemente responderán a tratamientos que
alteran la actividad cerebral. Debido a que involucran procedimientos médicos,
los tratamientos biopsicologicos se pueden ofrecer tanto solo por psiquiatras y
otros médicos. Los tratamientos biopsicologicos incluyen psicocirugía, terapia
electroconvulsiva, y terapia
farmacológica.
Psicocirugía: Usando la Cirugía Cerebral Para Afectar
el Comportamiento
Mientras asistía a una
reunión profesional en 1935, el neurólogo portugués Egas Moniz quedó
impresionado por un informe que chimpancés agitados se volvían más calmados
después de experimentar después de someterse a cirugía cerebral que separaba
sus lóbulos frontales del resto de su cerebro. Moniz se preguntaba si tal psicocirugía podría beneficiar a sus
pacientes agitados mentalmente. Moniz convenció al neurocirujano Almeida Lima
para llevar a cabo una leucotomía
prefrontal (también conocida como lobotomía
prefrontal) en pacientes anestesiados. Lima perforo agujeros en las sienes
del paciente insertando un bisturí a través de los hoyos, y cortando porciones
de los lóbulos frontales. Moniz reportó muchos éxitos para calmar pacientes
calmados (Moniz, 1937/1994). A consecuencia, ganó el Premio Nobel en 1949, por
inventar la psicocirugía, la cual fue considerada una alternativa humana a la
práctica común de encerrar a pacientes agitados en habitaciones acolchonadas o
refrenarlos en camisas de fuerza (Valenstein, 1980).
La
psicocirugía fue introducida en los Estados Unidos en 1936 por el neurocirujano
Walter Freeman y el psiquiatra James Watts. Ellos favorecieron una técnica
llamada leucotomía transorbital. La cuenca del ojo del paciente (la órbita) es anestesiada (el cerebro mismo
es insensible al dolor), y un mazo es usado para guiar un pico quirúrgico hacia
los lóbulos frontales. El pico es entonces apalancado de ida y vuelta para
separar porciones del lóbulo del resto del cerebro.
Por
1979, la psicocirugía se había realizado en alrededor 35000 pacientes mentales
en los Estados Unidos. Pero el uso de la psicocirugía declinó marcadamente. Una
razón fue sus efectos impredecibles (Swayse, 1995). Algunos pacientes
mejoraron, otros se volvieron apáticos, aún otros se volvieron violentos, y un
pequeño porcentaje murió. Una segunda razón de su disminución fue el advenimiento
en la década de los 1950s y 1960s de las terapias farmacológicas que
proporcionaron un tratamiento más seguro, más efectivo, y más humano
(Weinberger, Goldberg, & Tamminga, 1995). Y una tercera razón fue la
oposición pública a lo que parecía un método barbárico de control humano.
Hoy
en día, la psicocirugía es raramente usada en los Estados Unidos; cuando es
usada a menudo involucra el uso de electrodos insertados en el sistema límbico
del cerebro. Una corriente directa es enviada a través de electrodos,
calentando y por lo tanto destruyendo pequeñas cantidades de tejido en áreas
precisas en esa región del cerebro. Esta técnica ha logrado algo de éxito en el
tratamiento de casos de trastorno obsesivo-compulsivo que no ha respondido a
otros tratamientos (Baer et al., 1995).
Terapia Electroconvulsiva: La Inducción de Convulsiones Cerebrales Para Aliviar la Depresión Severa
La “Terapia de choque”
moderna comenzó en 1935 con su informe de uso casi simultáneo del psiquiatra
húngaro Ladislas von Meduna y le medico austriaco Manfred Sakel (Fink, 1984).
Sakel encontró que pacientes esquizofrénicos mostraban mejoramiento seguido de
convulsiones seguidas de sobredosis de insulina. Von Meduna notó que la
esquizofrenia y la epilepsia raramente ocurrían en la misma persona. Indujo que
la inducción de convulsiones cerebrales podría aliviar los síntomas de de
esquizofrenia. Von Meduna uso el fármaco alcanfor para inducir convulsiones,
pero encontró que, aunque el tratamiento aliviaba algunos síntomas del
paciente, perjudicaban e incluso mataban a otros pacientes.
En 1938, en una visita a un
matadero, el psiquiatra italiano Ugo Cerletti observo a cerdos que se quedaban
inconscientes por choques eléctricos. Cerletti razonó que los choques
eléctricos podrían ser una manera segura para la terapia de choque inducido por
fármacos para calmar pacientes esquizofrénicos agitados. Esto inspiró a
Cerletti y su amigo psiquiatra Lucio Bini a introducir la terapia electro convulsiva (ECT) (Endler, 1988). ECT usa una breve
corriente eléctrica para inducir convulsiones cerebrales. Aunque el ECT fue
originalmente usado para el tratamiento de pacientes agitados, ha probado más
éxito en elevar el estado de ánimo de pacientes severamente depresivos quienes
han fallado en responder a la terapia farmacológica.
Una
reseña importante publicada en literatura de investigación publico que es
incierto si ECT o los fármacos antidepresivos son mejores en el tratamiento de
las depresiones mayores (Piper, 1993). Pero debido a que ECT produce un
mejoramiento más rápidamente que un fármaco antidepresivo, el cual puede tomar
varias semanas, es el tratamiento de elección para personas deprimidas en
eminente peligro de cometer suicidio (Persad, 1990). Y un estudio encontró que
un programa de mantenimiento de ECT era efectivo en reducir la posibilidad de
re hospitalización en pacientes que no respondían a otros tratamientos
(Schwarz, Lowenstein, & Isenberg, 1995).
Pero
el mecanismo de acción de ECT es incierto. Por ejemplo, su efecto antidepresivo
no está relacionado con su inducción de convulsiones (Sackeim, 1994). Porque la
depresión está asociada a bajos niveles
de norepinefrina, una lógica, aunque no confirmada, explicación es que ECT
estimula un incremento en el nivel de norepinefrina en el cerebro (Masserano,
Takimoto, & Weiner, 1981). Otros estudios, usando animales, han encontrado
que ECT podría elevar la depresión elevando los niveles de endorfina en el cerebro
(Alexopoulos el al., 1983). Esto tiene que ser todavía demostrado en seres
humanos (Jackson & Nutts, 1990).
