Club de Pensadores Universales

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martes, 18 de octubre de 2022

La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson

    La Isla del Tesoro, originalmente titulada, El Cocinero Marino: Una Historia para Niños, es una novela de aventuras del autor escocés, Robert Louis Stevenson, que cuenta una historia de, "bucaneros y oro enterrado". Se considera una historia o novela de adolescentes, y se destaca por su atmósfera, personajes, y acción.

     La novela se publicó originalmente entre 1881 y 1882, en la revista infantil, Young Folks, bajo el título, La Isla del Tesoro o El Motin de La Española, acreditada con el seudónimo de, "Captain George North". Fue publicada por primera vez como libro, el 14 de noviembre, de 1883, por Cassell & Co. Desde entonces, se ha convertido en una de las novelas más dramatizadas, y adaptadas, en numerosos medios.

     Desde su publicación, La Isla del Tesoro, ha tenido una influencia significativa en las representaciones de piratas, en la cultura popular, incluidos elementos como islas tropicales desiertas, mapas de tesoros, marcados con una "X", y marineros con una sola pierna, con loros posados ​​en sus hombros.

Trama

     La trama se desarrolla a mediados del siglo XVIII, cuando un viejo marinero que se identifica como "El Capitán," comienza a alojarse en la posada rural, El Almirante Belbow, en el Canal de Bristol, en Inglaterra. El Capitan le dice al hijo del posadero, Jim Hawkins, que esté atento a, "un marinero cojo".

     Un ex compañero de barco llamado, Perro Negro, confronta al Capitán sobre un mapa. Se involucran en una pelea violenta, lo que hace que Perro Negro huya. El Capitán, cuyo nombre es Billy Bones, sufre un derrame cerebral. Esa noche, el padre de Jim muere repentinamente. Unos días después, un mendigo ciego llamado Pew, visita la posada y le entrega una citación a Bones llamada, "la mancha negra". Poco después, Bones sufre otro derrame cerebral y muere.
     Pew y sus cómplices, atacan la posada, pero los oficiales de impuestos especiales los derrotan, y Pew muere pisoteado. Jim y su madre escapan con un misterioso paquete del cofre marino de Bones, que contiene un mapa de la isla en la que el infame pirata Capitán Flint, escondió su tesoro. Jim le muestra el mapa al médico local Dr. Livesey, y al escudero John Trelawney, y deciden hacer una expedición a la isla, con Jim sirviendo como grumete.

     Zarpan en la goleta de Trelawney, La Hispaniola, bajo el mando del Capitán Smollett, y Jim forma un fuerte vínculo con el cocinero cojo del barco, Long John Silver. La tripulación sufre una tragedia cuando el primer oficial, el Sr. Arrow, un borracho, cae por la borda durante una tormenta. Mientras está escondido en un barril de manzanas, Jim escucha una conversación entre la tripulación del Hispaniola, que revela que muchos de ellos son piratas que habían servido en el barco del Capitán Flint, el Walrus, con Silver a la cabeza. Planean amotinarse después del rescate del tesoro, y asesinar al capitán, y a los pocos tripulantes leales que quedan.

     Al llegar a la isla, Jim se une a la fiesta en tierra, y comienzan a explorar. Conoce a un pirata abandonado llamado Ben Gunn, quien también es un ex miembro de la tripulación de Flint. Los amotinados se arman y toman el barco, mientras los hombres leales de Smollett, se refugian en una empalizada abandonada en la isla. Después de una breve tregua, los amotinados los atacan, con bajas en ambos lados de la batalla. Jim se dirige a la Hispaniola, y corta el barco de su ancla, dejándolo a la deriva a lo largo de la marea baja. Aborda el barco, y se encuentra con el pirata, Israel Hands, que había resultado herido en una disputa de borrachos con uno de sus compañeros. Hands ayuda a Jim a varar la goleta en la bahía norte, luego intenta matar a Jim con un cuchillo, pero Jim lo mata a tiros con dos pistolas.

     Jim baja a tierra, y regresa a la empalizada, donde se horroriza al encontrar solo a Silver y los piratas. Silver le dice a Jim que cuando todos encontraron que el barco se había ido, el grupo del Capitán Flint acordó una tregua en la que tomaron el mapa, y permitieron que el grupo sitiado se fuera. Por la mañana, Livesey llega para tratar a los piratas heridos y enfermos, y le dice a Silver que busque problemas una vez que haya encontrado el sitio del tesoro. Después de una disputa por el liderazgo, Silver y los demás partieron con el mapa, y se llevaron a Jim como rehén. Encuentran un esqueleto con los brazos orientados hacia el tesoro, desconcertando al grupo.
     Asustando a la tripulación, Ben Gunn grita las últimas palabras del Capitán Flint desde el bosque, lo que hace creer a los piratas que el fantasma de Flint acecha en la isla. Eventualmente encuentran el alijo del tesoro, pero está vacío. Los piratas se preparan para matar a Silver y Jim, pero son emboscados por los oficiales junto con Gunn. Livesey explica que Gunn ya había encontrado el tesoro y lo había llevado a su cueva hace mucho tiempo. Los miembros de la expedición, cargan una parte del tesoro en la Hispaniola y parten de la isla, con Silver como prisionero. En su primer puerto, en Hispanoamérica, Silver roba una bolsa de dinero del tesoro, y escapa en un bote. El resto navega de regreso a Bristol, y divide el tesoro. Aún así, Jim dice que queda más en la isla, pero que no emprenderá otro viaje para reclamarlo.

Antecedentes

     Stevenson concibió la idea de la novela, basándose en un mapa de una isla romántica e imaginaria, que dibujó con su hijastro Lloyd Osbourne, durante unas vacaciones en Braemar, Escocia, en el verano de 1881. Claramente había comenzado a trabajar el 25 de agosto, escribiendo a un amigo, "Si esto no atrae a los niños, bueno, se han podrido desde mis días. ¿Te sorprenderá saber que se trata de Bucaneros, que comienza en la taberna, El Almirante Benbow, en la costa de Devon, que se trata de un mapa, un tesoro, un motín y un barco abandonado... Es una diversión bastante tonta y horrible, y lo que quiero es el mejor libro sobre Bucaneros que se pueda tener".

     Stevenson originalmente le dio al libro el título, El Cocinero Marino. Un mes después de concebir el libro, comenzaron a aparecer capítulos en las páginas de la revista, Young Folks. Después de completar rápidamente quince o diecinueve capítulos, Stevenson fue interrumpido por una enfermedad; dejó Escocia, y continuó trabajando en el primer borrador cerca de Londres, donde él y su padre discutieron puntos de la historia, y su padre sugirió elementos que incluyó en la novela.
     La novela finalmente se publicó en diecisiete entregas semanales, desde el 1 de octubre de 1881, hasta el 28 de enero de 1882. El libro se volvió a publicar más tarde como la novela, La Isla del Tesoro, y resultó ser el primer éxito financiero y crítico de Stevenson. El político liberal, William Ewart Gladstone, que fue primer ministro británico durante cuatro mandatos entre 1868 y 1894, era uno de los mayores admiradores del libro.

     Dos tipos generales de novelas marineras fueron populares durante el siglo XIX: el cuento marino, que coloca a un oficial capaz, en situaciones aventureras, en medio de escenarios realistas y eventos históricos, y el romance de una isla desierta, que presenta personajes náufragos o abandonados que se enfrentan a piratas que buscan tesoros o nativos enojados.
    Alrededor de 1815, este último género se convirtió en uno de los estilos de ficción más populares en Gran Bretaña, quizás debido al interés filosófico en el, "buen salvaje" de Rousseau y Chateaubriand. La Isla del Tesoro, fue el clímax de éste desarrollo.
El crecimiento del género de la isla desierta, se remonta a 1719, cuando se publicó, Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Un siglo después, novelas como,
El Naufragio (1816) de S. H. Burney,
y El Pirata (1822) de Sir Walter Scott, continuaron ampliando el clásico de Defoe. Otros autores, a mediados del siglo XIX, continuaron esta tendencia, con obras como,
El Piloto (1823) de James Fenimore Cooper. Durante el mismo período, Edgar Allan Poe escribió, “Manuscrito Encontrado en Una Botella,” (1833) y “El Escarabajo de Oro” (1843). Todos estos trabajos influyeron en el producto final de Stevenson.

     Stevenson también tomó prestado conscientemente material de autores anteriores. En una carta de julio de 1884, a Sidney Colvin, escribió que, "La Isla del Tesoro salió de, Al Final de Kingsley, donde obtuve el Cofre del Hombre Muerto, y esa fue la semilla, y también de la, Historia de los Piratas Notorios, del gran Capitán Johnson". Stevenson también admite que tomó la idea del esqueleto señalador del Capitán Flint de, “El Escarabajo de Oro” de Poe y construyó la historia de Billy Bones de la sección "Buscadores de Dinero" o "Soñadores de Oro" en particular de, Cuentos de un Viajero, de Washington Irving, uno de sus escritores favoritos.

     La mitad de los manuscritos de Stevenson se han perdido, incluidos los de La Isla del Tesoro, La Flecha Negra, y El Señor de Ballantrae. Los herederos de Stevenson vendieron sus papeles durante la Primera Guerra Mundial; muchos de sus documentos fueron subastados en 1918.

Personajes

Principales

Jim Hawkins: El narrador de la mayor parte de la novela. Jim es hijo de un posadero, cerca de Bristol, Inglaterra, y parece estar en la mitad de su adolescencia. Está ansioso por ir al mar, y buscar tesoros. Jim siempre muestra coraje y heroísmo, pero a veces también es impulsivo e impetuoso. Exhibe una sensibilidad y sabiduría cada vez mayores, a medida que avanza el viaje.

Long John Silver: El cocinero con una sola pierna a bordo del Hispaniola. Silver es el líder secreto de los piratas. Es engañoso y codicioso, pero también carismático, y su fuerza física y mental son impresionantes. Es amable con Jim, y parece realmente quererlo. Silver se basó en parte en el amigo y mentor de Stevenson, William Ernest Henley.

Dr. David Livesey: Médico y magistrado; narra algunos capítulos de la novela. Exhibe sentido común y racionalidad, y es imparcial, tratando a los piratas heridos como lo hace con sus propios camaradas. Algunos años antes de los acontecimientos de la novela, había participado en la, Batalla de Fontenoy, durante la cual resultó herido en acción.

Capitán Alexander Smollett: El capitán de la Hispaniola. Es inteligente y, con razón, sospecha de la tripulación que contrata Trelawney. Smollett es un verdadero profesional, se toma su trabajo con seriedad, y demuestra habilidad como negociador. Smollett cree en las reglas, y no le gusta la desobediencia de Jim, pero más adelante en la novela, afirma que él y Jim, no deberían volver a navegar juntos, porque Jim era demasiado favorito para él.

Squire John Trelawney: Un rico terrateniente que organiza el viaje a la isla. Es demasiado confiado, y Silver lo engaña para que contrate piratas como tripulación del barco.

Billy Bones: Un viejo marinero que reside en La Posada del Almirante Benbow. Solía ​​ser el primer oficial de Flint, y es hosco y grosero. Exhorta a Jim a estar atento a un hombre con una sola pierna. Un mapa del tesoro en su poder, puso en marcha los acontecimientos de la novela.

Ben Gunn: Un ex miembro de la tripulación del Capitán Flint, que fue encontrado en la Isla del Tesoro, habiendo sido abandonado allí, por la tripulación de Flint varios años antes. Se le describe como "loco", al menos parcialmente, y tiene antojo de queso.

