Club de Pensadores Universales

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martes, 29 de agosto de 2023

Oliver Twist de Charles Dickens

     Oliver Twist; o El Progreso del Muchacho Párroco, es la segunda novela del autor inglés, Charles Dickens. Se publicó originalmente como una serie, de 1837 a 1839, y como un libro de tres volúmenes en 1838. La historia sigue al huérfano del título, quien, después de criarse en un asilo, escapa a Londres, donde conoce a una banda de carteristas juveniles. Dirigido por el anciano criminal, Fagin, descubre los secretos de su ascendencia, y se vuelve a conectar con el resto de su familia.

    Oliver Twist, retrata de forma poco romántica, las sórdidas vidas de los criminales, y expone el trato cruel de los numerosos huérfanos, en el Londres, de mediados del siglo XIX. El título alternativo, The Parish Boy's Progress, alude a, The Pilgrim's Progress de Bunyan, así como a la serie de caricaturas del siglo XVIII, del pintor William Hogarth, A Rake's Progress y A Harlot's Progress.

     En uno de los primeros ejemplos de novela social, Dickens satiriza el trabajo infantil, la violencia doméstica, el reclutamiento de niños como delincuentes, y la presencia de niños de la calle. La novela puede haberse inspirado en la historia de Robert Blincoe, un huérfano cuyo relato de su trabajo como trabajador infantil en una fábrica de algodón, fue muy leído en la década de 1830.
     Es probable que las propias experiencias de Dickens, cuando era joven, también contribuyeran, considerando que pasó dos años de su vida en un asilo a la edad de 12 años, y posteriormente se perdió parte de su educación.

     Oliver Twist ha sido objeto de numerosas adaptaciones, incluida una película de 1948 del mismo título, protagonizada por Alec Guinness, como Fagin; Un musical de gran éxito, ¡Oliver! adaptada a su vez a una película de 1968, ganadora de múltiples premios de la Academia, y el largometraje animado de Disney de 1988, Oliver & Company.

Publicaciones

     La novela se publicó por primera vez en entregas mensuales, desde febrero de 1837, hasta abril de 1839, en la revista, Bentley's Miscellany. Originalmente estaba destinado a formar parte de la serie de Dickens, The Mudfog Papers. George Cruikshank proporcionó un grabado en acero por mes, para ilustrar cada entrega. La novela apareció por primera vez en forma de libro, seis meses antes de que se completara la serialización inicial, en tres volúmenes publicados por Richard Bentley, el propietario de Bentley's Miscellany, bajo el seudónimo del autor, "Boz". Incluía 24 placas grabadas en acero, de Cruikshank.

    La primera edición se tituló: Oliver Twist, o The Parish Boy's Progress.

Fechas de publicación en serie:

• I – febrero de 1837 (capítulos 1 y 2)

• II – marzo de 1837 (capítulos 3 y 4)

• III – Abril de 1837 (capítulos 5 y 6)

• IV – Mayo de 1837 (capítulos 7–8)

• V – julio de 1837 (capítulos 9 a 11)

• VI – Agosto de 1837 (capítulos 12 y 13)

• VII – Septiembre de 1837 (capítulos 14 y 15)

• VIII – noviembre de 1837 (capítulos 16 y 17)

• IX – Diciembre de 1837 (capítulos 18 y 19)

• X – enero de 1838 (capítulos 20 a 22)

• XI – febrero de 1838 (capítulos 23 a 25)

• XII – marzo de 1838 (capítulos 26 y 27)

• XIII – abril de 1838 (capítulos 28 a 30)

• XIV – mayo de 1838 (capítulos 31 y 32)

• XV – junio de 1838 (capítulos 33 y 34)

• XVI – julio de 1838 (capítulos 35 a 37)

• XVII – Agosto de 1838 (capítulos 38–parte de 39)

• XVIII – Octubre de 1838 (conclusión del capítulo 39–41)

• XIX – noviembre de 1838 (capítulos 42 y 43)

• XX – diciembre de 1838 (capítulos 44 a 46)

• XXI – enero de 1839 (capítulos 47–49)

• XXII – febrero de 1839 (capítulo 50)

• XXIII – Marzo de 1839 (capítulo 51)

• XXIV – Abril de 1839 (capítulos 52–53)

Trama

    Oliver Twist nace en una vida de pobreza y desgracia, y se crió en un asilo, en la ciudad ficticia de Mudfog. Los niños que trabajan allí, reciben muy poca comida; al cabo de seis meses, se echa a suertes y el perdedor pide otra ración de gachas.

    Oliver es designado, por lo que se acerca al gerente del asilo, el Sr. Bumble, y le pide humildemente otra porción. Se produce un gran alboroto ante este percibido, acto de rebelión.

     Oliver es sacado del asilo, y enviado al servicio del empresario funerario, Sr. Sowerberry. Un día, el celoso co-aprendiz, Noah Claypole, insulta a la madre de Oliver, y se produce un enfurecido altercado físico. Oliver huye a Londres, en busca de una vida mejor.

    Oliver conoce a un joven llamado, Jack Dawkins, que se hace llamar "el Artful Dodger." Dodger le ofrece comida y alojamiento, y lo lleva a conocer a un infame criminal conocido como Fagin, que entrena a niños huérfanos como carteristas. Oliver comienza inocentemente el entrenamiento de Fagin, pero cuando sale con Dodger, y otro niño, y a ambos los ve robando un pañuelo a un anciano llamado Sr. Brownlow, se da cuenta de la verdad.
     Mientras Dodger, y el otro chico escapan, Oliver es perseguido, detenido, arrestado formalmente y juzgado ante el magistrado Fang. Intercediendo por Oliver, Brownlow lo lleva a casa y lo cuida. Mientras Oliver se recupera, Brownlow y su ama de llaves, notan que Oliver se parece a una mujer representada en un retrato colgado en la casa de Brownlow.

     Preocupado de que Oliver pueda incriminarlo a él y a su pandilla, Fagin envía a una joven llamada Nancy, y a su amante abusivo, el ladrón Bill Sikes, para secuestrar a Oliver, y traerlo de regreso a la guarida de Fagin. Fagin lo obliga a participar en un robo planeado por Sikes. El robo sale mal; Mientras Sikes escapa, Oliver, después de haber sido herido, termina al cuidado de las personas a las que se suponía que debía robar: la señorita Rose y su tutora la señora Maylie.

     Un hombre misterioso, conocido sólo como, "Monks", se une a Fagin para evitar que Oliver conozca su pasado. Monks soborna al señor Bumble, y a su nueva esposa, la ex viuda Corney, para obtener información sobre Oliver. Juntos, se deshacen de un anillo, y un medallón que alguna vez pertenecieron a la madre de Oliver, y que le habían robado después de su muerte. Nancy, atormentada por la culpa por su papel en el secuestro de Oliver, los espía en secreto, y le pasa la información a Rose Maylie, quien se lo cuenta al Sr. Brownlow. Mientras tanto, Artful Dodger es arrestado por hurto, juzgado y sentenciado a, Transportación penal a Australia.

     Noah Claypole, que había huido a Londres con Charlotte, la doncella de Sowerberry, después de robar al señor Sowerberry, se une a la pandilla de Fagin. Siguiendo las órdenes de Fagin, sigue a Nancy y descubre que ella se reúne periódicamente con los Brownlow y los Maylies por el bienestar de Oliver. Temiendo que Nancy lo haya traicionado a él y a Sikes (lo cual, sin que él lo sepa, ella se ha negado a hacerlo), Fagin le pasa la información a Sikes, quien mata a golpes a Nancy en un ataque de ira y se esconde.
     Una multitud enfurecida lo reconoce y Sikes intenta huir. Al ir al escondite de Fagin, Sikes se entera de que Fagin ha sido arrestado. Cuando la turba lo alcanza, Sikes intenta escapar por los tejados columpiándose de una cuerda, pero mientras está a punto de enrollarse la cuerda a su alrededor, una visión de los ojos fijos de la muerta Nancy lo aterroriza, hasta hacerle perder el equilibrio; en la caída, la cuerda enrollada lo atrapa alrededor del cuello, y lo ahorca.