A
pesar de la efectividad del ECT en el alivio de la depresión mayor, ha habido
controversia en cuanto a su seguridad y efectividad. En el pasado, la violencia
de las convulsiones inducidas por el ECT a menudo rompían huesos y desagarraban
músculos. Hoy en día, la relajación muscular prevé tal daño. Pero el ECT aun
causa amnesia retrógrada, el olvido de eventos que se produjeron desde minutos
hasta días para el tratamiento. En 1982 los efectos secundarios potenciales del
ECT y el temor de que el ECT pudiera ser usado para controlar personas en
contra de su voluntad, llevarían a Berkeley, California, a prohibir su uso.
Pero ciudadanos que argumentaron que esto violaba los derechos de aquellos que
podrían beneficiarse del ECT convencieron a un juez de tribunal superior de
California a eliminar la prohibición (Cunningham, 1983). El debate acerca de la
conveniencia de usar el ECT es tanto emocional y político, como científico.
Terapia Con Medicamentos: Regulando la Química
Cerebral Para Modificar la Emoción y el Comportamiento.
Desde
su introducción en la década de los años 1950s, la terapia con medicamento ha
llegado a ser la más ampliamente usada a partir de la terapia biomédica. Ha
sido la responsable de liberar a los pacientes de restricciones y cuartos
acolchonados y permitiendo mucho más el vivir fuera de hospitales mentales.
Algunos trastornos psicológicos están asociados con niveles anormales de
neurotransmisores en el cerebro. La terapia con medicamentos generalmente
trabaja restaurando la actividad neurotransmisora a niveles más normales. Pero
una crítica común a la terapia con medicamentos es que deben aliviar síntomas
sin cambiar la habilidad de la persona a ajustarse al estrés de todos los días.
Esto significa que la psicoterapia simultánea es preferible para ayudar a los
clientes a aprender más formas adaptativas de pensar y comportarse. Por
supuesto, para muchas personas el alivio de su sufrimiento emocional es
suficiente para demostrar la efectividad del medicamento. La siguiente
discusión usa nombres e marcas de medicamentos bien conocidos, con sus nombres
genéricos en paréntesis.
Los Medicamentos Contra la Ansiedad
Debido a sus efectos
calmantes, los medicamentos contra la ansiedad fueron originalmente llamados tranquilizantes. Hoy en día, los más
ampliamente prescritos son las benzodiacepinas, tales como Xanax (Alprazolam),
Valium (Diazepam), y Librium (Chlordiazepan). De hecho, la prevalencia de los trastornos
de ansiedad ha hecho a los medicamentos en contra de la ansiedad, las drogas
psicoactivas más ampliamente prescritas. Los medicamentos contra la ansiedad
son efectivos en el tratamiento del trastorno de pánico. En un estudio a doble
ciego, los individuos recibieron ya sea Xanax o un placebo. Aquellos que
recibieron Xanax mostraron una mayor reducción significativa en sus ataques de
pánico que aquellos que recibieron un placebo (Alexander, 1993). Las
benzodiacepinas trabajan estimulando receptores especiales en el cerebro que
mejoran los efectos de los neurotransmisores GABA (Greenblat, Shader, &
Abernethy, 1983), lo que inhibe la actividad cerebral. Las benzodiacepinas
también pueden producir efectos secundarios, incluyendo modorra, depresión, y
dependencia.
Los Medicamentos Antidepresivos
Los primeros medicamentos antidepresivos fueron los inhibidores MAO, tales como Nardil. Originalmente usados para tratar
tuberculosis, fueron prescritos como antidepresivos después que los médicos
notaron que producían euforia en los pacientes tuberculosos. Los inhibidores
MAO trabajan bloqueando enzimas que normalmente rompen los neurotransmisores
serotonina y norepinefrina. Esto eleva los niveles de esos neurotransmisores en
el cerebro, elevando el estado de ánimo del paciente.
Pero
los inhibidores MAO cayeron en la desaprobación porque pueden causar alta
presión sanguínea peligrosa en pacientes que coman comidas (tales como quesos)
o tomen bebidas (tales como cerveza) el aminoácido tiramina. Los inhibidores
MAO en gran medida han sido reemplazados por los antidepresivos triciclicos, tales como Elavil (amitriptilina), y
Anafranil (Clomipramine). Los triciclicos incrementan los niveles de serotonina
y norepinefrina en el cerebro previniendo su receptación por neuronas
cerebrales que las liberan. Aunque los triciclicos son efectivos en el
tratamiento de la depresión (Perry, 1996), tomas de dos a tres semanas en tener
un efecto. Esto significa que los pacientes suicidas tratados con este
antidepresivo debes ser observados cuidadosamente durante ese periodo.
Más
recientemente, los medicamentos conocidos como inhibidores de la re captación
de serotonina se ha añadido al arsenal de los antidepresivos. Esos medicamentos
alivian la depresión previniendo la re captación de la serotonina por neuronas
que la liberan, así elevando el nivel de serotonina en el cerebro. Entre las
más populares de estas drogas están Zoloft (sertraline), Paxil (paroxetine) y
más notablemente Prozac (fluoxetine). Prozac fue popularizado en los medios y
por libros más vendidos como un medicamento maravilloso para el tratamiento de
la depresión. Aunque hubo informes tempranos que Prozac algunas veces
incrementaba el pensamiento suicida y, tal vez, comportamiento suicida
(Teicher, Glod, & Cole, 1990), hay muy poca evidencia científica que apoya
esas declaraciones (Crundell, 1993). Aunque los medicamentos antidepresivos
efectivos, la psicoterapia es usualmente superior a ellos al producir un alivio
más duradero para la depresión (Steinbrueck, Maxwell, & Howard, 1983).