      En la historia precuela semioficial, Porto Bello Gold de Arthur D. Howden Smith, Ben Gunn era el sirviente del capitán Andrew "Rip-Rap" Murray, socio de Flint, y autor intelectual detrás de la captura del barco del tesoro, Santísima Trinidad, de donde el tesoro enterrado fue tomado. Murray describió a Ben Gunn como un "tonto" a quien mantuvo como sirviente específicamente porque lo consideraba intelectualmente incapaz de traicionar. Después de que la tripulación de Flint matara a Murray, y dominara a su tripulación, Ben Gunn fue a servir a Flint, y huyó de Walrus en Savannah después de la muerte de Flint.

Según, Las Aventuras de Ben Gunn, era el sirviente y amigo de Nic Allardyce en su hogar.

Personajes

Menores

Alan: Un marinero honesto, que es asesinado por los amotinados, durante el desembarco en la isla, y cuyo grito de muerte se escucha en toda la isla. El incidente ocurre justo antes de que Long John, asesine a Tom.

Allardyce: Uno de los seis miembros de la tripulación de Flint que, después de enterrar el tesoro y la plata, y construir el fortín en la Isla del Tesoro, son asesinados por Flint, quien regresa solo a su barco. Flint alinea el cuerpo de Allardyce como un marcador de brújula para el caché.

En El Oro de Porto Bello, un marinero del barco de Flint, se llama "Tom Allardyce". Un tipo larguirucho con cabello rubio bastante largo, es un cabecilla antagónico de marineros que se oponen a Flint en al menos dos "consejos de castillo de proa". Flint cree que pueden presentarle la Mancha Negra; eventualmente desafía a Allardyce a traer a seis amigos, y a enterrar el tesoro juntos.

De acuerdo con, Las Aventuras de Ben Gunn, su primer nombre era "Nic", era cirujano en el equipo de Flint, y Ben Gunn era su sirviente y amigo de casa.

Job Anderson: El contramaestre del barco, y uno de los líderes del motín. Participa en el asalto a la empalizada y Gray lo mata mientras ataca a Jim. Probablemente sea uno de los antiguos piratas de Flint, aunque esto nunca se dice. Junto con Hands y Merry, inclinó una mancha negra sobre Silver, y obligó a Silver a iniciar el motín antes de que se encontrara el tesoro.

Mr. Arrow: El primer oficial de la Hispaniola. Es alcohólico y no sirve como primer oficial. Desaparece antes de que lleguen a la isla, y su puesto lo ocupa Job Anderson. Silver le había dado alcohol en secreto al Sr. Arrow, y cayó borracho por la borda en una noche tormentosa. En su adaptación de la BBC de 1977, John Lucarotti le da el nombre de pila "Joshua". Su primer nombre no se menciona en la novela.

Black Dog: Anteriormente miembro de la tripulación pirata de Flint, más tarde uno de los compañeros de Pew, que visita la Posada del Alimrante Benbow para enfrentarse a Billy Bones. Jim lo ve en la taberna Catalejo, y se escapa para ser perseguido por dos de los hombres de Silver, para mantener la artimaña de que Silver y sus hombres no están asociados con él. Le faltan dos dedos de la mano izquierda.

Pew: Un mendigo ciego vicioso, mortal y siniestro que sirvió como miembro de la tripulación de Flint. A pesar de su ceguera, demuestra ser un adversario peligroso e incluso puede ser considerado un cabecilla entre sus compañeros de tripulación. Es el segundo mensajero que se acerca a Billy Bones, y el que entrega el Punto Negro. Es pisoteado hasta la muerte por los caballos de los oficiales de ingresos, que iban a ayudar a Jim y su madre, después del asalto a su posada. Silver afirma que Pew gastó su parte del tesoro de Flint, a razón de £ 1200 por año, y que durante dos años hasta su accidente en la, Posada del Almirante Benbow, mendigó, robó y asesinó. Stevenson evitó la previsibilidad, al convertir a los dos personajes más temibles en un ciego y un amputado. En la obra Almirante Guinea (1892), Stevenson le da el nombre completo de "David Pew". La novela de Stevenson, Secuestrado (1886) también presenta a un ciego peligroso.

En, El Oro de Porto Bello, es Pew quien apuñala fatalmente al capitán Murray, trabajando en concierto con Long John Silver. Por el contexto, parece que Silver se refiere a Pew, cuando se dirige a un hombre como "Ezra" justo antes.

Mr. Dance: Director de Hacienda (titulado Supervisor) que sube con sus hombres a la, Posada del Almirante Benbow, expulsando a los piratas, y salvando a Jim Hawkins ya su madre. Luego lleva a Hawkins a ver al escudero y al médico.

Dogger: Uno de los socios del Sr. Dance, que lleva a Hawkins en su caballo a la casa del hacendado.

Capitán J. Flint: Un pirata que fue capitán de un barco llamado Walrus, y que está muerto antes de que comiencen los eventos de la novela. En vida fue el líder de los piratas, y se refieren a él a menudo. Él era el poseedor original del tesoro, y lo enterró en la isla. El loro de Long John Silver, lleva su nombre.

Abraham Gray: Ayudante de carpintero de un barco en la Hispaniola. Es casi incitado al motín, pero permanece leal al lado de Squire Trelawney, cuando el Capitán Smollett se lo pide. Él salva la vida de Jim Hawkins, al matar a Job Anderson, durante un ataque a la empalizada, y ayuda a disparar a los amotinados en el escondite del tesoro saqueado. Más tarde, escapa de la isla junto con Jim Hawkins, el Dr. Livesey, Squire Trelawney, el Capitán Smollett, Long John Silver, y Ben Gunn. Gasta su parte del tesoro en su educación, se casa y se convierte en copropietario de un barco con aparejo completo.

Israel Hands: El timonel del barco, y el antiguo artillero de Flint. Intenta asesinar a Jim Hawkins, quien le dispara en defensa propia.

Sr. y Sra. Hawkins: Los padres de Jim Hawkins. El Sr. Hawkins muere al principio de la historia.

John Hunter: Un sirviente de Squire Trelawney. El Dr. Livesey lo considera el más estable y capaz de los sirvientes de Livesey, para tener en una pelea. Acompaña a Trelawney a la isla, pero luego queda inconsciente en un ataque a la empalizada. Muere a causa de sus heridas mientras está inconsciente.

John: Un amotinado que resulta herido al intentar asaltar el fortín. A lo largo de la última narrativa, Hawkins se refiere principalmente a él como, "el hombre con la cabeza vendada" y termina siendo asesinado en el escondite del tesoro saqueado.

Dick Johnson: El más joven de los amotinados, que tiene una Biblia. Los piratas usan una de sus páginas para hacer un Black Spot para Silver, solo para que él prediga mala suerte a Dick por sacrilegio. Al poco tiempo, Dick se enferma mortalmente de malaria, y termina abandonado en la isla después de la muerte de George Merry y John.

Richard Joyce: Uno de los sirvientes de Squire Trelawney que acompaña al Squire a la isla, una ayuda de cámara de buenos modales sin experiencia en armas de fuego. Un amotinado le dispara en la cabeza, y lo mata durante un ataque a la empalizada.

George Merry: Miembro amotinado y hostil de la tripulación de Silver, que desobedece las órdenes, y en ocasiones desafía la autoridad de Silver. Lanza el motín prematuramente, lo que obliga a Long John a huir a la isla con Jim como rehén improvisado. Con Anderson y Hands, obliga a Silver a atacar el fortín en lugar de esperar a que se encuentre el tesoro. Más tarde, es asesinado en el escondite vacío, justo cuando está a punto de matar tanto a Silver, como a Hawkins.

Tom Morgan: Un ex-pirata de la antigua tripulación de Flint. Termina abandonado en la isla, con Dick y otro amotinado.

O'Brien: Un amotinado que sobrevive al ataque al fortín, y escapa. Más tarde, es asesinado por Israel Hands, en una pelea de borrachos en la Hispaniola. Hawkins se refiere a él como el pirata, 'con el gorro de dormir rojo,' durante la mayor parte de la narración, hasta que Hands, le revela a Hawkins que el tipo era un irlandés llamado O'Brien.

Tom Redruth: El guardabosques de Squire Trelawney. Acompaña al Squire a la isla, pero los amotinados le disparan y lo hieren de muerte, cuando el grupo del capitán se traslada del barco a la empalizada.

Tom: Un marinero honesto que es asesinado por Silver por negarse a unirse al motín.

Entre otros personajes secundarios cuyos nombres no se revelan, están los cuatro piratas que murieron en un ataque a la empalizada, junto con Job Anderson; el pirata asesinado por los hombres honestos menos Jim Hawkins, antes del ataque a la empalizada; el pirata asesinado por Ben, la noche anterior al ataque a la empalizada; el pirata disparado por Squire Trelawney cuando apuntaba a Israel Hands, quien luego murió a causa de sus heridas; y el pirata abandonado en la isla, junto con Tom Morgan y Dick.

Alusiones Históricas

Piratas reales y piratería

El historiador Luis Junco sugiere que La isla del Tesoro, es una combinación de la historia del asesinato del capitán George Glas a bordo del, Conde de Sandwich, en 1765, y la toma del barco, Walrus frente a la isla de, La Graciosa, cerca de Tenerife. Los piratas de, La Graciosa, enterraron allí su tesoro, y posteriormente murieron todos en una sangrienta batalla con la armada británica; el tesoro nunca fue recuperado.

     En su libro, Los Piratas de Carraigin, David Kelly, trata sobre la piratería y el asesinato del Capitán Glas, y otros a bordo de un barco que viajaba de Tenerife a Londres por el Cocinero del Barco, y su banda. Los perpetradores de este crimen, también enterraron el considerable tesoro que habían robado, pero la mayor parte fue recuperada más tarde. Todos fueron ejecutados en Dublín, en 1766.
     En su investigación, Kelly demostró que Stevenson era vecino de la víctima mencionada en Edimburgo, por lo que estaba al tanto desde una edad temprana, de estos hechos, que habían sido un escándalo en ese momento. Stevenson y su familia eran miembros de una congregación de la iglesia creada por el padre de la víctima. Aunque nunca visitó Irlanda, Stevenson basó al menos otros dos libros, Secuestrado y Catriona, en crímenes reales perpetrados en Dublín; todos estos crímenes, fueron informados en detalle en, The Gentleman's Magazine, publicado en Dublín y Edimburgo.

Otras alusiones a la piratería real incluyen:

• Los cinco piratas reales mencionados son: William Kidd, activo entre 1696 y 1699, Barbanegra, 1716 y 1718, Edward England, 1717 y 1720, Howell Davis, 1718 y 1719, y Bartholomew Roberts, 1718 y 1722. Kidd enterró un tesoro en la isla Gardiners, aunque las autoridades recuperaron el botín poco después.

• El nombre, "Israel Hands," se tomó del de un pirata real, en la tripulación de, Blackbeard, a quien Blackbeard mutiló disparándole en la rodilla, simplemente para asegurarse de que su tripulación permaneciera aterrorizada por él. Supuestamente, Hands fue llevado a tierra, para recibir tratamiento por su lesión, y no estuvo en la última pelea de Blackbeard (el incidente se describe en la novela, En Mareas Extrañas, de Tim Powers ), y solo esto lo salvó de la horca. Supuestamente, más tarde se convirtió en mendigo en Inglaterra.