     El señor Brownlow hace arrestar a Monks, y lo obliga a divulgar sus secretos: en realidad es el medio hermano de Oliver, y esperaba robarle a Oliver la mitad de su herencia legítima. Brownlow le ruega a Oliver que le dé la mitad de su herencia a Monks, y le conceda una segunda oportunidad, a lo que Oliver accede felizmente. Monks emigra a Estados Unidos, pero despilfarra su dinero, recae en el crimen, y muere en prisión. Fagin es arrestado y sentenciado a la horca.
    El día antes de su ejecución, Oliver y el señor Brownlow lo visitan en la prisión de Newgate, y conocen la ubicación de los documentos que prueban la identidad de Oliver. Bumble y su esposa pierden sus trabajos, y se ven obligados a convertirse en internos de un asilo. Rose Maylie, que resulta ser la tía materna de Oliver, se casa y disfruta de una larga vida. Oliver vive feliz con el señor Brownlow como su hijo adoptivo.

Caractéres

Oliver Twist: Un niño huérfano cuya madre murió cuando él nació; El padre está muerto, cuando se revela la paternidad de Oliver.

Mr. Bumble: Un celador del asilo parroquial, donde nació Oliver.

Sra. Mann: Superintendente donde se coloca al niño Oliver hasta los 9 años, quien no es capaz de cuidar a los "culpables," porque es egocéntrica, y codiciosa.

Sr. Sowerberry: Un empresario de pompas fúnebres, que tomó a Oliver como aprendiz

Sra. Sowerberry: Esposa del Sr. Sowerberry.

Noah Claypole: Un matón cobarde, aprendiz de Sowerberry.

Charlotte: La doncella de los Sowerberry, amante de Noah.

Sr. Gamfield: Un deshollinador en la ciudad donde nació Oliver.

Sr. Brownlow: Un amable caballero que acoge a Oliver, su primer benefactor.

Sr. Grimwig: Un amigo del Sr. Brownlow.

Sra. Bedwin: Ama de llaves del Sr. Brownlow.

Rose Maylie: La segunda benefactora de Oliver, que luego se descubrió que era su tía.

Sra. Lindsay Maylie: La madre de Harry Maylie. La tía adoptiva de Rose Maylie

Harry Maylie: Hijo de la señora Maylie.

Sr. Losberne: Médico de familia de la Sra. Maylie.

Sr. Giles: Mayordomo de la Sra. Maylie.

Sr. Brittles: El personal de mantenimiento de la Sra. Maylie.

Duff y Blathers: Dos policías incompetentes.

Fagin: Protector y jefe de una banda criminal de niños y niñas.

Bill Sikes: Un ladrón profesional.

Bull's Eye: El perro feroz de Bill Sikes.

The Artful Dodger: El carterista más experto de Fagin.

Charley Bates: Un carterista de la banda de Fagin.

Toby Crackit: Socio de Fagin y Sikes, un ladrón de casas.

Nancy: Miembro de la pandilla de Fagin, que ahora vive con Bill Sikes.

Bet: Una chica de la pandilla de Fagin, en algún momento amiga de Nancy.

Barney: Una cohorte criminal de Fagin.

Agnes Fleming: Madre de Oliver.

Sr. Leeford: Padre de Oliver y Monks.

Old Sally: Una enfermera que asistió al nacimiento de Oliver.

Sra. Corney: Matrona del asilo de mujeres.

Monks: Un criminal enfermizo, socio de Fagin y medio hermano de Oliver, perdido hace mucho tiempo.

La madre de Monks: Una heredera que no amaba a su marido.

Sr. Fang: Un magistrado

Tom Chitling: Uno de los miembros de la pandilla de Fagin, que regresó del extranjero en el momento del asesinato.

Temas y símbolos principales

     En, Oliver Twist, Dickens mezcla un realismo sombrío, con una sátira despiadada para describir los efectos del industrialismo en la Inglaterra del siglo XIX, y criticar las nuevas y duras leyes de pobres. Oliver, un niño inocente, está atrapado en un mundo donde sus únicas opciones parecen ser el asilo, una vida de crimen, simbolizada por la pandilla de Fagin, una prisión, o una tumba prematura. Sin embargo, de éste entorno, industrial/institucional, poco prometedor, también surge un cuento de hadas.

    En medio de la corrupción y la degradación, Oliver, esencialmente pasivo, mantiene un corazón puro; se aleja del mal cuando quienes lo rodean ceden ante él y, al estilo de un cuento de hadas, finalmente recibe su recompensa: partir hacia una vida pacífica en el campo, rodeado de amables amigos. En el camino hacia éste final feliz, Dickens explora el tipo de vida que un niño huérfano y marginado podría, esperar llevar en el Londres de 1830.

Pobreza y Clase Social

     La pobreza es una preocupación destacada en, Oliver Twist. A lo largo de la novela, Dickens amplió este tema, describiendo barrios marginales tan decrépitos, que hileras enteras de casas están a punto de arruinarse. En uno de los primeros capítulos, Oliver asiste al funeral de un pobre, con el señor Sowerberry, y ve a toda una familia apiñada en una habitación miserable. Esta miseria predominante, hace que los encuentros de Oliver con la caridad y el amor, sean más conmovedores. Oliver debe su vida varias veces a la bondad, tanto grande como pequeña.

Simbolismo

   Dickens hace un uso considerable del simbolismo. El, "viejo y alegre caballero," Fagin, por ejemplo, tiene características satánicas: es un veterano corruptor de jóvenes, que preside su propio rincón del mundo criminal; hace su primera aparición de pie junto al fuego, sosteniendo un tenedor para tostar, y se niega a orar la noche anterior a su ejecución.

Caractéres

     Siguiendo la tradición de la, Comedia de la Restauración, y de Henry Fielding, Dickens encaja a sus personajes, nombres apropiados. El propio personaje, Oliver, aunque, "identificado y etiquetado" como un humilde huérfano, y llamado según un sistema alfabético, es, de hecho, "todo un giro," o “all of a twist.” Sin embargo, Oliver y su nombre pueden haberse basado en un joven chico de asilo, llamado, Peter Tolliver, a quien Dickens conoció mientras crecía.

    El perro de Bill Sikes, Bull's-eye, tiene, "fallos de temperamento en común con su dueño," y es un emblema del carácter de su dueño. La crueldad del perro, representa la brutalidad animal de Sikes, mientras que la autodestrucción de Sikes, es evidente en las numerosas cicatrices del perro. El perro, con su disposición a dañar a cualquiera por capricho de Sikes, muestra la brutalidad sin sentido del ámo. Esto también se ilustra cuando Sikes muere, y el perro también muere inmediatamente.

     Nancy, por el contrario, se redime a costa de su propia vida, y muere en actitud de oración. Ella es uno de los pocos personajes de, Oliver Twist, que muestra mucha ambivalencia. Su trama en la novela refleja fuertemente temas de violencia doméstica, y abuso psicológico, a manos de Bill. Aunque Nancy es una criminal en toda regla, adoctrinada y entrenada por Fagin desde la infancia, conserva suficiente empatía como para arrepentirse de su papel en el secuestro de Oliver, y tomar medidas para intentar expiar su vida.
     Como una de las víctimas de Fagin, corrupta pero aún no muerta moralmente, da voz elocuente a los horrores del pequeño imperio criminal del anciano. Quiere salvar a Oliver de un destino similar; al mismo tiempo, rechaza la idea de convertirse en traidora, especialmente hacia Bill Sikes, a quien ama. Cuando más tarde, Dickens, fue criticado por darle a una, "zorra ladrona y prostituta de la calle," un cambio de carácter tan inexplicable, atribuyó su cambio de opinión a "la última gota de agua, en el fondo de un campo seco y lleno de maleza".

Acusaciones de Antisemitismo

    Dickens ha sido acusado de retratar estereotipos antisemitas, debido a su interpretación del personaje judío Fagin, en, Oliver Twist. Paul Vallely escribe que Fagin, es ampliamente visto como uno de los judíos más grotescos de la literatura inglesa, y uno de los 989 personajes más vívidos de Dickens. Nadia Valman, en Antisemitismo: Una Enciclopedia Histórica de Prejuicios y Persecución, sostiene que la representación de Fagin, se extrajo de la imagen del judío como inherentemente malvado, que las imágenes lo asociaban con el diablo y las bestias.