Medicamentos Antimaniácos
En la década de los años de
1940s, el médico australiano John Cade observo que el litio químico calmaba a
los agitados puercos de guinea. Contrario a su creencia de que el litio
trabajaba afectando su cerebros, trabajaba aparentemente haciéndoles sentir
enfermos. Cade probó el litio en pacientes humanos y encontró que calmaba a
aquellos que sufrían de manía, aparentemente en esos casos, debido a sus efectos
en el cerebro. Los psiquiatras ahora prescriben el medicamento antimania carbonato
de litio para prevenir el extremo vaivén emocional del trastorno bipolar
(Keck & McElroy, 1993). Es importante para los pacientes que toman esta
droga permanecer en ella; de aquellos que descontinúan su uso, el 50% recae en
un plazo de tres mesas (Baker, 1994). Los psiquiatras también deben
vigilantemente monitorear a sus pacientes que están tomando litio porque puede
producir peligrosos efectos secundarios, incluyendo convulsiones, daño
cerebral, y ritmos irregulares del corazón (Honchar, Olney, & Sherman,
1983).
Fármacos Antipsicóticos
Durante siglos, los médicos en
la India prescribían la planta ageratina para calmar pacientes agitados. Inicios
en la década de 1940s, un químico derivado de la planta reserpina, fue usado para reducir los síntomas de la manía y la
esquizofrenia. Pero la reserpina cayó en la desaprobación debido a su tendencia
a causar depresión y baja presión sanguínea. La década de 1950s vio el
desarrollo de fármacos antipsicoticos
más seguros, llamados fenotiazinas, tales como la Thorazine (chlorpromazine),
para tratar personas con esquizofrenia. Los médicos franceses habían notado que
la droga, usada para sedar pacientes antes de cirugía, calmaba pacientes psicóticos.
Las
fenotiazinas liberan los síntomas positivos de la esquizofrenia, pero no los
negativos (Killian et al,. 1984). Los síntomas positivos incluyen
alucinaciones, pensamiento desordenado, y comportamiento extraño, mientras los síntomas
negativos incluyen apatía emocional y aislamiento social. Las fenotiazinas
trabajan bloqueando los receptores cerebrales de la dopamina, un
neurotransmisor (Sternberg el al., 1982). Desafortunadamente, el uso a largo
plazo de fármacos antipsicóticos puede causar efectos secundarios motores
extraños que caracterizan la dykinesia
tardía, la cual incluye muecas, relamido de labios, y flaqueza de miembros
(Latimer, 1995). Un fármaco antipsicótico más nuevo, Clozaril (clozapine),
produce menos síntomas de dykinesia tardía entretanto ha tratado efectivamente
muchos casos de esquizofrenia que no han respondido bien a las fenotiazinas
(Meltzer, 1995).
La Salud Mental de la Comunidad: Enfoques Comunitarios
para Prevenir Trastornos Psicológicos
Como se discutió
anteriormente, la mayoría del siglo XIX y XX, los hospitales de salud mental
servían como sitios primarios para el tratamiento de personas con serios
trastornos psicológicos. Pero desde la década de 1950s, hay un movimiento hacia
la desinstitucionalización, que
promueve el tratamiento de personas en escenarios comunitarios en vez de
hospitales mentales. Tal como se muestra
en la figura, el número de pacientes en los hospitales
decreció de un máximo de 559000 en 1955, a un mínimo de 140000 a principios de
1980s (Bassuk, 1984).
¿Cuál
es la causa de esto? Primero, el tratamiento de nuevas drogas hizo más posible
que los pacientes funcionen fuera del mundo. Segundo, los hospitales mentales
llegaron a estar escasos de fondos, de personal, y sobrepoblados; muchos eran
poco más que almacenes humanos, llenos de pacientes consumiéndose sin esperanza
de mejoramiento. Los tratamientos basados en la comunidad, parecen ser una
alternativa superior más barata. Tercero, una creciente preocupación por los
derechos legales de los pacientes mentales lo hace más difícil el tener
personas entregadas a hospitales mentales para tenerlos allí. Y cuarto, la Ley
de 1963 de los Centros Comunitarios de Salud Mental, patrocinada por el
presidente John F. Kennedy, mando el establecimiento con fondos federales de
Centros de Salud Mental en cada comunidad en los Estado Unidos. Estos centros
eran para proporcionar servicios para prevenir y tratar trastornos
psicológicos, reduciendo en el futuro la necesidad de hospitales mentales.
A pesar de sus nobles
intenciones, la desinstitucionalización ha funcionado más en teoría que en la
práctica (Lamb, 1993). Muy a menudo las comunidades proveen postratamiento
inadecuado para los enfermos mentales dados de alta (Dennis et al., 1991). Aún
cuando hay fondos disponibles para las instalaciones de tratamiento, tales
como, centros de reinserción, los propietarios de vivienda a menudo se oponen a
la colocación de tales instalaciones en su vecindario (Turkington, 1984). Como
consecuencia, los ex pacientes de hospitales mentales que carecen de apoyo
familiar podrían tener pocas opciones más que vivir en las calles. Casi un
tercio de la gente indigente que vive en las calles de las principales ciudades
son ex residentes de hospitales mentales (Slagg, et al., 1994). Y sin importar
si son ex residentes de hospitales mentales, mucha gente indigente tiene
síntomas de trastornos psicológicos. Por supuesto, sus trastornos podrían ser
causados ya sea por causa o consecuencia de su indigencia (Lemere, 1993).
Algunos críticos, frustrados por lo inadecuado de los servicios de ex pacientes
de hospitales mentales instan a que la desinstitucionalización sea más limitada,
razonando que la gente estaría mejor confinada en hospitales mentales que
viviendo en cajas de cartón (Thomas, 1981).
Los
beneficios potenciales del apoyo adecuado para la desinstitucionalización son
evidentes en el resultado de un estudio que comparó el cuidado comunitario de
ex pacientes de hospital mental en las ciudades comparables de Portland,
Oregón, y Vancouver, Columbia Británica. Al tiempo del estudio, Portland
proveía pocos servicios comunitarios de salud mental, mientras Vancouver
proveía muchos servicios privados y públicos. Un año después de ser dados de
alta, esquizofrénicos ex hospitalizados en Vancouver tenían menos
probabilidades de haber sido admitidos y más probabilidades de ser empleados y reportando
un mejor sentido de bienestar psicológico. Debido a que estos dos grupos fueron
inicialmente equivalentes, el mayor progreso del grupo de Vancouver fue
atribuido a los servicios comunitarios de salud mental más bien que a las
diferencias pres existentes entre los grupos (Beiser et al., 1985).