• Silver se refiere a, "trescientos cincuenta mil," reales de a ocho, en la, "pesca de los barcos de placas hundidos". Este comentario combina dos eventos relacionados: primero, el rescate del tesoro de la Flota del Tesoro de 1715, que naufragó frente a la costa de Florida en un huracán; segundo, la incautación de 350.000 piezas rescatadas de reales de a ocho, al año siguiente, (de varios millones), por el corsario Henry Jennings. Este evento se menciona en la introducción a la, Historia General de los Piratas, de Johnson.

• Silver se refiere al cirujano de un barco de la tripulación de Roberts que le amputó la pierna, y luego fue ahorcado en el, Castillo de la Costa del Cabo, una fortificación británica en la Costa de Oro de África. Los registros del juicio de los hombres de Roberts, enumeran a, Peter Scudamore, como el cirujano jefe del barco, Royal Fortune, de Roberts. Scudamore fue declarado culpable de servir voluntariamente con los piratas de Roberts y varios actos delictivos relacionados, así como de intentar liderar una rebelión para escapar una vez que fue detenido. Fue, como relata Silver, ahorcado en 1722.

Stevenson se refiere al, Virrey de las Indias, un barco que navegaba desde Goa, India (entonces una colonia portuguesa), que fue capturado por Edward England, frente a Malabar, mientras John Silver estaba sirviendo a bordo del barco inglés, Cassandra. No se conoce tal hazaña de Inglaterra, ni nave alguna con el nombre de, Virrey de las Indias. Sin embargo, en abril de 1721, el capitán del, Cassandra, John Taylor (originalmente el segundo al mando de Inglaterra que lo había abandonado por no ser lo suficientemente despiadado), junto con su compañero pirata, Olivier Levasseur, capturaron el barco, Nostra Senhora do Cabo, cerca de la isla Reunión, en el Océano Índico.
El galeón portugués regresaba de Goa a Lisboa, con el Conde da Ericeira, el recientemente retirado virrey de la India portuguesa, a bordo. El virrey tenía gran parte de su tesoro con él, lo que hizo de ésta captura, uno de los robos piratas más ricos de la historia. Éste es posiblemente, el evento al que se refirió Stevenson, aunque su recuerdo (o el de Silver) del evento parece estar un poco confuso. La última vez que se supo del, Cassandra, fue en 1723, en Portobelo, Panamá, un lugar que también figura brevemente en, La Isla del Tesoro, como "Portobello".

• Las dos referencias anteriores son inconsistentes, ya que el Cassandra, y presumiblemente Silver, estuvo en el Océano Índico durante el tiempo que Scudamore fue cirujano a bordo del, Royal Fortune, en el Golfo de Guinea.

• Una banda de contrabandistas de la vida real, del siglo XIX, los "Benbow Brandy Men", operaban desde el pub Benbow, en Penzance, contrabandeando ginebra, brandy y tabaco para evitar pagar los enormes impuestos de importación, impuestos por la Corona para financiar sus guerras en el extranjero.

Otras alusiones

• 1689: Un pirata silba la marcha militar, "Lillibullero".

• 1702: La Posada del Almirante Benbow, en la costa de Devon, donde viven Jim y su madre, lleva el nombre del almirante John Benbow de la vida real (1653–1702).

• 1733: Fundación de la ciudad de Savannah, Georgia, donde murió el Capitán Flint en 1754.

• 1745: El Doctor Livesey estuvo en la Batalla de Fontenoy (1745).

• 1747: Squire Trelawney y Long John Silver mencionan al "Almirante Hawke", es decir, Edward Hawke, primer barón Hawke (1705-1781), ascendido a contraalmirante en 1747.

• 1749: La novela hace referencia a los, Bow Street Runners, el cuerpo de Policía de Londres (1749).

La Isla del Tesoro, se inspiró en parte en, La Isla de Coral, de R. M. Ballantyne, que Stevenson admiraba por sus, "mejores cualidades". Stevenson alude a Ballantyne en el epígrafe al comienzo de, La Isla del Tesoro, "Al comprador vacilante", "... Si la juventud estudiosa ya no anhela, Sus antiguos apetitos olvidaron, Kingston, o Ballantyne el valiente, O Cooper del bosque y ola..."

Posibles Alusiones

Personajes

• Es posible que Squire Trelawney haya sido nombrado en la novela, en honor a Edward Trelawney, gobernador de Jamaica entre 1738 y 1752.

• Es posible que el nombre del Dr. Livesey, se deba a Joseph Livesey (1794–1884), un famoso defensor de la templanza del siglo XIX, fundador del abstemio, "Preston Pledge". En la novela, el Dr. Livesey advierte al borracho Billy Bones que, "el nombre del ron para ti es muerte".

Isla del Tesoro

Se han hecho varias afirmaciones de que una isla u otra inspiró, La Isla del Tesoro:

• Se cree que la, Isla de Pinos, cerca de Cuba, que sirvió como base de suministro para los piratas durante unos 300 años, inspiró, La Isla del Tesoro.

• La Isla Norman, en las Islas Vírgenes Británicas, supuestamente le fue mencionada a Stevenson por un tío marinero, y también posee una, "Colina del Catalejo," como la ficticia Isla del Tesoro.

• La Isla del Coco, frente a Costa Rica, tiene muchas similitudes con la isla del tesoro ficticia. El comerciante británico, Capitán William Thompson, enterró allí el tesoro robado de Perú, en 1820; un inventario original mostró 113 estatuas religiosas de oro, (una de ellas una Virgen María de tamaño natural), 200 cofres de joyas, 273 espadas con empuñaduras enjoyadas, 1000 diamantes, coronas de oro macizo, 150 cálices y cientos de lingotes de oro y plata.
El verdadero tesoro nunca se ha encontrado, a pesar de más de 300 expediciones a la isla. Stevenson menciona el tesoro enterrado, y al Capitán Thompson, en una carta de 1881, a W.E. Henley, donde también proporciona el título más antiguo conocido para el libro: "El Cocinero del Mar, o La Isla del Tesoro: Una Historia Para Niños".

• La Isla del Cofre Muerto, una roca estéril en las Islas Vírgenes Británicas, que Stevenson encontró mencionada en, Por Fin: Una Navidad en las Indias Occidentales, de Charles Kingsley, y que dijo que, "fue la semilla," de la frase, “La Isla del Cofre Muerto.”

• El pequeño estanque en, Queen Street Gardens en Edimburgo, que se dice que era visible desde la ventana del dormitorio de Stevenson, en Heriot Row.

• El Valle de Napa, California, donde Stevenson pasó su luna de miel en 1880, como narra en su obra, The Silverado Squatters (1883).

• Isla Osborn, ahora Isla Nienstedt, en el río Manasquan, en Brielle, Nueva Jersey. Stevenson supuestamente visitó allí en mayo de 1888 (cinco años después de escribir, La Isla del Tesoro, y la bautizó como “La Isla del Tesoro.”

• La isla inhabitada de Fidra, en el Fiordo de Forth, visible desde North Berwick, donde Stevenson había pasado muchas vacaciones de su infancia.

• La Isla de Unst, una de las Islas Shetland, a la que el mapa de La Isla del Tesoro tiene un parecido muy vago.

• El novelista británico, R. F. Delderfield, en, Las Aventuras de Ben Gunn, sugiere que su verdadero nombre es Kidd's Island y la identifica como una isla periférica de las Islas de Sotavento y las Islas de Barlovento, al suroeste de Tobago.

Enlaces climatizados a la ciudad de Birkenhead y Wallasey, cerca de Liverpool

    En agosto de 2022, el miembro del parlamento británico por Birkenhead, Mick Whitley, apoyó los hallazgos del historiador local John Lamb, de que, Robert Louis Stevenson había ambientado su novela clásica, La Isla del Tesoro, en las ciudades de Birkenhead y Wallasey en la península de Wirral, frente a Liverpool. Esto siguió a un anuncio anterior de Alan Evans del Wirral Borough Council, de que el escritor francés de ciencia ficción, Julio Verne, también había ambientado su novela de 1874, La Isla Misteriosa, en Birkenhead. Sus cartas de apoyo a las afirmaciones de Lamb, se publicaron en el sitio web, Jules Verne and the Heroes of Birkenhead, en agosto de 2022.

Otros lugares

• Tanto el, Llandoger Trow, en Bristol, como el, Almirante Benbow en Penzance, han afirmado ser una inspiración para la, Posada del Almirante Benbow. Stevenson visitó Cornualles y Penzance, en agosto de 1877, y como la posada se describe en el libro como una zona rural y era necesario viajar a Bristol, los "Benbow Brandy Men," de Penzance pueden haberlo inspirado para presentar el Penzance Benbow en, La Isla del Tesoro.

• El Restaurante y Bar, The Hole in The Wall, en Bristol, se dice que es la taberna Spyglass.

La Casa del Pirata, en Savannah, Georgia, es donde se dice que el Capitán Flint pasó sus últimos días, y se afirma que su fantasma acecha la propiedad. (Wikipedia en Ingles)

La Isla del Tesoro

de Robert Louis Stevenson

    Aquella hermosa mañana del año de 17…, el joven Jim Hawkins jamás sospechó que su vida estaba por cambiar radicalmente. De pronto iba a comenzar la más fabulosa de las aventuras. Jim saltaba corriendo en el campo, con un ramo de flores en la mano, que llevaba a su madre. Su padre habia fallecido poco antes, pero ya él y su madre, se acostumbraban a cuidar solos la pequeña posada, “El Almirante Benbow,” al borde de un solitario camino, no lejos del gran puerto de Bristol, al sureste de Inglaterra.

     Al verlo llegar, su madre le gritó, “¡Jim!” Al llegar, Jim le dió el ramo de flores y ella le dió un beso, diciendo, “¡Eres un ángel!” Enseguida, Jim volteó y dijo, señalando, “Mira, ¡Viene un hombre extraño!” Era un hombre vestido de pirata marinero, quien cantaba una canción, “♪ Quince hombres ♫ sobre el cofre del muerto ♪ ¡Yo-ho-ho! ♫ Viva el ron ♪” Detrás de él, un hombre llevaba cargando un cofre en una carretilla.
  Momentos después, el hombre estaba ya dentro de la posada, diciendo, “¡Ron! Necesito tocino, huevos, y ron…” Jim comenzó a ayudarle a su mamá, pensando, “¡Éste tipo me asusta! Preferiría que se fuera…” Mientras el hombre bebía, la madre de Jim le dijo, “¿Algo más, viajero?” El hombre golpeó el tarro en la mesa, diciendo, “¿Viajero? Soy capitán, y también voy a querer un cuarto…¡AQUÍ ECHARÉ ANCLA!” Jim pensó, “Es hombre de mar y violénto…”

    Y asi, aquel viajero solitario y misterioso que buscaba un albergue alejado del puerto, se quedó en, “El Almirante Benbow.” Al caer la noche, la madre de Jim se dispuso a cerrar las ventanas de la posada, pensando, “Ese borracho espantará a la clientela…Dios, y ahora que estoy sola con Jim, es tan difícil ganar unas monedas…” En la mañana, Jim espiaba al inquilino, quien salía a mirar al mar en el horizonte con un catalejo.
     Jim pensaba, “Se la vive escrutando el horizonte. Juraría que le tiene miedo a alguien…vino aquí a esconderse…” Jim estaba detrás de un árbol cuando el hombre lo sorprendió diciéndole, “¡Hey, grumete!¿Quieres ganarte cuatro peniques?” Jim tosió y dijo, “¡Cof! Eh…¿Cuatro peniques?” Con ronca voz preñada de ron, el hombre dijo, “¡Sí! Pero tienes que avisarme si ves a un marino con una sola pierna…” Jim accedió, diciendo, “¡Bien! Con una sola pierna…”

     Al cabo de varias noches, el capitán atrajo clientela, en vez de espantarla. Ante un grupo de hombres, el capitán narraba sus aventuras, “¡Tomamos el galeón español, nos cubrimos de oro y sangre!” Jim, quien escuchaba mientras servía las cervezas, pensó, “¿Será cierto todo lo que cuenta?” En eso, se escucharon unas pisadas de caballo, y el capitán se llenó de miedo y dijo, “¡Unos caballos!¿Quiénes vienen…?” Jim se sorprendió. Entonces, el capitán tomó a Jim del cuello de la camisa, y le dijo, amenazándolo con una navaja, “¡Si es el marino de una pierna, me las pagarás!” Jim exclamó, “Yo…yo…” La puerta se abrió de golpe, y retumbó una voz fuerte y autoritaria. "¡SUELTALO O ACABARÁS EN LA HORCA ESTE MISMO DOMIMGO!” Era el buen doctor Livesey, amigo de la familia quien los visitaba con frecuencia, desde la muerte del padre de Jim. Con aplomo Livesey se impuso y dijo al capitán, “Es la última…Jamás quiero volver a ver esa navaja. Pórtese decentemente o lo arrestarán.”

