Club de Pensadores Universales

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lunes, 4 de julio de 2011

Curso de Lingüística General de Ferdinand Saussure

       Ferdinand Saussure, lingüista suizo, considerado el fundador de la lingüística moderna, nació en  Suiza, el 26 de noviembre de 1857, y murió a los 55 años, el 22 de febrero del 1913.
     Estudió sánscrito en Leipzig, Alemania, donde tuvo como influencia a los neogramáticos, que buscaban renovar los métodos de la gramática comparada. Luego se dedicó al estudio de la lengua indoeuropea y publicó a los 21 años, Memoria Sobre el Sistema Primitivo de Vocales en las Lenguas Indoeuropeas con tal rigor y método (gramática comparada) que hoy sigue vigente. Al año siguiente, publíca su tesis doctoral titulada, Sobre el Empleo del Genitivo Absoluto en Sánscrito, trabajo que le da los méritos para ser nombrado profesor de Gramática Comparada de la Escuela de Altos Estudios de París.
       Después de trabajar como profesor en una escuela superior en la ciudad de París, durante diez años, es nombrado profesor de gramática comparada en la Universidad de Ginebra. Saussure estaba preocupado por los problemas del lenguaje.
       Fruto de todos estos años sería la publicación póstuma, en 1916, tres años después de su muerte, del Curso de Lingüística General, el cual se convertiría en todo un hito en la historia de la lingüística. Su publicación fue realizada por sus alumnos Charles Bally y Albert Sechehaye, quienes se basaron en la reelaboración de los apuntes tomados por varios alumnos (Ch. Bally, A. Sechehaye, H. Frei, A. Meillet, J. Vendries) a partir de las tres ocasiones en que Saussure impartió el curso en dicha universidad, entre los años 1906 y 1911.
      Aunque la repercusión de ésta obra no fué inmediata en los años siguientes, su apórte fué trascendente para el desarróllo de ésta ciencia durante el siglo antepasado. Asimísmo, ésta obra fué la inspiración del movimiento intelectual que comenzó con la obra de Levi-Strauss, Tristes trópicos, denominado Estructuralísmo.
      Saussure llamó lingüística al área de los estudios del lenguaje porque su principal preocupación era fundar una ciencia positiva. El término positivísmo nos remite al campo de problemas de Auguste Comte, uno de los creadores de este paradigma, quien propuso como principio fundante de toda ciencia moderna el abandóno de la especulación sobrenatural en favor de la búsqueda de evidencia empírica. Saussure propone estudiar el lenguaje como un conjunto de actos de la comunicación humana que pueden percibirse como fenómenos de la experiencia concreta.
    Para entender un poco mejor el surgimiento de la lingüística positivísta de Saussure bien podemos hacer un breve resumen de las formas de conocimiento y reflexión sobre el lenguaje con las cuales Saussure entabló un debate o conflicto.
       Durante milenios los estudios religiosos del lenguaje fueron conocidos como hermenéuticas de los textos sagrados. Tales estúdios suponían que el lenguaje tenía un origen divino y se remitía a la verdad revelada por Dios. Pero para llegar a lo divino había que superar lo mundano y para ello era necesario el camino pedregoso de la interpretación. La hermenéutica religiosa consiste en buscar lo que está oculto, atravesar lo que está evidente -el texto - para alcanzar los velados fundamentos metafísicos del mundo. No hay para los religiosos leyes empíricas del lenguaje porque éste es una mera apariencia que oculta lo sagrado.
       Por supuesto que Saussure rechaza éste campo de estudios; él piensa el lenguaje como una realidad en sí misma. Saussure tiene en cuenta también las gramáticas particulares. Sostiene que la lingüística se opone a aquellas porque son un conjunto de leyes específicas de cada idioma. Como se sabe, el Español, el Inglés, el Alemán o cualquier otro idioma tiene sus propias leyes y su propio diccionario. Las leyes de cada uno no valen para los demás. Cada vez que se aprende un idioma se vuelve a empezar, porque no hay leyes gramaticales universales que valgan para todos los idiomas. Notemos que Saussure no habla de idiomas sino de lenguas. Además entiende que la ciencia de la lingüística debe apuntar a algo concreto; que el conocimiento debe surgir en base a una evidencia empírica y no en base a la intuición, la inspiración o la subjetividad. Es exactamente eso lo que Sassure plantea con el concepto de Lenguaje.