     La novela se refiere a Fagin, 274 veces en los primeros 38 capítulos, como, "el judío", mientras que rara vez se menciona la etnia o religión de los otros personajes. En 1854, The Jewish Chronicle, preguntó por qué, "sólo los judíos deberían ser excluidos del 'corazón comprensivo' de este gran autor y poderoso amigo de los oprimidos." Dickens, que tenía un amplio conocimiento de la vida callejera de Londres, y la explotación infantil, explicó que había convertido a Fagin en judío porque, "desafortunadamente era cierto, en la época a la que se refiere la historia, que esa clase de criminales casi invariablemente eran judíos."
     Se cree ampliamente que Fagin se basó en un criminal judío específico de la época, Ikey Solomon. Dickens comentó que al llamar judío a Fagin, no pretendía imputar al pueblo judío, y dijo en una carta: "No tengo ningún sentimiento hacia los judíos, sino amistoso. Siempre hablo bien de ellos, ya sea en público o en privado, y doy mi testimonio, como debería hacerlo, de su perfecta buena fe en las transacciones que he tenido con ellos."
     Eliza Davis, cuyo marido había comprado la casa de Dickens, en 1860, cuando éste la había puesto a la venta, escribió a Dickens en protesta por su interpretación de Fagin, argumentando que había, "fomentado un vil prejuicio contra el despreciado hebreo", y que había hecho un gran daño al pueblo judío.
     Si bien Dickens primero reaccionó a la defensiva, al recibir la carta de Davis, luego detuvo la impresión de, Oliver Twist, y cambió el texto de las partes del libro que no habían sido escritas, lo que explica por qué después de los primeros 38 capítulos, a Fagin apenas se le llama, "el judío," completamente en las siguientes 179 referencias a él. Un cambio en su perspectiva se ve en su novela posterior, Nuestro amigo Mutuo, cuando redime la imagen de los judíos.


Recepción

    Críticos contemporáneos, incluidos, John Forster, y Literary Gazette, elogiaron el libro por su descripción realista de las condiciones sociales. Sin embargo, otros como, Richard Ford, lo consideraron una exageración de la pobreza. (Wikipedia en Ingles).

Oliver Twist

de Charles Dickens

     Carlos Dickens está considerado como el más grande novelista de la literatura inglesa. Superó la pobreza y la ignorancia, y obtuvo con su obra, la fama y la Gloria. La novela que en esta ocasión les presentamos, en su tiempo representó una verdadera denuncia sobre el trato inhumano, dado a los huérfanos en los asilos. Conozcan la conmovedora y polémica historia de Oliver Twist.

     En un pueblo cercano a Londres, una mañana de invierno, un niño de dulce y bello rostro, despertaba en el quicio de una puerta. Un niño de la calle, pobre y con un abrigo sucio y un sombrero de copa se le acercó, y le dijo, “¡Hola compañero! ¿Qué haces aquí, si es que se puede saber?” Oliver le dijo, “Descánso. Hace siete días que camíno, y casi no he comido. Voy a Londres.” El niño le dijo, “¡Siete días caminando! ¿Cómo te llamas?” El pequeño dijo, “Oliver Twist.” El niño le preguntó, “¿Tienes familia en Londres?” Oliver dijo, “No. Estoy solo en el mundo. Allá buscaré trabajo, y un lugar donde vivir.”
     El estrafalario muchacho, observó a Oliver atentamente por unos minutos, y luego, le dijo, “Ven conmigo. Te llevaré a comer algo, a pesar de que mi bolsillo no rebosa dinero.” Poco después, Oliver comía en un comedor público. El niño le dijo, “Sí que tenías hambre. Tuviste suerte de que te encontrára. Mi nombre es Jacobo Dawkins, pero todos me dicen, Truhán. Si quieres, puedes venir a vivir conmigo.” La oferta era tan tentadora, que a Oliver no se le ocurrió rechazarla.
     Pero cuando cayó la noche, e iban caminando por oscuras calles,  rumbo a la casa de Truhán, Oliver pensó, “¡Qué lugar tan feo! No me agrada. Quizás debería buscar otro sitio…” Como si adivinára sus pensamientos, Truhán lo tomó firmemente del brazo, y le dijo, señalando hacia una vivienda, “Allí vivo. Ya verás qué vas a estar bien, y muy contento.” Oliver pensó, “No debo ser malagradecido. Truhán es pobre, pero muy bueno.”
     Cuando entraron a la casa, Truhán dijo, “¡Hola Fajín! Te presénto a mi amigo, Oliver Twist. Lo encontré cansado y hambriento, en una calle de Barnet.” Fajín dijo, “¡Bienvenido Oliver! Me da gusto contarte entre mis discípulos.” Otro niño que estaba ahí, dijo, “Yo soy Carlos Bates. Puedes considerarme tu amigo.” Oliver estaba tan agotado, que aceptó sin chistar la comida que le ofrecieron, y luego un camastro para dormir.
     Al día siguiente, Fajín despertó a Oliver, “Buenos días Oliver, levántate hijo. Pronto regresarán los muchachos, y desayunaremos.” Oliver le dijo, “Sí, señor.” Poco después, llegaron los dos niños. Truhán dijo, “Ya estamos aquí. Hemos trabajado de firme.” Fajín dijo, “Eso está muy bien. ¿Qué traen?” Truhán entregó una cartera, y unos pañuelos, diciendo, “¿Qué tal la cartera? y con dinero.” Fajín la revisó, y dijo, “No está mal. Es de muy buena calidad, aunque el dinero es poco.”
     Enseguida, Fajín revisó los pañuelos, y dijo, “A los pañuelos, hay que quitarles las marcas. De eso se encargará Oliver. ¿Quieres que te enséñe cómo hacerlo?” Oliver dijo, “Sí, lo que usted mánde, señor.” Tras la respuesta de Oliver, Carlos Bates dejó escapar una sonora carcajada, “¡Ja, Ja, Ja! La inocencia personificada. Fue una suerte que lo encontráras, Truhán.” Fajín dijo, “Basta de bromas. Desayunemos, luego practicaremos.”
     Terminando el desayuno, el viejo y los muchachos se entregaron a un juego que divirtió enormemente a Oliver, quien reía, “¡Ja, Ja, Ja!” Fajín dijo, “Es divertido, ¿Verdad? Pronto aprenderás tú también.” Enseguida, Fajín se dirigía a Truhán, y regañándolo, dijo, “Truhán, debes tener más cuidado. Sentí tu mano en mi bolsillo. Inténtalo otra vez.”
     Oliver no dejaba de carcajear. “¡Ja, Ja, Ja!” Oliver no dejaba de reír, al darse cuenta que practicaban cómo robar a la gente. En esa ocasión estuvieron, hasta mediodía, cuando, dos mujeres llegaron. Una de ellas dijo, “Buenos días, Fajín.” Fajín dijo, “Pasen muchachas, ya terminamos.” Una de las muchachas dijo, al ver a Oliver, “¿Y ese niño?” Fajín explicó, “Lo trajo ayer Truhán. Voy a adiestrarlo…Oliver, ellas son Nancy y Belita.” La muchacha se acercó a mirar los ojos de Oliver, y dijo, “Se ve un poco flaco y triste, pero qué bonitas facciones. Parece hijo de gente noble.” Fajín dijo, “Sí, posee un aire distinguido, y creo que es inteligente. Será un buen aprendiz.”
     Enseguida Truhán dijo, “Por hoy hemos cumplido, así que podemos irnos a pasear, ¿Eh, Fajín?” Fajín les dijo, “Sí, se lo merecen. Les daré dinero para que se diviertan.” Cuando los muchachos se marcharon, Fajín le dijo a Oliver, “No es desagradable ésta vida, ¿Verdad Oliver? Trabajan temprano, y tienen el resto del día libre. Son buenos muchachos. Tómalos como ejemplo, sobre todo a Truhán." Enseguida Fajín hizo una pregunta a Oliver, "¿Se asoma mi pañuelo por el bolsillo del pantalón?” Oliver dijo, “Sí señor.”
     Enseguida, Fajín le dijo, “Procura sacarlo sin que yo lo nóte, tal como hacían Truhán y Carlitos, mientras jugábamos.” Oliver obedeció de inmediato, y después de hacerlo así, dijo, “Aquí está.” Fajín le dijo, “Eres listo. No he visto mano más hábil. Si continúas así, llegarás a ser el mejor. Ahora te enseñaré a sacar las marcas de los pañuelos.” Durante dos semanas, Oliver no salió a jugar, y estuvo solo dedicado a desmarcar pañuelos, y a practicar el juego de los escamoteos.
     Un día, Fajín le dijo, “Estoy muy contento contigo, cada vez lo haces mejor. Pronto aventajarás a Truhán. Ya veremos cómo te comportas en la calle.” Oliver le dijo, “¿Cuándo iré con él? Me gustaría trabajar como los demás.” Oliver, ignorante de lo que realmente hacían los discípulos de Fajín, estaba deseoso de ganar dinero. Fajín le dijo, “Creo que ya estás preparado. Mañana saldrás.” Oliver le dijo, “Puede estar seguro que haré exactamente lo que me indiquen.” Al día siguiente, Oliver estaba en la calle, acompañado de Truhán, y Carlos. Entonces Oliver dijo, “¿Cuándo empezaremos a trabajar?”