     Con los días, el capitán pareció tranquilizarse, pero no pagaba su estancia en la posada. Cada vez se recluía más, y vigilaba su baúl día y noche. Asi pasaron varios meses, mientras el capitán miraba con su catalejo hacia el horizonte del mar, a través de la ventana de la posada, cantando, “♪ éramos ♫♪ quince…¡Viva el Ron!♫” Pero una mañana, Jim hacia sus quehaceres en la posada, cuando un hombre llegó por atrás, y le tapó la boca con su mano, diciendo, “¡Calla!” Enseguida volteó a Jim, y el hombre le dijo, en tono amenazante y tomándolo del cuello de la camisa, “¡Ya sé que aquí se hospeda Billy Bones, lo esperaremos…” Jim le dijo, “No conozco a …¡Ay!” Poco después llegó el capitán diciendo, “¡Perro Negro!”
     El hombre soltó a Jim diciendo, “¡Lo sabía, ¡Billy Bones!” Jim miro al capitán y pensó, “El capitán parece…asustado.” Jim se escabulló, pero los vigiló desde la puerta. “¡Billy!¿No me invitas un trago?” “Por fin me alcanzaste, ¡perro negro! Pero…” El capitán Billy sacó su espada, y dijo, “¡No vivirás para contarlo!” El intruso perro negro le dijo, “¡Je! Está bien…” Enseguida se escuchó un ruido. ¡CHUAC! Perro Negro rió, “¡Ja, Ja, Ja!” Entonces el capitán Billy se llevó la mano al cuello diciendo, “¡Quiero ron, quiero…¡Aghhh!” Jim exclamó, “Qué le pasa?” Poco después, el doctor despertaba a Billy, quien explicaba, “Un serio ataque. Si bebes o te mueves, ¡Te morirás!” Billy dijo, “Pero, ¡Tengo que huir!¡Irme lejos!” Billy agregó, “Aquí…me van a mandar la mancha negra…¡N-No…!” Jim se asustó y pensó, “¿La mancha negra?¿Que será eso…? De verdad tiene aterrado al capitán…”

     Pasó el tiempo, y el capitán pareció reponerse hasta que una noche, llegó Pew, un hombre con un parche en el ojo, con una muleta, y en forma de mendigo, llegó a la posada, diciendo, “¡Piedad para un ciego!” Jim lo recibió, diciendo, “Pase, le daré vino…” Pero el extraño personaje llamado Pew, no quería vino, sino que al entrar a la posada, se acercó al capitán, quien bebía en una mesa, y le dijo, entregándole un mensaje de papel, “Toma Billy, te lo mandan tus amigos…”
     El capitán volteó, y exclamó, “¿Uh…?¡N-No…!” Al volver Jim, el ciego habia huido, y el capitán estaba asustado leyendo el mensaje, y exclamando, “¡La-La mancha negra!” El recado decía, “Para Bones. A las 10” y venia una mancha negra de tinta. El capitán exclamó, “¡Argh! O-Otro ataque…” Momentos después, el corazón del capitán no resistía más. El capitán Billy se desvaneció, y Jim se acercó a ayudarlo. El capitán Billy le dijo, “¡M-Mi baúl…allí guardo…dile al doctor…!” Jim exclamó, “¿Qué?¿Qué le digo?”

    Jim fue asustado a buscar a su mamá. Ella le dijo, “¿Qué pasa hijo?” Jim le dijo, “El capitán…¡Muerto! Tenemos que huir, vendrán a las diez por el baúl…” Su madre mandó a Jim a pedir ayuda a la aldea. Mientras Jim corría, pensaba, “¡Esa mancha negra es una aviso de muerte!” Jim entró a una taberna donde habia varios aldeanos, pero cuando Jim pidió ayuda, encontró resistencia, pues uno de los aldeanos le dijo, “¿Enfrentar Piratas?” Otro de los aldeanos contestó, “Sí, cuidado, son los que anclaron hacia el sur…” Otro de los aldeanos dijo, “Nosotros no iremos, pero le avisaremos al doctor.” Otro dijo, “Ustedes pueden huir antes de las diez…” Jim se fue, pensando, “Cobardes…¡Tengo que sacar a mi madre de la posada!” Jim regresó a la posada, y casi sin aliento, le dijo a su madre, “¡Huyamos!”
     Ella estaba sacando unas monedas de oro del baúl, y dijo, “Tengo que cobrarme lo que me debe el capitán…¡Me llévo esto!” Enseguida Jim miró unos pergaminos en el baúl, y pensó, “¿Y esto que será? Pues yo me lo llévo para redondear la cuenta…” En eso, alguien tocó la puerta. ¡TOC!¡TOC! Pero Jim y su madre escapaban por una puerta trasera de la posada, en la oscuridad. Apenas tuvieron tiempo de huir ambos. Mientras huían, Jim dijo, “¡Lo más seguro es que volvió el ciego a matar a Billy Bones!” Su madre dijo, “Dios mío, Dios mío…” En eso, alguien  tumbó la puerta principal con un tronco. ¡TRAAAS! Un grupo de hombres dirigidos por Pew, entraron, uno de los cuales dijo, tras mirar en el suelo, “¡Billy Bones muerto!” Pew dijo, “¡El pergamino, busquen el manuscrito del capitán Flint!” Su rabia era diabólica. “¡Ya no está!” Otro de los hombres dijo, “¡La posadera y su hijo huyeron con él!”

     Mientras tanto, Jim y su madre habían llegado a un puente de piedra, que cruzaba un rio. La madre de Jim dijo, “Ya…no puedo correr…” Jim dijo, “Quizá estamos a salvo…” Pero al poco tiempo escucharon unas voces. “¡No pueden estar lejos!” Jim pensó, “¡Estamos perdidos!” De pronto el camino retumbó con el galope de muchos caballos. Eran los hombres de Livesey, quien dijo, “¡Allá están!¡Contra ellos!” Los piratas parecieron esfumarse entre las sombras. Solo quedó Pew, quien gritó, “¡No me dejen!¡Ayuden al ciego!” “¡Ayuden a Pew…¡¡Aaayyy!” Aquel sería su último grito. Los caballos de los piratas en huida lo arrollaron. Enseguida, la mamá de Jim salió, diciendo, “Gracias, doctor…” El doctor Livesey dijo, “¡Llegué justo a tiempo!” Jim pensó, “¡Uf! Dos muertos en un solo día…”

     Poco después, regresaron a la posada, acompañados del hacendado Trelawney, hombre importante de la región. La madre de Jim estornudaba frente a la chimenea, envuelta en una cobija, con sus pies en un cazo de agua caliente. El doctor Livesey acomodaba los muebles, diciendo, “¡Qué destrozos!” El hacendado Squire Trelawney dijo, “Sin duda buscaban el dinero del viejo pillo…” Jim dijo, “¡Buscaban otra cosa!” Jim sacó el pergamino que llevaba bajo su camisa y dijo, “Pensándolo bien, ¡Creo que buscaban esto!” Momentos después, el doctor Livesey lo revisaba, diciendo lleno de asombro, “¡No puedo creerlo!” Jim dijo, “¿Qué es…?” El doctor dijo al hacendado Trelawney, “Se algo de historia y…¡Y éste mapa es del mismo capitán Flint!” Trelawney dijo, “¿El capitán Flint?”
     El doctor Livesey le dijo, “¡Un filibustero como ninguno! Dicen que el mismo diablo le tenía miedo…y además…” Trelawney dijo, “¡Además se sabe que dejó en alguna parte, un tesoro fabuloso, un rescate de Reyes!” El doctor Livesey mostró el pergamino y dijo, “¡Pues éste es el mapa que lleva al tesoro! Tiene todas las indicaciones…” Trelawney dijo, “No lo creo…!” El doctor le dijo a Jim, tomándolo de los hombros, “¡No solo eres inteligente y valiente, Jim! Ahora serás muy, pero muy rico. Viajaras con nosotros.” Jim le dijo, “Pero…”
    Pero nada pudo hacer la señora Hawkins. El doctor Livesey le juró responder por Jim y al día siguiente el joven y los dos hombres partían hacia Bristol, en sus caballos. La señora Hawkins les dijo, “¡Vayan con Dios!” Jim, arriba del caballo del doctor dijo, “No temas mamá, ¡adiós!” Jim pensó, “¿Quién iba a pensarlo? ¡Piratas, mapas, tesoros enterrados en islas lejanas, un viaje de barco!¡Apenas lo puedo creer!”

     Esa noche, dormían en el puerto de Bristol. Trelawney dijo, “Mañana compraré una goleta y aseguraré a la tripulación…” Livesey le dijo, “Cuídese de ser indiscreto, eso podría costarnos caro…” El doctor agregó, “Y ahora, hagamos algo importante…” Livesey abrió el mapa en una mesa y dijo, “Memoricemos este mapa, por si llegára a perderse…” Trelawney dijo, “¡O no lo robáran!” En una taberna de los muelles, el hacendado Trelawney encontraría a un hombre que parecería resolver todos sus problemas, y con bastante prontitud. Su nombre era Long John Silver, quien dijo, “Caballero, ¡Le seré fiel hasta la muerte! El honor de poder servirle me hace inmensamente feliz. Todo…¡Esta listo!” Trelawney dijo, “¡MMM!”
    Silver señaló hacia el galeón en el puerto y dijo, “¡Mírela! La Hispaniola…sólida, esbelta. ¡Una princesa de los mares!” Trelawney dijo, “¡Excelente!¿Y…?” Silver le dijo, “Y aparte de la pequeña tripulación original, ¡Ya contraté a estos incomparables marineros! Ya se mueren por hacerse a la mar…Ahora compraré víveres para un viaje largo, como si fuéramos a América, ¿Sí?” Trelawney dijo, “¡Eso! Precisamente iremos al Caribe, Silver…” Al tiempo, tres de los marineros dialogaban. “¿Oyeron? Será un largo viaje…” Otro dijo, “Remojemos el gañote…” Otro dijo, “¡Y viva el ron!” Trelawney regresó a la posada y dijo a Jim y Livesey, “Lo tenemos todo: Goleta, con capitán y tripulación experimentada, provisiones…todo lo consiguió el cocinero, Long John Silver…” Jim dijo, “Podríamos partir hoy mismo.” Livesey dijo, “¿No habló de mas, Señor Trelawney?” Trelawney dijo, “¿Yo?¿Hablar de más? Nadie sabe nada de momento, ni siquiera a donde vamos…”