        El Lenguaje es la única materia concreta y evidente con la que cuenta la lingüística, y Saussure lo define como el voluminoso conjunto de elementos que permiten a los humanos comunicarse en el más ámplio sentido de éste acto. A grandes rasgos, podemos reducir la materia del Lenguaje a tres clases de fenómenos. Primero, los de índole psíquica: que consisten básicamente en la capacidad del cerebro para asociar ideas o conceptos con sonidos que tienen lugar dentro de la mente. Segundo, los fenómenos fisiológicos: producidos cuando el aparato de fonación (boca, garganta, cuerdas vocales), o el de motricidad manual, reaccionan ante las órdenes que envía el cerebro para traducir los signos de la mente en los sonidos de la lengua oral o los trazos de la lengua escrita. Pero nada de esto se completa si no ocurre el fenómeno físico que implica la propagación de las ondas sonoras o de las imágenes visuales por un medio propicio para el acceso del mensaje a un receptor. Tenemos así conformada la materia de la lingüística, hechos y procesos que van desde las palabras que representamos internamente, (pensar en voz alta), hasta la facultad discursiva general que implica hablar, escribir o intercambiar mensajes de todo tipo.
       Sin embargo, la materia no puede ser el objeto de estudio de la lingüística porque, de acuerdo a Saussure, es heterogénea. Esto significa que el lenguaje es un conjunto de muchas partes que no reconoce un centro y, por lo tanto, no se puede reducir a leyes y principios regulares. No podemos mezclar los componentes físicos, psíquicos y fisiológicos. Saussure postula buscar el objeto científico en uno de los fenómenos: el psíquico, porque allí sí, él reconoce unidad interior, autonomía, y homogeneidad. Justamente en el seno de la mente humana él va a encontrar la lengua.

       Hablamos de autonomía porque la parte psíquica puede entenderse, según éste autor, como una manifestación en sí misma, no subordinada a otros procesos; en cambio, el aparato fonador, el motriz y la propagación física de los signos, están supeditados a la competencia mental de la lengua. Hablamos de unidad interior y homogeneidad porque la lengua se puede comprender como una totalidad en sí misma gobernada por leyes regulares y estables y como un principio de clasificación a partir de unidades coherentemente relacionadas entre sí que son los signos.
     La Lengua y el Habla. La lengua, es un sistema de signos que viven en la mente. Entendida como capacidad mental, es universal porque todos los humanos, todos los pueblos, naciones o tribus tienen la misma capacidad psíquica para producir signos (asociaciones de ideas y sonidos en el recinto cerebral) y todos entienden ésta capacidad como primer páso para realizar cualquier comunicación discursíva. Saussure descárta del ámbito psíquico de la Lengua la parte de ejecución. Es decir, todas las personas formamos cadenas de signos (ej:¡Que buena banda!) que luego expresamos en forma oral o gráfica. Hacemos elecciones acerca de qué palabras pronunciar, cómo combinarlas y en qué lugares expresarlas. A diferencia de la Lengua, ésta parte corresponde a un mecanísmo psicofísico y a un acto individual de voluntad e inteligencia que Saussure distingue llamándola: Habla.
       La Lengua, por el contrario, no es una función del sujeto hablante, las personas no podemos modificar a nuestro gusto los signos de una lengua, jamás podríamos por ninguna razón, voluntad o capricho sustituirlos por otros signos; sí podemos decir cómo los combinamos y dónde pero jamás los creamos y mucho menos los destruimos. Por todo esto, resulta imprescindible para comprender estos conceptos que plantea el autor, acotar lo psíquico, lo físico, lo social, lo sexual, y lo individual. La Lengua es un objeto psíquico en tanto competencia mental para articular ideas y sonidos (signos) y almacenarlos en un todo orgánico que llamamos sistema. Este sistema de signos no existe en ninguna mente individual, ninguna persona conoce la totalidad de los signos de su lengua, sólo podemos encontrarlo en la suma de todas las mentes individuales que pertenecen a una determinada lengua y por eso decimos que además de un fenómeno psíquico la Lengua es un fenómeno social.