Los
Centros Comunitarios de Salud Mental proveen una variedad de servicios.
Asesoramiento ambulatorio permite a las personas recibir terapia mientras viven
y trabajan en la comunidad. Tratamiento hospitalario a corto plazo permite a
una persona experimentar mayor depresión para estar un breve periodo de tiempo
en un centro local, recibiendo tratamiento farmacológico, asesoramiento, y
asistencia práctica, en vez de ser entregado a un hospital estatal posiblemente a horas de casa. El servicio de cuidados de
emergencia las 24 horas debe incluir línea directa de suicidio, un refugio para
mujeres maltratadas, y un alberge para madres fugitivas. Consultas y educación
son proporcionados a los tribunales, policías, y las agencias de bienestar
público. Por ejemplo, un consejero capacitado podría presentar un programa en
prevención de abuso de drogas a los escolares. Aunque los centros comunitarios
de salud mental proporcionan valiosos servicios, han fallado en cumplir
completamente su intención original, porque se gravan mas allá de sus recursos
mediante el aumento de problemas sociales, tales como desintegración familiar,
abuso de alcohol y drogas, y violencia urbana (Ray & Finley, 1994).
Los centros comunitarios de
salud mental tienen tres objetivos principales en la prevención de trastornos
psicológicos. Prevención Primaria
ayuda a prevenir trastornos psicológicos mediante el fomento de sistema de
apoyo social, eliminando las fuentes del estrés, y fortaleciendo la habilidad
de los individuos para hacer frente a los factores de estrés (Dalton, Elías,
& Beck, 1994).Esto podría ser promovido, por ejemplo, reduciendo el
desempleo y abaratando los costos de la vivienda disponible. Canadá ha
instituido un programa de prevención primario basado en la comunidad llamado, “Mejores Comienzos, Mejores Futuros”
para prevenir problemas físicos, cognitivos, emocionales y conductuales en
niños de familias económicamente en desventaja (Peters, 1994).
Prevención
Secundaria proporciona tratamiento temprano, algunas veces a través de intervención en crisis, para gente con
riesgo inmediato de desarrollar trastornos psicológicos. Los centros
comunitarios de salud mental a menudo entran en acción siguiendo desastres en
donde personas son muertas o comunidades son devastadas. La prevención
secundaria ha sido usada en un programa especial en Inglaterra para prevenir el
suicidio entre adolescentes que han hecho intentos previos (Cotgrove et
al.,1995).
La Prevención Terciaria ayuda a mantener a la gente que tiene
trastornos psicológicos en toda regla, de empeorar o tener recaídas después de
un tratamiento exitoso. La prevención terciaria ha sido usada en programas
canadienses para prevenir a padres abusivos el continuar abusando de sus hijos.
El programa involucra visitas a casa por enfermeras especialmente entrenadas
quienes proveen apoyo emocional, la educación en las practicas adecuadas de
crianza, y asistencia para ayudara a los padres a obtener ayuda de otros servicios
humanos (MacMillan & Thomas, 1993). El principal enfoque comunitario para
la prevención terciaria incluye residencias comunitarias, o centros de reinserción,
que proporciona de manera hogareña, medios ambientes estructurados, en donde
los ex pacientes se reajustan a vivir una vida independiente.
Considere
la prevención primaria, secundaria, y terciaria de anorexia nerviosa en un
campus universitario: la prevención primaria seria dirigida a aquellos en
riesgo en la comunidad universitaria. La prevención secundaria proveería tratamiento
para aquellos que han desarrollado los síntomas. Y la prevención terciaria involucraría
el tratamiento de casos avanzados y la prevención de las recaídas (Crisp,
1986). Un ambicioso programa en Noruega usa prevención primaria, secundaria, y
terciaria, para reducir la prevalencia de trastornos alimenticios entre los jóvenes
(Greskoo & Karlsen, 1994).
Los Derechos del Cliente de la Terapia
¿Tiene un residente de un
hospital mental el derecho de rechazar un tratamiento? ¿Tiene un residente de
un hospital mental el derecho de recibir un tratamiento? ¿Es información
privilegiada lo que un cliente le revela a un terapista? Estas preguntas han
generado un acalorado debate durante las pasadas tres décadas.
Los Derechos de los Pacientes Hospitalizados: El
Derecho de Rechazar Tratamiento y el Derecho de Recibir Tratamiento
En los Estados Unidos, las personas
que se han comprometido a un hospital mental dejan atrás muchos de sus
derechos, incluyendo su derecho a votar, casarse, divorciarse, y firmar
contratos. Revelaciones sobre las antiguas prácticas psiquiátricas en la
antigua Unión Soviética, muestran la medida en que el proceso de compromiso
puede ser abusado. Los psiquiatras soviéticos usaban diagnósticos tales como, “delirio de reformista” o “esquizofrénico con delirio religioso”
para comprometer a disidentes políticos o religiosos a hospitales mentales
(Faraone, 1982).
Idealmente,
únicamente las personas que son juzgadas de ser peligrosas a ellas mismas o a
otros pueden ser involuntariamente comprometidas a hospitales mentales. La
necesidad de demostrar que las personas son peligrosas antes de que puedan ser
comprometidas, fue formalizada por la Suprema Corte de Justicia en 1979 en la
histórica decisión jurídica de Addington
v. Texas (Hays, 1989). La entrega típicamente requiere que dos psiquiatras
documenten que la persona es peligrosa. Durante el proceso de entrega la
persona tiene derecho a un abogado, de llamar a un testigo, y a una audiencia o
un juicio por jurado. La decisión final en la entrega es hecha por un juez o
jurado, no por un psiquiatra.