    Jim fue enviado a la recepción de la posada, que saldrían de Bristol de inmediato. Jim entro a la posada “Catalejo” pensando, “¡Aquí es…!” Pero al entrar, lo esperaba una sorpresa tras otra. Y al mirar a un hombre en la posada pensó, “Ese debe ser Long John Silver…pero…” Jim recordaba algo sorprendente. “¡Solo tiene una pierna!¿Acaso será el hombre al que temía tanto el capitán?” El hombre llevaba un perico en el hombro, y tenía una pata de palo, y le dijo a Jim, “¿Quieres leche, o ron amigo? ¡Jo, Jo, Jo!” Jim le dijo, “Eh…La Hispaniola debe zarpar hoy mismo…dice el caballero que…”
   Mas no acababa Jim la frase cuando, Silver dijo, señalando a otro que se retiraba, “¡Alto!¡Se va sin pagar tres copas!” Jim también lo señaló y le dijo, “¡Hey!¡Ese es…Perro Negro!¡Deténgalo!¡Quiera matar al capitán!” Pero misteriosamente Perro Negro desapareció. Jim dijo a Silver, “Avisaré que zarpamos ésta noche…” Silver tocó la cabeza de Jim y le dijo, “¡Olvídalo! Te divertirás de grumete a bordo…”

     Jim Hawkins trató de olvidar las inquietudes despertadas por la presencia de, Perro Negro, y horas después, La Hispaniola, surcaba las aguas majestuosamente rumbo a los mares del sur. Mas al día siguiente en cubierta, el cocinero Silver, cantaba, “♪ Quince Hombres ♫ Buscan el cofre ♪ del muerto ♫” Al escuchar la canción, Jim pensó, “¡La canción del ron que cantaba el capitán! ¿Por qué la canta Long John Silver?” Momentos después, el capitán Smollet se quejaba diciendo a Trelawney, “Viendo bien a la tripulación, parecen una tropa de malandrines filibusteros…” Trelawney dijo, “¿Duda de mi capacidad?¿Se atreve?” El capitán Smollet exclamó, “¡Hum!” Livesey dijo, “Por favor, no discutan…” El capitán Smollet dijo, “Soy el capitán, ¡Yo me encargaré de esto!”
     Enseguida el capitán Smollet subió a la otra parte de la cubierta más elevada y se dirigió a todos, diciendo, “¡Con solo verlos, y olerlos, me doy cuenta que son unos haraganes capaces de vender a sus abuelitas por una garrafa de ron!” Hubo un silencio. Silver pensó, “Un tipo duro…¡Mmm!” Smollet continuó, “¡Pero conmigo, todos, del grumete al piloto van a trabajar!¡Y a obedecer!” Enseguida, Smollet se dirigió al piloto de la nave y le dijo, “¡Y tú Arrow, el piloto, deja de beber o te ataré al palo mayor!” Silver estaba aún lado y le dijo, “¿Oíste borracho?” Arrow dijo, “¡Claro…capitán!” Enseguida Silver tomó la palabra y dijo, “Gracias capitán Smollet…aunque he navegado por los siete mares, jamás he visto un capitán más bravo que usted…puedo jurar por mi única pierna que nuestro viaje será…venturoso…” Momentos después Trelawney decía a Smollet, “¿No le parece que Silver es un hombre decente?” Smollet le dijo, “Sé lo que hago. ¡Estaremos listos para cualquier eventualidad!” Livesey exclamó confundido, “¿Cómo?”

     Esa noche pusieron a resguardo en la cabina del capitán, todas las armas y la pólvora. Iban ya a medio camino a la Isla del Tesoro. Mientras tanto Jim pensaba en cubierta, “Es un misterio…” Jim observaba a Arrow desde un escondite, pensando, “Arrow está borracho otra vez, y nadie sabe de dónde saca el licor…” Jim sentía que el aire estaba cargado de presagios y peligros. El mar embravecía. ¡BROOOM!
     Y esa noche reclamó la primera víctima de aquella expedición. Arrow fue lanzado de la cubierta por una fuerte ola, al mar. El capitán Smollet nombraría piloto a otro marinero y seguiría hacia el sur, a través del corazón de la tormenta. Mientras Jim cocinaba, Silver le dijo, “No estés triste, chico…en altamar cada hombre es responsable de sí mismo…todo puede pasar…” El perico de Silver dijo, “¿Doblones de a ocho!” Silver acarició la frente de Jim, y le dijo, “Pero no temas, Long John Silver cuidará de ti…eres el chico más vivo que he conocido…” El perico dijo, “¡Y viva el ron!”

     Carcajeándose, Long John le subió la cena al capitán. El doctor Livesey, y el caballero Trelawney ya se habían retirado, y Jim Hawkins subió sigilosamente a cubierta, pensando, “Bien…no hay nadie…” Enseguida, se metió a un barril de manzanas, pensando, “¡Qué hambre tengo!¡Y quedan muy pocas manzanas!” Pero a medio festín noctámbulo, el sueño lo venció…hasta que la voz de un hombre lo despertó. Era Silver, dirigiéndose a un grupo de marineros. “¡Sí, perros de mar, he estado en feroces abordajes con el sanguinario England, y con el capitán Flint, el mas temible!” Jim pensó, “¡Cielos!”
   Silver continuaba, “Pero hasta Flint me tenía miedo…hoy todos han muerto, por la espada, ahogados en ron…¡Yo no acabaré asi!¡Me obedecerán y se llenarán las manos de oro! Después colgarán del palo mayor a todos los demás…Je…eso si le aprendí a Flint…¡No hay que dejar testigos!” Jim, quien continuaba oculto en el barril pensó, “Ahora entiendo todo…Long John es el pirata de una sola pierna al que temía el capitán…¡Y saben que vamos tras un tesoro!”
     Entonces, Silver dijo, “¡Esto merece un trago de ron! Hands, saca del barril de manzanas la llave del escondite secreto.” Hands dijo, “¡Bien!” Jim lleno de temor pensó, “¡Dios mío! Me van a encontrar…me matarán…mis amigos no sabrán que están en peligro…” El sol brotaba por el horizonte, cuando Jim vio la mano arriba del barril, pensando, “¡Estoy perdido!” Pero el vigía comenzó a gritar, “¡TIERRA A LA VISTA!” Otro de los marineros de cubierta gritó, “¡LA ISLA DEL TESORO!” El capitán Smollet dijo, “Fondearemos donde indica el mapa, entre la isla y el islote del esqueleto…” Otro marinero dijo, “¡Por fin!”

     Rápidamente Jim contó lo que escuchára en el barril de manzanas. Livesey dijo, “¡Nos querrán matar a todos!” Jim dijo, “¡A todos!” Pero ya al echar el ancla, el capitán Smollet tenía un plan de acción, y dijo a todos los marinero en cubierta, “¡Bien muchachos!¡Descansen el dia de hoy, y llévense una barrica de ron a la playa!” Todos gritaron “¡BRAVO!” Ya poco, cuando el grupo iba en la lancha o bote, Silver dijo al capitán en cubierta, “Brindaremos a su salud! Gracias capitán…” Smollet le dijo desde cubierta, “Bien, Silver…” Entonces, Trelawney dijo a Jim, “Te felicito, Jim, ¡Jamás olvidaremos tu ayuda!” Entonces Jim bajo desde la cubierta al bote, con ayuda de una cuerda, diciendo, “¡Esperen, quiero ir a la fiesta!” Silver rió, “¡Jo, Jo, Jo!”

    Cuando el bote se fue rumbo a la playa, Trelawney dijo, “¿Por qué los dejó partir? Van a tramar algo…” Smollet le dijo, “¡Bah! Yo también estoy tramado algo, escúchen…” Mientras tanto, al tocar tierra el bote, Jim se dio cuenta de que iba rodeado únicamente de gente de Long John, entonces saltó hacia la playa, pensando, “Mejor paseo solo…” Pero cuando Silver lo vio, le gritó, “¡Espera!” Pero Jim ya corría hacia la selva, mientras Silver le gritaba, “¡Jim!¡Jim! Ven acá o te rompo el brazo…” Jim volteó y dijo, “¡Ni loco!”
     Adentrándose en la espesura, Jim perdió noción del tiempo, pensando, “La isla parece deshabitada…” Pero poco después, Jim escuchó un sonido de ramas, y volteando exclamó, “¿Eh…?” Jim pensó, “¡Oh! Es una broma…¡O lo estoy imaginando?” Jim se llenó de miedo y pensó, “¿Me encontraron los piratas?” Cuando vio aparecer a un hombre Jim exclamó, “¡A-AH!”
     Era un hombre con largo pelo y barba, vestido con ropas de pieles, y ya anciano. El hombre le dijo, “No temas, chico. Solo soy yo. ¡El Pobre Ben Gunn! Sí, ¡Hace tanto que no veía a alguien! ¡Tres años…sin queso! Sí, yo navegaba con el capitán Flint, y acabe aquí…¡Solo!” El hombre se arrodilló, y uniendo sus manos le dijo, “¡Queso!¡Sueño con un queso fundido! Oye amigo, ¿No tienes un pedacito de queso para Ben Gunn…?” Jim se rascó la cabeza, y pensó, “¡Se me hace que está chiflado!”

     Mientras tanto, Smollet se enfrentó en cubierta a los marineros que se quedaron en el barco, y subiendo a la popa, les apuntó con su arcabuz, diciendo, “¡Ríndanse, su rebelión terminó aquí!” Los marineros levantaron las manos extrañados. Uno de ellos dijo, enfadado, “¡Bah!” Otro exclamó, “Yo estoy con usted, capitán…” Otros gritaron, “¡Nosotros también!”
     Smollet bajó su arma y dijo, “¡Bien! Ya somos más de media docena para esa tropa de bucaneros…” Trelawney exclamó, “¡Ja!” Poco después, dos rebeldes regresaron, y tras ser capturados, fueron a dar a la sentina del barco, encerrados en la oscuridad. Uno de ellos, Hands, golpeaba la escotilla que comunicaba a la cubierta, diciendo, “¡Por todos los tiburones del mar!” Por su parte, en cubierta Livesey, Trelawney y Smollet dialogaban. Livesey dijo, “¿Y ahora?” Smollet dijo, “¡Refugiémonos en tierra, en la empalizada señalada en el mapa de Flint!” Trelawney dijo, “¿Será prudente?” Smollet dijo, “Por ahora parece el mejor paso a dar. Nos llevaremos las armas y la pólvora, y la comida…” Asi, mientras los marineros cargaban los botes salvavidas de provisiones armas pólvora y comida, Livesey gritaba, “¡A tierra, pues!¡A prisa!”