       Pero no debemos confundir el aspecto social o colectivo de intervención lingüística. Ningún pueblo, nación o raza, ningún colectivo humano, según Saussure, tiene capacidad para crear o modificar los signos de la Lengua que usa. Por social muchas veces entendemos creación social. Decimos que las instituciones son sociales porque son producto de acuerdos voluntarios de hombres y mujeres. Si bien la Lengua es una institución porque los hablantes aceptamos los signos de un sistema determinado para establecer comunicaciones. Aunque la variante es que no decidimos su permanencia o cambio como sucede en el ámbito del arte, el derecho o la política. La Lengua es una institución aceptada pero también impuesta; es psíquica y a la vez social. El Habla, en cambio, es psicofísica y es individual porque es resultado de las elecciones libres que las personas hacemos sobre el sistema de la Lengua.
      
Cómo toma Ferdinand de Saussure el Signo Lingüístico
Resultaría muy operativo para nuestra reflexión tomar un término, por ejemplo: "Mesa" como signo lingüístico. No como una palabra pronunciada sino más bien como un hecho de la mente: ese gran cerebro colectivo formado por todos los hablantes de una Lengua. "Mesa" sería de este modo un hecho psíquico que resulta de la unión de sonidos e ideas, o sea, la cadena sonora "m-e-s-a", que todos somos capaces de reproducir en nuestras mentes, unidas al conjunto de ideas que los hablantes atribuimos a "mesa".
       Saussure precisa todavía mejor estos términos. En cuanto a la parte sonora, no se trata exactamente de sonidos físicos, (nadie nos escucha cuando pensamos), sino de reproducciones o impresiones estandarizadas que la mente registra de los sonidos del Habla. No todos los hablantes producimos los mismos sonidos cuando pronunciamos las mismas emisiones de Lengua, porque la fonación dependerá de características físicas propias de cada uno (cuerdas vocales, garganta, boca, etc.), en cambio todos los hablantes reproducimos psíquicamente idénticos sonidos cada vez que pensamos "mesa", "silla", "sillón" o cualquier otro signo.
       Por eso, afirma Saussure, que los signos de la Lengua son normativamente idénticos mientras que las palabras o frases pronunciadas por oralidad dependerán de varios accidentes individuales. Saussure denomina a este registro mental de los sonidos que componen a un signo: imágenes acústicas. En cuanto a la parte conceptual del signo, también se trata de ideas o conjuntos de ideas más o menos estandarizadas dentro del sistema de la lengua. Saussure realiza en su teoría un ajuste terminológico. El signo es una entidad de dos caras: el concepto y la imagen acústica, porque sus dos lados son indivisibles. No es posible encontrar en ninguna de las manifestaciones de la lengua ideas por un lado y sonidos por el otro. No hay forma sin contenido ni, contenido sin forma. Saussure compara esta bifacialidad con las dos caras de una hoja de papel: es absolutamente imposible separarlas. Es por eso que se sustituye concepto por significado e imagen acústica por significante, remitiendo el primero a las ideas y el segundo a los sonidos mentales.
       Los Principios Universales del Signo, son las características que rigen el funcionamiento de los signos en todas las lenguas de la cultura humana.
      El Principio de Arbitrearidad, Sostiene que no hay ningún vinculo natural, lógico o racional entre el significado y el significante. Si la unión de las dos caras del signo es inevitable, ahora agregamos que es convencional. Nadie podría encontrar ninguna explicación racional que relacione el significante "rojo" con el concepto que los hablantes tienen incorporado.
        Saussure explica este principio marcando la diferencia entre un signo y un símbolo. En éste sí es posible hallar una explicación que una la forma con el contenido. Por ejemplo, si el símbolo de la cruz cristiana transmite el concepto de una redención o paso de la muerte a la vida es porque la crucifixión era el método usual de los romanos para torturar y matar a sus enemigos y porque Cristo, según cuenta la Biblia, burló a la muerte en una de esas cruces romanas. La cruz es la forma y su explicación histórica o religiosa nos permite acceder al contenido. No pasa lo mismo con el signo "rojo", nada nos permite unir la seguidilla de sonidos con las ideas que transmiten.