     Truhán le dijo, “Ahora mismo. ¿Ves al viejo que estaba parado en la puerta de la librería? Él nos va a proporcionar trabajo y beneficio.” Oliver dijo, “Pero, ¿cómo?” Truhán dijo, “Cállate síguenos. Cuidado con abrir la boca.” Cruzaron la calle, y Oliver vio como Truhán y Carlos asaltaban al señor. Oliver Pensó, “¡Oh, no! Son ladrones. Así consiguen los pañuelos y las cosas que llevan a Fajín.” Fue tanta su impresión y temor, que sin darse cuenta Oliver emprendió la fuga.
    El hombre gritó, mientras todos escapaban, “¡Mi cartera! ¡Él me la robó! ¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡Deténgalo! ¡Es un ladrón! ¡Que no escape!” Un señor caballero que pasaba por ahí, agarró a Oliver en su huida, deteniéndolo, y, otro hombre que venía atrás, dijo, “Ya es nuestro. No lo suelte.” El caballero golpeaba a Oliver, diciendo, “¡Granuja!¡Sinvergüenza!”  Oliver gritaba, “¡Ayyy!” Cuando el hombre al que le habían robado llegó, el caballero que habia detenido a Oliver, dijo, “Aquí lo tiene, señor. ¿Qué le robó?” El hombre dijo, “Ahora que lo veo bien, me parece que no fue él.”
     El anciano, a quien le habia robado, al mirar de frente a Oliver, experimentó una extraña sensación, al ver que lo golpeaban, y dijo, “¡Déjenlo! Pobre niño, se ve desfallecer.” En aquel momento, un policía se abrió paso entre la multitud, y levantó a Oliver, diciendo, “¡De pie, desvergonzado!” Oliver decía, asustado, “¡Soy inocente, créame por favor! ¿Yo no he robado nada!” El hombre mayor que habia sido asaltado, dijo al policía, “No lo lastime, es solo un niño.”
    El policía dijo, mirando a Oliver, “Un niño que dará quehacer, cuando se haga hombre. A mí no me engañan sus lágrimas.” Y sin más, el policía se llevó a Oliver al juzgado. Ya en el juzgado el juez se dirigió a Oliver, y dijo, “Así que eres huérfano, no tienes domicilio conocido, y te dedicas a robar.” Oliver dijo, “No, señor…yo…yo…nunca…”
     El hombre que habia sido asaltado, cuyo nombre era Brownlow, estaba presente en el juzgado, y al ver a Oliver desvanecerse, pensó, “¡Ese niño está enfermo! ¡Va a caerse!” Entre él y el policía, lo sostuvieron antes de la caída. Brownlow pensó, “¡Pobrecito! Se ve tan indefenso.” Ante lo sucedido, el juez ordenó, “¡Llévenselo! Nada lo librará del castigo. Tres meses de cárcel, con trabajo obligado.”
     En eso, mientras el policía cargaba al desvanecido Oliver, un hombre se presentó ante el juez, y le dijo, “Señor juez, permítame. Yo vi todo lo ocurrido. Ese niño no fue el que robó.” El juez dijo, “¿Qué dice? ¿Quién es usted?” El hombre dijo, “El dueño de la librería. Desde el interior de la tienda, vía dos muchachos junto al señor.” El hombre continuó, “Ellos fueron los ladrones. El Niño los miraba espantado. Los otros se echaron a correr, después de robar. Ese pequeño asustado también corrió, y por eso el caballero pensó que era el ladrón. Es inocente.”
     El juez dijo, “Podía haber venido antes, y no hacerme perder el tiempo. El muchacho queda en libertad. ¡Desalojen la sala!” Entonces, el señor Brownlow revisó a Oliver, quien yacía desvanecido, y pensó, “Está enfermo, por mi culpa casi lo meten a la cárcel. Lo llevaré a mi casa hasta que se reponga.” Y mientras Oliver era atendido en casa del señor Brownlow, Fajín decía a Truhán y Carlos,  “Ya regresaron… ¿Dónde está Oliver?” Truhán dijo, “Él…fue detenido por la policía…” Fajín explotó, y dijo,  “¿Qué dices? ¡Estúpidos! Les encargué que se preocuparan por él.”
    Truhán se enojó, y dijo, “No tenemos la culpa…¿Ya que tanto problema? Otros han caído, ¿Y qué…?” Fajín tomó una vara y dijo, “Te voy a…” Pero un hombre entró, diciendo, “¿Qué demonios pasa aquí? ¿Por qué riñes con los muchachos, Fajín?” Fajín se detuvo, y dijo, “¡Ah eres tú, Guillermo Sikes! ¿Te acuerdas que te hablé de un muchacho nuevo? Pues lo tiene la policía.” Sikes dijo, “¿Y qué? No es el primero ni será el último.” Fajín dijo, “Temo que pueda decir cosas, y que nos meta en problemas.” Sikes se sentó, se quitó el sombrero, y dijo, “Tienes razón. Es preciso que alguien vaya a informarse de lo sucedido con él.”
   Tras una pausa, Sikes dijo, “Nancy irá. Nadie la conoce en ese distrito. Se hará pasar por su hermana, que sufre por las malas costumbres de Oliver.” Fajín dijo, “Excelente idea. No estaré tranquilo hasta no saber qué ha sucedido con él.” La joven partió de inmediato, y dos horas después, la joven regresó, diciendo, “Salió libre. Se demostró que no era culpable, y el mismo caballero que lo acusó, se lo llevó a su casa.” Fajín dijo, “Hay que encontrarlo. Si Oliver habla de nosotros, estamos perdidos. ¿No pudiste averiguar dónde vives ese señor?” 
     Nancy, la joven dijo, “La dirección exacta no, pero el guardia escuchó algo de las señas que le dio al cochero.” Sikes dijo, “Pues bien, recorreremos ese lugar. En algún momento Oliver tendrá que salir a la calle.” Dos semanas después, Oliver despertaba en su cama, bajo el cuidado de la familia Brownlow. Una mañana, la señora Bedwin, entró a su recamara, y dijo, “Oliver, el doctor ha dicho que hoy te puedes levantar, pero aún debes estar en reposo.” Oliver le dijo, “¡Qué buena es usted, señora Bedwin! Siempre le agradeceré sus cuidados.”
     La señora Bedwin era el ama de llaves del señor Brownlow. La señora Bedwin acarició su cabeza, y le dijo, “Querido niño, eres tan dulce, tan noble. Te has ganado el cariño de todos los de esta casa…te ayudaré a vestir.” Momentos más tarde, Oliver estaba instalado en un confortable saloncito. Oliver miro hacia un cuadro que colgaba de un retrato de una dama, y dijo, “¡Qué hermosa señora! ¿Quién es?” La señora Bedwin le dijo, “No lo sé. Un día el señor Brownlow lo colgó allí. Nunca pregunté al respecto.” Oliver dijo, “Sus ojos son tristes. Me da la impresión que me mira como si quisiera decirme algo.”
     La señora Bedwin le dijo, “Te imaginas cosas porque estás débil, y tienes tus nervios excitados. Te traeré un poco de caldo.” En ese momento, llegó el señor Brownlow, y dijo, “Buenos días hijo, ¿Qué tal te encuentras?” Oliver dijo, “Bien señor, y muy agradecido por su bondad.” Enseguida, Oliver hizo la pregunta, “Señor, ¿Quién es la dama de retrato?” El señor Brownlow dijo, “Alguien que…¡Oh, Dios! Es increíble…” El señor Brownlow observó a Oliver, y pensó, “Los mismos ojos, la misma boca, igual expresión…será posible…no, quizás sólo es una coincidencia…”
     La señora Bedwin llegó con un plato de caldo, y dijo, “Aquí está el caldo…¿Qué le parece, señor Brownlow, verdad que Oliver se ve muy bien?” El señor Brownlow dijo, “Sí, sí…bueno, voy a mi despacho…” La señora Bedwin pensó, “¿Que le sucederá? Se ve como si algo le hubiera impresionado.” En los días siguientes, Oliver mejoró notablemente, y cada tarde acudía a platicar con su protector. Una tarde, el señor Brownlow le dijo, “Oliver, quiero que me cuentes todo respecto a tu vida. No había querido preguntarte antes, pero creo que ahora puedes hablar de ello.”