     Entretanto, en tierra Silver hablaba a los rebeldes, quienes bebían ron, y Silver dijo con su perico al hombro, “¡Tranquilos amigos!” George Merry, uno de los rebeldes se levantó y mostrado su espada dijo, “¡Acabemos con todos de una vez!” Silver le dijo, “El tesoro de Flint será nuestro, pero las cosas se harán a mi manera…” Merry le dijo, “¡Pero no esperaremos mucho más!” Silver dijo, “Esta misma noche tendré el mapa, ¡Ya verán!” Enseguida, Silver pensó dentro de sí, “Sí…me tengo que apurar o estos perros se me echarán en contra…” Cuando de repente se escuchó un cañonazo. ¡BOOOOM!
    Silver dijo, “¡Por la cola del diablo!¿Que fue eso?” El perico dijo en voz gutural, “¡Doblones de a ocho!” Los rebeldes se acercaron a la playa y uno de ellos dijo, “¡Es el cañón de la goleta!” Un rebelde se acercó a Silver y le dijo, “Quiere decir que nuestros camaradas se han apoderado de la Hispaniola…” Silver dijo meditando, “Y si disparan…” Silver hizo una pausa, mientras otro cañonazo sonó. ¡BOOOM! Silver dijo, “¡Quiere decir que ese deprimente capitán Smollet y los demás abandonaron el barco!” Silver pensó, “¡Cambia la situación! Tengo que actuar con rapidez…” Poco antes, selva adentro, Jim dialogaba con el náufrago llamado Ben Gunn, “Creo que el capitán Flint ya murió…” Gunn le dijo, “He estado tan solo…al verte, pensé que eras enviado de Flint…pero eres casi un niño…”
     Entrando en confianza con el viejito, Jim le habia contado todo. “¡Sí! Pero ese Long John Silver es peor…¡Y ha vuelto!” Gunn dijo, “¡Han vuelto, Je, Je, Je, a la Isla del tesoro!” El anciano agregó, “Yo hice una canoa redonda …para huir…pero mejor, ahora me iré con ustedes.” Asi platicaron un buen rato, hasta que Jim le dijo, “Tengo que volver. Necesito estar con el doctor Livesey…” Gunn dijo, “¡Bien, bien, bien!” Gunn agregó, “Pero nos veremos, chico, ¡Y me traerás queso! Sí, queso…¡Por fin!” En eso, se escuchó un cañonazo. ¡BOOOM! Gunn rió, diciendo, “¡Ja, Ja, Ja! Comienza la lucha por el tesoro…” Jim corrió alejándose y diciendo, “¡Adiós, tengo que estar en la pelea!” Gunn le gritó, “¡Mi queso, no olvides mi queso!”

    Mientras tanto, en el barco se escuchaba una voz que decía, “¡Afinan la puntería!” ¡BOOOM! Cuando el grupo del capitán Smollet ya se acercaban a la playa en el bote…¡SUOSHS! Una bala de cañón golpeo el agua aun lado del bote. Livesey levantó su arcabuz y disparó al barco, diciendo, “¡Condenados.” ¡BANG! Trelawney dijo asustado, “¡Los dos rebeldes piratas se escaparon de la sentina!” Livesey dijo, “¡Y se nos olvidó desarmar el cañón!” La bala de Livesey le pasó rozando a Hands. ¡ZINC! Hands dijo, “¡Me las pagaras, Livesey!” Y teniendo una tea encendida, activó el cañón, un vez más, diciendo, “¡Allá va!”¡BOOOM!
     El cañonazo pego aun lado del bote, rompiendo un poco de madera. Livesey dio la orden de urgencia, “¡A tierra, el próximo será fatal!” Al lanzarse al mar cargaban lo que podían acercándose a la playa. Smollet ya en tierra seguía disparando al galeón. ¡BANG! El siguiente cañonazo destruyó completamente el bote. ¡BOOOM! Trelawney dijo, “¡Ufff, a penas a tiempo…!” Smollet empezó a guiar al grupo, diciendo, “Según el mapa, la empalizada está cercas…” Livesey dijo, mientras avanzaban, “Se acabaron los juegos, ¡Estamos en guerra!”

    A la distancia en la misma playa, Silver veía como el galeón seguía disparando cañonazos, y dijo, “¡Los cañonazos no sirvieron de nada!” Otro de los rebeldes dijo, “¡Disparan como mujeres!” Entonces Silver dijo, “¡Vamos lobos de mar, saquen las espadas!” Por su parte, Livesey llegó a una empalizada, o un fuerte cercado de troncos, y dijo, “¡Llegamos! No nos pescarán al descubierto…ármense todos, y que el señor esté con nosotros…” Smollet dijo, “El señor…¡Y la ley, Livesey!” Livesey dijo, “Vaya…” Enseguida, Smollet improvisó un poste e izó una bandera inglesa, diciendo, “¡Pelearemos bajo los colores patrios!” Un hombre gritó, “¡Ya vienen, capitán, doctor!”
      Los rebeldes piratas venían disparando con sus armas y empuñando sus espadas, gritando, “¡Que no quede uno vivo!” “¡Al abordaje perros!” Jim corría y se acercaba, pensando, “¡Llegué tarde!¡No podre unirme a ellos!” Las balas zumbaban, en la empalizada. Trelawney gritó, “¡Que no lleguen hasta aquí!” Escondido entre los arbustos, Jim escuchó un zumbido de bala cercano, y pensó, “¡Fiuuu!¡Esto va en serio!” Enseguida un rebelde ya había trepado en la empalizada, y viendo a Trelawney, pensó, “¡Te tengo!” Pero antes de saltar con su daga, Livesey le disparó, matándolo. ¡BANG! Trelawney dijo, “¡Gracias!” Smollet seguía peleando cuerpo a cuerpo.
     Las defensas parecían rotas. Los rebeldes escalaban la empalizada, pero los marinos leales lograron dar una descarga cerrada, y solo asi pudieron vencerlos. Uno de los rebeldes dijo, “¡Atrás! Estaban bien preparados." Momentos después, Jim salía de su escondite de entre los arbustos, y corría para escalar la empalada, pensando, “¡Ahora o nunca!” Cuando Jim entro sano y salvo al fuerte, corrió y abrazó a Livesey, quien le dijo, “¡Gracias a Dios que estás bien!” Jim le dijo, “Conocí al más extraño personaje: Ben Gunn…”

     Rápidamente Jim Hawkins y los demás, intercambiaron las narraciones de lo que habían hecho. Livesey dijo, “Quizá ese Ben Gunn pueda ayudarnos contra los piratas…” Smollet dijo, “Son más que nosotros y jamás se rendirán…” Trelawney dijo, “¡Volverán pronto!” Jim dijo, “¡Y tienen en su poder a la Hispaniola!” Smollet dijo, “Correcto, chico. Y nosotros tenemos pocas provisiones y poca pólvora…solo para uno o dos ataques más…” Livesey dijo, “¡Ben Gunn puede ayudarnos, conoce la Isla! Aunque parece estar medio loco, le llevaré queso y le ofreceré parte del tesoro…” Pero el doctor jamás saldría a buscar al extraño ermitaño de la isla, pues uno de los guardias de la empalizada gritó, “¡Alerta!” Todos miraron al guardia, quien dijo, “¡Mire, los piratas quieren hablar!”
     Era Silver, quien venía con su muleta y una pañoleta blanca, en señal de paz, diciendo, “¡Dialoguemos amigos!” Livesey dijo, “¿Amigos?” Livesey miró a Smollet y dijo, “¿Qué demonios querrá?” Smollet dijo, “¡Diga lo que diga no se puede confiar en él!” Silver se acercó a la empalizada, y abriendo el portón, Trelawney sostenía un arcabuz. Silver dijo, “Vengo a proponerles algo…” Smollet dijo, “El motín se castiga con la horca, Silver. ¡Ustedes se lo buscaron!”
     Silver, quien llevaba a su perico en el hombro dijo, “¡Calma! Precisamente quiero evitar que tengan trato con esos piratas allá afuera…son unas bestias capaces de todo…Pero yo Long John Silver, le doy mi palabra de honor de que si me dan el mapa de Flint, ¡No les pasará nada! Los dejaremos aquí, sanos y salvos, ¡Y avisaremos al primer barco que encontremos! O si quieren…” El perico curiosamente dijo, “¡Doblones de a ocho!” Trelawney dijo, “¡Ya basta! No hago tratos con piratas, ¡Adiós!” Silver se retiró cojeando con su muleta, diciendo, “Ya verán, ¡El tesoro será mío!” Cuando Silver se reunió con los piratas, éstos aún estaban cerca de la empalizada, y les dijo, “¡Adelante!¡Que no quede uno vivo!¡Páselos a cuchillo!¡Nos espera un botín de reyes!” Los rebeldes empuñaron sus espadas y prepararon sus mosquetes.

     Mientras tanto, dentro dela empalizada, Livesey dijo a Smollet, “¡Se lo dije!¡Silver es una víbora!” Smollet dijo, “¡Cuiden los tiros!” Jim disparaba por una abertura de la empalizada con una pistola, pensando, “¿Qué va a pasar?” ¡BANG! Pero a pesar de las nutridas descargas de los defensores, los rebeldes escalaron la empalizada y entraron en el fuerte, saltando por ella. ¡BANG! Livesey gritó, “¡Salvaron la empalizada!” Un pirata gritó, “¡Duro con ellos!”
    Comenzó una batalla cuerpo a cuerpo. Uno de los piratas se enfrentó a Smollet con su espada, cuerpo a cuerpo, hasta que lo hirió de muerte, diciendo, “¡Adiós capitán!” Pero Trelawney le disparó al rebelde matándolo. Livesey dijo, “¡Cayó el capitán! Hay que ayudarlo…” Trelawney dijo, “¡Son muchos, no podemos resistir!” El capitán estaba vivo todavía, se protegió con Trelawney, quien aún disparaba junto con Jim y Livesey. Livesey dijo, “¿Vamos, ya herimos a muchos!¡Duro!” Trelawney dijo, “¡Animo capitán!” ¡BANG! ¡BANG!

     Cuando los rebeldes se vieron desfavorecidos, Silver gritó, “¡Ea, perros de mar, volvamos al bosque!” Los rebeldes comenzaron a retirarse heridos abandonando la empalizada. Mientras Silver cubría la retirada, dijo, “¡No tiene caso morir asi, hermanos!” Otro de los rebeldes herido, quien se retiraba siendo ayudado por otro rebelde dijo, “Podemos…sitiarlos…” Al verlos derrotados, Jim y uno de los marinos leales gritaron, llenos de júbilo, “¡Viva!” Smollet estaba herido y apoyándose con Trelawney, dijo, “¡A-Ahorren municiones…pólvora!” Mientras Jim recogía las espadas dejadas y los mosquetes, pensó, “Rechazamos dos ataques…pero el señor Trelawney dice que el tercero puede ser fatal…¿Qué puedo hacer para mejorar la situación…?” Mientras tanto, dentro de la choza, el doctor Livesey revisaba a Smollet. “Su herida no es mortal, pero ya no podrá pelear.” Smollet dijo, “Puedo…¡Disparar!” Trelawney dijo, “Calma, capitán Smollet.” Después de vendarlo, Livesey salio de la cabaña y dijo, “Saldré de inmediato a buscar a Ben Gunn, ¡Quizá con su ayuda podamos recuperar nuestro barco!” Trelawney dijo, “¡Nosotros estaremos alertas!” Antes de irse, Jim le entregó un paquete a Livesey, diciendo, “¡No olvide el queso, doctor! Creo que a Ben Gunn le interesa más el queso que el tesoro.” Livesey tomó el paquete y dijo, “Gracias. ¡Quizás tengas razón!”     

    Si los piratas estaba de guardia, no dieron señales de vida, pues mientras Livesey avanzaba de noche entre el bosque, pensó, “Me preocupa sobe todo Jim, ¡Es casi un niño!” Mientras tanto, Jim vigilaba con su pistola por una rendija de la empalada, pensando, “Recuperar la Hispaniola. ¡Ese sería un golpe maestro!” Cuando de repente Jim recordó algo, y pensó, “¡Oh, acabo de recordar algo!” Mientras Jim saltaba la empalizada para salir, pensaba, “Ben Gunn me dijo donde tiene escondida su canoa.” Mientras avanzaba en la oscuridad, Jim pensaba, “¡Yo recuperaré el barco!” Entrada la noche Jim llego al lugar indicado y encontró a una especie de paraguas invertido con una estructura de ramas, y pensó, “Pero…¡Esto no es una canoa!” Jim se montó a la nave y pensó, “¿Cómo haré para que avance?” Jim tomó un remo y comenzó a remar, pensando, “¡Tengo que controlar este corlaco!” Jim seguía avanzando hacia el barco, pensando, “¡Tengo que llegar a la Hispaniola, controlar las amarras para que embarranque el barco no lo puedan usar los piratas!”