       La mayoría de los hablantes no tienen en cuenta la arbitrariedad del signo lingüístico. En la medida en que toman con absoluta naturalidad los significados de las palabras, los hablantes se vuelven reacios para cuestionarlas. Los habitantes de una lengua nunca se pelean con ella porque consideran a los signos lentes transparentes para percibir la realidad.
       El Principio de Linealidad, nos dice que los signos de una lengua forman líneas tanto en la mente como cuando se proyectan en la oralidad o en la escritura. Sea cual sea la lengua y su manifestación siempre veremos que los signos se extienden en una sola dimensión: la línea. De arriba hacia abajo como escriben los japoneses, de derecha a izquierda como se escribe en muchas culturas árabes o de izquierda a derecha como escriben los occidentales, el principio es universalmente irrebatible.
       El Principio de Inmutabilidad, afirma que los signos de un sistema lingüístico se mantienen estables en un momento dado de la historia de esa lengua. Saussure utiliza el término sincrónico para facilitar la comprensión. Que todos los signos de un sistema estén sincronizados significa que cada uno de ellos mantiene el vínculo entre el significado y el significante al mismo tiempo. Dado un significante todos debemos registrar el mismo significado para que el principio básico de comunicación sea satisfecho.
     Cuatro razones sostienen, según Saussure, el principio de inmutabilidad. Primero la arbitrariedad del signo. Al no haber explicación racional nadie puede cuestionar tal unión, por lo tanto los signos permaneces invariables. Segundo, la inmensa cantidad de signos que componen el sistema de la lengua hace imposible que las personas puedan intervenir en el mismo y transformarlos según su gusto. Tercero, el sistema es tan complejo que ni los mayores especialistas en la materia lograron sintetizar la lengua universal ni modificarlo de acuerdo a sus fines. En cuarto lugar, retomamos el carácter involuntario de la Lengua.
     Las personas asimilan, desde niños, los signos de la Lengua como herencia recibida. Suponen que así hablaron sus padres y abuelos y por lo tanto así deberán comunicarse ellas. Ni tienen razones para cuestionar los signos ni están en capacidad intelectual de transformarlos.
       El Principio de Mutabilidad, sostiene que el sistema de la lengua no permanece a lo largo del tiempo. Esto es: las relaciones significado-significante sufren alteraciones con el transcurrir de la historia social. Contraria a la perspectiva sincrónica, hay aquí una diacrónica(a través del tiempo) que se ocupa de la evolución de los signos de la lengua y por lo tanto de su imposibilidad histórica para formar un sistema.
      Saussure argumenta que la sociedad usa como vimos más arriba, la lengua de manera irreflexiva: habla pero no se pregunta por qué habla con esas palabras y no con otras, lo que permite que con el paso del tiempo las masas sociales provoquen involuntariamente la mutación de los signos. La lingüística al estudiar el sistema de la lengua deja de lado el factor tiempo porque sólo se puede ver la estabilidad de los signos en un momento dado. (Wikipedia)
      
       La lingüística trabaja en la frontera en donde los elementos del pensamiento y el sonido se combinan; su combinación produce una forma, no una sustancia. La liga entre los elementos de ambos dominios, los cuales moran en un universo caótico, es arbitraria. Si esto no fuera así, la noción de valor estaría comprometida, pues esto incluiría un elemento externo impuesto. De manera que hoy los valores permanecen enteramente relativos, es por ello que la liga entre los signos y las ideas es enteramente arbitraria. Esta naturaleza arbitraria del signo explica el porqué únicamente el factor social es el que puede crear el sistema lingüístico. En todo esto es necesario la interacción de una comunidad, pues un solo individuo aislado es incapaz de fijar un valor semántico.  Además, la idea de valor, como ha sido definida, nos enseña que considerar un término como la simple unión de cierto sonido con un cierto concepto, es algo extremadamente engañoso. Un término aislado no tiene sentido. Uno no puede aislar un término de un sistema. Significaría que uno puede comenzar con los términos y construir el sistema simplemente reuniéndolos, cuando por el contrario, uno debe de partir de un todo independiente y a través del análisis, obtener sus elementos.  