    Oliver le dijo, “Yo no conocí a mis padres. Desde que era un bebé, estuve en un orfanatorio en Albans. Ahí me trataban despiadadamente, luego trabajé en una funeraria. De allí, huí por el maltrato que me daban. Cuando venía camino a Londres, un muchacho…” Oliver fue interrumpido por el mayordomo, quien dijo, “Señor, el señor Greenwich acaba de llegar.” El señor Brownlow dijo, “Que pase. Conocerás a mi gran amigo, Oliver. Es una excelente persona, aunque un poco excéntrico y desconfiado.”
     El señor Greenwich entró, y al mirar a Oliver, le dijo, “¿Qué tal amigo Brownlow? ¡Ah, este debe ser el niño del que tanto me has hablado…! ¿Cómo te va?” Oliver le dijo, “Bien señor.” El señor Greenwich se sentó. Entonces, llegó la institutriz y dijo, cargando varios libros, “Señor, acaban de de traer estos libros.” El señor Brownlow dijo, “Diga al dependiente que pase. Debo pagárselos y entregarle otros que quedé de enviar a librero.”
     Entonces, el señor Greenwich dijo, “¿Por qué no se los envías con Oliver?” Oliver dijo, “Sí señor, yo puedo ir. No me demoraré nada.” El anciano dudó un momento, pero como su amigo lo miraba con ironía, decidió aceptar. A los pocos minutos, el señor Brownlow entregaba dinero y los libros a Oliver, diciendo, “Estos son los libros. Hay que pagar cuatro y media libras. Te doy cinco.” Oliver dijo, “No tardaré ni 15 minutos en regresar, señor.”
    Cuando Oliver se marchó, el señor Brownlow dijo, “No regresará, estoy seguro. Tendrás que darme la razón, de que hicistes mal en recibirlo en tu casa.” Brownlow dijo, “Te equivocas. Oliver es un buen niño. Cuando vuelvas tendrás que reconocer tu error.” Mientras ellos aguardaban, la mujer que habia sido enviada para indagar sobre Oliver, lo abordó, diciendo, “¡Hermano, hermanito! Por fin te encuentro.” Oliver le dijo, “¡Suélteme, yo no la conozco!”
     Ella le dijo, “¡Cómo puedes decir eso! Tanto te he buscado. Casi me vuelvo loca de desesperación.” Oliver comenzó a zafarse, diciendo, “¡Déjeme? Usted me confunde.” Tras el escándalo, un oficial de policía  se acercó a socorrer al pequeño Oliver, y dijo, “¿Qué sucede?” La mujer dijo, “Mi hermano escapó de casa, y ahora dice no conocerme. Nuestra pobre madre está a punto de morir de tristeza.” Oliver le dijo, queriendo zafarse, “¡Pero si usted es Nancy!” Nancy dijo, “¿Lo ven? Me ha reconocido. Te arrepientes de lo que has hecho, ¿Verdad?”
    Entonces Guillermo Sikes entro en escena y dijo, “¡Por fin te encontraron! Vamos ahora mismo a casa, o te llevo de una oreja.” Oliver gritó con desesperación, “¡Ayúdeme! Esta gente quiere llevarme con ellos. ¡No quiero! ¡Socorro!” Entonces Sikes se enojó, y dijo, “Con que deseas seguir pagando. Yo te voy a enseñar, mal hijo.” Sikes le dio una cachetada. Una mujer que veía aquello, dijo, “¡Bien hecho!” Un caballero que veía dijo, “Dele otro para que aprenda de una vez.” Toda resistencia fue inútil. Oliver fue llevado nuevamente a casa de Fajín.
     Cuando Sikes llegó acompañado de Oliver, dijo, “Aquí lo tienes. Mira que guapo se ve. Parece un caballero.” Fajín, quien calentaba una olla de comida en la chimenea de aquella casa abandonada, dijo, “Celebro que regreses al hogar, Oliver, y con ropas tan finas.” Cuando Fajín revisó las ropas de Oliver, dijo, “Como tus ropas, no están de acuerdo a ésta humilde casa, Truhán te dará unas más adecuadas.” Oliver pensó, “Tengo que huir, regresar con el señor Brownlow.”
     Oliver intentó escapar, gritando, “¡Socorrooo!” Pero Sikes le puso el pie para que cayera, y dijo, “¿Dónde crees que vas?” Entonces Fajín comenzó a golpearlo con saña, diciendo, “Voy a darte algo que te quitará las ganas de huir." Oliver exclamó, “¡Aaah!” Nancy intervino, diciendo, “¡Noooo!¡No le pegues, viejo maldito!” Después que Nancy lo rescató, Fajín le dijo, “¿Te has vuelto loca, Nancy?” Nancy le gritó “Me arrepiento de haberlo encontrado. ¡Pobre niño! Tenía la oportunidad de una vida decente, y yo se la quité.”
     Entonces Fajín fue hacia Sikes y le dijo, “¿Escuchaste, Guillermo? ¡Se atreve a hablarme así, a mí que la recogí de la calle, que le he dado de comer…!” Nancy le dijo, todavía abrazando a Oliver, “Tú me enseñaste a robar, me transformarte en lo que ahora soy. Te odio y me odio por lo que he hecho.” Fajín le dijo, “¡Está loca! Guillermo, debes darle unos azotes para que…” Sikes tomó a Nancy y dijo, “Vámonos Nancy, y tú deja de decirme lo que debo hacer, y preocupate porque el muchacho no vuelva a huir.” Para Oliver, empezó nuevamente una amarga vida. Mientras Oliver bordaba pañuelos, Fajín le daba más, diciendo, “Debes trabajar más rápido. Tienes que ganarte el pan que comes.”
     Transcurrió un mes y el señor Grimwig fue a visitar al señor Brownlow. Entonces Grimwig le dijo, “¿Ninguna noticia de Oliver?” Brownlow le dijo, “No. Puse un anuncio en el periódico, ofreciendo una recompensa a quien supiera algo de él. Nadie se ha presentado.” Grimwig le dijo, “Olvídate de él, seguramente debe estar robando por allí. Ese niño es un tunante.” Pero Brownlow le dijo, “No. Algo le debe de haber sucedido. No puedo, no quiero creer que me engañó. Por favor, hablemos de otra cosa.”
     Entre tanto, Fajín habia ido a visitar a Sikes. Sikes lo recibió diciendo, “¿Qué te trae por aquí, Fajín?” Fajín le dijo, “Vengo a saber cuándo van a dar el golpe en Chelsy.” Sikes le dijo, “Creo que no se podrá.” Fajín le dijo, “¿Por qué? Me habías dicho que era cosa segura.” Sikes le dijo, “Fuimos Thomás y yo a ver la forma de entrar a la casa, y la única manera es por una pequeña ventana. No cabemos ninguno de los dos.” Nancy escuchó la voz de Fajín, en la otra área de la casa, “Pero sí podría pasar un niño flaco…Lo tengo. Oliver irá con ustedes.” Nancy pensó, “Pobre Oliver, cada día me arrepiento más, de haberlo llevado nuevamente con Fajín.”
     Nancy continuó escuchando, y a continuación  Sikes dijo, “Sí, Oliver nos podría servir. Lo buscaré mañana temprano. Por la noche daremos el golpe.” Nancy escuchó a Fajín decir, “Después de ello, Oliver será un ladrón, y eso es lo que deseo. Ya no podrá apartarse de nosotros.” Entonces Sikes le dijo, “¿Por qué has puesto tanto interés en él? Puedes encontrar cincuenta muchachos mejores.” Fajín le dijo, “Tengo mis razones. Por el momento, lo que más me interesa es que se convierta en un delincuente.” Al día siguiente, Sikes y Oliver salían hacia Chelsea, caminando. Entonces, Oliver preguntó, “¿A dónde vamos?”
     Sikes le dijo, “Tú camina y no preguntes nada si no quieres que te de un bofetón.” Al atardecer llegaron a Chelsea, y se dirigieron a una casa abandonada, donde aguardaba Tomás, el otro cómplice. Al llegar, Sikes dijo a Tomas, “¡Traigo al niño que nos hacía falta!” Tomas le dijo, “¡Creí que me dejarías esperando!” Tomas dijo, “Ya tengo todo listo, solo tenemos que esperar a que caiga la noche.” Sikes le dijo, “Dormiré un poco. Despiértame cuando sea la hora.”
     Cuando las campanas de la iglesia del pueblo anunciaron la medianoche, Sikes y Tomas pusieron el plan en marcha. Lo primero que hicieron fue trepar el muro de la casa. Sikes escaló el muro y una vez arriba, dijo, “Todos están durmiendo en la casa. ¡Pásame al muchacho!” Hasta entonces Oliver comprendió que el objetivo de los dos desalmados, era robar. Al bajar los tres al jardín de la mansión, Oliver se quiso zafar, diciendo, “¡Por amor de Dios déjenme ir! No me obliguen a ser ladrón, se lo suplico.”