     A bordo solo estaban Israel Hands, el contramaestre, y otro pirata. Ambos estaban borrachos, bebiendo ron. Hands decía, “¡Hic!¡Viva el ron!” El otro pirata reía, “¡Ja, Ja, Ja!” Entonces, el pirata dio un golpe en la espalda a Hands, lo que le hizo tirar y romper la botella de ron. Hands dijo, “¡Me las pagarás, perro!” Ambos empuñaron sus espadas. El pirata dijo, “¡Hands, vas a morir atravesado!” Hands dijo, “¡Ya veremos animal!” Mientras tanto, con el cambio de marea, nació una espesa bruma tropical. Jim luchaba, pensando, “¡Se encrespan las olas!” Jim se asustó, y pensó, “¡El corlaco se llenará de agua!” Cuando Jim alcanzó la amarra, escuchó voces en cubierta. “¡Perro!”
     Jim pensó, “¡Hay gente abordo, aunque llegue, no podré subir!” Entonces Jim se agarró de la gigantesca amarra y sacando su cuchillo pensó, “¡Ah! Ahora a cortar la amarra…” Jim gastó bastante tiempo en hacer el corte, y pensó, “Parece que llevo días haciendo esto…¡Ya casi!” Finalmente la cortó, exclamando “¡Aah!” Para no caer al mar tuvo que colgarse de la amarra que quedó colgando del barco, pensando, “¡Uff!” Pero tuvo que ser testigo de cómo su nave se iba a la deriva, pensando, “¡No! El corlaco…” Jim escuchaba voces en cubierta, y pensó, “No queda más que subir…pero ¿Qué pasa en cubierta?” Cuando Jim alcanzó la cubierta, vio a dos hombres tirado y pensó, “¡Hands y el otro tuvieron un duelo! Hands mató al otro pero está herido…”

     Libre, La Hispaniola fue arrastrada por la marea hacia mara abierto. Jim pensó, “¡Podre llevar a cabo mi plan! Lo primero que hare es bajar esa odiosa bandera…¡Este barco ya es mío!” Jim lanzó la bandera pirata al mar, pensando, “¡Ahora soy capitán!” De repente, Jim escucho, “¡U…ummf!” Jim pensó, “¡Hands! No está tan herido…y ya amanece…” Jim fue hacia el timón, y pensó, “Por ahora…¡Tengo que guiar La Hispaniola!” Hands se levantó herido, diciendo, “¡A-aay!” Mientras dirigía el barco, Jim pensó, “¡Trataré de dejar el barco en esta bahía!” Pero Hands se acercó a Jim, y Jim apunto su pistola y le dijo, “¡Atrás, Hands!” Hands le dijo, “Vamos niño, ayúdame. Estoy mal herido…” Hands tenía un cuchillo sostenido en su vientre, y le dijo, “¡Consígueme vino y córtame un poco de tabaco!”

     Jim pensó al verlo, “¡Un cuchillo!” Jim tomó dos pistolas y le dijo apuntándolas hacia él, “¡Ni un paso más o disparo, Hands! ¡Suelta el cuchillo!” Hands dijo, “¡Lo hare!” Hands separó el cuchillo del vientre, y se lo lanzó a Jim, diciendo, “¡ASI!” Pero en ese momento, La Hispaniola embarrancó. ¡PRUSSSH! Jim exclamó “¡HMM!” Casi se caía, y al moverse, pudo esquivar el lanzamiento del cuchillo, el cual quedó clavado justo aun lado de su cabeza. Jim pensó, “¡Pudo matarme!” Hands se fue acercando a Jim, y Jim le gritó apuntando sus pistolas, “¡Atrás, Hands, ya no tienes armas!” Pero Hands no se detuvo y Jim tuvo que retroceder subiendo la malla de sogas, viendo como Hans llevaba un cuchillo en la boca. Jim pensó, “El cuchillo del pirata muerto…”
     Jim disparó y la pistola no emitió ningun disparo. ¡CLICK! Jim pensó, “¿Qué pasa?¿Está húmedo el cebo?” Hands se burló, “¡Ja, Ja, Ja!” Jim dijo, “¡No suba más, Hands!” Hands aun con el cuchillo en una de sus manos dijo, “¡Está bien, hasta aquí llego!” Hands agregó, “¡Esta vez no fallaré!” Y lanzó el cuchillo a Jim, pero Jim disparó sus dos pistolas al mismo tiempo. ¡BANG!¡BANG! Jim hirió a Hands quien se soltó y cayó al mar, exclamando “¡No!” Y Jim exclamó, “¡Aayy!” pues el cuchillo le hirió el hombro. Jim estaba sangrando y dijo, “Tengo que volver a tierra…” Con fuerza se quitó el cuchillo del hombro exclamando, “¡AAGH!” Mientras bajaba con cuidado ayudándose del codo y de su brazo sano, Jim pensó, “Sería tonto romperme la cabeza de una caída a estas alturas…” Cuando saltó a cubierta sintió un dolor y Jim pensó, “¡Ah! Llevo horas en esto…no he comido, pero tengo que apurarme…”
     Finalmente Jim bajó del barco a la playa pensando, “¡Triunfé! Ahora los piratas no saben dónde está La Hispaniola…y tampoco saben dónde está el tesoro…” Jim llegó a la empalizada y pensó, “¡Podemos desenterrar el tesoro, echar la goleta al mar y dejar la isla! Todos estarán felices…” Yendo rumbo a la cabaña, Jim notó algo raro, y pensó, “¡Hey! ¿Dónde están todos?” Entonces al entrar a la cabaña, Jim no distinguía nada, por la oscuridad, y escuchó la voz de un perico decir, “¡Doblones de a ocho!” Jim exclamó, “¿Eh…?” Jim avanzó en la oscuridad y dijo, “¿Doctor Livesey…?”
    Pero solo escuchó nuevamente la voz del perico decir, “¡Doblones de a ocho!” Enseguida, un hombre encendió una vela que posaba arriba de un barril. Era Silver quien dijo, “¡Ah, Jim, querido amigo!” El perico cantó, “♫ Quince quieren ♪ el cofre del muerto ♫” Con la luz de la vela, aparecieron más hombres. Jim exclamó, “¡Mis amigos! ¿Dónde están? Dios, ¡Los mataron!” Los hombres dejaron escapar una carcajada. “¡Ja, Ja, Ja!” Silver dijo, “Nada de eso, Jim. ¡Ya tenemos el mapa!” Jim dijo, “¿Cómo? Si los asesinaron entonces…” Silver dijo, “¡No! El doctor y los otros me dieron el mapa. ¡Y los dejé partir!”
     Enseguida, los hombres se acercaron con sus espadas y cuchillos hacia Jim, y uno de ellos dijo, “¡A éste grumete maldito es al que pasaremos a cuchillo!” Otro dijo, “¡Eso!” Jim se refugió detrás de Silver, quien sacó su pistola y dijo, “¡Basta! A Jim no le tocan un pelo de la cabeza…” Jim pensó, “Me protege, si no…” Silver continuó, “¡Yo doy las ordenes! En cosa de horas seremos ricos como reyes…¡Avisen al barco que partimos mañana!” Jim pensó, “¿Y ahora?” Jim dijo, “¡Recuérdenlo bien! Yo mando…y si me quieren acabar, saben que me iré al infierno con dos o tres por delante…”

     Al poco tiempo el mensajero rebelde regresó, diciendo, “¡Por Neptuno, John La Hispaniola desapareció!” Silver dijo, “¿Eh?” Jim pensó, “Mis amigos pensarán que los abandoné, que me uní a los piratas, no me volverán a aceptar. ¿Por qué me fui sin avisar? Y ahora, ¿Qué me pasará entre los piratas? Dios…” Silver sacó su cuchillo y mirando a Jim dijo, “Amiguito…tú cortaste la amarra del barco y lo llevaste a otro ligar, ¿verdad?” Jim le dijo, enojado, “Sí…pero jamás sabrán a donde la llevé…” Silver exclamó, “Hmm…” El pirata mensajero empuñó su espada y mirando a Jim dijo, “¡Grumete del Diablo!” Silver lo tranquilizó, diciendo, “¡Vamos! Jim regresó aquí, asi que La Hispaniola está cercas…Y a éste muchacho hay que cuidarlo. Será rehén por si tenemos que hacer algún trato con nosotros. ¡Pronto seremos ricos!” Los demás soltaron una risa de algarabía. En ese momento se presentó Livesey diciendo, “Veo que están de buen humor…” Silver se sorprendió y exclamó, “¿Uh…?” Livesey se acercó a Silver y le dijo, “Vengo a cumplir con mi juramento de médico, ¿Cómo están los heridos hoy, Silver?” Silver dijo, “Mejor, gracias...”

     Jim observó como Livesey atendía a los enfermos, y pensó, “Ya lo sabía, ¡Me considera un traidor y ya ni me habla!” Pero el doctor Livesey era un hombre inteligente y no formulaba juicios hasta no conocer todos los hechos. Entonces, Livesey dijo a Silver, “Quiero hablar con Jim Hawkins, pero ¡A solas!” Jim pensó, “¡Oh! No me abandona…!” Uno de los piratas se acercó y dijo, “El grumete se queda aquí, ¡Aunque sea muerto!” Silver apuntó su pistola y dijo, “¡Quietos todos, perros de mar!” Entonces Silver miró a Jim y le dijo, “¿Me das tu palabra de honor que no intentaras huir, Jim?” Jim Hawkins iba a tener que tomar una decisión importante cuyas consecuencias eran impredecibles.
   Y Jim dio su palabra de honor. Uno de los piratas dijo a Silver, “Silver, ¡Estas loco!” Otro le dijo, “Piensa en calaveras y rayos.” Silver dijo, “Ya lo dije. ¡Yo mando!” Livesey y Jim procedieron a retirarse de la empalizada. Jim dijo a Livesey, “No soy un traidor, doctor…” A solas, sin que nadie les oyera, Jim explicó que no se habia unido a los piratas y que habia dejado varada a La Hispaniola, en un lugar que los piratas desconocían. El doctor se alegró inmensamente. Livesey le dijo, “Eres valiente e inteligente, Jim…” Livesey agregó, “¡Huyamos ahora que podemos, ven con nosotros!” Jim le dijo, “Di mi palabra de honor. ¡No puedo!” Livesey le dijo, “Tienes razón. Un hombre no empeña su palabra frívolamente. ¡Y ya eres un hombrecito! Te admiro Jim, pero…” En eso, Silver los interrumpió, diciendo, “¡Basta! Regresa, Jim. ¡Tenemos que hacer!” Jim tuvo que separarse del doctor Livesey con la duda, y le dijo, “Pero ¿Qué doctor?” Livesey le dijo, “Pero saldremos de esta. ¡Mantente alerta, Jim!”