La decisión de tribunal también ha dictaminado
que las personas entregadas a un hospital mental tienen el derecho a recibir
tratamiento. En 1975, en el caso histórico de Donaldson v. O’Connor, la Suprema Corte de Justicia de los Estados
Unidos dictaminó que los pacientes mentales tienen derecho a algo más que
cuidados de custodia. Si no se les está dando tratamiento, o no son peligrosos,
y pueden sobrevivir en la comunidad, deben ser liberados. El caso fue traído
por Kenneth Donaldson, quien había sido confinado 15 años en un hospital mental
de Florida sin tratamiento. Pero la corte dictaminó que en su caso podría ser
difícil ponerlo en práctica en casos particulares. Por ejemplo, es difícil
predecir cuando una persona será peligrosa si es liberada de cuidados de
custodia (Bernard, 1977). Decisiones legales tales han contribuido al
movimiento de desinstitucionalización haciendo más difícil mantener a los
pacientes mentales hospitalizados en contra de su voluntad.
En 1983, en el caso Rogers v.
Comisionado de Salud Mental, la Suprema Corte de Massachusetts dictaminó
que los pacientes mentales también tienen derecho a rechazar tratamiento a
menos que la corte les juzgue ser incompetente para tomar sus propias
decisiones (Hermann, 1990). Una persona entregada a un hospital mental no es
automáticamente considerada incompetente. Cuando el caso Roger estuvo en corte,
los críticos opinaron que esa clase de dictamen daría meramente a los pacientes
mentales el derecho de “pudrirse con sus
derechos puestos” (Appelbaum & Gutheil, 1980). En realidad, la decisión
parece haber tenido poca influencia. Un estudio de Massachusetts encontró que
pocos casos de tratamiento involuntario fueron revisados en corte, y los que
fueron revisados, fueron usualmente deicidios en favor de aquellos que habían
prescrito tratamiento para un paciente que lo había rechazado (Veliz &
James, 1987). Casos legales recientes han expandido el derecho a rechazar
tratamiento en Canadá también (Gratzer & Matas, 1994).
El Derecho a la Confidencialidad: El Deber de Advertir
Pero, ¿Qué del derecho de los
individuos a recibir terapia? Uno de los más importantes es el derecho a la
confidencialidad. En general, las terapias son éticamente, pero no siempre
legalmente, obligadas a mantener confidencial la información revelada por sus
clientes. La medida en que esta información es privilegiada varia de estado a
estado. También hay temores, basados en movimientos para controlar costos, que
terceros pagadores podrían demandar mas y mas información que tradicionalmente
ha sido confidencial (Corcoran & Winsalde, 1994).
En décadas recientes, la decisión legal más significativa concerniente a
la confidencialidad fue la decisión Tarasoff,
una sentencia por la Suprema Corte de California, que un terapista que creía
que un cliente podría lastimar a una persona particular debía proteger o
advertir a la persona. El fallo se produjo en el caso de Prosenjit Poddar,
quien asesino a su ex novia, Tatiana Tarasoff. En 1969, Poddar había informado
a su terapista, en el centro de asesoramiento de la Universidad de California,
en Berkeley, que él intentó matar a Tarasoff. El terapista reporto la amenaza a
la policía del campus, quien le ordenó a Poddar mantenerse alejado de Tarasoff.
Dos meses después Poddar la asesinó, llevando a sus padres a demandar al terapeuta,
la policía y la universidad. En 1976, la corte falló a favor de los padres: El
terapeuta debió haber advertido directamente a Tarasoff sobre la amenaza de
Poddar (Mangalmurti, 1994). El derecho de advertir ha llegado a ser también un
asunto en otros países, incluyendo Canadá (Birch, 1992) y Australia (Milne,
1995).
Esta decisión apoyando el deber de advertir influenció decisiones
similares en otros estados y ha provocado preocupación entre los terapistas por
varias razones. Primero, ningún terapista puede seguramente predecir si una
amenaza hecha por un cliente es en serio (Rubin & Mills, 1983). Si un
estudiante en un momento de enojo sobre un examen injusto dice a su terapista, “Yo podría matar a mi profesor de
psicología,” ¿Debería el terapista inmediatamente advertir al profesor?
Segundo,
podría ser impráctico advertir a las víctimas potenciales. En un caso, un
cliente amenazó matar a “gente rica.”
Entonces asesinó a una pareja rica. Considerando el deber de advertir, esto
impulsó al terapista a preguntar si una señal debió haber sido publicada y
leída como, “¡Hey, todos los ricos,
cuidado!” (Fisher, 1985). Además, la propagación del SIDA a exacerbado el
conflicto entre la confidencialidad y el deber de advertir. Debe un terapista
advertir a los clientes o parejas sexuales potenciales de los clientes que
tienen el virus del SIDA (Stanard & Hazler, 1995)? Los críticos del deber de advertir también se preguntan
por qué un terapista debería ser requerido a revelar información confidencial,
cuando la misma jurisdicción legal podría no requerir a un laico hacerlo
(Wallace, 1988).
Tercero,
el deber de advertir, podría impedir
a las personas de discutir sentimientos hostiles, o aún buscar terapia del todo
(Roback & Shelton, 1995). Esta posibilidad fue la base de un fallo de 1988,
de la Corte de Apelación de Carolina del Norte en el caso, Currie vs Los Estados Unidos. La corte dictaminó que el psiquiatra
no tenía derecho a entregar a personas al hospital mental por amenazas de actos
de violencia. El caso relacionado con un asesinato en 1982, en donde un hombre,
quien estaba bajo cuidado de psiquíatras de la Asociación de Veteranos, disparó
a un compañero empleado de IBM, después de haber hecho amenazas en contra de
IBM. Los familiares de la victima demandaron, afirmando que el psiquíatra debió
haber entregado al hombre, después de que hizo amenazas en contra de IBM. El
tribunal dictaminó que tal deber impediría a los clientes y a los psiquiatras de
discutir sentimientos hostiles, tal vez incrementando la probabilidad de
violencia (Bales, 1988). Las implicaciones de la decisión Tarasoff continúan dejando perplejos a terapeutas, quienes deben de
balancear la necesidad de servir a sus clientes mientras los protegen de
litigios potenciales si terceras partes son perjudicados por ellos
(Monahan,1993).