    Sikes lo amenazó con pistola, y le dijo, “¡No te resistas y camina, o te las verás conmigo!” A continuación, Tomas procedió a abrir una pequeña ventana con un cincel. Sikes sostenía a Oliver, y dijo, “¡Maldito Fajín, cómo se te ocurrió que te trajera, si eres un tonto! ¡Pobre de ti si no haces lo que te indíque!”
     Entonces Sikes miró a Oliver y dijo, con mucha firmeza, “Vas a entrar por esa ventana. Cuando estés en el interior, te diriges a la puerta principal y abre. ¿Entendiste?” Oliver dijo, “Sí…sí…señor.” Sikes levantó a Oliver y lo metió por la ventana, diciendo, “Ya sabes lo que te esperas si fallas.” Entonces Tomas escuchó algo, y dijo, “Guillermo, escúcho ruido, creo que…”
     Desde el interior se oyó un dispáro de arma. ¡BANG! Oliver dejó escapar un lamento de dolor. “¡AHHHH!” Tomas dijo, “¡Maldición, nos descubrieron!” Sikes jaló a Oliver hacia afuera de la ventana, y él y Tomas iniciaron una huida. Sikes cargaba a Oliver, quien iba herido. El señor Mayle, el dueño de la casa, comenzó a gritar, “¡Ladrones! ¡Ladrones!” Tomas dijo, “Guillermo, deja al muchacho. No podremos huir con él.” Sin dudarlo, Guillermo Sikes hizo lo que le indicaba su compañero.
     Oliver se quedó desmayado en el jardín, y Tomas, ya arriba de la barda, disparó hacia sus perseguidores, dando tiempo para que Sikes tambien pudiera escalar la barda.  Eran tres hombres los que habían salido al jardin: el señor Mayles, y dos sirvientes. El señor Mayles, quien habia disparado a Oliver, dijo, “¡Lograron huir!” Uno de los dos sirvientes dijo, “Parece que hay alguien allí.” Tras revisar a Oliver, quien yacía, El señor Mayles dijo, “Es uno de los ladrones! ¿Está muerto?” El sirviente, dijo, “Herido, lo llevaré a casa.” La señora Mayles y las sobrinas se despertaron. El sirviente llegó a la casa, cargando a Oliver, y dijo, “Encontramos a uno de los ladrones. Está herido, señora.”
    La señora Mayles dijo, “¿Está grave?” El sirviente puso a Oliver en el suelo, y entonces, Rosa, una de las sobrinas dijo, “¡Dios mío es solo un niño!” La señora Mayles dijo, “No puedo creer que sea cómplice de los ladrones. Vayan a buscar un médico.” Una hora más tarde, Rosa, la sobrina, platicaba con la señora Mayles, “Tía, ese pobre niño tiene una cara tan dulce. No lo entregará a la policía, ¿Verdad?” La señora Mayles dijo, “Cálmate, Rosa. Esperaremos hablar con él, y veremos.” Cuando el doctor salió de la habitación, Rosa le dijo, “¿Cómo está el niño, doctor?” El doctor le dijo, “Ahora duerme. La herida fue superficial. Mucha sangre pero nada importante.” La señora Mayles dijo, “Gracias a Dios. ¿Cuándo podremos hablar con él?”
     El doctor dijo, “Mañana, señora Mayle. Le recomiendo que sea cautelosa. No se dejen engañar por la apariencia angelical de ese muchachito.” Al día siguiente, Oliver amaneció en su cama y vendado. Y amaneció lo suficientemente bien, como para relatar su historia. Después de escucharlo, Rosa le dijo, “Pobrecito. ¡Cuánto ha sufrido! ¿Se quedará con nosotros, tía?” La señora Mayle dijo, “¡Si! No es justo todo lo que ha padecido esta criatura.” Entonces, Oliver dijo, “Yo quisiera…cuando se pueda…ir a Londres, y buscar al señor Brownlow…él debe haber pensado muy mal de mí.” La señora Mayle dijo, “No te preocupes. Pensamos volver a la capital a fin de mes. En cuanto lleguemos allá, irás a verlo.”
     Entre tanto, Tomas llegó a la casa abandonada donde vivía Fajín. Entonces, Fajín le dijo, “¿Cómo salió todo? ¿Dónde está Guillermo y Oliver?” Tomas le dijo, “El golpe falló. Oliver fue herido. Tuvimos que dejarlo.” Fajín dijo, “¡Maldición! ¿Y Guillermo?” Tomas dijo, “En su casa. Durante la huida, se dislocó un tobillo.” Fajín no escuchó más, y se lanzó a la calle, pensando, “Tengo que saber exactamente qué pasó con Oliver. Es demasiado el dinero que puedo perder.” Transcurrieron dos semanas, durante las cuales, Oliver se recuperó totalmente en medio de una feliz existencia. Un día, mientras Rosa tomaba el té con su tía, llegó Oliver, y Rosa le dijo, “Oliver, tengo una buena noticia. ¡Mañana regresamos a Londres!”
    Oliver dijo, “¡Mañana! Por fin podré ir con el señor Brownlow. Deseo tanto explicarle porqué no regresé a su casa." Al día siguiente, partieron a Londres, adonde llegaron al anochecer, entre tanto, en casa de Guillermo, “Ahora te acuerdas de mí, viejo canalla. ¿Cómo te has atrevido a dejarme abandonado, enfermo, y sin dinero?” Fajín le dijo, “Cálmate Guillermo, estuve fuera de Londres unos días, y luego tuve muchos asuntos que resolver. Entre otros asuntos, tuve que cambiar de domicilio. No podía correr el riesgo de que Oliver hablara, y nos descubrieran.” Guillermo Sikes le dijo, “¿Oliver? Ése debe estar en el infierno. ¿O acaso sabes algo de él?” Fajín dijo, “No…no…solo fue precaución. No sabemos qué pasó con él…”
     Guillermo dijo, “¡Humm! Bueno, vamos a otra cosa. Necesito dinero ahora mismo.” Fajín le dijo, “No tengo ni una moneda. Mañana te envío con Truhán…” Guillermo le dijo, “¡Ni lo sueñes! Ya te conozco. Nancy irá contigo, y se lo darás a ella.” Enseguida, Guillermo dijo a Nancy. “Nancy, ve con este viejo aváro, y no te demores.” Cuando llegaron a casa de Fajín, un desconocido caballero los esperaba afuera de la puerta. El desconocido dijo, “Fajín, lo estaba esperando.” Fajín se sorprendió, y dijo, “¡Usted! ¿Trae noticia…? Espere, éntre y hablaremos.”
    Cuando estuvieron en el interior, Fajín se retiró con el desconocido al segundo piso. Nancy pensó, “Nada bueno se traen esos dos, si Fajín no quiso hablar delante de mí. Averiguaré de qué se trata.” Después de pegarse a la puerta para escuchar lo que decían, Nancy pensó, “Lo que traman es una monstruosidad. Si lo logran, yo también tendré la culpa.” Nancy escucho la voz del desconocido decir, “Aquí está la dirección donde se encuentra. Espero que esta vez no vuelva a fallar.” Nancy escuchó a Fajín decir, “Puede estar tranquilo. Le aseguro que ahora me encargaré personalmente del asunto…Calle Baker 35. Un lugar muy elegante…”
     Durante media hora, Nancy estuvo escuchando. Luego regresó a la habitación en que la habían dejado Fajín. Cuando Fajín salió de la habitación, entregó unas monedas a Nancy, y dijo, “Aquí está el dinero…¿Qué te sucede? Estás muy pálida.” Nancy le dijo, “Me quedé dormida de tanto esperar…Me voy, Guillermo debe estar furioso.” Cuando la jóven se encontró en la calle, pensó, “Tengo que hacer algo para evitar esa maldad, pero debe ser esta misma noche. Mañana sería tarde.” Poco después, Nancy llegaba a la mansión de los Maylen.
    Fue recibida por Rosa, quien le dijo, “Soy Rosa Maylen. Usted desea hablar conmigo.” Nancy le dijo, “Sí señorita, tengo algo importante que decirle respecto a Oliver Twist.” Entre sollozos, le explicó quién era, y cómo Oliver había sido secuestrado por Fajín y su banda. Nancy lloraba, y le dijo, “Yo fui la causante de que volviera con esos malvados. Estoy tan arrepentida. Es un niño tan bueno.” Rosa le dijo, “Usted dice que ahora el niño se encuentra en grave peligro.” Nancy dijo, “Así es. Un hombre llamado Monk, le ha pagado a Fajín para que lo vuelva a raptar, y lo convierta en un delincuente.” Rosa exclamó, “¡Dios santo! Pero… ¿Quién será ese hombre?”