     Poco después, bajo un sol candente, Jim y los piratas partieron a recorrer la Isla, siguiendo el mapa del Capitán Flint, que tantas vidas habia costado. Jim iba atrás de la caravana junto con Silver. Enfrente, uno de los piratas decía, “¡Quince hombres y un cofre de muerto!” Entonces Silver dijo a Jim, “Jim, no te despegues de mi. Yo tratare de salvare, al llegar al tesoro, ¡Nos querrán matar!” Jim exclamó, “¡Dios!” Y asi, el grupo llegó a un árbol frondoso. Silver dijo, “Hemos llegado, perros, al pie de ese árbol está el tesoro…” Todos exclamaron, “¡Hurra!” Jim pensó, asustado, “¡Ahora si estamos perdidos!”
    Entonces, detrás de los arbustos se escuchó una voz, “¡WHISKY, TRAEME WHISKY, DARBY MC GREY!” Uno de los piratas dijo, “¡Alto!” Otro pirata dijo, “Esa voz…” Y otro dijo, “…¡Esa es la voz del…capitán Flint!” Otro pirata dijo, “¡El fantasma de Flint!” Silver dijo, “¡Bah! Son unos cobardes, ¡Además de Imbéciles!” Pero detrás de los arbustos escondidos estaban Ben Gunn, Livesey, Trelawney, y los marinos leales a Smollet. Ben Gunn dijo a Livesey, “Los detuve…¡Je! Fueron las últimas palabras de Flint…” Livesey dijo, “No deben llegar al sitio del tesoro, ¡Jim peligra!” Trelawney dijo, “Tenemos una deuda con él.” Mientras tanto, Silver dijo a sus hombres, apuntando su pistola, “¡Adelante! Si no se enfrentan a ese fantasma, se enfrentan conmigo!”
    Un pirata dijo, “¡Oro¡ Por fin…” Pero, cuando comenzaron a escarbar se llevaron una sorpresa. Uno de los hombres que escarbaba dijo, “¡Alguien llegó antes que nosotros!” Otro dijo, “¡Ya escarbaron aquí!” Mientras tanto, Ben Gunn dijo a Trelawney, escondidos entre la foresta, “¡Todo falló, ya llegaron!” Trelawney dijo, “¡Dios mío!” Por su parte, Silver mandó a sus hombres, “¡Escarben perros, el tesoro está allí!” Los hombres seguían escarbando, mientras Silver los observaba, pensando, “¡Bueno, por el momento todos escarban…”
     Enseguida, Silver dio una pistola a Jim, diciendo, “Toma amigo Jim. ¡Estos perros van a querer sangre de un momento a otro!” Poco después, uno de los rebeldes arrojó unas cuantas monedas de oro, diciendo, “¡Esto es todo lo que hay, Silver!” Otro dijo, “¡Nos engañaste!” Pero uno de los rebeldes, vio que Silver y Jm les apuntaban armados, y dijo, apuntando su arma, “¡A ellos!” ¡BANG!¡BANG! Comenzó una batalla de disparos. Silver dijo, “¡Por lo menos no veré la horca! Duro con ellos, Jim…” Jim seguía disparando, diciendo, “¡Son demasiados!” En ese momento se les unieron Livesey y los hombres leales a Smollet. Livesey dijo, “¡Vamos, no nos esperan!” Trelawney dijo, “¡Animo Jim!” Jim seguía disparando, pensando, “¡Quizá salgamos vivos!”
     Cuando Jim vio a Trelawney le dijo, “¡Llegaron justo a tiempo!” Trelawney le dijo, mientras seguía disparando, “Te debemos mucho, muchacho…” Y finalmente los hombres leales gritaron, “¡VICTORIA!” Los rebeldes comenzaron a huir. Livesey les gritó, “¡Granujas, víboras, caníbales!” Jim abrazó a Livesey, diciendo, “¡Estamos vivos!” Livesey le dijo, “¡Y juntos otra vez!” Silver se acercó a Ben Gunn, y le dijo, “¡Por el tridente de Neptuno, si eres Ben Gunn! Llevas años en la isla por lo visto…” Ben Gunn le dijo, “Años Silver, ¡Años enteros sin queso!” Silver le dijo, “Volviste después de que nos fuimos de aquí con Flint, ¿Verdad?”
     Ben Gunn le dijo, “Pasé por aquí en otro barco, tiempo después. Animé a todos a buscar el tesoro, pero como no lo encontramos, me dejaron por loco, con unas armas y provisiones!¡Ji, Ji, Ji!” Por su parte, Livesey decía a Jim, “Y asi fue Jim…encontré a Ben Gunn mientras tu soltabas a La Hispaniola…” Trelawney dijo, “…le dimos el mapa a Silver y nos fuimos con Gunn…” Jim dijo, “Pero, ¿Y el tesoro?” Silver dijo, “¡El tesoro, amigo Jim, lo encontró finalmente Ben y lo movió! Por eso me dieron el mapa…¡inútil!” Ben Gunn dijo, “Asi es, ¡Tres años son muchos!”

     Y asi, por la tarde, el grupo fue caminando hacia el lugar indicado. Jim decía, “¡Setecientas mil libras esterlinas! En oro, joyas, plata, ¡Increíble!” Trelawney dijo, “Ya lo veras, muchacho…” Finalmente entraron a una cueva, y al llegar ante el tesoro, Jim exclamó, “¡El tesoro del Capitán Flint!” El perico que iba en el hombro de Silver dijo, “¡Doblones de a ocho!” Jim se arrodilló sobre las monedas de oro y exclamó, “Monedas inglesas, francesas, españolas…¡Portuguesas! Doblones, Luises, Guineas y Cequíes…monedas de todo el mundo, ¡Deben de ser tantas como las hojas de otoño!”
     El perico mordía una moneda de oro, y Silver lanzaba monedas arriba de él, exclamando, “¡AH!” Silver volvió a la realidad y dijo a Livesey, “Doctor Livesey, ¡Déjeme guardar aunque sea un puñado del tesoro…!” Livesey dijo, “¡Humm!..Está bien. ¡Un solo puñado, Silver!” En ese momento un hombre vendado irrumpió en la cueva, diciendo, “¡No!¡Ese pirata solo merece la horca!” Era Smollet, quien dijo, “¡Silver debe ser entregado a la ley!” Livesey intercedió y dijo, “¡Los siento, capitán Smollet, como Silver le salvó la vida a Jim, le debemos la suya, y un puñado del tesoro no es mucho!” Mientras Silver tomaba su puñado, pensaba, “Diosito, ¿Por qué me hiciste las manos tan chiquitas?”

     Cargando el tesoro en cofres, las provisiones, y las municiones, el grupo se enfilo a la playa para abordar, La Hispaniola. Livesey decía, mientras caminaban, “¡Aprisa y en orden!” Trelawney decía, “Aún quedan piratas sueltos en la isla…” Atrás venia Silver con su muleta y sub perico, quien decía “¡Un doblón de a ocho!” Mientras otro grupo ya iba en la lancha buscando la goleta. Jim decía, “Juraría que por aquí quedó La Hispaniola…”  Smollet decía a los remeros, “No perdamos esperanzas...” La lancha venia  bordeando la playa. Cuando la divisaron, Jim exclamó, “¡Por fin!” Smollet dijo, “¡Y la marea alta la liberó de las arenas!” Quienes quedaron en las arenas de la Isla del Tesoro, serían los piratas restantes. Varios de ellos comenzaron a disparar al aire, al verse abandonados. Y otro arrodillado en la arena exclamó, “¡Prefiero la horca!”

     Majestuosamente, La Hispaniola, partía hacia alta mar, en dirección al continente, dejando atrás a la Isla del Tesoro, que finalmente habia entregado el botín del sanguinario Capitán Flint. Ya en cubierta, Smollet vendado de su brazo, decía a Livesey y Trelawney, “Necesitamos más tripulación para volver a Inglaterra…” Livesey dijo, “Aunque somos pocos, llegaremos a la Nueva España.” Y aunque parecía que la increíble aventura habia culminado, aún faltaba su última sorpresa para Jim Hawkins y sus amigos.
     Cuando La Hispaniola llegó a las costas de la Nueva España, la gente de ahí los trató amigablemente. Smollet dijo, “Por fin conseguiremos las provisiones necesarias, doctor…” Livesey dijo, “¡Parecen gente amistosa!” Trelawney dijo, “Sí, capitán. ¡Y usted descansará antes de volver a Europa!” Jim, Trelawney, Smollet, Livesey y un marinero, llegaron al muelle en el bote. Livesey, quien veía remando dijo, “¡Esta vez nos aseguraremos de contratar gente honrada!” Smollet exclamó, “Mmm…” Trelawney dijo, “Sí, me equivoqué seriamente con Silver…” Cuando Silver fue mencionado, Jim pensó, “¿Qué estará haciendo Long John ahorita?”

    En ese momento, en la goleta, Silver hablaba con Ben Gunn, queriendo convencerlo, diciendo, “En recuerdo de los viejos tiempo, Ben, déjame llevarme la lanchita, ¡No…puedo regresar a Inglaterra!” Ben Gunn le dijo, “Me pones en un aprieto…” Silver insistió, “¡Tienes que hacerlo!” Ben Gunn dijo, “No sé qué dirán otros.” Más tarde, la tripulación que habia ido por provisiones regresó, y la ver que Silver no estaba, Ben Gunn, asustado les dijo, “…pues dejé partir a Silver. ¡Jamás estaríamos seguros y si él estuviera al bordo, lo conozco bien!” Trelawney dijo, “Pero, ¡El Tesoro!...” Rápido todos bajaron bajo cubierta al lugar donde guardaban el tesoro. Trelawney decía, “¡Debí quedarme a hacer guardia!” Jim pensaba, “¡Por todos los tiburones del caribe! ¡Jim nos hizo la última jugada!” Al mirar el lugar del tesoro vieron una bolsa de monedas vacía, todos exclamaron con ojos de asombro, “¡Oh, Noo!” Ben Gunn dijo, titubeando, “¡De-Debió hacerlo mientras yo patrullaba la cubierta!”

     Lejos de ahí, Silver navegaba en la lancha, cantando, “♪¡Jo, Jo, Jo, ♫Quince querían ♪ el cofre del muerto!♫”  El perico repitió, “¡Doblones de a ocho!” Mientras tanto, bajo cubierta, Livesey alumbraba con una linterna el compartimiento donde estaba el tesoro, diciendo, “¡La audacia de ese pirata es inaudita!” Trelawney dijo, “A cuchilladas abrió ese boquete en la pared desde la cabina contigua.” Jim reflexionó, diciendo, “Una vez pirata, ¡Siempre pirata!” Sin embargo, cuando revisaron bien, encontraron el tesoro. Jim dijo, “¡Pero casi todo está aquí!” Livesey dijo, “No se llevó ni mil libras…” Ben Gunn dijo, “Realmente nos salio barato deshacernos de ese malandrín!”

      Poco después, La Hispaniola ponía proa rumbo a Bristol, bajo el mando del repuesto Capitán Smollet. Casi intacto, el tesoro llegaría seguro a Inglaterra, y de Long John Silver, jamás se volvería oír a hablar…Con la fabulosa fortuna del capitán Flint, solo regresaban nuestros valientes personajes como decía la vieja canción pirata, “La bebida y el Diablo se habían llevado el resto.” Por su parte, Jim miraba hacia el horizonte en cubierta, pensando, “Mi madre ya nunca tendrá que trabajar…” Aunque se decía que en la Isla quedaban lingotes de plata, Jim Hawkins jamás volvería a ella. Viviría feliz el resto de su vida Y solo de vez en cuando despertando de alguna pesadilla, escucharía la voz del perico, “Capitán Flint”  gritándole al oído, “¡Doblones de a ocho!¡Doblones de a ocho!”

Tomado de, Joya de la Literatura, Año 2, No. 22. Abril 15 de 1985. Adaptación: R. Bastien. Guión: M. Arce. Segunda Adaptación: Jose Escobar.