Seleccionando un Terapeuta
En algún tiempo en su vida, usted
o alguien que usted conoce, podría enfrentar problemas psicológicos que
requieran más de un consejo amistoso. Cuando los problemas personales trastornan su
vida social, académica o vocacional, o cuando usted experimente un severo y
prolongado estrés emocional, seria sabio buscar la ayuda de un terapeuta. Usted
podría recibir terapia ya sea de un psicólogo, un psiquiatra, o de una variedad
de otra clase de terapeutas.
Psicólogo Clínico
|
Un psicólogo clínico ha logrado un grado doctoral el
psicología clínica, incluyendo entrenamiento en ambos, tanto investigación como
habilidades clínicas, y ha servido un año de internado clínico. Un psicólogo clínico
típicamente trabaja en la práctica privada, centro de asesoramiento, u
hospitales mentales.
|
Psicólogo de Orientación
|
Un psicólogo de orientación tiene, ya sea, un grado
de maestría o un grado de doctorado en asesoramiento psicológico. Los psicólogos
de orientación tienden a tener menos entrenamiento en habilidades de investigación,
y tienden tratar problemas menos
severos o más estrechos que los que tratan los psicólogos clínicos. Así un psicólogo
de orientación podría limitar su asesoría a familias, parejas casadas o
estudiantes de universidad. Los psicólogos de orientación típicamente trabajan
en la práctica privada, centros de salud mental, o centros de orientación universitaria.
De hecho, los consejeros de universidad son más proclives a ser psicólogos de
orientación, mientras que los psicólogos de universidad son más proclives a
ser psicólogos clínicos.
|
Consejero Pastoral
|
Un consejero pastoral es una persona laica o un miembro
de la clerecía que ha logrado un grado de maestría en consejería pastoral.
Los pastores consejeros combinan una asesoría espiritual y psicológica en sus
trabajos en escenarios tales como prisiones, iglesias, hospitales, o centros
de orientación. Algunas personas prefieren ver a un consejero pastoral porque
los encuentran menos estigmatizate que ver a un psicólogo clínico o de orientación.
|
Psiquiatra
|
Un psiquiatra es un medico que ha servido una
residencia de tres o cuatro años en un hospital mental, o un pabellón psiquiátrico,
o un hospital general. Aunque los psiquiatras a menudo confían en terapias biomédicas,
particularmente terapia de drogas, algunos restringen su práctica a la psicoterapia.
Los psiquiatras usualmente trabajan en la práctica privada, pabellones psiquiátricos,
u hospitales mentales. Un psicoanalista es un psiquiatra (o algunas veces un
psicólogo) con especial entrenamiento en psicoterapia psicoanalítica. El
psicoanalista recibe su entrenamiento en institutos psicoanalíticos y casi
siempre trabajan en la práctica privada.
|
Enfermera Psiquiátrica
|
Una enfermera psiquiátrica es una enfermera
registrada que tiene un grado de maestría (M.S.N.) en enfermería y
entrenamiento especializado en cuidado psiquiátrico. Las enfermeras psiquiátricas
usualmente trabajan bajo la supervisión de psiquiatras en pabellones psiquiátricos
u hospitales mentales.
|
Trabajador Social Psiquiátrico
|
Un trabajador social psiquiátrico tiene un grado de maestría
(M.S.W.) en trabajo social y entrenamiento en consejería de individuos y
familias. Los trabajadores sociales psiquiátricos trabajan en hospitales, la práctica
privada, agencias de servicios humanos, y centros de salud mental.
|
Asistente de Maestro
|
Un asistente de maestro puede carecer de grados
avanzados, o algo más que un diploma de estudios secundarios, pero tiene un
entrenamiento especial en consejería a personas con ciertos problemas, tales
como obesidad, abuso de drogas, o conducta criminal. Los paraprofesionales
son a menudo personas que han superado lo que ellos tratan, y quien trabaja
para bajo supervisión profesional en centros de salud mental en grupos de
autoayuda.
|
Así
como no hay una sola manera de encontrar a un médico, no hay una simple manera
de encontrar un terapeuta. Como se discute más adelante, en general las
cualidades personales del terapeuta importan más que la clase de terapia que él
o ella practica. Usted también debe recordar que la mayoría de los terapeutas
tienen una orientación ecléctica (Jensen, Bergin, & Greaves, 1990),
seleccionando sus técnicas de una variedad de enfoques de terapias. Sin
embargo, la terapia ecléctica mas conocida la terapia multimodal de Arnold
Lazarus (Lazarus & Lazarus, 1986). Lazarus cree que el terapeuta debe ser
libre para combinar técnicas relacionadas con lo que él llama BASIC ID. Las letras de este acrónimo representan,
comportamiento, afecto, sensación,
imágenes, cognición, interpersonal, y drogas.
Esta técnica ha sido usada en el tratamiento de una variedad de personas,
incluyendo a aquellos con trastorno de personalidad límite (Proeve, 1995) y
supervivientes de abuso sexual (Zahn & Schug, 1993). Pero críticos del
enfoque ecléctico argumentan que es ilógico combinar técnicas que están basadas
en tan diferentes perspectivas sobre las causas de los trastornos psicológicos (Patterson,
1989).
¿Cómo
puede usted encontrar un terapeuta ecléctico o de otra manera? Su centro de orientación
universitaria puede ser un buen lugar donde empezar. Es posible que tenga un
amigo, familiar, o profesor quien le pueda recomendar un terapeuta o un centro
de asesoramiento a usted. Otras posibles fuentes de ayuda o referencia incluyen
centros de comunitarios de salud mental, asociaciones psicológicas, y
asociaciones de salud mental. Usted puede encontrar muchas de estas
organizaciones, profesionales privados, enlistados en las Páginas Amarillas.
Después
de encontrar a un terapeuta, haga lo mejor que pueda en evaluar sus
credenciales, reputación, enfoque, y forma interpersonal. ¿Tiene el terapista
entrenamiento académico y clínico? Por ejemplo, ¿Está el terapeuta autorizado o
certificado? ¿Conoce a alguien que va a responder por la competencia del terapeuta?
¿Hace sentido el enfoque del terapeuta en su problema? ¿Se siente confortable hablando
con el terapeuta? El terapeuta debe de ser cálido, abierto, preocupado, y empático.