     Nancy dijo, “No lo sé. Él sabe todo acerca de Oliver. Además que estuvo con usted en Chelsea, y que hoy llegaron a Londres. Estuve escuchando lo que hablaba con Fajín. Así me enteré de su nombre y de la dirección.” Nancy continuó, “Ese Monk, dijo algo de un testamento. Dijo que él es hermano de Oliver, y que no compartirá la herencia.” Nancy dijo, “¡Su hermano! ¡Entonces hay que proteger al niño de su propio hermano!” Nancy le dijo, “Es un hombre terrible. Había tanto odio en sus palabras, estoy segura de que es capaz de las peores cosas. No deje que le hagan daño.” Nancy dijo, “No, no lo permitiré, aunque no sé cómo podré evitarlo. Mi tía es una anciana y yo…bueno, algo se me ocurrirá.”
     Rosa la acompañó a la puerta, y después de darle la mano, le dijo, “Le agradezco mucho lo que ha hecho. ¿Dónde puedo encontrarlas y necesito hablar nuevamente con usted?” Nancy le dijo, “Todos los domingos iré al puente de Londres, entre once y doce la noche. Ahora debo irme. ¡Adiós señorita!” Nancy salió apresuradamente. En su vida de tinieblas, había brotado una luz redentora. Esa noche, Rosa buscó la forma de ayudar a Oliver, y por fin encontró la solución. Al día siguiente, Rosa le pidió a Oliver que se preparara para salir.
     Entonces, Oliver le dijo, “¿A dónde vamos, Rosa?” Rosa le dijo, “A casa del señor Brownlow. Pero yo hablaré primero con él. Tú aguardarás en el coche, hasta que te llame.” Oliver espero ansioso y emocionado, mientras rosa relataba el señor Brownlow, y a su inseparable amigo, Greenwich, todo lo que había padecido, el infortunado huérfano, y lo que le había dicho Nancy. Cuando la joven terminó, el señor Brownlow le dijo, “¡Yo no podía equivocarme! ¡Ese niño es un Ángel! Aclararé el misterio de su nacimiento, cueste lo que cueste.” Greenwich dijo, “Reconozco que lo juzgue mal. Pobre pequeño. Nada ha podido torcer su naturaleza buena y honrada.”
     Rosa dijo, “Confío, señor Brownlow, que usted podrá hacer algo para evitar que Oliver, vuelva a caer en mano de sus del desalmados.” Brownlow le dijo, “Téngalo por seguro no descansaré hasta que todos vayan a la cárcel.” Momentos después, en el salón se desarrollaba una conmovedora escena. Oliver lloraba mientras abrazaba al señor Brownlow, quien le dijo, “Mi querido pequeño, no sabes cuánto sufrí pensando que no te volvería a ver.” Oliver le dijo, “Señor Brownlow, lo que más deseaba era poder demostrarle que nunca lo traicioné.”
     La señora Brownlow acarició a Oliver, y le dijo, “Ya sabía que algún día regresarías. ¡Qué alegría me da que estés otra vez con nosotros!” Greenwich dijo, “¡Ejem…! Creo que por primera vez en mi vida, siento que debo pedir disculpas por haber dudado de Oliver.” Y mientras que para Oliver, todo era felicidad, en casa de Fajín, se desarrollaba otra escena. Guillermo sintió una sospecha al mirar a Nancy, y le dijo, “¿Y a ti qué te sucede ahora? Desde anoche estás muy extraña.” Nancy le dijo, “No tengo nada, Guillermo. Solo me siento cansada.”
     Guillermo, sospechando algo, le dijo, “¿Cansada, eh? Cambia de cara, o te daré un puñetazo, que no te reconocerás al mirarte al espejo.” Al mirar aquello, Fajín tambien comenzó a sospechar, y pensó, “Guillermo tiene razón. Algo le sucede a Nancy no me da confianza su actitud. Le diré a Truhán que la vigile.” Pasaron los días, y cuando llegó el domingo, Truhán pudo observar todo. Rosa y el señor Brownlow, se entrevistaban con Nancy. Rosa dijo a Nancy, “Nancy, éste es el señor Brownlow. Quiero que le relate todo lo que me confió a mí.”
     Durante casi una hora, el señor Brownlow y Rosa platicaron con Nancy. Entonces Brownlow dijo, “¿No sabe dónde puedo encontrar a ese Monk?” Nancy dijo, “Escuché que le dijo a Fajَín que si lo necesitaba, estaría alojado en la Posada, El Faisán Dorado.” Entonces Rosa dijo, “Dígame cómo podemos pagarle lo que ha hecho. Deseamos darle dinero…” Nancy dijo, “No, no quiero nada. Ojalá que con esto se me perdonen algunas malas cosas que he hecho en mi vida.”
     Truhán permaneció espiando hasta que terminó la entrevista, y luego se dirigió a casa de Fajín. Truhán narró todo a Fanjín, “…y eso es todo. Nunca lo había creído de Nancy.” Fajín dijo, “Así que esa maldita nos traicionó. Espera que lo sepa Guillermo, no debe tardar en llegar.” El viejo no se equivocaba, porque en ese momento, llegó Guillermo, diciendo, “Me pareció escuchar mi nombre, seguramente hablabas mal de mí viejo sinvergüenza.” Fajín dijo, “Nada de eso Guillermo, me lamentaba por la mala noticia que tendré que darte.” Acto seguido, lo puso al corriente de lo que había descubierto Truhán.
    Guillermo se encolerizó, y dijo, “¡Me las pagará, te lo juro! Se arrepentirá de haber nacido.” Fajín le dijo, “Guillermo, castígala, pero no te sobrepases porque…” Pero nadie podía calmar al enfurecido hombre, que como un loco, se dirigió a su guarida. En cuanto entró a la recamara, la tomó, y le dijo, “¡Levántate!” Ella exclamó, “¿Qué sucede Guillermo?” Guillermo dijo, “¡Me traicionaste! ¡Me vendiste!”
     Ella le dijo, “No…yo solo quise evitar una infamia, tú nada tienes que ver en eso, es Fajín y otro hombre que…” Guillermo la abofeteó, y comenzó a golpearla. Ella gritaba, “¡AYYY! Por favor… ¡AGHHH!” Nancy suplicaba, “Escúchame, te lo suplico, no dije nada a ti, es Fajín.” Pero Guillermo tomó un palo de madera que estaba en la pared, y se lanzó hacia ella, diciendo, “¡No volverás a abrir tu maldita boca, miserable!” Ella gritaba, “¡Nooo! ¡Piedad! ¡Ay!” Él la golpeaba, diciendo, “¡Nunca más me traicionarás! Nunca más…”
     Como un perro rabioso siguió castigando hasta que Guillermo reaccionó, y se detuvo, diciendo, “Nancy…Nancy…está…muerta…yo no quería…¡Tengo que huir antes de que la encuentren!” Al día siguiente, en casa del señor Brownlow, dos hombres fuertes, que habían sido contratados traían ante Brownlow a un hombre, quien se quejaba, diciendo, “Esto es un atropello. ¿Por qué me traen aquí? Los denunciaré a la policía.” Entonces Brownlow dijo, “Hágalo, Eduardo Leeford.” Enseguida, Brownlow dijo, “Suéltelo y cierren en la puerta. Yo voy a platicar con ese caballero.”
     Una vez que los hombres lo soltaron y se fueron, Eduardo dijo, “¿Cómo es que sabe mi nombre? ¡Esto le costará caro!” Brownlow dijo, “Ya lo veremos. No me recuerda, ¿Verdad? Soy Burt Brownlow, el mejor amigo de su padre.” Eduardo le dijo, “Esto no le da derecho a traerme aquí a la fuerza. ¿Qué pretende?” Brownlow dijo, “Hacer justicia a un niño, a su hermano.” Eduardo le dijo, “Yo no tengo ningún hermano. Fuí hijo único.”
     Brownlow le dijo, “Sí, pero el primer matrimonio de mi amigo, el cual fue un fracaso, pues su abuelo lo obligó a casarse con una mujer quince años mayor que él. Luego, cuando sus padres se separaron, el pobre Esteban que sentía su vida desecha, conoció a Inés. Su madre se negó a darle el divorcio, pero Esteban tuvo que partir a Roma. Un pariente había muerto, dejándole una inmensa fortuna, de la que debía hacerse cargo de inmediato. Antes de partir, Esteban me vino a ver, dejándome un retrato de Inés que él mismo había pintado. al llegar a Roma, Esteban enfermó y murió poco después. Usted y su madre se apoderaron de la herencia.”