1)      El Lenguaje como pensamiento organizado acoplado con Sonido.
       El Pensamiento, caótico por naturaleza, ha llegado a ser ordenado en el proceso de su descomposición. Cada término lingüístico es un miembro, es un artículo en el cual una idea es fijada en un sonido, y un sonido llega a ser una idea. El lenguaje puede ser comparado a una hoja de papel blanco, en donde la parte de enfrente representa los pensamientos y la parte de abajo los sonidos. Uno no puede cortar lo de enfrente sin cortar lo de atrás. Uno no puede dividir el sonido de los pensamientos. Tal división es posible únicamente de manera abstracta.

2)    El Valor Lingüístico desde un punto de vista conceptual. El lenguaje es un sistema de términos interdependientes en los cuales el valor de cada término depende de la simultánea presencia de otros. (El Contexto) Los valores del lenguaje son gobernados por un principio paradójico. Primeramente tales valores se componen de una cosa desigual que puede ser intercambiada por la cosa sobre la cual el valor se va a determinar, y segundo, tales valores tambien se componen de cosas similares que pueden ser comparadas por la cosa sobre la cual el valor se va a determinar.
              Ambos factores son necesarios para la existencia de un valor. Para determinar que una objeto de cinco francos es valioso, uno debe saber: 1) Que puede ser intercambiado por una cantidad fija de una cosa diferente, por ejemplo, un pan, 2) Que puede ser comparado con un valor similar del mismo sistema, por ejemplo, una objeto de un franco, o con monedas de otro sistema (un dólar, etc.) En la misma forma una palabra puede ser intercambiada por algo distinto, una idea; ademas, puede ser comparada con algo de la misma naturaleza, una palabra. Siendo parte de un sistema, una palabra está dotada no solo de significación, sino tambien de manera especial, de un valor, y esto es algo completamente diferente.
               La palabra francesa moderna mouton puede tener la misma significación que el Ingles sheep pero no el mismo valor, y todo ello por varias razones, precisamente porque en su acepción francesa se habla de piezas de carne listas para servirse en la mesa, algo que en Ingles correspondería a la palabra mutton y no sheep. La diferencia en valor entre sheep y mouton es debido al hecho de que sheep tiene al lado un segundo término mientras que la palabra francesa no.
             Dentro de un mismo lenguaje todas las palabras usadas para expresar ideas relacionadas (sinónimos) se limitan recíprocamente unas a otras, y tienen valor a través de sus conceptos opuestos. Si una palabra no tiene equivalente en otro idioma, todo su contenido ira a sus sinónimos competidores. El valor de cualquier término es determinado deacuerdo con su entorno. Es imposible fijar el valor de la palabra sol sin considerar su entorno. En algunos idiomas es imposible decir “sentado en el sol.” Cualquier cosa dicha acerca de las palabras, se aplica a cualquier término del lenguaje, por ejemplo las entidades gramaticales. El valor del plural francés no coincide con el plural del Sánscrito aun cuando su significación es usualmente idéntica. El Sánscrito tiene tres números en vez de dos. (mis ojos, mis piernas, son duales, no plurales).
             Si las palabras se sostuvieran por conceptos pre-existentes todas tendrían equivalentes exactos en su significado, de un lenguaje a otro. Sin embargo, ésto no sucede. El Francés usa loue (une maison), rentar (una mansión), indistintamente para significar “pagar por” o “recibir pago por” mientras que el alemán usa dos palabras, mieten y vermieten. Las conjugaciones de verbos en el tiempo son desconocidas en ciertos idiomas, como en el Hebreo. El Proto-Alemán no tiene forma especial de futuro; decir que el futuro es expresado por el presente es equivocado, porque el valor del presente en Alemán no es el mismo que en lenguajes que usan tanto el presente como el futuro. Las lenguas eslavas generalmente señalan dos aspectos del verbo. El perfectivo representa la acción como un punto, completo en su totalidad; el imperfectívo lo representa como llevándose a cabo en la linea del tiempo. Las categorías son difíciles de entender para un francés porque son desconocidas en Francés. En base a estos ejemplos, en vez de ideas preexistentes, encontramos valores que emanan de los sistemas. Cuando se dice que tales ideas corresponden a conceptos, se entiende que tales conceptos son puramente diferenciatívos y no definidos por su contenido positívo sino negatívo, por su relación con los otros términos del sistema. Su más precisa característica es ser lo que los otros no son.  