Los clientes de terapeutas prefieren terapeutas a quienes encuentran ser útiles
y agradables (Alexander et al., 1993).
Si encuentra
que no le tiene confianza al terapeuta aun después de discutir sus dudas, y
examina su propia posible resistencia a tratar con sentimientos de angustia, siéntase
libre de buscar ayuda en otra parte. Una vez que está en la terapia, no espere
milagros instantáneos; pero si usted logra poco progreso en un plazo razonable de
tiempo, siéntase libre de terminar la relación.
¿Es la
Psicoterapia Efectiva?
En 1952 Hans Eysenck publicó
un artículo que provocó un debate en la efectividad de la psicoterapia que ha
continuado hasta el día de hoy. En base en su reseña de 24 estudios de
psicoterapia con neuróticos (gente sufriendo con trastornos que incluyen
ansiedad moderada o depresión), Eysenck concluyó que casi dos tercios de
aquellos que recibieron psicoterapia mejoraron. Esto habría proporcionado una
fuerte evidencia en apoyo a la efectividad del psicoanálisis (entonces, la clase
dominante de psicoterapia), si Eysenck no hubiera encontrado que alrededor
de dos tercios de los sujetos de
control que no habían recibido terapia,
también mejoraron. Él llamó al mejoramiento sin
terapia, remisión espontanea, y lo
atribuyó a factores benéficos que ocurrieron en la vida diaria de la persona. Debido
a que aquellos que no recibieron terapia eran más propensos a mejorar que
aquellos que recibieron terapia, Eysenck concluyó que la psicoterapia es
inefectiva.
El
artículo de Eysenck
provocó críticas de sus resultados metodológicos. Un resultado fue que mucha de
la gente no tratada, estaba bajo el cuidado de médicos que prescribían medicina
a ellos y les proveían de consejo informal. Otro resultado fue que los grupos
de tratados y no tratados no eran equivalentes, difiriendo en nivel educativo,
estado socioeconómico, y motivación para mejorar. Esto significa que el grupo
de control pudo haber tenido un mejor pronóstico inicial que el grupo de
tratamiento. Aún otro resultado fue que Eysenck sobreestimó el rango de
remisión espontánea, que otros investigadores habían encontrado es más cerca
del 40% que el 65% (Bergin &Lambert, 1978). Sin embargo, Eysenck (1994) aún
insiste que la psicoterapia no produce un mejoramiento a rangos superiores a aquellos
de remisión espontánea.
Evaluación de la Psicoterapia
Durante la década, desde el
artículo de Eysenck, cientos de estudios han evaluado la efectividad de la
psicoterapia. Pero este es un difícil quehacer científico. Por un lado, la
definición de “efectividad” varía con
el objetivo de la terapia. ¿Debería la terapia tratar de restaurar la
normalidad? ¿Cambiar el comportamiento inadaptado? ¿Liberar la angustia
personal?
Los
objetivos también variarán con la orientación de la terapia. Un terapista
psicoanalítico podría buscar los conflictos subconscientes que se originaron en
la niñez y resultan en una liberación catártica de emociones reprimidas. Un
terapeuta conductual podría buscar cambios en conductas inadaptadas. Un
terapista racional-emotivo conductual podría buscar fuertes cambios de
pensamiento. Y un terapista centrado en la persona podría buscar más aceptación
de uno mismo, con todos sus defectos.
Por otra parte, ¿Quién puede juzgar si estos
cambios han ocurrido? Ciertamente, los auto informes de cambios, y los
síntomas, y el auto concepto del cliente son importantes (Connolly &
Strupp, 1996). Una encuesta sobre la satisfacción del cliente con la
psicoterapia encontró que casi tres cuartos de aquellos quienes respondieron
dijeron que estaban “satisfechos” (Lebow, 1982). Pero tanto los clientes como
los terapistas podrían estar prejuiciados a favor de reportar una mejora. Para
evitar prejuicio, tanto a amigos, como miembros de la familia, maestros, o
empleados se les debe pedir su evaluación del cliente. Esto provee validación
cruzada de los reportes de mejoramiento del cliente como del terapista.
Mary Lee Smith y sus colegas
(Smith, Glass, & Miller, 1980) publicaron un extenso meta-análisis que
combinó los resultados de 475 estudios sobre la efectividad de la psicoterapia.
Encontraron que, en promedio, el típico cliente de psicoterapia es mejor que el
80% de personas no tratadas. Y hay poca diferencia global en la efectividad de
los varios enfoques de terapia. Por lo tanto la psicoterapia funciona pero
ninguna se destaca como claramente la más efectiva que las otras (Stiles,
Shapiro, & Elliot, 1986).
Más recientemente, los
resultados de un ambicioso estudio de 10 millones de dólares patrocinado por el
Instituto Nacional de Salud Mental ha prestado más apoyo a la efectividad de la
psicoterapia. El estudio, el cual involucraba a la Universidad de Pittsburgh,
la Universidad de Oklahoma, y la Universidad George Washington, asignó a cuatro
grupos de manera aleatoria a 239 casos de adultos severamente deprimidos. Un
grupo recibió la terapia cognitiva de Beck. Un segundo grupo recibió la
psicoterapia interpersonal (una forma de terapia psicoanalítica). Un tercer
grupo recibió la droga antidepresiva
Tofranil además de una mínima cantidad de apoyo social de un terapista. Y
un cuarto grupo recibió un tratamiento placebo (una píldora inactiva) además de
una mínima cantidad de apoyo social por un terapista.
Los participantes fueron
evaluados después de 16 semanas de terapia, y de nuevo a un seguimiento de 18
meses posteriores. Como era de esperar, todos los grupos habían mejorado al
final de 16 semanas; las tres formas de terapia activa eliminó la depresión en más
de 50% en los casos, y la terapia de placebo eliminó la depresión en un 29% de
los casos. No hubo diferencias en efectividad entre las tres formas activas de
terapia. Aunque la terapia de drogas alivió los síntomas más rápidamente, las
otras dos psicoterapias eventualmente alcanzó su efectividad (Mervis, 1986).