     Eduardo le dijo, “Ella y yo éramos únicos herederos.” Brownlow le dijo, “No. Estaban antes de morir hizo testamento.” Eduardo dijo, “Así fue, pero ya no existe. Mi madre lo destruyó. No podrá demostrar nada. Ese niño es un bastardo y nada le corresponde.” Brownlow le dijo, “No esté tan seguro. Cuando Esteban murió, yo busqué a Inés, pero había desaparecido. Luego el destino puso en mi camino a Oliver, y usted ya sabe cómo lograron arrancarlo de mi lado.”
      Entonces Eduardo dijo, “No me importa decirlo. Yo contraté a Fajín, para que se lo llevára y lo transformára en un ladrón Me enteré de su existencia por el testamento de mi padre. Al volver a Inglaterra, busqué a esa mujer y al niño. Después de muchas averiguaciones lo encontré en el asilo. Decidí que estando allí, no me daría más problemas. Mi intención era deshacerme de alguna forma de la madre y el hijo. Como ella había muerto, no tenía de qué preocuparme. Cada cierto tiempo me enteraba de Oliver, hasta que un día supe que había huído, y empecé a buscarlo.” Brownlow dijo, “Y desgraciadamente logró encontrarlo.”
     Eduardo le dijo, “Sí, lo vi el día del robo; el mismo día en que usted se hizo cargo de él, contraté a Fajín para que lo recuperára.” Brownlow dijo, “Afortunadamente no consiguió su propósito. Si bien se llevaron a Oliver, no pudieron convertirlo en un delincuente.” Eduardo le dio la espalda, y le dijo, “No, pero ya no importa. Jamás podrá probar que es mi hermano. Su sola palabra no bastará.”
   Brownlow dijo, “Se equivoca. Yo también fui al asilo. Allí supe que usted había hecho averiguaciones sobre Oliver. También me contaron que una noche, Inés llegó a ese lugar a punto de ser madre, y que murió durante el parto. Entonces busqué a la mujer que atendió a Inés. Ella se había quedado con un camafeo que la pobrecita llevaba al cuello. En éste están los retratos de Inés y Esteban. Tuve que pagar una gran suma por él, pero ahora está en mi poder.”
     Eduardo dijo, “Y eso qué importa. No prueba nada. Ya ve, le he dicho todo porque sé que no hay forma de probar que ese niño es hijo de mi padre.” Brownlow dijo, “Sí está tan seguro, ¿Porque se tomó tanto trabajo en buscar al niño, y tratar de perjudicarlo?” Eduardo dijo, “Nunca está por demás tomar precauciones. Siempre hay entrometidos en lo que no les importa. Mi padre en su testamento, dejó una cláusula: que si el hijo de Inés al crecer, cometía un acto deshonroso, perdería la herencia.”
    Brownlow dijo, “Pues tus intentos de convertirlo en ladrón, fueron vanos. Ese niño es intachable.” Eduardo dijo, “¿Y qué importa? Jamás podrá reclamar nada. El testamento no existe.” Pero Brownlow le dijo, “Se equivoca. Esteban me envió una copia, antes de morir. Está en mi poder.” Eduardo se enojó, y dijo, “¡Mentira! Está tratando de asustarme. No voy a permitir que me despoje de lo que me pertenece.” Brownlow dijo, “Por el gran cariño que le tuve a mi amigo, no lo entregó a la policía, pero no me tiente.” El malvado se dio cuenta de que el señor Brownlow no bromeaba, y cambió de actitud. Entonces Eduardo dijo, “¿Y qué quiere que haga?”
    Brownlow dijo, “Le entregará a Oliver la parte de la herencia que le corresponde, y luego desaparecerá de su vida.” Entretanto, la policía ya se habia enterado del asesinato de Nancy. Carlos y Truhán habían escapado de la policía, y se fueron a refugiar a casa de un amigo de ellos. Al llegar ambos a casa de su amigo, Carlos dijo asustado, “Detuvieron a Fajín, nosotros apenas vamos a escapar. Andan por todas partes buscando al asesino de Nancy.” Truhán dijo, “La policía nos siguió. Ojalá la hayamos despistado. Temo que no tarde en llegar.”
     En ese momento Guillermo llegó a buscar refugio. Entonces Carlos le dijo, “¿Qué haces aquí? ¡Vete! Nosotros no pagaremos por tu culpa. Hemos robado, pero no somos asesinos.” Guillermo le dijo, “Carlos, ¿Qué dices? Ustedes son mis amigos. Tienen que ayudarme. No tengo dónde esconderme.” Carlos le dijo, “No te me acerques, asesino. ¡Monstruo! ¡Si viene la policía, te entregaré, lo juro!” Guillermo le dijo, “La maté porque nos traicionó. Lo hice por todos nosotros.”
   Entonces Carlos empezó a gritar por la ventana, “¡EL ASESINO ESTÁ AQUÍ!¡POLICIAAA!” Guillermo se fue hacia él, diciendo, “¡Cállate maldito!” Carlos le dijo, “¡Asesino malvado!” Mientras lo golpeaba y lo zarandeaba, Guillermo le dijo, “Traidor…eres igual que ella…” En ese momento se escuchó que golpeaban la puerta. Detrás de la puerta, una voz ordenaba, “¡Abran, en el nombre de la ley!” Truhán dijo, “¡La policía!” Guillermo lanzó un golpe en la cara a Carlos y dijo, “¡Mal rayo no te parta! No me atraparán tan fácilmente.” Guillermo se salió por la ventana, escalando hacia un techo de aún lado. Abajo en la calle, una multitud observaba. Un hombre dijo, “¡Allá está el asesino!”
    Otro hombre gritó, “¡Intenta escapar!” Mientras Guillermo escalaba a la cumbrera del techo, el oficial policía le gritó desde abajo, “¡Entréguese, la zona está rodeada!” Guillermo pensó, “Huiré, tengo que hacerlo. No caeré en sus manos.” Abajo, en la calle, la gente gritaba, “¡Asesino! ¡Asesino! Pretende saltar al techo de la otra casa.”
    Guillermo se lanzó al aire y cayó. El cuerpo del malvado se estrelló contra el suelo terminando así su funesta vida. Dos días después, en casa del señor Brownlow, la familia Brownlow platicaba con el señor Greenwich, quien decía, “Fajín ha sido condenado a la horca, y todos sus discípulos están en la cárcel.” La señora Mayle dijo, “Algunos de ellos son unos niños. Quizás aún puedan regenerarse.” Rosa dijo, “Esa podría haber sido la suerte de Oliver, si el destino no lo pone en nuestro camino.”
     Greenwich dijo, “Es mejor que no se entere de todo esto. Debe olvidar el pasado y todo cuanto sufrió.” El señor Brownlow dijo, “Lo adoptare legalmente. Si mi pobre amigo no pudo darle su apellido, llevará el mío.” Un año después, Greenwich visitaba a Brownlow. Sentados en el jardín, uno frente al otro, Greenwich le dijo, “Te veo muy contento y hasta rejuvenecido. Hiciste bien en venirte a vivir al campo.” Brownlow dijo, “No quise separar a Oliver de los Mayle. Y como se vinieron a vivir a este lugar después de la boda de Rosa, ahora formamos una gran familia. La casa de ellos es la contigua. Derribamos la barda e hicimos un solo jardín.” Greenwich dijo, “Debo reconocer que Oliver ha sido una bendición para ti. El mejor hijo que un padre puede desear.”
    La vida había recompensado a Oliver por todos los sufrimientos pasados. Tomado de la mano del señor Brownlow, Oliver llevaba un ramo de flores, para depositarlo en la repisa, la cual estaba bajo el retrato de su madre que colgaba en la pared. En medio de su gran felicidad, no olvidaba a quien le dio la vida. Su madre había muerto, pero Oliver sentía que ella le seguía brindando su protección y su amor.

    Tomado de, Joyas de la Literatura, Año VII, No. 121, enero 1, de 1990. Adaptación: Remy Bastien. Guión: Herwidg Comte. Segunda Adaptación: José Escobar.