3)      El Valor Lingüístico desde un punto de vista material. El lado conceptual del valor es hecho solamente de relaciones y diferencias con respecto a los otros términos del lenguaje y lo mismo puede ser dicho de su lado material. El aspecto importante en la palabra no es su sonido fónico aislado, sino su diferencia fónica que hace posible distinguir la palabra de otras, debido a que la diferencia conlleva significación. Arbitrariedad y diferencia son dos cualidades correlativas. Las diferencias fónicas juegan un rol de significación, y los signos funcionan no a través de su valor intrínseco, sino a través de su posición relativa. Ademas es imposible para un sonido aislado, un elemento material, pertenecer al lenguaje. Ello es solo un aspecto secundario, sustancia para poner en uso. Todos nuestros valores convencionales tienen la característica de no confundirse con el elemento tangible que los sostiene. Por ejemplo, no es el metal lo que fija el valor de una moneda. Una moneda de valor nominal de cinco francos puede contener menos de la mitad de su valor en plata. Su valor variará deacuerdo con la cantidad emitida y de acuerdo con su uso dentro y fuera de las fronteras políticas. Esto es aun mas cierto para el significante (el término), el cual no es fónico sino incorpóreo (constituido no por su sustancia material sino por las diferencias que separan su sonido-imagen de todos los demás).

            El principio anterior es tan básico que se aplica a todos los elementos materiales del lenguaje, incluyendo fonemas. Cada lenguaje forma sus palabras sobre la base de un sistema de elementos sonoros, siendo cada elemento una unidad claramente delimitada y una de un número fijo de unidades. Los fonemas no son caracterizados, como uno podría pensar, por su propia cualidad positiva, sino simplemente por el hecho de que son distintos. Los fonemas son, después de todo, opuestos, relativos y entidades negativas. Yo puedo pronunciar la r francesa cono la ch alemana en Bach, doch, etc. , pero en alemán no puedo usar la r en vez de la ch porque los alemanes dan reconocimiento a ambos elementos y deben mantenerlos aparte.
              4)      El signo considerado en su totalidad. Todo lo que se ha dicho hasta éste momento se resume a esto: en lenguaje solo hay diferencias. Aún mas importante, una diferencia generalmente implica términos positivos entre ellos en donde la diferencia se establece; pero en lenguaje hay solo diferencias sin términos positivos. Ya sea que tomemos el significante o el significado, el lenguaje no tiene ni ideas ni sonidos que existen antes del sistema lingüístico, sino solo diferencias fónicas y conceptuales que han existido después del sistema lingüístico. La idea o sustancia fónica que un signo contiene es de menor importancia que los otros signos que lo rodean. Prueba de ello es que el valor de un término puede ser modificado sin que ni siquiera su significado ni su sonido sea afectado, solamente porque los términos vecinos han sido modificados.
            Pero la afirmación de que todo en el lenguaje es negativo es verdad solo si el significado y el significante son considerados de manera separada. Cuando consideramos el signo en su totalidad, tenemos algo que es positivo en su propia clase. Un sistema lingüístico es una serie de diferencias de sonido combinadas con una serie de diferencias de ideas; pero el emparejamiento de un cierto número de signos acústicos según los tantos cortes hechos de la masa del pensamiento, engendra un sistema de valores; y este sistema sirve como una liga de los elementos fónicos y sicológicos dentro de cada signo. Aunque ambos, el significado y el significante son puramente diferenciales y negativos cuando se consideran separadamente, su combinación es un hecho positivo; es aún la única clase de hechos que el lenguaje tiene para mantener, el paralelismo entre las dos clases o diferencias es la función distintiva de la institución lingüística. 
Adaptación: José Escobar.