Pero el estudio de seguimiento encontró que muchos de los casos recayeron,
indicando que 16 semanas de terapia podría ser insuficiente para producir un
mejoramiento duradero (Shea et al., 1992).
Factores en la Efectividad de la Psicoterapia
Dado el consenso de que la
psicoterapia es usualmente efectiva, y de que ningún enfoque es
significativamente más efectivo que cualquier otro enfoque, los investigadores
se han enfrentado a la pregunta, ¿Cuáles factores son la causa de la
efectividad de la psicoterapia? Tratando de contestar esta pregunta, los
investigadores estudian las terapias, los clientes y los terapistas.
Características de las Terapias
Una de las primeras reseñas
exhaustivas de los factores de las terapias, clientes y terapistas, llevadas a
cabo por Lester Luborsky y sus colegas (1971), encontró que el más pobre
vaticinador de éxito en una terapia era la naturaleza de la terapia misma.
Estudios de investigación más recientes han encontrado además, que los
principales tipos de terapia son equivalentemente efectivos (Shapin, 1995). La
única característica importante de la terapia parece ser el número de sesiones
de terapia. A mayor número de sesiones, mayor mejoramiento. Una reseña de
quince estudios de psicoterapias usando a más de 2400 clientes, encontró que el
50% de los clientes al final de 8 sesiones semanales y el 75% mejoro al final
de 26 sesiones semanales. Sesiones adicionales agregaron poco al resultado
terapéutico, indicando que la mayoría de los clientes ganaron un máximo de
beneficio de terapias relativamente breves (Howard, et al., 1986).
Breves psicoterapias, algunas
veces con tiempo limitado puesto en contratos entre el terapista y el cliente,
ha crecido en popularidad. Dependiendo del arreglo entre el terapista y el
cliente, una terapia corta durará menos de seis meses. Arnold Lazarus (1989)
cree que las psicoterapias cortas llegaran a ser más populares en la medida en
que un mayor número de gente que busca terapias carece de los fondos para pagar
terapias largas. Afortunadamente, las terapias cortas pueden ser efectivas
(Shefler, Dasberg, & Ben-Shakar, 1995).
Características de los Clientes
La reseña clásica de Luborsky
y sus colegas (1971) encontró que el éxito terapéutico está relacionado con las
características del cliente. Era más probable que los clientes mejoraran si
tenían una educación, inteligencia, y estatus económico altos. El mejoramiento
incluso mayor en aquellos con trastornos menos graves de aparición reciente. Otros
factores que promovían el éxito terapéutico eran una personalidad adecuada y
una mayor motivación para el cambio. Las características del cliente que pueden
afectar la terapia incluyen el estar poco motivado o esperar que la terapia sea
dolorosa (Mohrs, 1995). Desafortunadamente, ninguna característica de los
clientes ha sido documentada como para que pueda servir como una base para la
selección de un tratamiento particular (Dance & Neufeld, 1988).
Características del Terapista
La terapia es una relación
íntima, intensa, y vulnerable entre seres humanos. Así, la clase de terapia es
generalmente menos importante que las cualidades del terapista (Lambert, 1989).
Aunque seria lógico suponer que la terapia sería la mejor cuando el cliente y
el terapista son similares, hay poca evidencia que la similitud en sexo,
(Redfern, Dancey, & Dryeden, 1993), raza (Atkinson, 1983), o personalidad
(Rinbaldi, 1987) tienen un impacto consistente en los resultados terapéuticos.
Entonces,
¿Cuáles características terapéuticas son importantes? La percepción del cliente
de empatía con el terapeuta ha sido consistentemente identificada como un
factor importante en la efectividad de la psicoterapia (Free et al., 1985). De
hecho, uno de los factores negativos en el efecto de la terapia más importantes
es la falta de empatía en el terapeuta (Mohrs, 1995). La importancia de la
correcta empatía fue defendida por Carl Rogers. De hecho, Rogers comenzó el
estudio formal del proceso de la terapia, grabando sus sesiones de terapia y
analizando sus interacciones con sus clientes (Gebdlin, 1988). Como se señaló
anteriormente, aunque el calor personal y la autenticidad no pueden ser
enseñadas, la empatía si (Ju, 1982). Quizás los estudiantes que deseen ser
terapeutas deben de tener su grado de calor personal y autenticidad, además de
sus credenciales académicas, evaluado como parte del proceso de aplicación en
una escuela de posgrado. Se ha encontrado que el calor personal es un factor
que diferencia el éxito y el fracaso de los terapistas (Najavits & Strupp,
1994). Pero la empatía no es suficiente. Un meta-análisis encontró que los
terapistas altamente entrenados son más exitosos que los terapistas menos
entrenados, particularmente en tener menos clientes que abandonan la terapia
(Stein & Lambert, 1995).
Los
investigadores, particularmente aquellos que favorecen el enfoque ecléctico
(Beutler & Consoli, 1993), están refinando sus métodos para estudiar
preguntas más precisas: ¿Qué clase de terapia, ofrecida por qué clase de
terapeuta, es útil para qué clase de cliente, experimentando qué clase de
problema, en qué clase de circunstancia? Debemos esperar pos estudios
posteriores probando las interacciones entre estos factores para determinar las
combinaciones más efectivas. Actualmente, lo mejor que podemos hacer para
determinar la efectividad de dos factores al mismo tiempo, como la clase de
terapia y la clase de problema. Por ejemplo, la terapia cognitiva es superior a
otras terapias para el tratamiento de la depresión (Gaffan, Tsaousis, &
Kemp-Wheeler, 1995) y la terapia conductiva es superior a otras terapias en el
tratamiento de las fobias (Goisman, 1983) y para tratar a niños o adolescentes
(Weisz et al., 1995). Podemos también mirar hacia adelante, hasta el día que
podemos hacer declaraciones más precisas, tales como: “La desensibilización sistematizada, ofrecida por un psicólogo
empatetico resultará ser superior para un estudiante universitario de mediana
edad con una fobia a hablar en público al dirigirse a los extraños.”
Tomado de Psychology, by
Lester M. Sdorow, Fourth Edition, McGraw Hill, 1998. Chapter 15, Therapy,
p. 518-552. Adaptación y traducción: José Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario